Capítulo 4 Casi fuera de control

Una vez más, Selena se quedó sin palabras.

Todo eso era nuevo para ella, ya que incluso en los momentos más complicados, Kenneth siempre había mantenido el decoro en su lugar de trabajo.

Pero ahora, bajo la influencia del amor, descaradamente trajo a su amante a la empresa, otorgándole un puesto importante.

No se trataba solo de la cercanía de Kenneth con esa mujer, sino que fue él quien tomó una decisión sobre el negocio sin considerar a Selena ni la reputación del Grupo Owen. Con tantos ojos puestos en ellos, ¿qué diría la gente?

Si los difuntos padres de Selena pudieran ver eso, ¿se sentirían decepcionados?

Kenneth parecía muy ansioso por pisotear el orgullo de su esposa, reabrir sus heridas y obligarla a enfrentar esa dura realidad.

Selena sentía como si sus emociones estuvieran ensartadas en un hilo delgado, el cual tiraba de ella, causándole un dolor persistente y abrumador.

"Señorita Owen, es muy probable que a partir de ahora nos encontremos con frecuencia. Espero que podamos trabajar en armonía", comentó Giselle con voz alegre, antes de entrar con confianza en la oficina del CEO.

Selena aún estaba en trance cuando Jayla Mills, su asistenta, se le acercó corriendo, y le preguntó: "Señorita Owen, ¿se encuentra bien?".

Con una tez tan pálida como la nieve, Selena era el vivo retrato de la angustia. Preocupada por el bienestar de su jefa, Jayla le tocó la frente.

El toque de su asistenta devolvió a Selena a la realidad. Luego, al mirar sus palmas, notó las hendiduras que ella misma se provocó con las uñas.

A decir verdad, no era su estilo perder la compostura de esa manera. Últimamente se sentía cada vez más irritable, especialmente con Kenneth.

Quizás simplemente estaba agotada.

"Estoy bien", respondió Selena, mientras decía adiós con la mano, y se dirigía a su oficina.

"Esta vez están armando un gran revuelo. ¿Cuál será nuestro próximo paso?".

"Anteriormente, hemos soportado tormentas como esta, ¿no es así? Entonces, abordemos la situación de frente. Si lo que quieren es atacarme, que así sea. ¡Podré manejar la situación!".

Cuando Selena miró su escritorio, notó la pila de documentos de quejas. "¿Cómo es posible que el escritorio de una directora se haya convertido en un vertedero de quejas de los clientes? Distribúyelas a los respectivos jefes de departamento. ¿Por qué están aquí?", preguntó Selena con una mezcla de frustración y diversión.

Jayla titubeó antes de responder: "Fue por indicación del señor Knight. Afirma que todas estas quejas surgen de cuestiones relacionadas con su vida personal, y que por esa razón usted misma debe resolverlas".

Selena, irritada, tomó un archivo al azar, tras lo cual inquirió: "¿De qué forma un problema de prueba de producto está vinculado a mi vida personal?".

Ambas chicas se rieron ante lo absurdo de esa situación.

"Oh... Señorita Owen...".

"¿Sí?".

Jayla lucía dubitativa.

Al notar el titubeo de su asistenta, Selena preguntó: "¿Qué sucede?".

Jayla respiró hondo, tras lo cual sugirió con cautela: "¿Ha considerado buscar la ayuda del señor Powell? Después de todo, están casados, así que seguramente la apoyará en esto".