Se sentó unos segundos en la cama, tomo el reloj que estaba sobre la mesa y frunció el entrecejo. -No cabe duda que esta mujer y Elena son totalmente distintas, Isabella despierta a las seis de la mañana, mientras que si fuera por Elena se quedaría en mis brazos hasta el medio día; ya basta que me pasa, ahora hago comparaciones, mejor voy a ducharme para bajar a desayunar.
Tan pronto salió de la ducha, comenzó a vestirse, saco del armario un jeans azul, camisa manga larga blanca, un blazer negro y mocasines del mismo color; luego comenzó a peinarse, se aplicó loción, se colocó el reloj y estaba por tomar un par de lentes oscuros cuando Ana entro a la habitación.
-Buen día, señor, ¿cómo se siente?, vine hacer la cama y dentro de unos minutos vendrá una de las chicas hacer la limpieza, yo en cuanto termine con la cama bajaré a buscar su desayuno, es que la niña se empeñó en hacerles el desayuno.
-No te preocupes, Ana, ¿dónde está mi abuelo y mi primo?
-Ellos están en el jardín esperando a la niña.
-Ok, perfecto baja y diles que lleven mi desayuno al jardín.
-Joven, pero no debería quedarse en la cama, la niña dio órdenes precisas de que tenía que guardar reposo.
-No te preocupes Anita, tu niña es muy exagerada, ve y has lo que te pido, cualquier cosa yo hablo con ella.
-Como usted ordene joven.
Francesco salió de la habitación bajo las escaleras y se dirigió al jardín, al llegar vio a Isabella acompañada de Don Marco y Leonardo hablando y riendo a carcajadas, algo que era inusual en su abuelo.
-Buen día. -Dijo Francesco mientras tomaba asiento al lado de Isabella.
-Buen día, hijo, aunque a juzgar por tu cara no creo que estés muy bien.
-Si hermano te ves jodidamente terrible, hasta tienes ojeras ni una semana de fiesta en las vegas te ha dejado de esa manera.
-Bueno, a decir verdad tuve una pésima noche, el malestar de los golpes y la herida era terrible.
-Vaya, pensé que habías tomado el calmante que deje sobre tu mesa; además, si te sentías tan mal, yo estaba justo a tu lado, podías llamarme total, para eso me gradué de doctora.
-Si no cabe duda que las tres carreras que estudiaste son perfectas para este negocio, eres doctora, estudiaste derecho internacional y administración, tienes todas las bases cubiertas, en cuanto a eso de despertarte para decir que sentía dolor, preferí no hacerlo dormías tan placenteramente que no quise molestarte.
- ¿Y ahora soy culpable por estudiar y superarme? En cuanto a dormir si dormí como los ángeles, aunque debo decir que al principio sentía un poco de calor, ya después me quede dormida.
- ¡Calor!, yo dormí muy bien y el clima estaba genial, lo único que me faltaba era una hermosa mujer que me abrazara.
-Pues yo sí sentí mucho calor, de hecho sentí que mi cuerpo ardía en llamas, creo que otra noche, como esa y no resistiré, moriré en el intento.
-Vaya, vaya, estás escuchando lo dramáticos que amanecieron mis nietos Isabella uno añorando una hermosa mujer para abrazar y el otro ardiendo de calor.
-Si abuelo, aunque a diferencia de Leonardo el mal de Francesco lo podía solucionar tomando una ducha fría de esa manera acababa con el calor. -Respondió Isabella mirando fijamente a Francesco mientras sonreía y llevaba el cubierto con un delicado trozo de fresa.
Leonardo atento a las miradas y sonrisa de Isabella estaba seguro que algo más había pasado en esa habitación que había robado el sueño de su primo, después de terminar el desayuno comenzaron a conversar de lo sucedido el día anterior.
-Bueno es hora de que hablemos de lo sucedido, Francesco ¿quiero que me expliques como fue que perdieron el cargamento y quien te hirió de esa manera?-Preguntó el abuelo tan directo como siempre.
-Lo siento abuelo, yo no acompañe a los hombres a buscar el cargamento les ordene que se fueran solos y me mantuvieran informado mientras yo viajaba a Toscana. -En ese instante las miradas de los hombres se posaron sobre Isabella en busca de alguna reacción, sin embargo esta no se inmuto su rostro no reflejaba ningún sentimiento o expresión ante la declaración de Francesco.
-Cómo es posible que mi sucesor deje el negocio y patrimonio de la familia tirado por una mujerzuela y lo peor es que te atreves a decirlo tan tranquilo, tu padre debe estar revolcándose en su tumba.
-Abuelo perdón, fue un grandísimo error, finalmente no pude viajar recibí un mensaje donde me daban instrucciones para rescatar el cargamento las cuales me llevaron a esa bodega abandonada donde se encontraba el maldito traidor de Angelo, él fue el responsable de la muerte de mi padre y de mis tíos. Antes de morir solo dijo que los ataques no acabarían con su muerte y que cuando acabaran con toda la familia vería quienes son verdaderamente los que me rodean y allí se me caería el velo que no me deja ver.
-Entonces en maldito de Angelo Rinaldi fue quien mato a nuestros padres, me alegra que se esté quemando en el infierno malnacido desgraciado.
-Si Leonardo, uno menos pero a juzgar por su mensaje hay más y tenemos traidores dentro de nuestras casas y pondría mi cabeza en la guillotina para ser decapitada si Dimitri no es uno de los traidores podría jurar que él es otro de los traidores.
-Por favor Isabella, odias a Dimitri porque siempre ha protegido a Elena, debo confesar que a mí tampoco me agrada pero jamás he tenido razón para sospechar de él.
-Te voy a decir una cosa y que te quede muy claro Francesco, para mí los negocios están por encima de todo y tanto tu devoción como la de Dimitri por Elena me importa un carajo. Soy objetiva en el trabajo y en mis decisiones y no confió en Dimitri, además no te parece una razón de peso que allá desobedecido una orden del abuelo, que suministrara información del negocio a un externo. Porque me vas a disculpar tú te puedes revolcar todo lo que quieras con Elena, pero darle información sobre el negocio está fuera de límites y si tú no lo haces, pues, Dimitri no tenía derecho de hacerlo, ¿o me equivoco?
-Isabella tiene mucha razón en lo que dice primo y mañana en la reunión pautada por el abuelo deberá explicarlo además hay que imponerle una sanción, ahora lo importante es que recuperamos el cargamento por cierto Isabella es una mujer grandiosa me impresiono mucho ver su serenidad en medio del fuego cruzado. Lo que si me preocupa es que Angelo tenga razón porque cuando recuperamos el cargamento uno de los hombres que lideraba era de origen Ruso fue contratado por alguien que sabe mucho de la familia y del negocio además de tu punto débil Francesco.
-Y no solo eso, antes de que Yakov Sokolov muriera logre hacer que me diera una pista de quien está detrás de todo esto y resulta que hay una mujer de por medio.
-Hay por Dios Isabella, ahora vas a decir que es la pobre Elena, muy bien puede tratarse de La Cosa Nostra.
-Jamás dije que fuera tu adorada princesa, simplemente eso fue lo que dijo el ruso que se trataba de una mujer en cuanto a venir a decir que los responsables son los de la Cosa Nostra. Deberías de medir tus palabras, no vayas a generar un problema colateral, ellos no actúan de esa manera, no contratan gente de afuera para hacer lo que a ellos nada le cuesta.
-Veo que los conoces muy bien, a verdad que allí está tu amigo Salvatore.
-Si no lo niego, los conozco, los he estudiado, sé cómo operan, que harían y que no, y desde luego allí está mi gran amigo y pretendiente Salvatore.
-No puedo creer lo sínica que eres Isabella, no te da pena decir frente al abuelo que ese imbécil te pretende.
- ¡Pena!, no querido, pena debería darte a ti decir que perdiste nuestra mercancía por correr detrás de las faldas de Elena, pero tranquilo como dicen por allí todo queda entre familia, así que tu secreto está guardado, ahora me retiro, ¡abuelo, Leo!, nos vemos en el almuerzo voy a la constructora de mi padre necesito ver el informe mensual.
-Yo también aprovecharé para ir a descansar un poco, aún me falta prepararme para la reunión de mañana. Veo que tenerlos a ti y a Isabella juntos en el negocio es un verdadero dolor en el trasero; sin embargo, Francesco te recomiendo que apoyes más a tu esposa en las decisiones a diferencia de ti, ella si tiene sabe lo que quiere y a donde va, permiso.
Poco después de retirarse, el abuelo Leonardo veía fijamente a Francesco tratando de escudriñar cuál era el motivo de su mala noche, pero, por otra parte, no dejaba de pensar en todo lo que le había contado Isabella.
-Qué demonios te pasa, tú también me vas a sermonear, ya termina de decir lo que piensas.
-Te equivocas, no voy a darte un sermón ni tengo nada que decir, mejor vamos a caminar un poco por el jardín a ver si tu aspecto mejora un poco, realmente te ves fatal.
Francesco se levantó y comenzó a caminar justo al lado de Leonardo mientras continuaba con la conversación. -Perdona Leonardo, es que toda esta situación me tiene de un genio terrible. Además, esa mujer me está enloqueciendo.
-Te enloquece porque le das motivos, ves que ni siquiera te hizo una escena como lo fuese hecho cualquier otra cuando confesaste que dejaste el cargamento por ir tras Elena, mientras que tú eras quien buscaba de meter a Elena en toda la conversación.
-Lo sé Leonardo y tienes razón, pero pensé que decía lo de la mujer para inculparla.
-Isabella no es de esas que anda inculpando a los demás porque simplemente los odie o no confié en ellos Francesco, debiste verla anoche en esa bodega dirigiendo, dando órdenes, peleando, fue increíble. Tiene tanta serenidad, astucia, inteligencia y elegancia; pero también ha pasado, por tanto.
-Wow, juraría que te enamoraste de ella y tienes razón, es jodidamente bella y sexy, anoche, después de toda la discusión se fue al baño para darse un baño de burbujas. Luego salió con una diminuta y traslúcida bata que marcaba cada línea de su cuerpo, tomo una crema y comenzó a esparcirla por su cuerpo, Dios no te imaginas lo que aguante para no levantarme y tomarla en mis brazos, después aparto las sabanas y se acostó de espalda hacia mí toda descubierta.
-Ja, ja eres un imbécil al pensar eso, yo a Isabella la quiero como a una hermana, además si me enamoro de ella no te afectaría. Jamás la has querido, en cuanto al sexo eres un idiota, sufres porque quieres, sabes que puedes hacer la tuya cuando lo desees, es tu esposa, ahora veo el motivo de tu calor, ella tiene razón con una ducha fría, se te pasaba.
-Si tienes razón, es mi esposa, pero no se te olvide que es a Elena a quien amo y ella sabe satisfacerme como ninguna.
-Sí, aunque a Isabella solo le basto una poca lencería y untarse crema en el cuerpo para hacer que tus más bajos instintos se despertaran al punto de no dejarte dormir. Ahora dime algo Francesco, ¿realmente nunca tuviste intimidad con Isabella mientras fueron novios?, quiero la verdad.
Francesco suspiró pesadamente, bajo la cara vio nuevamente a Leonardo y se giró dándole la espalda. -Sí, yo la llevé a la casa de la playa, le dije que después de todo ella y yo nos casaríamos, que para que esperar tanto me creyó, era tan frágil e inexperta, temblaba en mis brazos como un animalito indefenso y la hice mía. Después de unos minutos me levanté, tome mi ropa, comencé a vestirme, le dije cosas terribles y que allí terminaba ese estúpido noviazgo que Elena sería mi esposa y despertaría todos los días de mi vida junto a ella, así como lo había hecho hasta ahora, le arroje treinta dólares para el pasaje y la abandoné allí. Debo confesar que me sentí terrible, yo lo era todo para Isabella, pero Elena me había convencido de que esa era la única forma de quitármela de encima de una vez por todas para ser feliz junto a ella.
Luego de confesar, Francesco se giró para ver a su primo a la cara, sin embargo, se encontró con un puñetazo que este le propino tirándolo al suelo. -Eres un maldito miserable, porque demonios hiciste eso, nosotros podemos matar hacer cosas terribles, pero hacerle eso a una mujer es lo más bajo que se puede hacer en la vida Francesco además era una chiquilla enamorada que soñaba un mundo contigo e imagino que corriste al lado de Elena para reírte de tu gran hazaña. Levántate de allí dame la mano.
-Pensé que seguirías golpeándome, pero sé que lo merecía y te equivocas, nunca le dije a nadie lo que realmente sucedió ese día entre Isabella y yo. A Elena le dije que no me atreví a tocarla, que de solo pensarlo me generaba dolor de cabeza, pero que había terminado con ella y le había contado lo que noche tras noche ella y yo hacíamos en mi habitación. Lo que nunca entendí fue porque no dijo nada, después de lo que le dije esperaba una guerra entre ambas familias.
-Al menos fuiste un caballero en esa parte de la historia; que inconsciente eres sabes cuantas muertes fueran pesado sobre tu conciencia y si no se desató tal guerra fue porque Isabella fue más consiente y piadosa que tú, ella sabía que si decía una palabra de lo que realmente le hiciste todo fuera acabado en muerte y destrucción.
-Y qué ¿debería de arrodillarme y agradecerle de por vida?
-No seas imbécil Francesco, ella no busca ni tu agradecimiento ni nada; soy yo quien te exige un poco de respeto hacia ella.
-Nunca hemos guardado secreto entre nosotros, Leonardo, dime la verdad, ¿te enamoraste de Isabella? ¿Qué fue lo que te hizo mientras recuperaban el cargamento?
-Isabella no es como Elena, Francesco, pero tarde o temprano los verás y en cuanto a enamorarme de ella déjame decirte que jamás la he visto diferente a como vería a una hermana si la tuviera; sin embargo, Salvatore y su ex de New York no creo que la vean como yo.
Mientras Francesco y Leonardo continuaban su discusión, Isabella terminaba de revisar el informe mensual y los estados financieros de la constructora.
-Revetti estoy muy satisfecha, aun en ausencia de mi padre la constructora va excelente, realmente me alegra que aún podamos contar con personas de confianza, mi padre llegara la semana que viene para reunirse con la junta directiva y el resto de los socios.
-Me parece maravilloso, aunque todo marcha bien, siempre la presencia de su padre hace falta, su alegría y entusiasmo nos invade a todos, ¿usted le informara a Don Marcos de la reunión o debo seguir el protocolo?
-No te preocupes mi viejo amigo, yo le diré a Don Marco y a sus nietos, esta noche nos acompañarán a cenar él y Leonardo, ahora me voy debo prepararme para la cena.
Isabella salió de la constructora satisfecha al ver lo bien que iba el negocio de su padre y por supuesto de la familia Rossi, de camino a casa se le ocurrió hacer una parada en una agencia de festejos muy reconocida para prepararle una bienvenida a sus padres. Al terminar de contratar y coordinar con la agencia lo que quería y salió, mientras iba de camino al auto se detuvo frente a la vidriera de una hermosa y llamativa floristería. Por un momento esa chica romántica que soñaba con recibir flores y hermosos detalles volvía y con ella los lindos recuerdos de Nick, ese chico de New York que con cálidos detalles logro sacarla de esa profunda tristeza en la que estaba, ese que sin importar su carrera o lo que dijera su padre ponía el mundo a sus pies.
-Vaya, vaya, ¿qué hace una hermosa mujer admirando las flores y sonriendo tan dulcemente?, solo un hombre simple e ignorante puede permitir que una reina salga de su castillo tan sola. -Dijo Salvatore sacando de sus pensamientos a Isabella.
-Salvatore, querido, ¿cómo estás?, cuanto tiempo sin verte, pensé que asistirías a mi matrimonio.
-No me viste porque jamás tenías tiempo en cuanto a eso de asistir a tan nefasto evento, no era algo que me apeteciera a menos que fuera para robarme a la novia, sabes, creo que tu padre muy en el fondo deseaba que hiciera eso.
-Siendo así, ¿Por qué no lo hiciste?
-Digamos que mi padre influyo mucho en mi decisión, pero sé que tarde o temprano eso terminara, como dice el título de la famosa novela crónica de una muerte anunciada.
-Wow, amigo, pensé que me desearías algo mejor.
-Lo siento bella, sabes que no me gusta ser hipócrita y el imbécil con el que te casaste, no es merecedor ni digno de tenerte, pero tranquila, estaré esperando a que él se equivoque de tal manera que quedes libre y allí estaré yo para protegerte y amarte como mereces ahora no te quito más tiempo te acompaño al auto.
-Gracias Salvatore, aprecio tu sinceridad e interés, pero ya no soy esa princesa que deba ser rescatada.
-Lo sé, aun así allí estaré esperando por ti.
Isabella subió al auto y se marchó, llego a la casa sin avisar, entro a la habitación, tomo una ducha y aguardo en el despacho hasta que llegó la hora de cenar.
-Buenas noches, lamento el retraso.
-No te preocupes Isabella, solo han pasado cinco minutos.
-Cinco minutos marcan la diferencia en muchas cosas Leonardo y para tu información Isabella detesto que la hora de comer se pase.
Ante el comentario de Francesco, Isabella sonrió y le guiño un ojo. - Vicenzo ya pueden servir, mi pobre esposo fallece de hambre.
Mientras cenaba, Ana ingreso al gran comedor con un enorme arreglo de rosas y en él una tarjeta. -Niña las acaban de traer, son para usted.
- ¿Para mí? -Pregunto Isabella un poco confusa.
-Si niña aquí está la tarjeta, aunque para que leer si es obvio que es del joven, es un lindo detalle para su esposa.
-Te equivocas, Anita, yo no las envié.
Isabella, tomo la tarjeta, observo el contenido, sonrió y dijo. -Llévalas a mi habitación nana.
-No llevarás eso a mi habitación y menos si no sé quién las envió.
-Francesco, te recuerdo que es nuestra habitación y, ya que tienes mucha curiosidad, pues, la tarjeta dice lo siguiente, "Para la mujer más hermosa y maravillosa, me alegro de que el destino jugara con la hermosa casualidad de ponerte hoy en mi camino" atentamente Salvatore. Ahora si me disculpan me retiro termine de cenar buenas noches.
Isabella se levantó de la mesa y se dirigió a su habitación sin imaginar la larga e inimaginable noche que estaba por vivir...