* Estaba parado cerca de la ventana de mi cuarto, el día estaba ardiente y mi piel quemaba. Dos meses han pasado desde la última vez que nos vimos, desde aquella vez que se atrevió a golpear a JC. Se había marchado después de eso y no volvimos a ver su cara. Bastante trabajo me había costado convencer a mi amigo para que lo dejara pasar. "Amigo" tan solo pensar la palabra me pone de malas. JC había sido mi compañero en todas las burradas que he hecho hasta el momento, creo que algunas veces disfruta de más ser "el chico malo". Tonto, solo hemos logrado que todos nos huyan, que solo se acerquen aquellos que nos temen para no tener problemas con nuestros temperamentos. Aunque JC no es ni una pizca como yo. Él se divierte más con la burla y la humillación, yo sólo trato de mantener alejados a todos. Que nadie pueda penetrar dentro de mí... Mi teléfono suena,lo veo y es una de esas llamadas. Bien,hoy lo necesito. La única forma que he encontrado para descargar esta furia sin dañar a nadie que amo es peleando,no me agrada golpear a otros -Santy- llamó mi madre, yo finjo no escucharla, pero ella se apresuró a tomar la perilla de la puerta y empieza a sacudirla. Me molesta que haga eso, mis dientes se aprietan dentro de mi boca y siento como la sangre empieza a hervir de vuelta. -¿Qué?- respondo, pero suena más como un ladrido que como la respuesta que debería darle a mi madre. Realmente no me importa lo que piense, suficiente hago con seguir aquí al pendiente de ella, a pesar de saber que no le importa una mierda mi vida. -Abre la puerta, tenemos que hablar- ¿Hablar? De que tendríamos que hablar ella y yo. Nada que me importe. Miro el reloj sobre mi mesita, es tarde. Froy debe estar por llegar y me pudre no estar listo, sé que ella seguirá su alegato, así que la ignoro. Son dos pisos los que hay que bajar por la ventana, no me preocupa. El cerezo que hay en el jardín de América me sirve para mis improvisados actos de desaparición. "América" ¿Habrá vuelto ya? Supe que se iría un tiempo, en las vacaciones lejos de la ciudad, me da igual. Ella está lejos,es lo importante. A JC le gusta mantenerla alejada,yo solamente observo,me gusta eso, ver su cara reventar de enojo por las cosas que JC y yo le hacemos, aunque más bien se puede decir que es él quien le hace más cosas, yo solo las permito. Los demás la molestan solo para quedar bien conmigo, quizá no es que le caiga tan mal a todo el colegio, puede ser que hasta la encuentren simpática o incluso atractiva,mejor así,que se mantengan alejados. No veo a muchos hacer cola para ser sus amigos, solo esa chica de aspecto rudo, Vanesa. Ella no se asusta tan fácilmente como la mayoría, me gusta eso en una chica. Me gusta más que siga a su lado a pesar de todo. De un salto logro trepar sobre la rama, y me deslizo cuesta abajo, esto es algo habitual para mí, siempre que Nora empieza a darme lata con que debemos unirnos más y esas tonterías, yo salgo huyendo. Sin poder evitarlo miro hacia la ventana de América, llevo tiempo sin llamarla de esa forma.- Jamás me dices América, odio que llamen por ese estúpido apodo que me diste,debes dejar de usarlo ya por favor - Me había dicho aquella vez en ese mismo lugar, yo le había tomado como broma sus palabras, pero tampoco me había atrevido a contradecirla. Siempre trato de mantenerme en calma cuando está cerca ,ella alega,yo callo. Y después todos la molestan. Hasta aquella vez en que por mi culpa todos le habían dado un baño de huevos podridos sobre el cabello, ella adora su cabello, o esa mata desordenada que llama pelo. Solo me había burlado diciendo -Feliz cumpleaños, América. Siempre me gustó su aspecto infantil, la delgadez de su cuerpo y la forma en que todo le sentaba bien. Era como tener un hermanita pequeña a la cual proteger, pero todo cambió, todo cuando me fui ese verano. Ahora dos años después no puedo dar marcha atrás a lo que pasó. Nunca lo entenderé ¿Por qué me cuesta tanto pedirle perdón? Quizá por el hecho de saber que me mandaría a la mierda de intentar hacerlo, así que lo más fácil para mí es seguir por el mismo camino de auto destrucción, total ¿A quién le importa? Mis manos se tensaron al verla, ha vuelto. Tiene el cabello más largo que la última vez y sus ojos se encuentran con los míos, no digo nada ni me muevo por un minuto, espero a que me de la espalda y salga huyendo de su habitación una vez más para no tener que verme, pero no lo hace, se queda y me mira de igual manera. Sus ojos están delineados de negro como siempre, dándole un aspecto de triste. Su cabello negro está teñido de castaño en las puntas, ese color se ve bien. Ella siempre ha sido hermosa a su manera,su cuerpo delgado no tiene demasiadas curvas,las justas para mis manos. Entorno la mirada con más fuerza para hacerla desistir, pero sigue mirándome como yo a ella. En ese momento mi móvil suena y lo saco del bolsillo trasero de mi pantalón <Mierda, es Froy>. -¿Dónde mierda te metiste Díaz?- dice en cuanto le respondo. No sé qué decir, debería estar en el sitio indicado desde hace diez minutos, sin embargo suelo salir sobre la marcha. -Voy en camino- Suelto sin más. -Ya trae tu trasero aquí, no me hagas esperar mocoso. Cuelgo la llamada más furioso que antes. Debo llegar antes de que Froy decida sacarme del circuito por mi rebeldía. Antes de que me vaya vuelvo a ver hacia la ventana de América, ya no está allí. El sonido de un fuerte claxon me saca de golpe de mis ideas, es JC, suerte que se le haya ocurrido venir por mí. -Ey, ¿Qué mierda haces? Es tarde, me llamó Froy, está más que cabreado, dice que te sacara del circuito si pierdes. ¡Ja! Si pierdo, eso me gustaría verlo. -No me jodas, sabemos bien que no voy a perder. Esta es mi noche y nadie me la va a quitar. JC me mira con orgullo, y de su boca cuelga una sonrisa bobalica, ambos sabemos que esta noche es importante para mí, no hay nada en el mundo que evite que gane esta noche. Llevo tiempo deseando ganarle al imbécil de David, sólo está pelea me llevará a él. -Pues andando- Dice en cuanto me subo al auto y de golpe cierro la puerta. El circuito cambia de lugar cada noche, jamás se repite el lugar y es por muchos motivos algo privado. Las peleas callejeras siempre han sido ilegales, pero seamos honestos. ¿Quién puede contra las mafias? Nadie. JC me llevó cerca del centro, donde había varios edificios abandonados. Me hizo salir del coche y caminar un par de cuadras a pie. El problema con esto es que si la policía hace alguna redada caeríamos muchos. Nadie es tan idiota de llegar en coche a un área de edificios abandonados y así alertar a la policía de que algo se cocina allí. Esta vez era un deshuesadero, el lugar es lo de menos, no me importa si esta noche me toca pelear contra Luka. Ese es su nombre de pelea, pero me da igual cómo llamarlo, mientras termine como perdedor. Murmullo de voces se escucha entre más nos acercamos, mi corazón late con fuerza dentro del pecho y mi sangre está ardiendo más que cuando me salí de casa, bien, eso es bueno para mí, la adrenalina corre por mi cuerpo y es algo a favor, siempre me ha servido sentir esta furia dentro de mí para destrozar al oponente. Realmente no me importa quién es, mientras termine tirado en la lona y yo pueda largarme a casa con la paga. Caminamos entro del deshuesadero y por fin podemos ver los primeros rostros conocidos. Froy es un tipo que impone, sus ojos se ponen en mí y logro ver su descontento. Hay chicas con ropa minúscula regalándose como premio a los ganadores. En una esquina algunos nerd que Froy suele usar para subir las peleas a la red y vender más apuestas, otros tipos con radios de frecuencia como los de policía para darnos el pitazo por si algo pasa y los demás vienen a apoyar a los peleadores. -Estamos aquí- Habla JC, pero Froy no le ve a él, me mira a mí con molestia. -Empieza a cansarme esa actitud tuya muchacho, siempre pensando que todos dependemos de ti. Quiero callarlo y gritarle que no es así, pero sé que a él no le importa una mierda mis problemas, no es como si fuéramos amigos, claro que no. Soy su mejor peleador y punto. -Ya estoy aquí- Y le doy la espalda para empezar a calentar, lo escucho bufar algo que no alcanzo a escuchar, pero estoy seguro que no quisiera hacerlo. Me quito la camisa y se la doy a JC. Él no pelea, solo viene por las chicas. No debería decirlo, pero es bastante asediado y no creo que quiera maltratar su rostro con marcas de golpes, a mí me da igual. Las chicas igual se acercan, y en realidad no me interesa ninguna en particular. Los gritos se empiezan a escuchar cuando lo ven a él llegar. Su cabello rubio cobrizo le cubre la frente, las puntas rizadas y sus ojos verde me miran con burla a eso pienso. La gente alrededor es mucha y la mayoría viene para verlo a él. No me importa, igual lo verán caer. -Santiago Díaz- Dice y mis manos tiemblan a los costados. No sé porque mierda me llama de esa forma, como si fuéramos amigos de algo -Me dijeron que pelearía contigo esta noche, me da gusto hacerlo. Lo veo extender la mano, pero no la tomo. Él me mira, pero no encuentro la nota de burla en sus palabras, ni en sus ojos. -Pues como ves, es verdad, pero basta de palabras. A lo que hemos venido. Él vuelve a sonreír de esa forma que logra calentar más mi sangre, en forma condescendiente, como si estuviera cumpliendo el capricho de un niño. -¡LUKA! ¡LUKA!... Todos gritan y vitorean su nombre. Mi cuello gira y mis huesos se aflojan, él es alto igual que yo, un poco más corpulento, más fornido, pero ni eso logra intimidarme. De igual forma se quita la camisa. Me da la espalda y puedo ver un largo tatuaje en su espalda que cubre gran parte de ella, son letras que no entiendo, pero le sienta bien. Da igual, solo quiero acabar con esto y demostrar que puedo vencer a Luka. Alguien se acerca para vendar sus manos y JC lo hace conmigo. Al sentir de nuevo la adrenalina correr por mi cuerpo me acerco a él y le lanzo mi primer golpe, logra tomarlo desprevenido y le llega a la boca, es pronto pero su labio está roto. Un hilo de sangre sale por su comisura y me mira con nuevo brío, me gusta, esto apenas empieza. Se limpia la sangre y lo veo alzar los puños y ponerse en guardia. Me lanza un golpe que esquivo al rostro, pero su pie logra golpear mi espinilla, lo que me saca un gritillo de dolor, él vuelve a reír ahora más concentrado en la pelea. Ambos nos miramos y mis manos también cubren parte de mi rostro, esperando para ver quien lanzará el siguiente golpe y cuando estoy por lanzarlo alguien grita. -¡CORRAN, LA POLICÍA! Mierda... La pelea no termina y aun no logro sacar todo el enojo que tengo. Veo para ambas partes, pero la mayoría ha corrido y el lugar se ve más vació. ¿Dónde diablos está JC? No lo veo por ningún lado, corro lo más que puedo, sin camisa. No me ha dado tiempo de tomarla y vestirme. Las calles que me separan del lugar donde JC dejó el coche deben ser dos ¿O tres? Mierda, no recuerdo y no es momento para hacer el loco. Si me encuentran así sabrán que yo formo parte del circuito. Por más que corro no logro ver el coche de JC, todas las calles de aquí parecen iguales y no recuerdo haberme parado a ver dónde lo había dejado. La noche empieza a sentirse más fresca, apenas. Mis ojos buscan desesperados sin lograr nada. No está o no encuentro nada. Así que corro calle abajo para llegar a casa de esa forma. No hay de otra. Mis pulmones arden y el aire se mete entre mis costillas, duele. Pero no me detengo por nada. El sonido de sirenas se hace cada vez mayor. Se están acercando. Corro y corro más, hasta que logro reconocer mi barrio. La casa no está tan lejos, me detengo en una pared y trato de tomar aire, mi rostro arde y no puedo sentir otra cosa que ardor en las piernas y pulmones. Mi casa se ve desde acá. Pero al alzar los ojos logro ver a Nora en la puerta. Rayos, no lo esperaba. Desde allí puede ver si trepo por el árbol. La única forma sería entrar por el patio de América, por la puerta trasera, pero me escucharía. No sé qué hacer, pero quedarme agazapado no es opción tampoco. Corro agachado para entrar por el patio de ella, no se ve nadie en la casa. Igual y con América nunca hay casi nadie, pero eso no me preocupa, más bien que Nora logre verme. Ella está parada mirando para todos lados, pero no se percata de mí. Así que logro meterme en el patio de América. Sin embargo no sé qué más hacer. Si fuéramos amigos le llamaría y le pediría dejarme entrar por su cuarto al mío, es muy poco lo que los divide, pero esa tampoco es opción. Cuando creo que logro escabullirme escucho una voz cerca de mí. -Aquiles, ven acá chico. Es ella. No entiendo por qué todo me tiene que pasar a mí. Lo veo girarse y me mira directamente, creo que se ha quedado paralizada del miedo o qué sé yo. La veo que va a hablar, pero la taladro con los ojos y le lanzo una mirada de advertencia. Estás muerta si hablas Segovia. -Ah, hola América- Mi madre la saluda al verla con el perro. -Hola señora Díaz. Le oigo saludarla y lanzarme una mirada de burla. -¿Has visto a mi hijo? Creo que salió y no me he dado cuenta, su habitación tiene llave y no logro que baje el volumen de su música, no es tan alto, aun así a los vecinos les puede molestar. -Por mi está bien- respondió y me miró de nuevo, algo iba hacer, lo puedo notar en sus ojos- Y hablando de Santiago, creo que... Iba a continuar, pero me levanto para que pueda verme mejor, soy más alto, y sé que me teme. Pero sus ojos se quedan pegados a mi cuerpo, no llevo la camisa. Y por alguna razón mi piel se enciende. -¿Sí?- pregunta mi madre. -¿Ah?- le miro de nuevo, sabe que la destrozare si lo hace, pero se encuentra más nerviosa porque no traigo ropa que por mi amenaza en sí- No- dice al fin.- No lo he visto- Mi madre la mira intensamente evaluando su reacción, al ver que no va a decir más, lo deja así y se mete a casa. Por fin puedo respirar, no es que me importe tanto lo que Nora piensa, pero me tiene amenazado, otra y me largo de la casa. -¿Qué haces aquí?- me pregunta. Su voz es tan delicada, es hermosa. A comparación a la mía. Somos tan distintos y pensar que fuimos amigos en algún tiempo. -Nada que te importe- le escupo. me mira con odio, acaba de hacerme un favor y yo no puedo dejar de hacer el idiota por un momento. -Me da igual- La escucho decirme. Pero sé que no es así. es muy transparente, lo conozca demasiado bien para saber que mi actitud le molesta, pero es algo que me cuesta reprimir -Salí-No sé porque digo esto y si le importa ahora, aun así lo hago. Me evalúa, debe estarse preguntando a donde iría que debo volver casi desnudo. -Como sea- Se va, pero quiero seguir hablando con ella, hacía mucho que no hablamos sin pelear, o más bien sin que me grite todo lo idiota que soy y yo me burle de sus berrinches. -Has vuelto, JC no lo dejará pasar ¿sabes? La forma en que piensa torturarte le emociona. No veo miedo en sus ojos y me gusta, por dios que me gusta verla tan fuerte. Algo le hizo cambiar y no sé qué es. -Me gustaría ver que lo intentara. Sus labios forman una sonrisa. No me había dado cuenta, pero tiene bonita sonrisa. Le queda bien, sus labios se ven más... Por dios ¿Qué estoy diciendo? De nuevo me está pasando. No puedo, no puedo permitir que esto vuelva. -Quizá lo veas. No me responde, sus ojos me siguen viendo y los veo bajar a mi pecho, de nuevo ver a mis ojos. -Vístete Santiago, por favor. Había jurado que seguía teniendo ese tonto enamoramiento conmigo, pero sus ojos y la forma en que lo dijo me hizo pensar que quizá ya no. Pero no sé si la idea me guste tanto.