Y ahora que es mi esposa...
Dafne se levanta de un sobresalto interrumpiendo los pensamientos de mi mente, parece que escuchó el sonido de la puerta cerrándose detrás de mí; Pero ya es demasiado tarde para detenerlos.
Ella se asusta al ver la oscuridad de mis ojos agarrando las sábanas en contra de su pecho.
- Tayler, ¿Qué haces aquí?.
- ¿Cómo que hago aquí?, este es mi dormitorio.
Contesté con una sonrisa sacándome la camisa para arrojarla a un costado, Dafne se amedrenta al ver que pretendo desnudarme y se hace hacia atrás. Lo mismo hice con el pantalón y los zapatos, arrojándolos por ahí.
- Tayler, ¿Qué pretendes?.
Dice ella entrada frunciéndome el ceño..
Cree que me detendré tan solo por ver su cara enojada como antes lo hacía, subí a la cama y la aceche como un cazador a una presa, ella se pone contra del respaldo de la cama comprendiendo que no estoy jugando, como un pequeño conejo.
- ¿Qué es lo que crees que hago?.
Ella desvía la mirada tapándose el rostro.
Me da un poco de risa su actitud, como si nunca hubiera visto un hombre en calzoncillos en toda su vida.
" ¿ A dónde se fue la mandamás de Oxford?, ¿La mujer imponente y fuerte que conocí a los veinte años?".
- Tayler, si estás pensando en hacerme algo, ¡Te juro que te demandaré!.
Me dice escondiéndose detrás de una almohada, como si no pudiera quitarla con una mano.
- Acabamos de casarnos, ¿No crees que deberías actuar mejor en nuestra primera noche juntos?.
- ¡Esta no es una luna de miel, Lunático!, ¡Es un maldito infierno al que me sometiste!.
Ella asoma la mirada detrás de esa cosa, frunciendo las cejas ante mí, ruborizada, observando mi cuerpo con asombro, parece que le llama la atención mi abdomen, el que tanto halagan mis compañeras de la noche, y se esconde con timidez nuevamente tras esa porquería.
- Deja de exagerar, actúas como una niña...
Replique con seriedad, ella no era una adolescente.
No tiene que admitir que le gusta lo que ve, puedo saber qué le atraigo por su expresión. Es demasiado orgullosa... ¿Necesita aparentar ser la víctima todo el tiempo?.Que no sea sincera, me molesta...
Quite esa almohada de entre nosotros y la arroje a la cama reduciéndola debajo de mí, " Estoy harto de tus juegos Dafne", tome sus muñecas e inhibo el movimiento de sus piernas.
_Te atreves a hablar del tamaño de mi virilidad sin ningún pudor, como si estuvieras acostumbrada a muchos hombres y ahora... ¿Te haces la escrupulosa?. Para ti, entonces tener sexo debía ser habitual, ya que conoces distingues muy bien el tamaño de un pene, seguramente muchos hombres ya probaron tu cuerpo_ le susurre al oido_habrás experimentado todo tipo de placeres aunque no tuviera la primera porción del pastel al menos merezco probar lo que ya le diste a otros.
- ¡ No-No!, ¡No quiero!.
Exclama retorciéndose con los ojos cerrados, pero no importa cuanta fuerza no puede hacer nada.
-Creo que hay algo que no entiendes Dafne, firmaste un contrato.
- No-No, yo no sabia lo que firmaba...
- No mientas sabias que me entregabas tu libertad a cambio de no dejarlos en bancarrota_argumente y ella no tenía nada para decir, bajaba la mirada con rabia, sabía que decía la verdad_ Con que estoy compensando algo en mis pantalones... déjame demostrarte cuan equivocada estás, deberías estar agradecida Dafne, será la única vez en que te otorgaré placer.
Desprendí su camisa lentamente sujetando sus muñecas con una sola mano, Mi pene erecto aprisionado en mi calzoncillo presiona su zona íntima, está dispuesto adentrarse a esta mujer y demostrarle a esta petulante que tan grande puede ser.
Ella se agita, me mira con un brillo de timidez en sus ojos lastimeros, y sus labios se retuercen en angustia. Eso me motiva, si la sigo viendo de esa forma siento que voy a explotar en los pantalones.
Termino de desabotonar, descubriendo un tesoro que estuvo oculto de mí por mucho tiempo, ella se retuerce, puedo sentir como su piel se eriza, temblando ante el roce de mis dedos, su cuerpo da pequeños sobresaltos mientras bajo cada centímetro de cintura, a mi vista sobresale su pecho con un brasier rojo, me parece que ese sostén molesta, pero aunque no pueda ver sus pechos, la vista de su pecho que jamás vi tan de cerca, me deslumbra, no soy capaz de esperar, mis ansias por esta mujer traicionera sobrepasan mi paciencia, bajo hacia su piel, besando su ombligo, mientras escuchó a la par como ella sigue diciendo " No" entre gemidos placenteros.
-¡ Por favor Tayler no!.
Grita, pero no estoy dispuesto a obedecer.
- Cierra la boca...
Le respondo subiendo hacia su cuello, " No sabes cuánto he querido ésto", abro sus piernas y bajo la cintura entre en medio de ellas, asentandome en su parte privada, ella se hace hacía atrás sintiendo aquello que amenaza con penetrar.
-¡ Ah!, ¡ No Tayler!, por favor, no lo hagas- la escucho pedir en un hilo de voz, como si fuese a llorar...
La escucho lamentarse, pero a este punto ya no puede engañarme, solo me hace querer follarla con rudeza para que tenga algo por qué sufrir.
Deslice a un costado su ropa interior, y me adentré de golpe a su cuerpo.
-¡ah!..
Gritó y apretó los labios con lágrimas en sus pestañas, sentí que algo se abrió en su interior, ¿Era idea mía o acabe de romper un himen?, subí una de sus piernas para acomodarme mejor,
- Detente...
Me rogó, y al subir mi vista a su rostro me doy con sus lágrimas, con sus ojos angustiados.¿Qué significaba esa mirada de dolor?, ¿Fingirá que es virgen?. Ignore su súplica y me moví a mi gusto, la sensación apretada y calurosa de su cuerpo me dejaba en éxtasis, era mi sueño tomar a la más popular de la universidad cuando la veía pasear a la deriva con un bikini frente al equipo de futbol.
Besé y mordí esas montañas turgentes con desesperación, me desconocí, mientras ella más suplicaba que me detuviera más fuerte se lo hice.
Después de unos intensos momentos, la solté, y me levanté de la cama con una sonrisa, saciado y complacido.
-Me acabas de violar, eres igual a Royer.
... Me dice desde atrás, dejándome anonadado, mi sonrisa se fué y volvió a mí la amargura, el extasiado momento que viví se fue de mi cuerpo como si me hubieran echado agua fría al recordarme a ese engreído de la escuela, Ian Connor, hijo de industrias Roger, el engreído que estaba detrás de ella, como un perro de bolso, una vez intento violarla, cuando estaba nadando sola en las piscinas de la universidad,en la piscina, si no fuera por mí, él la hubiera violado aquella vez.
- No te atrevas a compararme con ese sujeto.
Le dije frunciendo la mirada, volviendo mi vista hacia ella, ¿Por qué tuvo que mencionar a ese malnacido?.
- ¡¿Acaso no recuerdas que si no fuera por mí el te hubiera profanado en las gradas?!
Le reclamé, yéndome hacia la ducha.
[ Narrado por el autor ]
Dafne al ver su actitud, notó que le molesto el compararlo con su antiguo rival que intento tomarla a la fuerza, a pesar de adolorida que se encontraba, ella tenía fuerzas para pararse y arrojar una lámpara a su figura andante, que por suerte Tayler esquivó.
Él le había arrebatado la virginidad, y no quería perdonárselo, después de aquella experiencia en la piscina, Dafne no quería que ningún hombre se le acercará, y por ese motivo su virginidad aún había permanecido hasta su adultez.
Las piernas de Dafne, se tambaleaban, Tayler la veía contraerse, algo rojo se deslizaba entre ellas, los ojos llenos de lágrimas y su expresión rabiosa, lo hicieron dudar si ella era una experta en hombres como tanto decía.
" ¿ Acaso?" se preguntó el, sospechando de que había tomado su pureza, pero eso era imposible, Dafne, tenía su misma edad, estaba seguro de que después de la universidad tuvo su primera vez con algún desconocido.
Para él, era imposible que acabara de ser el primero. Pensó que quizás la había desgarrado y ahora se hacía la víctima.
"No me volverás a engañar".
Murmuro con las cejas fruncidas, y se dio la vuelta para irse a bañar.
Le afirmó con ojos llenos de odio, desapareciendo de la habitación para dejar a Dafne al borde de las lágrimas.