Capítulo 8 Estoy casado

En el Grupo James.

"¡Buenos días, Esteban!", lo saludó su asistente, Rodrigo Sawyer, acercándosele con una sonrisa tan pronto como lo vio llegar a la oficina.

"¿Cuál es mi agenda esta mañana?", le preguntó Esteban con indiferencia y ánimos de ponerse manos a la obra.

"Eres un gran ejemplo de tipo trabajador. Relájate, ¿quieres?", le dijo su asistente al tiempo que le entregaba la agenda de todos modos.

Ellos dos se conocían desde hacía muchos años y eran muy buenos amigos fuera del trabajo. Por eso, cuando no había nadie cerca, Rodrigo siempre le decía lo que pensaba.

Lanzándole una mirada fría, Esteban le preguntó con frialdad: "¿No tienes nada más que hacer?".

"Tú más que nadie deberías saber lo pesada que es mi carga de trabajo". Aunque se quejó un poco, Rodrigo luego esbozó una amplia sonrisa. "Afortunadamente para mí, mi novia me quiere mucho, así que me prepara comida deliciosa todos los días y me da un masaje apenas llego a casa del trabajo. ¡Es la mejor!".

Esteban solo frunció el ceño con molestia.

Ignorándolo, el otro continuó emocionado: "Esta mañana me preparó una lonchera. Oh, lo siento, olvidé que estás soltero. Bueno, supongo que solo puedes envidiarme".

De repente, la bonita cara de Katherine llegó a la mente de Esteban, e inevitablemente se imaginó su figura ocupada en la cocina esa mañana al recordar el delicioso desayuno que ella preparó.

Entonces sus cejas se relajaron gradualmente. "Lamento decepcionarte, pero ahora soy un hombre casado".

"¿Qué?", soltó Rodrigo, y quedó tan atónito que no pudo evitar alzar la voz. "¿Es en serio? ¿No estabas soltero todavía hace como dos días? Por Dios, no viniste a trabajar ayer, y ahora me estás diciendo que estás casado. ¿Qué pasa? ¿Se va a acabar el mundo?".

"¿Por qué crees que no vine a la empresa ayer?", cuestionó Esteban entrecerrando los ojos hacia Rodrigo como si estuviera mirando a un idiota.

La curiosidad de este se despertó al instante, y arqueando las cejas hacia su amigo, bajó la voz y le lanzó preguntas sin parar.

"Vaya, qué eficiente eres. ¿Cómo diablos te casaste tan rápido? ¿Sabes? De hecho, lo que más me pregunto es qué tipo de mujer puede ablandarte el corazón, teniendo en cuenta que es como una piedra. ¿Tienes alguna foto de ella? ¿Cómo se llama? ¿Dónde se conocieron? ¿Hace cuánto se conocieron? ¿Ya están viviendo juntos?".

Al verse emboscado con todas estas preguntas, Esteban se molestó un poco, y sabiendo que inevitablemente se divorciaría de Katherine en un año, no quería hacer pública su relación ante demasiada gente.

Decidiendo ignorar todas las preguntas de Rodrigo, le entregó un montón de documentos. "Ya que tienes todo el tiempo del mundo para chismorrear sobre mi vida privada, debería darte más trabajo que hacer".

Mirando la gruesa pila de documentos que le acababa de entregar, el otro forzó una sonrisa que era más fea que llorar y refunfuñó: "Siempre sabes qué decir, ¿no?".

Sin más, Esteban sonrió satisfecho. Cuando estaba a punto de empezar a trabajar, sonó su teléfono; era su abuela llamándolo.

Tan pronto como le atendió, la vigorosa voz de Lainey llegó desde el otro extremo de la línea. "Cancela todos esos compromisos sociales inútiles de esta noche y sal temprano del trabajo para buscar a Katherine en su trabajo, ¿entendido?".

Haciéndole un gesto con la mano a Rodrigo, Esteban le indicó que saliera de allí. Tan pronto como la puerta se cerró detrás de él, Esteban le dijo a su abuela de mala gana: "Ya veré si puedo".

"¿Ya verás? ¡No! ¡Debes ir a recogerla todos los días a partir de ahora!", ladró ella con dureza. "¿No dijiste que empezarías a hacerme caso este año? ¿O te vas a retractar de tus palabras?".

Haciendo una pausa, él suspiró con resignación.

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Esa noche, en la Compañía de ropa Moonlight, Katherine estaba trabajando horas extras mientras que Darrell estaba sentado en la puerta de la oficina.

Tan pronto como llegó la policía, él corrió hacia el primer oficial que se encontró y le dijo: "Señor, alguien filtró el último diseño de nuestra empresa. Yo sospecho que fue Katherine Morgan quien lo hizo".

La mencionada no pudo evitar voltear los ojos con exasperación. "¿De qué tonterías estás hablando? Si fui yo, ¿por qué habría llamado a la policía?".

"Pues qué se yo. ¿Y si simplemente intentas parecer inocente? Tú eras la encargada del diseño; pase lo que pase, tienes que asumir la responsabilidad de esto". Entonces, se dirigió hacia la policía de nuevo y ordenó: "Llévense a Katherine, interróguenla. ¡Ella seguro nunca va a admitir sus crímenes!".

Después de una ligera vacilación, el policía se acercó y rodeó a Katherine.

"Señorita Morgan, por favor, venga con nosotros".

Sin protestar, ella salió detrás de dos oficiales, pero un hombre alto y apuesto los detuvo en la puerta.

"¿Qué está pasando?", cuestionó este.

Al levantar la cabeza, Katherine se encontró con la mirada del hombre, y ante su rostro familiar, su corazón se aceleró.

"¿Esteban? ¿Qué haces aquí?".