La nueva vida de Alexandra
img img La nueva vida de Alexandra img Capítulo 7 Un plan de supervivencia La nueva vida de Alexandra. Capítulo siete.
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Capítulo 8 Una luz en la oscuridad La nueva vida de Alexandra. Capítulo ocho. img
Capítulo 9 La estrategia de Alexandra La nueva vida de Alexandra. Capítulo nueve. img
Capítulo 10 La nueva vida de Alexandra. Capítulo 10. img
Capítulo 11 Inicia la fiesta del terror La nueva vida de Alexandra. Capítulo 11. img
Capítulo 12 Una noche espeluznante La nueva vida de Alexandra. Capítulo 12. img
Capítulo 13 La venganza de Alexandra comienza Capítulo 13. img
Capítulo 14 Entre la vida y la muerte La nueva vida de Alexandra. Capítulo 14. img
Capítulo 15 A un paso de la libertad La nueva vida de Alexandra. Capítulo 15. img
Capítulo 16 La muerte de Alexandra img
Capítulo 17 Ella está muerta img
Capítulo 18 El pacto img
Capítulo 19 El misterio del testamento img
Capítulo 20 Recuerdos que duelen img
Capítulo 21 Los malos comienzan a pagar img
Capítulo 22 Una nueva oportunidad img
Capítulo 23 La llegada a la hacienda Miller img
Capítulo 24 Los misterios se despejan img
Capítulo 25 El primer enfrentamiento img
Capítulo 26 Una mujer fuera de serie img
Capítulo 27 Tortura psicologica img
Capítulo 28 La crisis de Isabella img
Capítulo 29 Noticias que lo cambian todo img
Capítulo 30 El brillante plan de Diana img
Capítulo 31 Una mágica noche en el jardín img
Capítulo 32 El amor se asoma img
Capítulo 33 Un día de campo para recordar img
Capítulo 34 Una nueva oportunidad para amar img
Capítulo 35 Aparece una luz de esperanza img
Capítulo 36 Grandes revelaciones img
Capítulo 37 Buenas nuevas img
Capítulo 38 Cicatrices img
Capítulo 39 El aliado perfecto img
Capítulo 40 La mejor alianza img
Capítulo 41 Plan de escape img
Capítulo 42 Sentimientos de culpa img
Capítulo 43 Reconciliación img
Capítulo 44 Una nueva cita img
Capítulo 45 Una dulce tentación img
Capítulo 46 Un gran descubrimiento img
Capítulo 47 La proposición del inspector img
Capítulo 48 La cita de Diana img
Capítulo 49 Una noche digna de recordar img
Capítulo 50 Una gran encrucijada img
Capítulo 51 Un viaje inesperado img
Capítulo 52 Un corazón atormentado img
Capítulo 53 La doble vida de Henry img
Capítulo 54 La venganza de Edmund img
Capítulo 55 Una gran oferta img
Capítulo 56 La revelación de Alexandra img
Capítulo 57 La despedida de Diana img
Capítulo 58 Preparando la est img
Capítulo 59 La inseguridad de Diana img
Capítulo 60 El gran triunfo img
Capítulo 61 La sorpresa de Isabella img
Capítulo 62 Cayendo en las redes de Henry img
Capítulo 63 Entre manipuladores se entienden img
Capítulo 64 Henry se sale con la suya img
Capítulo 65 Una sorpresa para Adam img
Capítulo 66 El primer día de clases img
Capítulo 67 La decisión de Alexandra img
Capítulo 68 La propuesta img
Capítulo 69 Castigo img
Capítulo 70 Un padre para Alexandra img
Capítulo 71 Me muero por besarte img
Capítulo 72 Un gran secreto sale a la luz img
Capítulo 73 Charles y Magaret están libres img
Capítulo 74 Adam regresa para aclararlo todo img
Capítulo 75 Alexandra desaparece img
Capítulo 76 Aclarándolo todo img
Capítulo 77 Mark muerde el anzuelo img
Capítulo 78 Maquinaciones img
Capítulo 79 Caminando hacia la trampa img
Capítulo 80 El extraño comportamiento de Adam img
Capítulo 81 La desición de Alexandra img
Capítulo 82 Una espera insoportable img
Capítulo 83 Mark avanza hacia su muerte img
Capítulo 84 La caída del primer verdugo img
Capítulo 85 La estrategia de Daniela img
Capítulo 86 Nataly se sale con la suya img
Capítulo 87 La proposición de James img
Capítulo 88 Adam lo descubre todo img
Capítulo 89 El enfrentamiento de James y Adam img
Capítulo 90 La historia detrás de Alexandra es revelada img
Capítulo 91 El regreso triunfal de Alexandra img
Capítulo 92 La caída de los verdugos img
Capítulo 93 La cristalización de un sueño img
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Capítulo 7 Un plan de supervivencia La nueva vida de Alexandra. Capítulo siete.

Tres meses han pasado desde que Alexandra fue despojada de su libertad y obligada a vivir un verdadero infierno para arrebatarle lo que le pertenece, los médicos, enfermeras y guardias de seguridad se han ensañado con ella debido a que no pueden obligarla tal como hacen con los demás pacientes. Cada vez les resulta más difícil acercarse a ella e inyectarle las sustancias que poco a poco van desestabilizando su mente, por lo que se vieron en la necesidad de suministrarle dichas drogas en los alimentos o en la bebida.

Más que un ser humano, Alexandra se encuentra reducida a una bestia salvaje, o al menos eso es lo que les ha hecho creer, a la clínica ha llegado una nueva enfermera, una mujer totalmente distinta al personal que trabaja en el macabro lugar, por lo qué a Margaret, la enfermera del terror se le ocurrió que Diana podría ser perfecta para hacerse cargo del cuidado de Alexandra.

– Aquí las cosas no son como en los lugares donde estás acostumbrada a trabajar Diana, pero si quieres conservar el empleo debes ver, oír y callar, nada sale de este sitio, te lo digo por tu bien, porque si no las consecuencias podrían ser fatales para ti, claro – Amenazó Margaret provocando pánico en la joven enfermera que recién ha ingresado.

– No se preocupe, yo sólo estoy aquí para trabajar, y mientras no me pidan hacer cosas ilícitas, no tendré ningún problema con acatar indicaciones – Contestó Diana.

Margaret sonrió en forma maliciosa, sabía perfectamente que en ese lugar si se practicaban actos ilícitos, pero no pensaba decírselo a ella, pues no quería que saliera huyendo y mucho menos que pudiera ponerlos al descubierto.

– Estarás destinada al cuidado de una paciente, es una mujer desquiciada y muy peligrosa, debes tener mucho cuidado con ella, ya que si te confías podría darte una paliza o en el peor de los casos escapar, te recuerdo que eso no te conviene, abre bien los ojos y no te acerques más de lo que debes – Advirtió.

Diana sintió mucho miedo al escuchar las palabras de Margaret, le aterraba la idea de tratar con una persona con esas características, ella era muy buena enfermera y le había tocado lidiar con casos complicados, pero algo como lo que le estaban describiendo jamás, así que con mucho cuidado se dirigió al sótano donde tenían recluida a Alexandra. La joven enfermera vio con horror el lugar, le pareció cruel e inhumano que pudieran tener a alguien en esas condiciones, No obstante, decidió quedarse callada, ya que si estaba en ese lugar no era por gusto, sino por necesidad.

– Aquí la tienes, como podrás darte cuenta es una bestia salvaje – Informó Margaret señalando a Alexandra quien se hallaba en el suelo.

– ¿Pero como pueden tenerla en este lugar?, Es inhumano, nadie merece estar en estas condiciones – Recriminó Diana .

– Por tu bien es mejor que no te metas donde no te llaman, no cuestiones lo que se hace, limítate a obedecer – Contestó Margaret.

Tocaba el baño de Alexandra, y como todos los días ella no se los puso nada fácil, y luchaba con todas sus fuerzas para evitar que le pusieran las manos encima, la llevaban arrastrando a uno de los patios, donde empezaban a someterla y empaparla con agua fría, el cuerpo de la joven se contraía a causa del inclemente invierno. Ella estaba expuesta ante las miradas de todos, algunos la miraban con morbo, otros con aberración, y muchos también con indiferencia, para ellos Alexandra sólo era un objeto al cual poder sacarle dinero. El perverso espectáculo fue demasiado para Diana, ella no tenía maldad en su corazón, y presenciar algo como eso le pareció lo más espeluznante que hubiese visto, quiso escapar pero Margaret no se lo permitió, así que la alejó para hablar con ella y amenazarla como hacía con todo el personal de nuevo ingreso.

– ¿Adonde crees que vas jovencita? – Preguntó la enfermera mientras sujetaba fuertemente a Diana .

– No puedo con esto, así que me largo, lo qué hacen en este lugar es terrible, no es para nada una clínica normal, más bien parece un lugar de torturas, y yo no pienso trabajar aquí – Sentenció Diana .

– Piensa muy bien lo que dices, te recuerdo que firmaste un contrato de confidencialidad, y ya no podrás irte, al menos claro qué quieras qué te pase lo mismo que a ella o que a cualquiera de los pacientes que se encuentran aquí – La amenazó.

El corazón de Diana se sobresaltó , y no pudo evitar llorar amargamente por el terrible error que había cometido al decidir trabajar en un sitio como ese.

– Déjate de lágrimas tontas que no te llevarán a ningún lado, más te vale que hagas lo que te decimos si no quieres terminar igual que estas basuras – Dijo señalando a los pacientes.

– Vamos, levántate y ve a trabajar, que no se te paga para hacerte tonta, la paciente que estará a tu cuidado es un caso especial, así qué nada de ser condescendiente con ella, llévale la comida y ponle 10 de estas gotas – Ordenó.

– ¿Pero se ha vuelto loca? Si le pongo tanto medicamento podría ser fatal para ella, yo no pienso ser su cómplice en esta atrocidad – Advirtió Diana.

Margaret tomó a la enfermera por el cabello y le propinó un par de bofetadas, después empezó a zarandearla para obligarla a acatar sus indicaciones.

– No juegues con mi paciencia estúpida, si sabes lo que te conviene harás lo que yo te diga, ¿No quieres saber de lo que soy capaz verdad? – Le dijo amenazándola una vez más.

A Diana no le quedó más remedio que seguir las instrucciones de Margaret, pero no le puso el medicamento, algo en todo ese abominable trato que le daban a Alexandra no le parecía, me imaginaba que detrás de todo aquello había una obscura razón que poco a poco averiguaría. Le pidió al guardia de seguridad que se mantuviera cerca por cualquier cosa, pero ella avanzó con paso firme y decidido para llevarle la comida.

– Alexandra, mi nombre es Diana, voy a ser tu nueva enfermera, ahora seré yo quien estará A cargo de ti y de todo lo que necesites, no te asustes, yo no soy como los demás, te lo juro – Le informó ella profundamente conmovida al ver el estado tan lamentable en el que se encontraba.

– No voy a comer esa porquería, jamás lograrán volverme loca, antes prefiero morir de hambre – Respondió Alexandra.

– No temas, no le puse nada a la comida, me arriesgué desobedeciendo a Margaret, así que puedes comer tranquila y confiar en mí – Dijo en voz baja para que nadie más la escuchara.

– Estás mintiendo, eres mala como todos los demás, también tú quieres que pierda la razón, y ahora han decidido cambiar de táctica para que les resulte más fácil deshacerse de mí, malditos, los odio, algún día se arrepentirán de todo el daño que me están haciendo– Repetía la joven mientras lloraba amargamente.

Al escucharla hablar, Diana inmediatamente se dio cuenta de la terrible injusticia que se había cometido con Alexandra, asimismo, pudo constatar qué a pesar de todas las sustancias que ponían en su comida, no habían podido conseguir sus obscuros propósitos, por lo que seguramente ella no se estaba comiendo todo lo que le daban.

– Ellos piensan que has perdido la razón, cuando están presentes te comportas como un ser desequilibrado, pero al escucharte hablar me he dado cuenta de todo, pero no te preocupes no voy a decir nada, déjame ayudarte, si voy a estar en este lugar, por lo menos quiero hacer algo por las personas que están aquí – Expuso.

– Por fin, gracias Dios mío por escuchar mis súplicas, se nota a kilómetros que tú no eres como ellos, y si me ayudas, te juro que no me alcanzará la vida para agradecerte y te daré lo que me pidas – Propuso .

– Desde que te vi supe qué había algo extraño, conozco muy bien el comportamiento de una persona que ha perdido la razón, y en tus ojos no había señal de una enfermedad mental, sino odio y repulsión hacia esta gente – Reveló.

– No imaginas lo difícil que ha sido para mí sostener esta mentira, hacerme la desquiciada, soportar toda clase de torturas, golpes, insultos, humillaciones, incluso los estragos de las porquerías que me dan, he tenido que consumir alimento en muy bajas dosis para atenuar los efectos y el resto lo tiraba por la alcantarilla o se lo daba a las ratas y cucarachas que habitan en esta cloaca donde me han tenido casi desde que me trajeron – Relató.

– ¿Pero quien puede odiarte tanto como para haberte ingresado en este lugar? – Preguntó ella horrorizada.

– Nada menos que mi propia hermana, esa maldita que me ha odiado siempre, que ha envidiado todo lo qué he tenido, y quien no descansó hasta asesinar a mi padre y encerrarme en este lugar, lo que no entiendo es porque no me ha asesinado todavía, seguramente porque desea ver cómo sufro, no me explico que pude haberle hecho como para merecer semejante infierno – Le contó .

– Dios mío, pero cómo es posible que alguien pueda atreverse a semejante crueldad – Exclamó Diana.

– Pero algún día podré salir de aquí, y entonces te juro por lo más sagrado que fueron mis padres que no tendré piedad de ellos y les haré pagar uno a uno todo el sufrimiento que he tenido que vivir – Sentenció.

– Por ahora debes seguir actuando como lo has venido haciendo, ya no tendrás que preocuparte por los medicamentos, porque mientras yo esté a cargo no colocaré las dosis y al menos podrás alimentarte –

Prometió.

– Eres una bendición Diana, bendita la hora en que llegaste aquí, las cosas siempre pasan por algo y si tuviste que venir fue porque Dios te envió para ayudarme – Expresó.

– Yo tampoco creo en las casualidades Alexandra, y te prometo que juntas encontraremos una solución, sólo debemos actuar con cautela, porque si nos descubren entonces todo habrá terminado – Señaló la enfermera.

En el rostro de Alexandra se dibujaba por primera vez en mucho tiempo la esperanza, existía un rayito de luz entre tanta oscuridad, juntas sería mucho más fácil encontrar una salida para que ambas pudieran escapar de aquel infierno Y tal vez comenzar de nuevo.

                         

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