-Si señorita Hamilton, lamento los inconvenientes que haya causado -ella me sonríe y niega con la cabeza.
-Ni que lo digas, todo está bien por ahora.
-Gracias -murmuró.
Veo a la dueña desaparecer y me relajo, debido a que es un hospital privado no vienen tantos clientes, unos días solemos estar mas llenos que otros, el equipo y yo solemos hablar entre nosotros y reírnos, pero no somos cercanos, pocas veces salimos después del trabajo o nos contamos cosas. Supongo que lo nuestro es mas profesional que otra cosa. Camino por los pasillos buscando con la mirada a alguien que luzca como jefe de cirugía, pero no veo nada. Detesto a las personas impuntuales, es una señal de que no son totalmente responsables.
Bufo y me quito los guantes, los clientes que han llegado son de emergencia, pediatría y algunos por dolores comunes. Mientras camino hacia la salida para observar el panorama choco con alguien, quien me tira café helado encima.
Gruño y alzo la mirada.
Es un hombre de mi edad, con el cabello largo de color negro, ojos grises, tez blanca y un tatuaje cubriendo su muñeca con forma de serpiente. Lleva ropa informal por lo que deduzco que es un cliente, intento sonreír, pero sale más como una mueca. Luego de romper con Bruno y haberme alejado de mi mejor amiga, me volví una persona amargada, he intentado tener citas, pero algo siempre sale mal, como si no pudiera mantener una conversación con alguien sin antes imaginarme como mi ex me juro amor y luego me dejo plantada en el altar.
El chico frente a mi tiene rasgos duros y masculinos, es guapo, pero sigo enfadada por lo del café. Espero que se disculpe o me diga algo, pero solo dice:
-Sal del camino.
-No, discúlpate.
-¿Disculparme? -pregunta como si le estuviera diciendo algo de otro mundo, lo miro sin dejarme intimidar y me quedo de pie frente a el-. No tengo porque disculparme estabas en el medio.
-¿Eres cliente? Porque si es así, te pido que te retires y busques otro hospital donde puedan atenderte con gusto.
Frunce el ceño y suelta una sonora carcajada. El lo esta disfrutando, disfruta de lo confundida y molesta que parezco. No le veo la gracia a la situación, quiero que este hombre desaparezca de mi vista y deje de actuar como un completo idiota. Veo la hora en mi reloj y ruedo los ojos cuando no veo señal del nuevo empleado.
-Soy el nuevo jefe de cirugía ¿Y tú eres?
Mierda, no puede ser. ¿Por qué él? ¿Por qué un tío bueno y antipático? ¿Por qué tiene que ser justo el imbécil que me acaba de lanzar café encima? Creo que estoy pagando algún tipo de karma, pero la vida debió equivocarse. No fui yo la que cancelo una boda y no fui yo la que le quito el prometido a su mejor amiga. La vida debería hacer mejor su trabajo e informarse bien de a quien debe lanzarle todas las cosas malas. No es justo que me pasen a mí, no cuando todo lo que hago es tratar de salir adelante y tener un mejor futuro.
-Estoy especializada en cirugía y estaré bajo tu cargo.
-Entonces, solo eres mi empleada.
-No soy tu empleada, te recuerdo que ambos somos empleados en este hospital.
-¿Trabajas para mi o no?
-Si, pero...
-No hay peros que valgan. Lamento haberte lanzado el café helado encima, fue un accidente.
-Hemos empezado con el pie izquierdo -susurro.
-Ha sido tu culpa, fuiste la que me insulto sin razón.
-¿Sin razón?
Sonríe, pero no responde, me entrega sus cosas y se va. Lo veo desaparecer por el enorme hospital y llevo todo lo que me ha dado hasta su oficina, es un idiota, creo que cualquier persona con dos dedos de frente podría darse cuenta de que es un imbécil sin remedio Podría deducir su vida solo con la actitud que tiene, es de padres millonarios, siempre lo apoyaron en lo que quisieron o puede que solo estudio medicina por obligación y vive la carrera de forma frustrada. También pienso que vive solo, esta necesitado de un buen sexo y es una persona con pocos amigos.
El hecho de tener dinero hace que las personas se sientan seguras, la mayoría de las veces se vuelven arrogantes y odiosas, me salgo de la oficina y veo mi teléfono, en Instagram veo varias fotos de Maya y Bruno, se ven felices juntos, han hecho muchos viajes. Maya me ha escrito en varias ocasiones, al principio no le contestaba, no quería saber nada de ella, me dolía lo que había hecho, todavía me duele y se que no puedo vivir toda la vida odiándola. Lo pensé mientras estaba acostada en mi cama, con dos nuevos mensajes de ella, los miré con remordimiento y respondí.
Aquella noche no hablamos mucho, se sorprendió de que le respondiera y me agradeció repetidas veces, Maya creyó que ya lo había superado y que estaba lista para volver a ser su amiga y llevarme bien con Bruno. Sin embargo, dudo que algún día este lista para eso. Cuando conversé con ella me di cuenta que seguía doliendo, todavía el dolor no se había ido del todo, me abrumaba recordar la escena en la que supe que ella era la que se acostaba con mi prometido.
Una mujer no puede olvidar algo como eso tan rápido, ame a Bruno mas que a ninguno, fue mi primer amor y no he vuelto a amar a nadie. Mis citas nunca salen bien, creí que nuestro amor iba a durar toda la vida, ya había imaginado como seria tener dos hermosos bebes, pero me quede sin su cariño, no se lo reprocho, tampoco quiero que vuelva, lo único que me hubiera gustado saber es en qué momento comenzó a sentir cosas por Maya.
Me hubiera gustado saber que estaba mal conmigo, siempre intente que nos llevemos bien, pensaba que su amor valía la pena, le di todo de mí, le entregue incluso mi amor propio, sentía que quería salir corriendo y decirle que volviera. Fue un placer conocerlo, aunque solo hayamos durado algunos años, fueron los mejores años de mi vida y a pesar de que nunca me dijo que era el amor de su vida, cuando me fui supe que él nunca pensó que yo era la indicada. No sé por qué motivo me pidió matrimonio si no sentía todo lo que yo estaba sintiendo. Quizás lo nuestro solo fue casualidad, puede que estábamos destinados a terminar, él se iba y yo me quedaba aquí, pensando en que falle. Estoy sentada en mi escritorio y sigo viendo la foto de ellos en e ultimo viaje que hicieron, bebo un poco del café que me ha traído una de las secretarias y me llega un mensaje de Bruno, toso por la sorpresa y lo abro de inmediato.
Tiene que ser una estúpida broma.
No es cualquier mensaje, ni cualquier cosa que esta diciendo, tampoco es un simple saludo. Ojalá lo fuera, hubiera sido mil veces mejor que fuera un saludo, pero esto... es demasiado, incluso me parece cínico, es una invitación a la boda de Maya y suya. Una estúpida invitación a su boda ¿En que estaba pensando cuando me mando esto? ¿Creyó que me haría feliz, que estaría bien con todo esto?
Mensaje de Bruno:
Espero que asistas, Maya esta muy ilusionada con la boda, pero a la vez se ha sentido mal. Jana, ella quiere que su mejor amiga este ahí. Tienes que ir, no puedes estar molesta conmigo toda la vida y menos con ella. Fueron amigas durante años, piénsalo.
Maya te necesita ese día allí.
¿Por qué debería importarme lo que Maya esta sintiendo en estos momentos? El mensaje de Bruno hace que mis buenos ánimos desaparezcan, no puedo creer que lo haya dicho como si no fuera nada. ¿Acaso su cariño hacia mi fue tan poco y miserable?
Mensaje de Bruno.
En unas horas llegaremos a Los Ángeles, han sido una locura los últimos días.
Ignoro todos sus mensajes y apago la pantalla del teléfono, no quiero saber mas sobre sus vidas, no estoy interesada en saber como les va o si van a casarse. Tampoco me interesa saber que a partir de las próximas horas volveremos a estar en la misma ciudad. Después de que ellos se fueron y Bruno me dio los papeles de la casa, la vendí. Tuve la fortuna de poder venderla a un precio alto, me compre un lindo apartamento y un lindo auto que me permite movilizarme a donde quiera.