Venganza de Amor.
img img Venganza de Amor. img Capítulo 3 El piano de mamá
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Capítulo 6 Las cartas img
Capítulo 7 REENCUENTRO img
Capítulo 8 REVELACIÓN img
Capítulo 9 LA NOCHE MAS OBSCURA img
Capítulo 10 ENCONTRANDO LA PAZ img
Capítulo 11 ¿PUEDES AMARME img
Capítulo 12 El Joven Hilltop img
Capítulo 13 El Diario de Olivia img
Capítulo 14 Arthur Torek img
Capítulo 15 El primer beso img
Capítulo 16 Una Noche De Emociones img
Capítulo 17 El Regreso De William img
Capítulo 18 Los Hombres Sombra img
Capítulo 19 Un Suceso Inesperado img
Capítulo 20 El vestido de Shyla img
Capítulo 21 ¿Boda Con Final Feliz img
Capítulo 22 La Libreta de Alessandro img
Capítulo 23 La Hermana Sumisa img
Capítulo 24 Corazón Elástico img
Capítulo 25 Un Día o Dos img
Capítulo 26 Como Caído Del Cielo img
Capítulo 27 La Reina Victoria img
Capítulo 28 La Culpabilidad De Olivia img
Capítulo 29 Decisiones Difíciles img
Capítulo 30 El día en que todo acabó img
Capítulo 31 El último día sobre la tierra img
Capítulo 32 La Despedida img
Capítulo 33 Todo Se Acabó img
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Capítulo 3 El piano de mamá

CAPITULO 3:EL PIANO DE MAMÁ

Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Mi madre yacía sentada en el salón de música conmigo y mi hermana. Mientras ella tocaba la más bella melodía, acompañada de su dulce y tierna voz, Olivia y yo nos complacíamos mirando, escuchando y sintiendo, su pasión era visible al presionar cada tecla. Era nuestra actividad favorita, lo hacíamos en las mañanas que mi padre no estaba. Todas cantábamos y reíamos sin parar, a veces podía sentir como mi corazón latía al mismo ritmo de su música, eso me alegraba la vida.

Pero un día toda esa magia y felicidad se desvaneció. Fue algo repentino y no hubo um previo aviso, fue tan brusco que ni siquiera pude creerlo.

Esa mañana de invierno, cada detalle sigue grabado. Durante la temporada fría mamá no dejaba que la nana nos cocinara, prefería hacerlo ella; llenaba la casa de olor a frutas y flores, creaba un ambiente de calor muy especial que llenaba mi corazón. Pero esa vez se sintió diferente porque no me despertó el olor a fruta o flores, sino mi padre dando un golpe para abrir la puerta de nuestra habitación.

Olivia era muy pequeña y dormía conmigo, por lo tanto al espantarme, también lo hizo ella.

ㅡTengo algo que decirles.

Su rostro serio y ese silencio me parecieron una mala señal. Mi estómago se oprimio.

ㅡSu madre ha muerto.

Y después de eso ya no recuerdo nada, pero cada noche sueño lo mismo y me despierto pensando en la cara de Olivia que sólo reflejaba duda.

Me levanté de mi cama, estaba un poco nerviosa. No sabía si debia bajar, padre no me ha dirigido la palabra desde que lo abofeteé días atrás.

Me dispuse a cambiarme, tratando de estar presentable para mis clases con la institutriz. Me asome a la ventana y vi a un cochero acompañado por otros dos hombres bastante bien arreglados. No le dí mucha importancia, pero me resultó curioso que nunca los había visto por aquí.

Bajé y pude ver a estos hombres junto a mi padre entrando al salón de música, lo cual fué aún más raro. Quise saber qué hacían pero en lugar de preguntar, preferí asomarme disimuladamente y averiguarlo de esta forma.

ㅡSeñor Alessandro, es un instrumento muy bonito, la madera es de excelente calidad. Mis hijas no podrían tocar esto, pero tal vez mi hijo sí...

El hombre era tan robusto que le costaba respirar.

ㅡConcuerdo con usted, señor Phillip. Es un instrumento de buena calidad, pero ya no quiero conservarlo. Seguro que a su hijo le gustará.

¿Padre estaba intentando...? ¿Qué?

Ingresé a la habitación con el coraje llegándome hasta el cuello. ¿Cómo se le ocurría?

ㅡ¿¿Qué estás haciendo?! ¡¿Qué es todo esto?! Alejen sus asquerosas manos de mi piano.

El hombre robusto volteó a ver a mi padre con furia y cierto desagrado.

ㅡMariella, vuelve a tu cuarto ㅡdijo mirándome fijamente a los ojos, buscando parecer intimidante.

Le dediqué la misma mirada a él.

ㅡ¡No! ㅡespeté, enfrentándolo.

Quizás fue un error, quizás no debí hacerlo. Pero me daba igual, era el piano de mi madre, no podían llevárselo. Era parte de ella, parte de mí, no podía permitir que lo alejaran.

ㅡ¡Dije que te largues!

Y me golpeó. Su mano estrelló mi mejilla con más fuerza que la última vez. Pareció satisfecho, como si hubiera estado esperando el momento para hacerlo.

Aún así no dejé que se saliera con la suya.

ㅡNo se pueden llevar el piano de mi madre.

ㅡ¿Disculpa? Aquí el que dá las órdenes soy yo. Es mí piano y yo hago con él lo que desee. Ahora marchate, y no me hagas repetirlo, que ya no seré tan gentil.

La rabia y la impotencia se quedaron en mi garganta, que dolió al preguntar:

ㅡ¿Esta es tu manera de castigarme?

Él me ignoró por completo, intentando retomar el asunto de la venta. No me dí por vencida, tenía que hacer que no se lo llevaran.

ㅡHazlo ㅡle concedíㅡ. Castigame si eso es lo que quieres, pero por piedad, déjalo. Era de mi madre, de tu esposa... No lo hagas.

Los hombres miraron a mi padre esperando una respuesta. El aire de incomodidad estaba presente, el hombre robusto pareció sentir pena, pues intentó dejarlo.

ㅡSeñor Alessandro, creo que mejor conversamos de esto otro día, con más calma.

Para mi desgracia, el tono condescendiente del hombre no hizo más que empeorar el ánimo de mi padre, quien le grito:

ㅡ¡No, nadie se va sin el maldito piano!

Su cara se transformó en otra.

Supe al mirarlo que ya no podía hacer más. Quise correr pero mis piernas no respondían.

Sólo quería proteger su memoria. Quería conservar sus cosas, su recuerdo. Padre parecía no entenderlo. Ese piano no tenía valor monetario, era más bien algo ligado a mis emociones.

Él siguió gritando y me acobardé. La presión de mi pecho se extendió y viajó hasta mis oídos. No pude decir nada, pero en cuanto pude reaccionar, salí corriendo del salón.

No dejaba de pensar que si mi madre estuviera viva se hubiera puesto muy triste. Ella estaría decepcionada. Y sentí tanto enojo por eso. Incluso rabia hacia Olivia. Por haberla defendido se llevaron lo único que me quedaba de mi mamá.

Me dirigí a la cocina, buscando a Genoveva, era la única con la que podría desahogarme. Pero no estaba por ninguna parte y empecé a desesperarme.

Salí al jardín de atrás y corrí sin tener un rumbo fijo.

Cuando el aire me faltó, bajé la velocidad y caminé. Estuve deambulando un largo rato por aquellos árboles mientras pensaba en lo feliz que era hace algunos años. Los recuerdos me alcanzaron y no fui capaz de seguir aguantando el llanto. Me dejé caer a los pies de un árbol, rendida, a la vez que las lágrimas se escapaban.

El llanto iba en aumento y se volvió tan fuerte que me dolía el alma y sólo pude seguir llorando al cielo.

ㅡ¡Lo siento, mamá! No pude protegerlo, no pude ser fuerte. Yo... no puedo.

La vista se me volvió borrosa y no supe si se trataba de un sueño.

Estaba lejos y podía equivocarme, pero estaba segura de que ví a mi madre. Estaba igual a la última vez; con su hermosa piel de porcelana, su cabello rojizo, sus grandes ojos de color azul, sus mejillas rosadas y esa sonrisa deslumbrante.

Caminó hacia mí y al tenerla de frente me quedé sin aliento. Extendió su mano y la toqué. Me levantó del piso, me miró y me sonrió de nuevo.

Cuando quise decirle algo, su expresión se llenó de tristeza y miedo.

ㅡLo siento.

Lágrimas rodaron por sus mejillas. No pude responderle así que siguió:

ㅡPerdóname por haberlas dejado, no quise hacerlo. Yo las amo, pequeñas. Sólo quiero que estén bien.

No tenía palabras para decirle, no podía hablar. Era como si hubiera perdido la voz. Ella no esperó por mí, limpió las lágrimas de mis mejillas y me dió una suave caricia en el cabello antes de dar media vuelta y marcharse.

No reaccioné de inmediato, y cuando lo hice, quise correr tras ella. Pero no la encontré por ningún lado. Aún estaba llorando pero esta vez era por una mezcla de sentimientos. Emoción, ira, tristeza.

"¿Por que te fuiste?, ¿Por que nos dejaste?, Te necesito mamá, te necesito..."

Cuando el llanto cesó, decidí regresar a casa y en el camino me encontré a Olivia.

ㅡ¡Dios Santo, Mariella! ¿Qué haces aquí? Padre te esta buscando.

ㅡ¡Pues déjalo que siga buscándome !

Me quiso tomar de la mano y no la dejé. Sus ojos desconcertados indagaron en mi rostro.

ㅡ¿Qué pasa? ㅡsuspiróㅡ. ¿Por qué te portas así conmigo? Padre está preocupado por ti.

Por un segundo olvidé la inmensa tristeza que cargaba y dejé que mi enojo me controlara.

ㅡ¿Padre? ¿Preocupado? ¿Acaso eres estúpida, Olivia? Déjame en paz, que por tu culpa se llevaron lo último que me quedaba.

Ella me miró, aún sin entender de lo que hablaba.

ㅡTenías razón, debí dejar que manejaras tus asuntos. No debí meter las manos por tí, pero tranquila, no volveré a cometer ese error. Espero que si consigues largarte de aquí, y que sea pronto.

Continué mi camino a casa, sintiéndome destrozada. Estaba desesperada por llegar y esconderme en mi habitación pero todo deseo de llegar desapareció cuando lo ví esperándome en la puerta. Detuve mis pasos y me quedé mirándolo. Él sonrió al verme, estaba complacido por mi semblante de infelicidad y derrota.

ㅡ¿Aún quieres desafiarme?

Tuve que tragarme mi orgullo para responder, pero fuí sincera.

ㅡNo ㅡle dije, tranquila pero triste.

ㅡEntonces entra a la casa y te limpias, estás llena de suciedad ㅡseñalóㅡ. Y tira esos harapos, están peor que los de una campesina.

Entró sin más y tras él Olivia. Me pareció ser la única dolida por lo que había hecho. El haber perdido algo que era de mi mamá me afectaba más de lo que me agradaba admitirle a él.

Subí a mi alcoba, me duché y me metí a la cama. Lloré otro rato hasta que padre volvió a buscarme.

ㅡ¿No piensas ir a tus clases? ㅡdijo, cruzado de brazos.

Lo observé desde mi cama, con la bata mojada y la ira haciendo hervir mi cara.

ㅡNo, ¿vas a golpearme por eso? ¿O vas a vender otra cosa?

Bufó.

ㅡTu no entiendes por que lo hice, ¿o sí? Trato de enseñarte algo y te lo tomaste muy personal. Era algo sin importancia,un estorbo.

Me levanté, descolocada por sus palabras sin sentido. ¿Qué clase de lección pretendía darme?

ㅡPues tal vez para ti lo era, pero para mí era un pedazo de mi mamá y yo... ㅡse me quebró la voz y no pude evitar que me viera así de afectadaㅡ. Nunca te lo voy a perdonar. ¡Así que largate de aquí, ya no me importa lo que hagas!

Avanzó rápidamente y con pisadas fuertes, me tomó del brazo con brusquedad. Acercó su cara a la mía y grito:

ㅡ¡Deja de comportarte como una maldita niña pequeña y sé una mujer de verdad! Tu madre esta muerta ¿recuerdas? ¡Muerta! Y así va a seguir por siempre.

La presión que ejercía sobre mi brazo era cada vez más. Hasta que no lo soporté.

Intenté safarme, pero no me lo permitió, así que imploréㅡ: ¡Suéltame! ㅡhizo caso omiso y yo jalé otra vez, preguntándoleㅡ: ¿Cómo puedes hablar así de ella? ¡Era la madre de tus hijas!

ㅡ¡Sí, era su madre, pero era una vil inútil, igual que tú!

Me arrojó a la cama y se marchó. Tenía ganas de llorar, pero ya no podía así que sólo me quedé ahí tendida.

Los siguientes días me quedé en casa, Genoveva insistía en que comiera algo, pero no lo lograba. Yo solo quería ver a mi mamá otra vez como ese día en el bosque, sólo quería saber si era un sueño y por qué decía que no quería dejarnos.

¿Acaso significaba algo? ¿Había pasado algo esa última noche que en verdad ví a mamá?

¿Por qué no me acuerdo de lo demás? ¿Por qué no me pude despedir de ella? ¿Por qué papá cambió tanto desde ese día? Quiero saber más. Lograré saberlo, cueste lo que cueste.

            
            

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