Capítulo 2 El principio del dolor

MESES ANTES.

Nunca me puse a pensar tanto en la vida, si no que las simples cosas siempre me había parecido más llamativa y extraordinaria, por esa razón no planeaba nada, porque lo planeado nunca salía bien, creo decir que soy la persona menos afortunada del mundo, uno y lo fundamental de mi caótica vida era el odio irracional de mi madre, en las cosas del amor me iba aun peor, creo que cupido en mi sus flecha quiebra y no es porque no quiera, si no que no era tan atractiva como las demás chicas de mi edad y lo otro era que una parte de mí y no sabía a qué grado estaba incondicional e irrevocablemente enamorada de mi crush de toda la vida, y prácticamente no tenía ojos ni alma para otro que no fuera él. -Dylan me oyes, por favor sal ahora mismo; necesito ver cómo te queda el traje- dije mientras golpeaba la puerta. -Ni muerto me visto así, es horrible. -Por favor, por favor sal-suplique. -¡Ok! pero si te ríes te mato- amenazo el detrás de la puerta con una voz angustiada. -Uhum que miedo, ven sal de ahí; prometo no reírme-o eso creo. -Vez es horrible parezco un homosexual. -¡Que! ¡Espera! ¡No!- me retorcía de la risa-se equivocaron de traje-mientras golpeaba el colchón y lágrimas de risa Caían de mis ojos. -Prometiste no reírte Karmin, eres una mentirosa- expreso molesto y hace un puchero mientras me lanza un cojín. -Lo siento Dylan es inevitable, mírate hasta empiezo a dudar de tu sexualidad vestido así- me dolía el estómago por reírme tanto. -Cállate, ya no eres mi amiga, te odio todo es tu culpa por Convencerme de comprar ropa por internet, te dije que era mala idea. -Tranquilo vemos que hacemos, algo se nos ocurrirá!!! -Es mañana, las graduación es mañana y no hay tintorerías libre ni menos alquiler de trajes- Me recordó molesto -Lo arreglaremos Dylan-trato de calmarlo, porque después de todo era mi culpa- y ahora ve a quitarse eso-dije y la risa volvió a invadir mi cuerpo. ¿Saben ustedes el significado de "Mejores amigos" lo saben? Bueno si lo saben eso éramos Dylan y yo, mejores e inseparables amigos, conocíamos cada cosa de ambos, hasta lo más vergonzoso que nos pasaba, prácticamente fuimos amigos desde los seis años, aún recuerdo cuando lo vi por primera vez en el patio trasero de su casa, recién se habían mudado, era en junio las nieves caían en cámaras lentas hasta formarse un campo de copos de nieves por las veredas del pueblo de Weder,Dylan se encontraba tratando de hacer un muñeco de nieves, lo observaba desde mi ventana, de pronto una curiosidad me invadió la mente y quise ir junto a él, bajé las escaleras, en una bolsa de plástico cargué unas zanahorias y una bufanda color rojo. Llegue a su casa, me fui directo en donde se encontraba y lo encontré tratando de mover unos barrotes que supuse serían los brazos del muñeco, la hablarle lo asuste y cayó de culo en la nieve, elevando la mirada hacia mí, me miro con sorpresa, era obvio que no espera verme allí. -Lo siento no quise asustarte-hable un poco avergonzada -De todos modos era muy feo- añadió mientras se levantaba -¿Te ayudo a hacer uno nuevo? - pregunte dudosa jugando con mis dedos. -Bien hagámoslo-responde con una sonrisa. -Solo falta la nariz, ¿lo pones tú? Eres más alto- dije mientras extendía la bolsa hacia el -Quedo prefecto-dice mientras me miraba-soy Dylan Stheim y tu como te llamas? -Yo, yo soy Karmin , eres nuevo verdad? -Sí, iré contigo a la escuela, quieres ser mi amiga-pregunto mientras me extendía una de sus manos -¿Amigos? No, mejores amigos. Desde esa tarde del frío Junio nos hicimos amigos, debo decir que la llegada de los Stheim cambió por completo el pueblo en donde vivíamos, nuestros padres siempre se opusieron de que fuéramos amigos, pero el extraño lazo que se había formado entre ambos era más fuerte que cualquier otra cosa, los perjuicios de mis padres y las rígidas normas de mis los padres de Dylan no pudieron contras nosotros, así que aquí estamos dos par de adolescentes completamente locos vagando por la vida sin preocupaciones algunas de que hacer con nuestras vida, lo único que nos importa ahora era tener la graduación y disfrutar de las vacaciones, para luego volver ala vida de los estudiantes responsables que aparentábamos ser. De hecho no teníamos claro que queríamos estudiar, ni en que universidad ir, pero lo único que sabíamos que sería en la misma universidad en donde iríamos, por una de las reglas de mejores amigos eran nunca abandonar al otro ni en los peores momentos. -¿Te sientes bien? -No sé, de pronto sentí unos mareos- dije mientras me tocaba la cabeza. -Ven siéntate aquí- me toma de los brazos -Vi algo extraño Dylan, un hombre vestido de negro y una cruz en manos allí-señale el dirección de la mesada -Ha de ser porque aún no hemos comido nada, y deberíamos dejar de ver tantas películas, ya empiezas a alucinar. -NO DYLAN!¡ LO VI, ERA REAL- grite desesperada. -Ok preciosa, pero recuéstate te traeré algo de comer. -Oh por Dios, allí está de nuevo-dije levantándome con rapidez y señalando a la pared en donde se encontraba. -¿Enserio? Si es una broma para Karmin ,me asustas; llamaré a tus padres. Era lo único que logre escuchar, como si fueran solo ecos que llegaron a mis oídos, caí desvanecida cuando el hombre levantó la enorme cruz que traía en mano y golpeó el suelo provocando un gran iluminación que en un momento me segó la visión Desperté un poco desorientada, no sabía en donde me encontraba, pareciera que mi mente se había quedado en blanco, como si volviera a renacer, tarde unos segundo en adaptarme a la realidad, me removí un poco y note que mis padres estaban afuera en el pasillo, parecían que estaban discutiendo y lo raro fue que pudiera escuchar con claridad de lo que estaban hablando, estando a una distancia muy prudente. -Mira Pedro está sucediendo de nuevo, no podemos ocultarlo más, pasará lo mismo como Jeremy. -Entonces que hago yo, es mi hija también es la tuya pero tal parece que también se te ha olvido que lo eres. -Entiendo perfectamente que lo hice, pero esta apunto de cumplir los 18 y sabes lo que significa y sabes que es lo que significa para los Stheim. -Franchelye no me perturbes con tantas cosas ahora, al igual que tu tampoco se que hacer. -Deberíamos decirle la verdad ahora no antes que suceda algo peor que esto. -Sobre mi cadáver le contarás la verdad, encontraré una solución y si eso significa morirme al intento, créeme que lo haré, no dejaré que pase lo mismo que con Jeremy, no si puedo evitarlo esta vez. -No te atrevas a meter a Jeremy aquí esto es totalmente diferente no sé si te acuerdas de ese punto Pedro. -El baúl de los recuerdos Franchelye, debemos apresurarnos a encontrarlos. -Pedro escúchame ese baúl está perdido hace miles de años. ¿Qué te hace pensar que en dos meses lo encontrarás?. -No sé que hacer, tampoco de donde empezar a buscar, pero de lo único que estoy seguro es que lo encontraré. -Dime que sucederá si ellos lo encuentran primero, el baúl se ha perdido nadie sabe donde está. -No quiero imaginarme lo que harían los Stheim si lo encuentran, será un Apocalipsis, cientos de muertes de personas inocentes ocasionarán, debemos evitar. Me volví a hacer la dormida para oír lo que decían, pero no hubo más palabras, abrí los ojos y vi como se abrazaban. Pero de que estaban hablando, que era lo que no debía saber, que fue lo que sucedió en realidad con mi hermano Jeremy, no entendía nada de lo que estaba pasando y porqué metían a los Stheim, ellos nunca se llevaron bien y eso que vivían ala lado de nosotros, recuerdo que mis padres se molestaron bastante cuando se enteraron que la casa de al lado había sido comprado por una familia adinerada que se mudarían de Alaska. Era tan extraño que durante todo este tiempo se hubieran molestado tanto que Dylan y yo fuéramos amigos y que era ese baúl que los Stheim no podrían encontrar, porque hablando de siento de años, como si fuesen que ellos pertenecían a otra década, otro siglos como si fuesen VAMPIROS!!! Tenia tantas preguntas y ningunas respuestas, que paso de verdad con Jeremy y que estaba pasando conmigo, porque tenía alucinaciones de este tipo, nunca las tuve hasta ahora, me sentía extraña no de una forma humana, si no una totalmente inhumana, de pronto podía escuchar bien desde lejos, percibía cada casa que sucedía a mi alrededor o la visión se me había vuelto más clara y profunda, al mismo tiempo podría sentir los latidos de los corazones de cada personas que pasaba por el largo pasillo del hospital, sentía sed, pero extrañamente agua no quería. -Papá-dije con mi voz áspera-necesito agua por favor, tengo mucha sed. -Mi amor, despertaste; toma preciosa. -Que sucedido papi, que tengo me siento muy rara. -Tuviste un desmayo, el Dr. dijo que era por la anemia que volvió a bajar. -No papá, otra vez no puedo tomar esos medicamentos tan asquerosos, por favor dime es mentira- lágrimas salían rodando. -Tranquila cariño, estoy aquí todo estará bien, buscaremos otros métodos para que no tomes esos mismos medicinas. -Te amo papá- dije mientras el secaba mis lágrimas. -También te amo, eres lo más importante para mi y por ti soy capaz de todo mi pequeña Mi papá, mi maravilloso e increíble padre, no creo que exista otro ser tan generoso como el, estoy segura que Dios me ha dado el mejor papá del mundo, siempre me complacía de todo y me defendía de los maltratos de mi madre, llegue a pensar en algún momento que no me quería, porque siempre preferían mi hermano Mayor Jeremy, el era la luz de sus ojos, su amado y adorado hijo. Con la extraña muerte de Jeremy, su odio hacia se volvió más fuerte y ahí comprobé que mi especulación eran cierta, ella no me quería nunca me quiso y nunca lo haría. Con su muerte ella enloqueció por completo, llegó un tiempo en el que no comía, no dormía, tampoco se arreglaba, simplemente se quedaba con la misma ropa varios días, sentada frente al televisor viendo los vídeos de Jeremy, juntos con las fotografías de el esparcida al suelo, tardaba horas así llorando desconsoladamente hasta no poder más y se quedaba dormida en la sala. De pronto el sentimiento de rechazo hacia mi empeoro mas, la pérdida de Jeremy trajo la destrucción para mi madre, hubo momentos en el que no me podía ver, siempre que cruzaba por donde ella se encontraba me lanzaba objetos filosos o pesados sin ningún temor a hacerme daño o golpearme con ello, o talvez ese era su objetivo, hacerme daño. Nunca entendí ese odio hacia mí, si se suponía que también era su hija y llevaba la misma sangre que Jeremy entonces porque no me quería, porque siempre rechazaba cualquier acto de cariño de mi hacia ella, nunca me dio un abrazo tampoco un beso, de ella nada bueno tenía solamente los horribles episodios que pase por culpa de ella, esos son mis recuerdos con ella, porque me culpaba por la muerte de él. Lo único que supe por mi padre es que Jeremy murió cuando iba manejando en la carretera y de pronto tuvo un grave accidente chocando con un enorme contenedor que había en las fueras del pueblo, cuyo impacto fue tan grave que acabo con su vida, su muerte nunca apareció en las noticias mucho menos en los periódicos, era una muerte silenciosa, no hubo funerales, tampoco me despedí de el porque según papá estaba muy pequeña para esas cosas, fue como si lo quisieran ocultar para que nadie se dieran cuenta de los hechos acontecidos de esa noche lluviosa de Noviembre. Lo único que me dijeron fue que Jeremy no volvería nunca más, que el se había ido para siempre y que nunca lo volvería a verlo venir por mi cuando tardaba horas en la plaza de pueblo con Dylan, tampoco me volvería a llevar a tomar helado de frutilla cuando me caía y me golpeaba, ni mucho menos me volvería a cantar aquella canción de cuna que tanto me gustaba, o quedarse a dormir conmigo para que no tuviera pesadillas, esa era la excusa perfecta que me inventaba para que me diera dulces por las noches y de pronto esas cosas ya no estaban, nadie me daba tanta atención como el lo hacía, a pesar del odio de mamá el siempre cuidaba de mí, lo extraño tanto que siempre al acordarme de él se me llena los ojos de lágrimas. Jeremy te extraño tanto, donde quiera que estés quiero que sepas que te amo y me haces falta.

                         

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