Más bien una chica bastante normal, alguien que cumple las reglas, va a casa al finalizar las clases y jamás se mete en líos. Una perfecta don nadie,a comparación de mi gran enemigo. Hoy las necesito,es el día que decido romper el ciclo y dejar de poner la otra mejilla. Hoy es la fiesta de fin de curso de mi generación,estoy deseando no ir,pero es algo imposible. Mi mejor y única amiga,Vanessa,asistirá... Y con eso da por hecho que también yo iré. Aunque sé que es meterme en la boca del lobo. Tomo las llaves de mi camioneta,una vieja Jeep cuatro por cuatro que mi padre me ha regalado por mi cumpleaños,en la ciudad donde vivo le viene muy bien. No deseo dejar las partes de mi vehículo en cada bache. Tengo la pequeña esperanza de que decida no ir,llamo a su puerta un par de veces. No tuve que esperar tanto,a los pocos minutos la veo bajar y abrir la puerta con una enorme sonrisa adornando su rostro, su cabello rubio cobrizo estaba rizado y traía unos jeans que se le marcan a la cadera, con su blusa ceñida al cuerpo y las botas a medio tobillo. -¿Estás segura de que quieres ir? Digo, podemos quedarnos y ver una película juntas, puedo hacer un enorme bowl de palomitas con mantequilla mientras vemos alguna película de miedo ¿Te gusta la idea? Vanesa no me respondió, se cruza los brazos sobre el pecho mirándole fijamente y evaluando mis palabras ¡Bien! Ella gana si hace eso, jamás podré contra su mirada "Súper Intimidante". -Irás, ¡No,! ¡iremos!... Porque no eres una cobarde y de una buena vez le harás frente a ese problema. Para ella es más fácil decirlo,no tiene que soportar las constantes humillaciones de todos. -Sabes,tal vez tengas razón, debería dejar de evadir esto y partirle la cara de una vez a ese tipo-Suelto a pesar de no estar convencida de mis propias palabras. -Y hacerlo tragar el polvo ¡Sí! Esa voz me agrada,vamos muchachota , a patear traseros-Me guiña un ojo. Sonrío para mis adentros,mi mejor amiga me conoce muy bien,demasiado. Me gusta pasar desapercibida, moverme tan rápido que nadie alcance a notar mi presencia, pero también estoy agotada de las burlas y las humillaciones de Santiago y el tarado de su mejor amigo Juan Carlos. Así fue como decidí ir a la última fiesta de fin de cursos,el verano está a la vuelta de la esquina y con eso las vacaciones. Puedo escuchar el estridente ruido de la música al ritmo de mi palpitante corazón. La cuadra está llena de autos en fila, mostrando lo descomunal de la fiesta que hay aquí. Mis manos sudan dentro de mis bolsillos.... -¿Vane? No creo que sea una buena idea-.Declaro por segunda vez en la noche. -Estarás bien, ya lo verás-.Me palmea el hombro. -Ni siquiera fui invitada. -¡Ey!, Daisy me invitó a mí y yo te invito a ti ¿Lo ves? Estás invitada. Su tono tranquilo no logra aliviar la presión sobre mis sienes. Giro la cabeza hacia ella y le digo-.Bien, pero si no me siento cómoda me largo, no hay nadie allí que vaya a extrañar mucho mi presencia. Ella asiente tomando mi mano para cruzar la calle, los autos pasan y chicos bebidos se asomaban por las ventanillas gritando. La diversión del verano... El alboroto se hace mas evidente cuando más nos acercamos. Dudo y me detengo para girarme. -¡No, tú no vas a ningún lado! No nos veremos en el verano,así que, sin importar lo que suceda nos divertiremos esta noche. Su voz bravucona logra calmar mis nervios un instante. Mientras caminamos a la entrada,el teléfono de ella suena. Había estado hablando tanto de esa fiesta que creí que le hacía ilusión formar parte de ella. "Error"... Había quedado con alguien de verse ahí y me había arrastrado a mí a su cita. -Yo me largo-.Declaro al darme cuenta de la trampa. Ella había ido de compras,su blusa era nueva y su cabello estaba más rizado de lo habitual ¿Cómo no me había dado cuenta antes de esos detalles? -¡Vamos, amiga! No me hagas esto, quédate un rato, hazlo por mí. -Vanesa, no hay nada allí que me interese, además-Alego- Tu estás en una cita y no me harás caso. -¡Por favor, por favor!-ruega pero yo no soy tan fácil. -Está bien-.Le digo al ver sus ojos suplicantes-Pero irás a despedirte cuando me vaya. Nótese lo difícil que llego a ser. -¡Claro!-.responde al mismo tiempo que besa mi mejilla y aplasta la otra con sus manos. Vasos rojos y latas de cerveza cubren la entrada,chicos entrando y saliendo y otros ocupando mejor su tiempo, disfrutando la noche obviamente. Veo varios rostros conocidos por la entrada principal, lanzándose cerveza mientras corren. -Hola chicos-.Daisy estaba parada cerca de la entrada -¡Hola!-.la saludamos al mismo tiempo. -Pasen. Nos indica, para luego ignorarnos,volviendo toda su atención al chico recargado en la pared. La música suena demasiado fuerte y al parecer toda la escuela está reunida esta noche. -¡Oh por Dios, mira!- Grita en mi oído. Hay compañeros de clase, otros que no conozco de nada. Algunos se mueven con la música, otros sólo rien y disfrutan de la fiesta. Mi cuerpo se estremece ante tanto ruido y entusiasmo. En las paredes y el suelo puede sentirse las vibraciones de las bocinas a todo volumen y nadie parece percatarse de mi presencia. Me quedo sin palabras al notar todo ese movimiento. Chicos bailando y otros de faje, otros jugando luchas,sí, luchas en medio de la sala. Vanesa sigue a mi lado, aunque no sé por cuanto tiempo. -Espero que él no haya venido. Digo,pero el tono de mi voz suena demasiado fuerte. Solo pido lo justo. Un chico a nuestro lado nos lanza una mirada curiosa, pero ella se la devulve de igual forma o más intensa, entonces él decide desistir. Muy bien amigo, jamás ganarás ante ella,pienso con placer. Ella lanza un gruñido y me hace un gesto para ir por algo de beber a la cocina. Hay una isla y una barra repleta de botellas de licor que cubren gran parte de la superficie, también hay varias botanas y envases de soda. Sería inadmisible que no hubiera sodas,sobre todo para alguien como yo que no bebe. -Ey, América ,ven acá pequeña. Jessica me toma de un brazo antes de llegar a servirme algo. -Jamás imaginé que vinieras ¿eh? Al saber que él está aquí. Asiento dejando escapar un suspiro. Mis sospechas estaban confirmadas. -No pretendo esconderme Jess, pero agradecería una mano si las cosas se ponen pesadas. Jessica es buena en las peleas, es una chica ruda, sin embargo, ni siquiera ella se enfrentaría a Santiago por mí,aunque yo haya sido su amiga antes que él. -Claro muchacha,estás segura aquí. Se jacta amablemente y visiblemente borracha también. -Gracias. Respondo y ella me hace un gesto con la mano en forma de despedida, al tiempo de que toma una lata de cerveza y se va de la cocina. Sonrío y me doy cuenta a la vez de que Vanesa ya había hecho su acto de desaparición. ¡Genial!.... La busco con la mirada y el temor se mete bajo mi pecho y estómago. ¡Mierda,nooo!... Santiago entra en la cocina sin darse cuenta de mi presencia y yo me quedo paralizada. Esperaba no tener que verlo en toda la noche,pero obviamente desear una noche tranquila es algo imposible. Sus ojos se encontran con los míos con sorpresa, luego con suma molestia. Bien, yo estoy acostumbrada a esas miradas suyas. La mirada de "Eres una mierda". Él aprieta los dientes y estrecha aun mas los ojos sobre mí. El miedo golpea mi pecho y los oídos me zumban. Quería más que nada salir huyendo de este lugar,todo había sido demasiado bueno para creerlo. No lo había visto los últimos dos días y ahora mismo creer que tampoco lo vería aquí era muy ingenuo de mi parte. Antes,cuando eramos amigos, me emocionaba la idea de tenerlo cerca, él era el más grande de la escuela,las chicas hacían fila para hablar con él. Su cabello castaño y su sonrisa las encontraba preciosas. ¡Ah ese es otro detalle!, yo estaba enamorada de él. Ahora, que sabía que me odiaba y había hecho miserable mi vida por dos años,ya no. Aunque las veces que logro tenerlo así de cerca se me olvida porqué lo odiaba. Parpadeo un par de veces y la lucidez volve a mí por unos minutos de nuevo, debo simular que su arrogante presencia no causa ningún efecto en mí. Así que tomo una soda, la abro y le doy un trago. Santiago pasa por mi lado,camina por detrás de la barra y se pone trás de mí. Un calor recorrió mi cuerpo y mi corazón dio un brinco dentro de mi pecho. Él tomó la botella y sirvió un poco en uno de los vasos rojos-Respira, America. Me digo a mí misma. El calor de su aliento golpea mi oreja derecha al haberse estirado para tomar una soda. Pero la lata que tomó estaba vacía,como las otras tres que estaban allí. ¡Genial! la mía era la única que quedaba. Pega más su cuerpo a mí y mis piernas pierden fuerza. Sus dedos rozaron los míos y ese simple contacto hizo que mi sangre hirviera. Él sabía que me estaba poniendo nerviosa. ¡Ah otra cosa¡ Ese verano le había confesado mis sentimientos y a pesar de que no respondió nada-Lo que me dolió-Nunca dije nada sobre el tema. Él siempre jugó limpio en ese sentido. Cuando pensé que mi corazón se detendría,él me arrebató la soda de las manos,se apartó de mí y la sirvió en su vaso con licor. Lo que no logró sorprenderme. -Pero mira quien está aquí, ¡Santy! Juan Carlos solía llamarlo de esa forma,como todo mundo,menos yo. Él no mostró ninguna emoción ante lo que su amigo había dicho,siguió bebiendo de su vaso e ignorando mi presencia-Bien, ese juego si podía seguirlo. También se gira y me ve a mí,su gesto lo dice todo. Juan Carlos me odia desde siempre,debo admitir que ignoro porqué,pero ahora me da igual. Me marcho. -No sé qué haces acá chiva ,las nenas como tú no salen cuando les viene su periodo. Juan Carlos tampoco me llama por mi nombre,usa ese estupido apodo que todo mundo usa para dirigirse a mi como burla. Y sus bromas son cada vez más tontas. y tampoco le agrado. No tenía ni idea de qué hablaba,pero Santiago seguía imperturbable, aunque no tardé en averiguar de qué se trataba toda esa palabrería barata. No lo imaginaba,y no es que no esperara alguna humillación más, pero lo que quiso hacer fue muy desagradable. Traía algo en sus manos que me hizo suponer que me lo arrojaría a la ropa, era obvio, y varias ideas llegaron a mi cabeza con una rapidez impresionante. ¿Qué pasaría si le golpeaba el rostro? O algo así, me defendería como dijo mi amiga, pero algún día volvería a la ciudad y estaba segura que de hacer algo me la tendrían jurada. No me importó, cuando se acercó lo suficiente esquivé su golpe y le di un codazo en la nariz, lo que le hizo aullar de dolor y retorcerse en el suelo sin dejar de chillar. Rogué porque Santiago me dejara un hueso sano en el cuerpo, pero él no se movió. Miró la escena algo sorprendido mirándome a mí y luego a JC con fastidio. Yo estaba muerta, lo vi acercarse a mí. -¿Duele?-.Preguntó, pero sus ojos no se apartaron de mí. JC solo se retorció en el suelo, Santiago no me habló a mí-obviamente-jamás lo hacía si no era para lanzarme una amenaza, yo era una gran nada para él. Pero las comisuras de sus labios formaron una media sonrisa que me volvió hacer olvidar que lo odiaba, entonces lo vi alejarse e irse de la cocina. Vanesa entró corriendo, pero al ver a JC tirado puso cara de asco. -Tenías razón America,no era buena idea venir. Ambos se miraron y me pregunto qué es lo qué hay entre ellos.