Los niños no han sido mi fuerte, de hecho, solo los veía en las calles de Londres, pues era hija adoptada única y muy joven, no tenía pensado tener hijos por los momentos, pero esos tres niños ahora me pertenecían y yo decidí asumir la responsabilidad de hacerme cargo de ellos de ahora en adelante, el mayor era el más rebelde aunque se notaba el buen corazón que poseía, para que nuestra convivencia funcione debemos poner límites dentro y fuera de la casa, lo que espero de ellos y lo que aspiran ellos de su nueva tutora.
-¿Por qué estamos sentados aquí?, no eres nuestra madre -grito Harry.
-Tampoco pretendo serlo, pero te advierto que si no obedeces pasaras el resto de tus vacaciones sentado en la ventana mirando a tus amigos jugar fuera de la casa, no he venido aquí para pretender hacer el papel de madre, solo tengo 23 años, la razón por la que he decidido dejar mi vida en Europa es porque no quería que los separaran como a su madre y a mí cuando perdimos a nuestros padres -dije tomando una pausa para respirar -. No tengo ni la más puta idea de como criar a tres niños, pero créanme deseo hacerlo lo mejor posible y mantenerlos unidos.
-Eres una buena tía -dijo Andrés -. Mamá decía que eras muy bonita e inteligente.
-¿Su madre les hablaba de mí? -pregunte sorprendida.
-Todo el tiempo, nos recordaba estudiar para ser algún día como tú -comentó Andrés sonriente.
-Niños, deseo que nuestra convivencia la llevemos lo mejor posible, que juntos aprendamos a compartir conocimientos y que no permitamos que la tristeza apague la alegría de su hogar, estoy segura de que eso desearían sus padres. Las normas están pegadas en el refrì, ambos tendrán tareas del hogar ¿si?
-Si tía -respondió Andrés golpeando el brazo de su hermano, esperando una respuesta positiva ante mi petición.
-Si, está bien lo que digas -rezongó Harry, con mala cara.
-Hola niños -dijo un hombre extraño, quien entraba a la casa sin previo aviso.
-Tío -los niños corriendo a sus brazos.
-¿Cómo están?, ya veo que han crecido muchísimo.
-Ella es nuestra tía Babi -dijo Andrés.
-¿Tú eres?-Pregunte, mientras recogía los juguetes de kelly del gran mueble de cuero gris que decoraba la sala.
-Dante, amigo de la familia -respondió mirándome con cara de tonto.
-Suban a terminar de recoger su habitación, niños - ordené -. Oye disculpa, yo no te conozco me parece abusivo que entres a una casa sin tocar, entiendo que eras amigo de Alejandra y su esposo, pero yo no tengo la mínima idea de quien eres.
-Entiendo, me disculpo su alteza real si entre a su castillo sin tocar antes, es la costumbre. No volverá a ocurrir -dijo sonriendo -. Ha sido muy duro para los niños perder a sus padres, es bueno que tú estés aquí.
-Disculpa ¿podría hacerte algunas preguntas?
-Si claro. No me negaría ante semejante belleza.
Voltee mi cuerpo para quedar frente a frente, sus rasgos aborígenes eran realmente llamativos, su rostro esculpido finamente, el tinte moreno de su piel, ojos cafés, cabellos lacios y negros, pómulos altos y cara ancha, su cuerpo era robusto supuse que pasaba largas horas en el gimnasio para mantenerse en tan buena forma.
-Espera -alzando mi mano -. No estoy en busca de novio, haré mis preguntas. Los niños hablan de visitar a su abuelo paterno ¿Está vivo?
-Si vive en las montañas, lo más alto del bosque -respondió sonriente -. Deberías ser menos cerrada, eres una joven hermosa, quizás encuentres el amor en Ponville.
-Es raro, ¿Por qué dejarle la custodia a una extraña?, cuando los niños tenían su abuelo vivo -evitando la conversación incomoda que pretendía entablar.
-Él no puede cuidar de ellos, pero seguramente tú sí -guiñando el ojo.
Desde mi llegada a este pueblo he sentido que mi hermana y su esposo tenían muchas más opciones para dejar a cargo a sus tres hijos, me preguntaba ¿Por qué yo?, no lograba entenderlo, aunque todos repetían la misma frase como respuesta, «tú eras la mejor opción» ¿Por qué? Cuál era la razón por la cual ellos teniendo familiares cercanos a los niños decidieron interrumpir mi vida en Londres para que me hiciera cargo de sus hijos.
Aquella hermosa mañana soleada, decidí empezar mi vida en la cafetería, los niños pidieron acompañarme a mi primer día de trabajo en Ponville, Kelly era la niña mas adorable que jamás había conocido, tierna y muy cariñosa, sus cabellos eran amarillos como el sol, su tierna mirada realizaban el color ámbar de sus ojos, mientras sus mejillas rosadas la hacían irresistible, ciertamente todos coincidían en que dejo de pronunciar palabras después de la muerte de sus padres, pero aún era muy pequeña, poco a poco superara todo y llevara una vida normal como merece.
Conocí a los tres trabajadores de la cafetería, quienes parecían aliviados de verme, asegurándome que ninguno de ellos podía ir a realizar los procesos bancarios sin mayor explicación.
-Ok - respondí a la empleada que me entregaba el sobre con el dinero que se había hecho en los días que no había estado mi hermana.
-El banco queda en la otra cuadra, por cierto te pareces mucho a Mi querida Ale cuando tenía tu edad -exclamo con tristeza -. Mucho gusto soy Karol, era una buena amiga de Tu hermana, me encargaré de mostrarte todo lo que se sobre este negocio.
-Gracias Karol, iré a depositar este dinero y volveré para ponerme al día, me llevaré a la pequeña ¿puedes vigilar a los niños mientras se toman su malteada?
-No te preocupes estarán bien.
Camine con la pequeña Kelly en brazos, pensando en lo extraño que se comportaba el personal de la cafetería a negarse a depositar el dinero en una entidad bancaria que solo le queda a una cuadra literalmente, los pensamientos me hicieron descuidar y la carpeta con documentos cayó al piso.
-Maldición Babi concéntrate -empezando a llorar la pequeña-. Tranquila, siento mucho el grito e insulto no fue contigo -intentando calmarla tropecé con un hombre.
El cielo se torno gris de repente, mientras las hojas secas que reposaban en el asfalto se levantaron con la ayuda de la fuerte brisa que arropaba al pueblo proveniente de las montañas del otro lado del Ponville, frente al banco estaba una pequeña iglesia donde sonaron las campanas mientras desde lo mas alto me miraba un hombre anciano con vestimenta de sacerdote, haciendo a la distancia la señal de la cruz.
-¿Puedo ayudarte? -preguntó mirándome fijamente, interrumpiendo mi acercamiento con el anciano.
-Si claro -entregándole a Kelly -. Puedes sostenerla mientras recojo este desastre.
-Por supuesto -notándose que incluso no sabía cargar un bebé.
Recogí la carpeta y los documentos que salieron de ella.
-Gracias -regresando la niña a mis brazos, caminando en dirección al banco recibiendo que aquel hombre con manos fuertes y tibias tomo mi brazo -. Disculpa llevó prisa -sonriendo mientras me daba cuenta de lo guapo que era.
-Mucho gusto, mi nombre es Kay y soy.
-El presidente de la corporación Silvert -un joven robusto interrumpiendo -. Incluyendo el banco claro esta.
-Un placer Kay, soy Babi, ¿puedes regresarme mi brazo?, lo necesito para seguir mi camino -sonriendo antes de que decidiera soltarlo.
-Claro -soltando mi brazo -. Espero volver a verte pronto Babi.
Camine con dirección al banco, con mucha rapidez preocupada por haber dejado a dos niños solos en la cafetería aun cuando todos los trabajadores los conocían más que yo, ahora ellos eran mi responsabilidad.
La calentura que aquel hombre causó en mi brazo era difícil de olvidar, sus profundos ojos azules quedaron grabados en mi memoria, de alguna manera sentí que quiso decir algo más, pero su acompañante lo interrumpió, todos en este pueblo actuaban de manera muy extraña, incluyendo a ese sacerdote que parecía preocupado por mi aun sin conocerme.
(EN LAS AFUERAS DEL BANCO)
-Te dije que esperaras en el auto maldita sea -grite a mi primo.
-¿Le ibas a decir que eras un Alpha y la hueles a millones de kilómetros de distancia porque es tu luna?
-Es ella y es mía, pude percibir su olor del otro lado de la carretera, está enloqueciendo a mi lobo, es difícil controlarlo cuando la percibe.
-Deberías calmarte un poco, la joven es atractiva, pero es la tía de los hijos de Gerardo.
-Maldición, ya lo se te has encargado de repetirlo cada cinco minutos, no puedo controlarme, ella me enloquece, es como si sintiera que debo hacerla mía lo antes posible, su olor y su presencia consumen a mi lobo, me es difícil controlarlo sin su mate, imagínalo ahora que la hemos encontrado.
-Créeme que lo entiendo, pero debemos hablar esto con los ancianos antes de saber cuál es el próximo paso.
-Soy el Alpha Rob, no necesito de los ancianos para tomar una decisión.
-No es común que la luna de un Alpha sea humana y mucho menos que sea parte de la manada enemiga, esa es la razón por la que debemos hablar con los ancianos, tu lobo es capaz de ir y cruzar los límites de nuestra manada y entrar a territorio enemigo por la joven.
-Quiero que llames a Mori y le ordenes vigilarla.
-Mori es infiltrado de la manada hermano gris por razones muy diferentes a esta Kay.
-Te estoy dando una puta orden Rob -acercándome para intimidarlo con la mirada -. Obedece -caminando hasta el auto.
-Siempre voy a obedecer, eres nuestro Alpha, solo espero que hagas lo correcto no solo por tu bienestar sino también pensando en la manada.
-Deja de preocuparte por mi trabajo como Alpha, ¿Crees que si pierdo mi humanidad serás nombrado Alpha?
-No, eres como un hermano para mí, me ofende que pienses que soy tu perro faldero solamente por esa tontería, no solo perdería a mi Alpha si pierdes tu humanidad, también perdería a mi mejor amigo.
-No perderé mi humanidad Rob, los Raksha jamás han perdido un Alpha por no encontrar el control, mi luna está en Ponville y en cuanto la marque y la haga mía toda esta mierda acabará.
No tenía dudas ella era mi luna, me fue difícil controlarme estando frente a ella, deseaba en todo momento tomarla con fuerza hasta morder su cuello marcando su piel con mi sello, que todos sepan que su Alpha encontró a su luna y pueda controlar a mi lobo con facilidad nuevamente, detener la perdida de humanidad, procrear los herederos que mi familia esperaba obtener, pero debía tener calma porque la mujer destinada para mi vida no solo era humana también vivía en territorio enemigo y de enterarse los miembros de la manada hermano gris desataremos una guerra a muerte, maldecía no haberla encontrado antes de pisar esas tierras, sin duda no tenía la menor duda de haber recorrido el mundo entero en busca de ella, recorrí cada país, cada ciudad, cada centro comercial, restaurantes, bares, discotecas y jamás me tope con ella, su belleza era perfecta, tal y como la había imaginado, sus hermosos ojos verdes almendrados, su cabello negro largo y su hermosa silueta la hacian unica, ese olor dulce y amargo a la vez que traspiraba me enloquecía y tenía la certeza de que mi lobo interior hará todo lo imposible por poseerla a toda costa.