PASIÓN Y DESEO
img img PASIÓN Y DESEO img Capítulo 9 9
9
Capítulo 10 10 img
Capítulo 11 11 img
Capítulo 12 12 img
Capítulo 13 13 img
Capítulo 14 14 img
Capítulo 15 15 img
Capítulo 16 16 img
Capítulo 17 17 img
Capítulo 18 18 img
Capítulo 19 19 img
Capítulo 20 20 img
Capítulo 21 21 img
Capítulo 22 22 img
Capítulo 23 23 img
Capítulo 24 24 img
Capítulo 25 25 img
Capítulo 26 26 img
Capítulo 27 27 img
Capítulo 28 28 img
Capítulo 29 29 img
Capítulo 30 30 img
Capítulo 31 31 img
Capítulo 32 32 img
Capítulo 33 33 img
Capítulo 34 34 img
Capítulo 35 35 img
Capítulo 36 36 img
Capítulo 37 37 img
Capítulo 38 38 img
Capítulo 39 39 img
Capítulo 40 40 img
Capítulo 41 41 img
Capítulo 42 42 img
Capítulo 43 43 img
Capítulo 44 44 img
Capítulo 45 45 img
Capítulo 46 46 img
Capítulo 47 47 img
Capítulo 48 48 img
Capítulo 49 49 img
Capítulo 50 50 img
Capítulo 51 51 img
Capítulo 52 52 img
Capítulo 53 53 img
Capítulo 54 54 img
Capítulo 55 55 img
Capítulo 56 56 img
Capítulo 57 57 img
Capítulo 58 58 img
Capítulo 59 59 img
Capítulo 60 60 img
Capítulo 61 61 img
Capítulo 62 62 img
Capítulo 63 63 img
Capítulo 64 64 img
Capítulo 65 65 img
Capítulo 66 66 img
Capítulo 67 67 img
Capítulo 68 68 img
Capítulo 69 69 img
Capítulo 70 70 img
Capítulo 71 71 img
Capítulo 72 72 img
Capítulo 73 73 img
Capítulo 74 74 img
Capítulo 75 75 img
Capítulo 76 76 img
Capítulo 77 77 img
Capítulo 78 78 img
Capítulo 79 79 img
Capítulo 80 80 img
Capítulo 81 81 img
Capítulo 82 82 img
Capítulo 83 83 img
Capítulo 84 84 img
Capítulo 85 85 img
Capítulo 86 86 img
Capítulo 87 87 img
Capítulo 88 88 img
Capítulo 89 89 img
Capítulo 90 90 img
Capítulo 91 91 img
Capítulo 92 92 img
Capítulo 93 93 img
Capítulo 94 94 img
Capítulo 95 95 img
Capítulo 96 96 img
Capítulo 97 97 img
Capítulo 98 98 img
Capítulo 99 99 img
Capítulo 100 100 img
img
  /  2
img

Capítulo 9 9

Nunca antes Christina se sintió tan traicionada y decepcionada, le pareció que caminar fuese una actividad tan ardua como en ese momento. Le costaba respirar, un dolor lancinante se le instaló en el pecho. Al menos, llorar en un hospital no era tan vergonzoso, ya que mucha gente lo hacía con mucha frecuencia. Quien la viese asumiría que acababa de perder a un ser querido, cuestión que era más que cierta.

Las lágrimas rodaron libres por sus mejillas, sin que buscase limpiarlas, nada tenia importancia. Caminó desorientada sin rumbo fijo, hasta llegar a un parque cerca del hospital. Se dejó caer en la banca más lejana que encontró, desdichada, abrió el contenedor de plástico y comenzó a comerse la rebanada de pastel.

Llorar y comer, era su nueva rutina. La tenía sin cuidado las opiniones de los demás. En la aflicción y profundo dolor en la que se encontraba. Sacó el celular de la cartera y llamó a Andrés, porque no tenía con quien más hablar, entre llantos y lagrimas, consiguió contarle lo ocurrido.

-Espérame ahí, respondió Andrés.

Christina se sintió abatida, triste y solitaria. Seguía en shock. De solo recordar la escena que vivió, sentía un dolor pulsátil en el estómago y el dolor que tenía en el pecho, se le irradiaba por todo el cuerpo. Desolada se preguntó cómo era posible. -Diez años. ¡Diez!

¿Cómo puede ser posible que ya estuviera con otra mujer una semana después? No parece el hombre a quien yo conocí. No puede ser ese hombre a quien yo consideraba como un amigo,un amante, un compañero. Era imposible. Treinta minutos después, Andrés llegó al parque, recorrió varios de los senderos de concreto, Se alegró cuando al fin la encontró, impresionándose de verla tan desamparada.

Tenían la misma edad, pero Christina se veía juvenil, súper bonita. Pasaron la noche conversando y poniéndose al día de todo lo que había ocurrido en sus vidas.

Se habían conocido en primer año, cuando la familia de Andrés se mudó a la ciudad. Nadie del salón le hablaba, los niños lo observaban como un bicho raro y lo evitaban, ya que le tenían miedo debido a su altura y gran contextura.

Era moreno de cabello oscuro largo y liso, que él insistía en echarse a los lados usando, únicamente, los meñiques de ambas manos, siempre asistía a las clases con el uniforme casi ajustado y tenía muchas expresiones con las manos. Siempre tenía cara de estar constantemente de mal humor. Andrés era discriminado por ser muy afeminado. Él solía llevársela bien era con las niñas.

El detalle radicaba en que, en ese colegio, todas era unas malas amigas y ninguna se animó a ser su amiga, excepto Christina, que desde pequeña tuvo la madurez y generosidad de no dejarse llevar por lo que dijeran los demás. Un buen día, decidió sentarse con él a la hora del receso, al finalizar, ya eran amigos. Ella hizo lo que no habían hecho los demás niños, no le preguntó nada sobre su personalidad, simplemente se dedicó hablar de sus comiquitas favoritas y las series que ambos amaban. Los años pasaron y la amistad se afirmo aun más. Christina nunca le preguntó lo obvio, él tampoco habló del tema.

Aun así, a diferencia de Andrés, Christina se la llevaba bien con todo el mundo. Destacaba por ser muy inteligente y por ser una niña muy agradable, generosa, de buen humor, así como por tener habilidades en el deporte, siendo su mejor amigo el mejor porrista. La amistad terminó cuando la madre de Christina decidió cambiarla a un colegio solo para niñas. Intentaron mantenerse en contacto por teléfono, pero con el tiempo y las actividades de cada uno, se les hizo cada vez más difícil hacerlo, de manera que cada quien se enfocaba en los objetivos a cumplir.

La niña alegre, generosa y amable fue perdiendo fuerza, poco a poco fue doblegada a compartir con otras niñas y después de un tiempo, empatizó con ellas. Christina, solo volvía a la vida en las reuniones familiares, sintiendo que podía ser al fin ella misma en compañía de sus primos.

Esa noche se abrazaron con fuerza. Andrés se había convertido en un galán, un hombre muy guapo. Atrás había quedado la figura que le caracterizaba de niño. Las largas horas y esfuerzos en el gimnasio eran apreciables a simple vista, había adquirido un porte y una elegancia para vestir espectacular.

Christina lo miró perpleja. Nunca coincidieron en redes sociales, por lo que verlo fue una gran sorpresa, él se había convertido en una persona completamente diferente. Se le notaba feliz y contento. Cuando la invitó a comer a su mesa, en compañía de su novio Marcos, esta aceptó encantada.

Era tal la confianza que sentía en un pasado por Andrés, que terminó contándole esa misma noche lo ocurrido. Les habló de Frank, del accidente y del señor de la tienda. Ellos la escucharon, aconsejándole que dejara pasar un poco de tiempo. Por eso Andrés fue a su rescate apenas le escuchó al teléfono alterada, se conmovió al socorrerla y prestarle su ayuda.

-¿Tienes toallitas húmedas? -pregunto tomándola de la mano.

Christina asintió, por lo que Andrés abrió su cartera para buscarlas. Sacó una toallita y comenzó a limpiarla hasta dejarla en un estado más decente, Christina lloraba e intentaba contarle todo lo que había sucedido, dándole los detalles que no consiguió explicar cuando lo llamo al teléfono. Estaba desconsolada.

-Ya Christina deja de llorar. -Andrés no soportaba verla tan dolida.

―Esto es lo mejor Christina, lo mejor que te ha podido pasar. De camino aquí, lo estuve pensando o mejor dicho analizando y no puedes seguir con un tipo de hombre así.

-Si algo he aprendido en esta vida amiga, es que es mejor estar solo que mal acompañado, o permanecer con una persona que te hace sentir sola y no te da la satisfacción que tú quieres. Y aunque tú no quieras aceptarlo mi querida Christina, eso era lo que te pasaba con ese hombre.

                         

COPYRIGHT(©) 2022