Creo que al objeto de mi deseo...mi querido Adrian le llueve sobre mojado. Entre las dos le vamos a dar un montón de disgustos.
-No es un narco -le defiende -, es su familia... él no tiene la culpa, solo organiza carreras.
¡Como si eso fuera mejor!
-Amelie, eres peor que tus hermanos -le ofrezco un cigarro.
-Ya quisieran ellos ser como yo -suelta el humo y sostiene pensando -.Adrian puede que algún día tuviera un acercamiento pero Adam, ese siempre ha sido el bueno de la familia...El niño lindo de mami, yo soy hija de mi padre: fiera como nadie.
-¿Y Adrian... –pregunto con amargura
–A mi querido Adrian le tocó ser la oveja negra por culpa de las zorras de mis abuelas pero es el favorito de Tú abuela... aquí estamos todos repartidos. Tu eres la niña linda de papá y la consentida de mi tía Aitana,...tampoco puedes quejarte.
De repente la conversación se interrumpe porque me levantan por los aires y soy catapultada a las caderas de Aaron. El muy demente ha vuelto a hacerse con mi cuerpo. Es el nieto de Aitana, la prima de mi padre y mi madrina de bautismo. Le quiero muchísimo pero sus efusiones me traen dolores siempre.
-¿Me quieres bajar loco?
-No quiero... vamos, Bésame -intenta besarme en los labios risueño. Se parece mucho a su abuelo y mantiene los mismos ojos verdes que Ashton.
-No te beso...
Empezamos a correr por todo el césped y me agarra, rodamos por el suelo y las risas hacen que toda la familia se centro en nosotros.
Es un momento perfecto dentro de todos los tropiezos que he tenido últimamente.
Aaron es un gran amigo y confidente. Nadie en la la familia tiene la relación con él que yo tengo. Lo que pasa es pocos lo ssbe porque siempre estoy de viaje y llevo años perdida de todos los eventos. También eso hacen que tenga más notoriedad mi visita. Hace mucho no coincidimos pero Amelie y Aaron, son mis mejores amigos...donde que quiera que estemos.
Subo a cambiarme de ropa cuando finalmente me saco de encima a Aaron y me encuentro llena de tierra.
Maldito loco.
Me desvisto y me meto a la ducha, vamos a salir a explorar en el coche de Aaron, así que igual no debería demorar.
-¿Qué te traes con mi sobrino?
La voz de Adrian irrumpe en el baño y le miro a través de la mampara, quitando el jabón de mis ojos. Es un cristal transparente, sé que me está viendo desnuda y aunque me encantaría saber desde cuando, solo le digo...
-¿Perdona?
-Con Aaron -repite -...,los he visto tontear.
-Pero, ¿que dices tío?...Le quiero un montón y mantenemos contacto, es mi primo. Solo estábamos jugando.
No sé por qué le doy explicaciones pero lo hago. En el fondo siento tan absurdo que entre nosotros haya nada, que me es fácil responder lo obvio.
-También soy tu primo -se acerca y me aclaro el pelo para darle la vuelta y ponerme frente a él.
-Eres más bien mi tio y no te vei así y lo sabes... -ahora sí me barre la vista por todo el cuerpo y dejo que disfrute mi húmeda desnudez -. Me gustas, me pones, me enciende y me das ganas de follar -casi le oigo gruñir y saco un pie fuera -. Él es mi familia. Como un hermano. Dejate de paranoias...y ante todo esto. -paso por su lado hasta la toalla -, ¿a ti que te import?... -me arranca la toalla de la mano cuando estoy a punto de ponérmela sobre el cuerpo -. ¿No dejaste claro que no hay nada entre los dos?¿que no te gusto ni me deseas?
Sus ojos arrolladores me comen la piel entero con intensidad y de repente tira de mi, ya todo está dicho y me sienta sobre la encimera, me abre los muslos con fuerza y mira lo que hay dentro. Me muerdo los labios y trato de cerrarlos, de repente me siento sobre observado y me entra cierta crisis de pudor.
-No me toques los cojones, Helena.
Pasa dos dedos por mis labios y su respiración se agita, la mía se agota y empiezo a hiperventilar.
-Ya te gustaría... -jadeo cuando mete un dedo dentro de mí sin dejar de ver el proceso -, y te los voy a chupar y lamer hasta que te derrames en mi mano y mi lengua limpie la punta de tu miembro llorando de placer por mi.
-Maldita seas, chiquilla...maldita seas.
S
Cae de rodillas al el suelo y hunde su rostro en mi sexo. Suelto un grito cuando pasa la lengua a lo largo de mi costura chorreando ya por él y le tiro del pelo cuando susurra sobre mi clítoris justo antes de llevárselo a la boca:
-¡No puedo más!... Lo he intentado pero no puedo más.
-Hazme tuya, Adrian...¡Tómame!
-Ahora mismo -responde y ya desde ahí, somos llamas avivando un enorme fuego.
Brasas de arrasador incendio que provoca que la dimensión de nuestra locura, derrame sobre todo un enorme embrollo del que no será fácil salir pero si, muy placentero entrar.
-Se va a enterar la familia y me odiaban de nuevo.
De pronto parece que le entran las dudas a pesar de lamerme sin parar.
Y de que me recuerda bajo la lengua experta que posee.
-Yo soy adulta Adrian, no tengo que explicar a nadie con quien follo.
-Puede que yo si... -le aprieto con mis muslos.
-Pues pasa de ellos... ¿acaso alguien de la familia Douglas se ha negado alguna vez la mujer o el hombre que ha deseado... por ti?
Pone mis rodillas sobre sus hombros y siento que voy a morir
Sus argumentos son a medias y entre medias de lametones y gemidos a mi sexo.
–Pues no, todos van a su bola. Tu y yo también.
-Mi hermana tiene tu edad.
-Y es mi mejor amiga, y tu hermana sí; pero...yo no. Yo soy la mujer que te gusta, que te vuelve loco, que te pone enfermo como ninguna y que se muere porque dejes de pensar en todo y la beses.
-Joder, niña...me estás liando pero bien -me mira desde abajo y me siento desesperada.
-Cállate ya. Por Dios, que plasta que estás.
-Ven aquí...
Hasta esa frase llega la cordura...luego, todo es desenfreno.