Capítulo 3 No era lo que esperaba (Holy)

Por fin había llegado a Bangkok.

Era un lugar increíble, lleno de comercios y lugares para visitar. Un sueño para cualquier turista.

Me encontraba en un taxi, el cual el conductor no me dirigió la palabra. Simplemente se limitó a observarme por el espejo retrovisor ya que no era muy común ver griegos en su país.

Suspiré mientras dirigía mí mirada hacia un grupo de niños en la plaza.

¿Cuál sería mí futuro aquí ahora? ¿Podría trabajar de lo que quiero? ¿Me adaptaría fácilmente? El hecho de encontrarme sola aquí, hacía que me diera un poco de miedo continuar.

Pero rápidamente disipe esa idea de mí cabeza , ya que fue muy difícil lograr estar aquí y pasar ese exámen.

Mí madre siempre me dijo "No te rindas si aún no lo has intentado." Mientras pensaba, sentía que el nudo en la garganta se formaba en mí. Fue muy difícil dejar atrás a mí familia, amigos y trabajo.

Pero era por lo que había luchado durante cinco años y no me rendiría tan fácil.

"Llegamos." dijo el taxista quitándome de mí ensoñación.

"Oh lo lamento, estaba distraída." Dije apresuradamente.

"Está bien, el viaje desde el aeropuerto hasta aquí serían dieciocho Bath." Si algo tenía claro era sobre economía en Tailandia.

"Muy bien." Entregué el dinero y el taxista abrió el pestillo para que yo saliera.

Abrí la puerta del pasajero y sin darme cuenta pise un charco el cual mancho mis pantalones blancos.

"Gran idea idiota." Me quejé para mis adentros mientras observaba al taxista quien no me prestaba atención."

Fui hacia la cajuela del auto y saqué mis valijas, las cuales pesaban más que yo misma. Creo que un milagro hizo que las aceptarán en el aeropuerto.

Mis amigos siempre me decían que llevaba cosas innecesarias, pero ellos no comprendían que, además de tener la ropa que iba a usar, siempre debía llevar segundas opciones por si no me gustaba la primera.

Decidí ponerme en marcha mientras arrastraba las valijas. Las ruedas repiqueteaban ya que el piso era de piedra y alguna que otra vereda estaba rota.

Con aire cansado por fin pude detenerme a observar mí hogar.

Era una residencia de seis pisos. Todo era color blanco y las puertas estaban clasificadas no solo por número de puerta, si no con los apellidos de cada uno. Observé que no había ascensor, por ende, debía subir cinco pisos ya que allí estaba mí apartamento.

Cuando llegue al quinto piso, estaba respirando pesadamente. Nunca debí hacerlo sola, pero mí autosuficiencia no me lo permitía.

Introduje la llave como pude porque mis brazos estaban temblando por el peso que cargué momentos antes, y entré.

Era una habitación poco común.

Tenía una cama de dos plazas en medio con sábanas color blanco y verde, una ventana la cual daba hacia el otro lado del edificio donde solo se veían más residencias.

El baño era azul, el cual solo tenía una ducha pequeña, el inodoro a un costado y un lavabo que tenía manchas viejas. Decidí probar el agua caliente.

Observando la ducha gire la perilla lentamente para ver si habría agua.

Si había. Decidí que era momento de estrenarla ya que estaba manchada de barro y solo había dormido dos horas, luego de que un niño pateara mí asiento de avión toda la noche.

Hoy era momento de descansar. Mañana temprano debía ir a ver el trabajo por el cual me entrevistarian en un hospital donde hablaban inglés.

Me duché alrededor de una hora y tomé la ropa que había preparado. Unos joggings gris y una remera blanca.

En Bangkok hacía frío por lo que saqué del armario un cubrecamas y me dirigí a dormir esperando poder descansar.

Al día siguiente.

"Pip, pip, pip" eran las 6 a.m

Era hora de asearme y elegir la ropa.

Me sentía como si me hubieran golpeado una manada de jabalíes, por lo que observé afuera y tomé valor para levantarme. Chirrió la cama y me senté pensando "Hoy es tu primer día, debes esforzarte ya que para eso viniste ¡A trabajar!

Me levanté con mucho esfuerzo y abrí el armario con la esperanza de encontrar algo adecuado para hoy.

Me decidí por un pantalón el cual se ajustaba en la cintura y luego se abría completamente. Era color Beige. Me puse un suéter color azul y decidí que mí pelo tendría una media cola. Arregle mis ondas las cuales caían delicadamente en mis hombros y opté por unas botas que hacían juego con el pantalón

Mí maquillaje siempre era relajado pero presentable.

Cuando me sentí agradable por lo que llevaba, fui camino a la heladera a buscar que comer. Decidí preparar un sándwich con un jugo de naranja. Los nervios no me dejarían comer más.

Me senté y comía en silencio mientras meditaba sobre como sería mí llegada allí y como me recibirían

Observé el reloj y ya eran 7:30 a.m.

"¡Carajo!" Exclamé. "Me relajé de más." Fui por mí bolso y corrí hacia el trabajo.

Los taxis no eran fácil de conseguir aquí y más si eras extranjero.

"Rápido, rápido." Dije en voz alta con nerviosismo. Hasta que al fin conseguí uno.

"Hacia el hospital Bumrungad, por favor." Dije.

Y fuimos hacia allí. Cuando baje del taxi observé lo grande que era ese lugar, ya que era uno de los hospitales más prestigiosos y reconocidos de Bangkok.

Aún no podía creer estar allí.

Entre por la puerta giratoria observando a cada médico y enfermera que estaba allí.

Su recepción era inmensa e impresionante.

¿Quién iba a pensar que una chica como yo entraría allí? Henry se moriría, así que decidí enviarle una prueba de mí gran futuro asegurado.

"Hola Hen, adivina dónde estoy." Escribí mientras me reía.

"Maldita perra. Espero que hables de mí y me guardes un lugar así demuestro que soy mejor que tú." Dijo Hen con un emoji de risa.

"Ya quisieras." Me reí nuevamente.

Justo en ese momento se acerca el guardia de seguridad hacía mí.

"Disculpe señorita ¿Me podría decir a qué vino?"

"Oh disculpe, me distraje un momento. Vine para una entrevista de trabajo para el puesto de enfermería en el área de fertilidad." Dije mientras observaba que el guardia me buscaba en la lista.

El guardia se detuvo y me miró.

"Disculpe señorita pero aquí no hay ninguna entrevista asignada."

"¿Como que no?" Pregunté mientras sentía que mis nervios aumentaban lentamente.

"No señorita, no hay nada, si quiere puedo llamar a recursos humanos para verificar." Indicó.

"Está bien, por favor. "

No podía creerlo. Vine de Grecia a Bangkok sin tener nada asegurado aquí. El guardia debía pensar que enloquecí completamente.

"Hola Doctora, disculpe que la interrumpa. Es que aquí hay una chica que dice que tenía una entrevista para el puesto de enfermería en su área, su nombre es." "¿Cómo es su nombre?"

"Holy Johnson." Susurré mientras la preocupación crecía.

"Holy Johnson."

Al cabo de unos segundos.

"Está bien Doctora yo le aviso, muchas gracias." Y colgó.

"Señorita, dice la doctora que no asignó nada, es más, ella ya cuenta con su equipo completo, no necesita a nadie más." Enfatizó el guardia.

"¿!Qué!? No es posible. Yo misma hablé por email con la encargada y me dijeron que tenía el puesto asegurado." Intenté alegar sin que se diera cuenta de mí voz quebrada.

"Señorita disculpe pero la Doctora ya dijo que no la conoce, lo siento." Me miró con lástima.

"Está bien, volveré a verificar." Dije encubriendo mí enojo.

Me di media vuelta y me fui con pasos fuertes.

Cuando estuve afuera.

"Tengo que verificar el anuncio de empleo nuevamente. No puede ser que no sea verdad."

Cliqueé el teléfono con dedos temblorosos y allí no había ningún anuncio.

"¡No puede ser! Fue todo mentira. No había ningún trabajo aquí, me engañaron y yo caí como tonta." "¿Ahora que haré?"

Miles de pensamientos e insultos se venían a mí mente. Llamar a Hen no puedo porque allí en Atenas aún es madrugada. A mis padres tampoco porque creerían que no valdría nada por mí misma.

Me sentía resignada y sin rumbo. ¿Qué haría en una ciudad que no conocía a nadie ni nada? Lo más probable es que me maten y me dejen tirada en el aeropuerto para devolverme a Atenas. Lo mejor que podría hacer ahora es llorar.

Crucé la calle hacia un pequeño parque el cual no era muy agradable pero no había otra mejor idea.

Me senté en un banco que daba hacia un árbol sin hojas y las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas.

¿Cómo haría para vivir aquí sin trabajo? ¿Cómo puedo volver a Atenas sin suficiente dinero?

En eso, siento que me tocan el hombro. Era una mujer. Pelirroja.

"¿Quién eres tú?" Dije con voz ronca.

"Mí nombre es Kelly, te vi llorando como una loca y decidí acercarme."

Una risa sarcástica salió de mí.

"¿Porque no te vas y dejas de burlarte de mí?" Dije controlando mí molestia, aunque era evidente.

"No lo haré." Dijo con determinación. "Además, quiero hacer mí buena acción del día. Mencionó mientras se sentaba a mí lado y sacaba un cigarrillo. "Solo dime que necesitas e intentaré orientarte. Además, se ve que no eres de aquí y si estás sola sería peligroso." Me miró esperando una respuesta.

"Solo quiero un trabajo de enfermera, como me dijeron, nada más." Y mis lágrimas rodaron nuevamente.

"Yo tengo un trabajo para cubrir, no de enfermera pero algo es algo no?" Me miró con una sonrisa burlona.

"¡No! Yo estudié y trabaje muy duro como para no trabajar de lo que quiero. Además, todavía debo buscar a quien me estafó y como mínimo romperle la cara." Dije furiosa mientras aplastaba una hoja debajo de mis pies.

"Mira yo no soy enfermera, pero se que no es nada fácil conseguir trabajo de ese tipo, y más viendo dónde creo que te postulante, mucho menos. Por eso te ofrezco estar en mí bar. Es por la noche y trabajarás sola. Obviamente te ayudaré en lo que necesites." Me miró esperando mí reaccion.

No me convencía mucho la idea, pero viendo la situación en la que estaba no podía darme el lujo de rechazar un trabajo.

"Muy bien, acepto. ¿Cuando puedo empezar?"

"Ahora mismo." Dijo emocionada y tironeo de mí brazo.

Al entrar al bar, no había muchos clientes. Era un lugar un poco oscuro y perfecto para esas noches de nostalgia. Había una barra y detrás de ellas bebidas alcohólicas de todo tipo.

"Bueno... ¿Cómo es tu nombre?"

"Holy." Respondí sin ganas.

"Holy, muy bien. Hoy durante el día, vas a observar como trabajo y te enseñaré como van las cosas y cómo debes atender, ya que en la noche iniciarás con los clientes. ¿De acuerdo?"

"Ok." Suspiré.

Mientras observaba a Kelly podía ver cómo los clientes la miraban sin descaro y trataban de seducirla. Ella los rechazaba amablemente y seguía. Se movía con gracia entre las mesas y hacía muchas cosas a la misma vez. Amaba ser enfermera pero sin dudas esto sería un desafío.

Kelly pasó todo el día enseñándome como preparar tragos, indicándome donde estaban las cosas y ayudándome a acomodar cajas. No fue nada fácil pero era mejor que estar haciendo nada.

Sonó la campanilla de entrada y ya eran las 22:30 p.m. por lo que Kelly me dejó aquí mientras ella iba a verificar quien era.

Kelly tardaba en venir. Así que decidí observar por la ventana de la cocina y había un chico alli sentado de brazos cruzados. No pude evitar observar sus ojos color miel que parecían perdidos. Tenía una voz profunda que podría hacer que cualquier chica lo buscase. Al oir acercarse a Kelly me moví rápidamente a dónde estaba antes.

"Bien, Holy el será tu primer cliente. Tuvo una noche fatal y por ende, necesita algo que por lo menos haga que se olvidé un poco de su tristeza. Así que espero que lo que te haya enseñado hoy de frutos. A por él chica." Me miró con confianza.

Con determinación abrí la puerta, y dije "Hola soy Holy y seré tu bartender esta noche."

                         

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