Pasaron años, para qué demostrará mí valor ante la industria, mi padre no me lo perdonaba, era imposible que yo un hombre de intelecto inigualable haya sido engañado por una mujer. No había nadie que se me comparara, fue un tiempo muy duro, me cerraban la puerta en la cara, querían evitar a toda costa problemas con los Echeverría por los litigios que tenían con nosotros por las bombas de petróleo, nadie quería trabajar o meterse en esos litigios legales. Muchas veces sospeché que el maldito Echeverría los mantenía amenazados.
Mientras tardábamos en recuperar nuestro territorio, fui acumulando rencor hacia ella por su traición descarada. No podía soportar ver cómo se hacían ricos con las áreas petroleras que nosotros los Robinson, habíamos descubierto, las áreas más importantes de Arabia Saudí, los volvía cada vez más ricos, llenándome de cólera, tanto, que hasta termine en la cárcel por golpear a uno de sus ejecutivos que antes trabaja para mí. Pero una vez que logre ganar la demanda, tuve las bombas correspondientes, y los dejé por debajo de las listas de interés.
Nadie quería trabajar con ellos, sus bombas de petróleo en América no recaudaban lo suficiente y se volvieron muy poco rentables.
Nadie quería ayudarlos a saldar las deudas que se acumularon cada vez más...
Aunque cabe admitir, que yo tuve algo que ver en éso...*risita*
Los tenía dónde quería, sobre la lona, desesperados, hasta que el señor Echevarria aceptó mis demandas, con mí único objetivo principal, Dafne.La mujer que me traicionó.
No tenía tan altas mis expectativas al volverla a ver, pero cuando se apersonó en la oficina de su padre, para firmar nuestro acuerdo de matrimonio, me quedé un poco aturdido, Dafne se veía exactamente igual a cuando la vi por última vez. Alta, esbelta, con el cabello corto sobre los hombros, seguía usando el mismo tono de labial, como la misma ropa ajustada de color rojo, hasta tenia el mismo gusto en calzados altos y negros ....
Estaba tan hermosa y atractiva como antes. Al ver sus ojos mirarme con desprecio me sentí en el pasado otra vez, su mirada me quemó como una ráfaga, algo se movió en mis entrañas. Solía sentirme así cuando la veía en la universidad...
Todavía tenía ese efecto en mi, de subirme la temperatura aunque me encontrase bajo cero.
Ella apartó la vista al instante, evitando mirarme, ni siquiera se atrevió a saludarme al entrar, eso me molesto, tenía a su jefe en frente y me ignora simplemente, apreté con fuerza el bolígrafo en mi mano, como tiene el valor de fingir que no estoy aquí.
Todo quedó en silencio cuando se sentó al lado de su padre, la ví dudar frente al acuerdo matrimonial, su cara estaba en blanco como un fantasma, y yo disfrute cada segundo de su desesperación, para romper el hielo le pregunté si firmaría o no, casi burlándome de su situación, por supuesto que firmaría no tenía salida.
Sus ojos me demostraron cuán pesada había caído esa pregunta para ella.
Su mirada reflejaba dolor y amargura, como si fuera yo el malo de la película. ¿A qué papel jugaba?, ¿La víctima en este momento?, si ella fue quien me traicionó en primer lugar.
Nada cambiaría las cosas, y no me detendría a pesar de su angustia, todavía quedaba mucho por hacer y ésto era solo el comienzo.
Me convertí en el segador que venía a por los Echevarria, nada quedara impune mientras esté dentro de la empresa. Me aseguraré de destruirlos y dejarlos sin nada, tomaré sus esperanzas y lo arrojaré al vacío, haciéndoles creer que todo estará bien si me obedecen, pero es solo parte de mi plan, los engañaré, tal y como lo hizo ella conmigo.
Cuando terminó de firmar Dafne se retiro, enojada con su padre y conmigo, me sentí algo extraño cuando su presencia nos abandonó. ¿A qué venía ésa actitud?, se estaba casando con un hombre rico, como tanto dijo antes que quería hacer cuando rompió conmigo, supuestamente, era muy poca cosa para ella cuando todavía no heredaba la empresa de mi padre, no cumplía sus expectativas según sus palabras, me desconcertaba ahora su actitud, pero poco me interesaba si estaba feliz o no con este matrimonio. Ahora estaba atada a mí por unos grilletes y yo tenía la cadena en su cuello, no escaparía a ninguna parte como ya lo hizo antes.
~ Dafne.
No podía saber lo que pasaba por la mente de Tayler al obligarme a vivir con el en su mansion, me mordí los labios con molestia mientras el automóvil se movía en la autopista 46.
-¡Maldita sea!, debí leer ese contrato con anticipación-, murmuré.
Con la presión que ejercía mí padre para qué firmé y el patrimonio familiar dependiendo de ésto, no me tomé el tiempo de leer el contrato con tranquilidad; Ni siquiera una copia tenía para anticiparme a lo que sucedería.
Seguro, había muchas cláusulas más a las que accedí sin mí consentimiento-¡ Por Dios Dafne!, ¡¿Cómo pudiste firmar algo tan importante sin leerlo bien ?!-Me recrimine y di un golpe con mí palma a mí rodilla, tratando de liberar un poco de rabia.
Los hombres de Tayler, me miraron por el espejo retrovisor al hacer tal escándalo, inmediatamente miré hacia otro lado, se me habían escapado esas palabras de lo molestaba que estaba conmigo misma.
" Ahora tengo las manos atadas, el muy maldito puede hacer lo que se le antoje conmigo, y yo no podré hacer nada para impedirlo ".
Pensaba en un suspiro acomodando mí cabeza en el asiento; lamentablemente no era mí propia abogada , o si no, me habría despedido a mi misma.
De pronto recordé su sonrisa con algo de sadismo que mostró cuando me veía firmar los papeles. - Ahora entiendo por qué sonreía de esa forma -, concluí.
¿Qué cláusulas habrás puesto Tayler?.
¿De qué forma vas a hacerme sufrir?.
Mientras me preguntaba qué cláusulas habría añadido, una luz me iluminó, el contrato prematrimonial suele ser como un candado imposible de abrir, un seguro inquebrantable, pero quizás en una de esas cláusulas pueda encontrar también la libertad.
Llamé a Ivee que me dio su número antes de irme, y me atendió de inmediato.
[ Sí, señora Robinson, ¿Qué necesita?].
- Escucha, necesito saber si hay una cláusula en mí contrato que me libre de Tayler Robinson, no tuve tiempo de leerla y ya me estoy arrepintiendo.- al decir esas palabras la mirada de sus hombres se quedaron puestas en el espejo retrovisor de la camioneta hacia mi- Quiero una copia del contrato que firme ,¿Entendido?.--susurre al celular para que no me escucharan sus gorilas.
[ Entendido señora Robinson, lo leeré esta tarde y le informaré lo que se puede hacer ].
Una vez cortada la llamada, volví mí vista furiosa al espejo retrovisor dónde me observaban aquellos dos tipejos. Esta vez fueron ellos los que voltearon la mirada, no tenían el suficiente valor para sostenérmela.
Después de un largo viaje, llegamos a Bel Air, el barrio privado más grande de los Angeles, no tenía idea de que Tayler vivía aquí, mi casa estaba a unas pocas calles, ¿lo habrá hecho a propósito?, pero que podría esperarse del magnate que me tenía en la mira. Podría tener más mansiones alrededor de mis otras residencias, y no podría saberlo.
Me dí con una gran mansión, tan grande que mis propios chistes sobre Tayler y su virilidad empezaban a cobrar sentido.
-Parece que sí compensa algo en sus pantalones para ser tan extravagante.
Dije entre risas ante la mirada molesta de sus hombres.
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