Illicit Affairs
img img Illicit Affairs img Capítulo 1 Amando en la oscuridad
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Capítulo 6 No quiero perderte img
Capítulo 7 Todo es un desastre desde que no estás conmigo img
Capítulo 8 ¿Es muy tarde para remediar mis errores img
Capítulo 9 A pesar de todo, aquí estoy img
Capítulo 10 Epílogo img
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Illicit Affairs

Broken Smile Girl 98
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Capítulo 1 Amando en la oscuridad

Abrió la puerta de su pequeño, pero acogedor apartamento para acomodar las bolsas en la encimera de la cocina. Suspiró al ver el reloj, afortunadamente aún contaba con tiempo para preparar algo delicioso para la cena. Guardó una botella de vino en el refrigerador, todo tenía que ser perfecto. Al menos durante esa noche.

De pronto, mientras acomodaba las compras, empezaron a surgir dudas en su mente, ¿y si algo urgente sucedía? ¿realmente él vendría? ¿siquiera se habrá acordado de qué día es?

No, debía ser un día especial, no podía arruinarlo por sus temores e inseguridades. Él prometió que vendría. Todo estaría bien, sólo debía resistir un poco más y confiar, lo más seguro es que se encuentre ocupado con algún asunto del trabajo, su familia o... ella.

Hoy no, Eddie, no pienses en ella, al menos hoy, no se dijo a sí mismo.

Sin mucho pensarlo tomó su teléfono para marcar aquel número que sabía de memoria, no hablaron durante todo el día, ni siquiera le envió un mensaje, lo cual era inusual, pero trató de comprenderlo, aunque en verdad necesitaba oír su voz y también que confirmara su llegada.

La línea timbró una, dos, tres veces... hasta llegar al patético y vergonzoso buzón de voz.

A los pocos minutos su teléfono sonó, anunciando una nueva llamada, su corazón se aceleró de emoción, pensando que él había devuelto la llamada de inmediato, una gran sonrisa se asomó en rostro, pero fue borrada casi al instante de ver que no era a quien esperaba, en lugar del conocido número, sólo apreció el número telefónico de Hailee, su mejor amiga.

-Hola Hailz - la saludó mientras caminaba por la sala, buscando su cajetilla de cigarros y encendedor para relajarse un momento.

-Por tu tono de voz creo que no soy la llamada más esperada del día - inquirió la castaña a través de la línea - ¿es un mal momento para hablar?

-Para nada, siempre tengo tiempo para mi mejor amiga y sus dramas amorosos, ¿ahora qué hizo ese rubio desteñido? - preguntó sentándose en el sofá e inhalar un poco del humo. Era mejor ponerse cómodo y relajarse, las llamadas de Hailee podían durar horas, especialmente cuando se trataba de criticar al idiota que la pretendía, Bill Jensen.

-La verdadera pregunta es ¿qué no hizo? - la escuchó bufar al otro lado de la línea - No lo entiendo, Edd, estoy a un paso de rendirme con los chicos por el resto de mi existencia, ¿por qué todos los hombres tienen que ser tan idiotas siempre?

-Esa es la duda de mi existencia, sweetheart - al menos pudo hacer reír a su mejor amiga - Hasta ahora no logro comprenderlo, evidentemente Bill es un patán con el que no llegarás a tener nada serio, ¿por qué le sigues hablando?

-Bueno, es difícil conseguir a alguien en estos días, y no quiero llegar sola a la boda. Sería prácticamente una condena a mi soltería - se quejó, lo que hizo reír al rizado - Aunque te rías, idiota, sabes lo supersticiosa que soy.

-Pretenderé no sentirme ofendido por ello - contestó dando una larga calada a su cigarro, de pronto la idea surgió en su mente - Si tanto te preocupa ir sola, ¿por qué no vamos juntos?

-¿Lo dices en serio, Edd? Pensé que llevarías a alguien - cuestionó, el nombrado agradeció que estuvieran hablando por teléfono y no en persona, o Hailee sospecharía que algo no andaba bien por el semblante sin emoción que cargaba.

-Soy el eterno soltero del grupo, corazón. Entonces ¿qué dices? ¿Mandarás a la mierda a ese tonto de una vez? - preguntó. Tal vez su vida amorosa era un desastre sin arreglo, sin embargo, podía ayudar a Hailee a no cometer un error al darle una oportunidad a alguien que no la valora como merece.

-Hoy mismo lo haré y te enviaré capturas de pantalla para que veas que no miento. Es más, lo bloquearé. Oh Eddie, ¡eres el mejor! Seremos el dúo más icónico de la boda. Por cierto, ¿ya viste las invitaciones? ¡Son preciosas! No cabe duda que Lucy tiene un gusto exquisito.

-No... no las he visto aún - bastaron unas simples e inocentes palabras para que su mundo entero se viniera abajo. Parecía que ese tema lo alcanzaría siempre.

-Estás perdiendo el tiempo. Tienes que verlas, no estoy exagerando. Si así son las invitaciones, imagina cómo será esa boda. Steve proviene de una familia rica, así que supongo que será un gran evento. Las imágenes que publicó en su perfil son asombrosas. Ojalá yo tuviera una relación como la de ellos - sintió que Hailee suspiraba ilusionada, y fue demasiado para él. Debía hacer algo o terminaría quebrándose con ella.

-Es lo más probable. Hailz, te llamo más tarde ¿sí? Olvidé que dejé la cocina encendida - dijo a manera de despedida para colgar rápidamente el teléfono.

No podía continuar. Fingir indiferencia lo mataba por dentro, no sabía por cuánto tiempo más sería capaz de hacerlo. Sin embargo, era masoquista y necesitaba verlo con sus propios ojos. Se quebró en llanto apenas entró al perfil del chico. Hailee tenía razón, era una increíble foto, para una pareja perfecta, la cual tenía un gran presupuesto para su boda soñada.

Steve y Lucy sonreían para la cámara junto a ambas familias en lo que parecía un íntimo almuerzo a pocas semanas de la que prometía ser la boda del año. No importaba cuántas veces lo dijera en voz alta, o el tiempo que transcurriera, saber que su novio se casaría con otra persona le dolía más de lo que podía soportar.

La persona a la cual entregó su vida estaba organizando el resto de la suya junto a alguien más. Alguien que su familia acepte. Una hermosa chica con quien pudiera ser público y no un secreto con visitas clandestinas durante algunos fines de semana.

Aunque lo que más dolía era que Steve pase tiempo con Lucy organizando la boda el día donde se supone que debía celebrar junto a él una fecha especial. Lo peor de todo, era que de ahora en adelante sería así, compartiría al amor de su vida con alguien más.

Con una persona a la que consideraba una amiga cercana, y que empezaba a odiar sin razón aparente, o al menos sin una justificación lógica, después de todo, nada de esto era culpa de Lucy.

Daría todo lo que tiene y más por ser ella, por poder vivir públicamente su amor junto a Steve, como lo soñaron desde que eran apenas un par de adolescentes, no obstante, el tiempo seguía pasando y la situación parecía ser la misma: su romance era un secreto que permanecía escondido en el rincón más profundo de un oscuro y sucio armario.

¿Por qué debían ocultar algo tan hermoso como el amor? A Eddie no le importaba lo que la gente pudiese decir sobre él, pero Steve... Él era otra historia distinta.

Su novio creció dentro de una familia adinerada y con valores tradicionales, incluso Eddie se atrevería a decir que fueron criados a la antigua, por lo que descubrir que sus gustos no iban acorde a lo que la sociedad considera "correcto" o "normal" fue un gran golpe. Steve temía tanto decepcionar a su familia, que por muchos años les ocultó su gran secreto, y Eddie lo apoyó siempre. Así tuviera que aceptar a su novia ficticia -y mejor amiga- Lucy.

Sabía que lo amaba, pero no por ello era sencillo. Siempre parecía existir algo más importante que él en su vida: el qué dirán, el apellido Harrinson, la compañía familiar. Y esa maldita herencia.

El abuelo de Steve falleció cuando este todavía era un adolescente, y dejó un peculiar testamento en el que dejaba como heredero universal a su único nieto, con la condición de que cuando tenga la madurez suficiente siente cabeza contrayendo matrimonio con una mujer durante al menos un año.

La noticia fue como un balde de agua fría para el rizado, quien en múltiples ocasiones le pidió al castaño mudarse a otro estado, o buscar un nuevo empleo lejos de su familia para poder ser felices, sin embargo, Steve tenía otros planes, unos muy distintos a los suyos.

Si lograba conseguir cumplir los requisitos para reclamar su herencia podría abrirse paso lejos de su familia y cumplir los deseos de Eddie. Pero necesitaba de ese dinero para hacerlo porque sabía que su vida no sería sencilla una vez que sus padres descubran que su noviazgo eterno con Lucy fue una farsa, para ocultarles que en realidad mantiene una relación de nueve años y seis meses con Eddie Munroe, y que la única razón por la que Lucy aceptó casarse con él fue porque son mejores amigos de toda la vida, y además paga el seguro médico y tratamiento completo de cáncer de su hermana menor, Max.

Simplemente debía aguantar un poco más para poder ser libre. Era un sacrificio para las tres partes involucradas, pero valdría la pena. Aunque Eddie dudaba cada vez más de ello, empezaba a creer que siempre surgiría algo nuevo, y sería el eterno secreto bien guardado de Steve Harrinson.

            
            

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