Capítulo 5 Cancelar el matrimonio

"Pediré a las criadas que traigan a Noreen aquí". Después de decir eso, Gerardo lanzó una mirada a las sirvientas, instándoles a traer a su hija.

Cuando Melany vio a Henrik, su aura fría y misteriosa la atrajo.

Si no fuera discapacitado, se habría casado con él.

Entonces, se acercó y le dijo: "Señor Sanchez, mi hermana tiene mal carácter. Usted...".

"¡Fuera de mi vista!", la interrumpió el hombre.

El volumen de su voz y su dureza sobresaltaron a Melany, obligándola a retroceder con una mirada de agravio. Aunque ya le temblaban los labios, se obligó a abrir la boca y decir: "¡Señor Sanchez!".

Pero Henrik se mostró implacable. Con solo una mirada, ordenó a un guardaespaldas que le tapara la boca y la sacara a rastras de la villa.

Gerardo observó la escena con los labios fruncidos. Aunque no estaba satisfecho con la forma en que trataban a su hija, no se atrevió a decir nada.

Al cabo de un rato, las criadas trajeron a Noreen.

Cuando Henrik vio que tenía un arañazo en su delicado rostro, su expresión se ensombreció y su mirada se oscureció.

"¿Quién ha sido?", preguntó fríamente.

"Eh...". Gerardo no sabía qué responder. Noreen estaba bien hace un rato.

"Sabes lo que debes hacer, ¿verdad?".

"Sí, sí. Lo sé".

Gerardo asintió enérgicamente y pidió a las criadas que recuperaran las imágenes de vigilancia. Se quedó de piedra cuando vio a Melany salir del sótano.

Nunca había pensado que ella, que tenía un rostro tan angelical, fuera capaz de hacer algo así.

"Debe haber algún malentendido. Verá, Melany...".

Henrik no estaba de humor para escuchar ninguna explicación. En su lugar, ordenó al guardaespaldas que trajera a rastras a Melany. Connie quiso salvarla, pero fue bloqueada por otro guardaespaldas. Lo único que podía hacer era mirar con ansiedad.

"¡No! ¡Suéltenme! ¡Escúchenme! ¡Papá, mamá! ¡Ayúdenme!".

El guardaespaldas tapó la boca de Melany y le dio una bofetada en la cara. Cuando la soltó, su rostro estaba rojo e hinchado.

Noreen se quedó mirando a su hermana, quien acababa de desplomarse en el suelo. Luego alzó los ojos y se encontró con los de Henrik.

Su voz le resultó familiar, se parecía a la de su esposo. Eso hizo que lo viera con otros ojos. Tal vez no era tan terrible como lo pintaban.

Tragó saliva y se armó de valor. "Señor Sanchez, no puedo casarme con usted porque ya estoy casada".

"¡Cállate! Tú...", intervino Gerardo, furioso por lo que le había pasado a Melany. Estaba a punto de abofetearla cuando la fría mirada de Henrik le hizo detenerse.

"¿Qué has dicho?", dijo este.

Una sonrisa nerviosa se dibujó en los labios de Gerardo. "No, nada, no escuche sus tonterías...".

Henrik lo ignoró y dirigió su atención a Noreen. "Cancelemos el matrimonio entonces".

Aunque sus rodillas temblaban de miedo, ella trataba de enderezar su espalda y parecer serena.

Él, al verla, no pudo evitar admirarla.

Mientras tanto, los ojos de Noreen se abrieron de par en par con incredulidad.

No podía creer lo que oía. ¿Acaba de cancelar su matrimonio?

Incluso Gerardo se quedó estupefacto. Cuando se dio cuenta de lo que había pasado, se arrodilló delante de Henrik y le suplicó: "¡Señor Sanchez! El matrimonio no puede cancelarse".

Henrik resopló con desdén. ¡Ese hombre era demasiado ruidoso!

Cuando el guardaespaldas vio el ceño fruncido de Henrik, supo de inmediato lo que tenía que hacer. Golpeó a Gerardo en la nuca y lo dejó inconsciente.

Henrik miró a Noreen, quien seguía en el lugar. "¿No quieres acompañarme?", le preguntó.

"¡Sí, sería un placer!". Noreen volvió en sí y lo siguió.

Uno tras otro, los cuatro Bentley y el Rolls-Royce se alejaron.

Cuando por fin desaparecieron de su vista, Noreen exhaló un suspiro de alivio.

Por un momento temió que se regresara y se la llevara con él.

El matrimonio se había cancelado. La sensación de libertad se apoderó de sus pulmones y la dejó extasiada.

Al ver la expresión de júbilo en su rostro, Henrik apartó los ojos del espejo retrovisor.

Resultó que ella no tenía ningún interés en ocultar su desinterés por él.

-

A las cuatro de la tarde, Noreen estaba de pie frente al espejo del cuarto de baño. Con el ceño fruncido, se aplicó cuidadosamente la pomada en la herida de la cara con un bastoncillo de algodón.

Después de salir de la casa de la familia Wheeler, fue directamente al hospital. Allí, el médico le dijo que la herida no era grave y que se recuperaría tras aplicarse la crema durante unos días.

En ese momento, la puerta estaba ligeramente entreabierta. Noreen asomó la cabeza y vio entrar a Henrik.

Llevaba unas botas y un mono. Se veía muy guapo.

"¿Por qué has salido tan temprano del trabajo hoy?", le preguntó ella.

"Bueno, no tenía mucho trabajo y pude salir antes". Henrik se puso las zapatillas y se acercó a ella. Después, abrió el grifo y se lavó las manos.

Seguidamente, miró al espejo y vio la herida de su cara.

"¿Qué te ha pasado?", preguntó él sabiendo la respuesta.

"Esto... Nada, me caí accidentalmente". Mientras hablaba, la chica hundió la cabeza y apartó los ojos de él. Había una expresión de culpabilidad en su cara, y era muy fácil darse cuenta de que estaba mintiendo.

"¿Te caíste?".

"Sí".

Henrik no siguió preguntándole después de eso. Sin embargo, cuando miró su herida a tan corta distancia, la rabia resurgió dentro de él.

Ese repentino sentimiento le sorprendió. Ante las complicadas relaciones familiares y el peligroso entorno en el que vivía, siempre era capaz de mantener la calma pasara lo que pasara. Pero ver esa herida en su rostro casi lo hizo perder el control.

Frunció ligeramente el ceño y reprimió esa extraña sensación. Luego se encogió de hombros y no volvió a pensar en ello.