Durante mis largos entrenamientos en el reino de Blackstone; luché contra tantos poderosos vampiros, algunos estuvieron a punto de hacerme caer... pero ninguno me hizo dudar sobre cualquier movimiento o decisión como ahora lo está haciendo aquella chica de cabello rojo; Venus.
Me sentía tonto por tener algo de curiosidad en una humana. Mi especie y la humanidad son enemigos, cadena alimenticia por así decirlo, no tenía sentido alguna clase de interés más allá de saborear su sangre.
Me detuve en seco al oír a Venus a través de su ventana, llegar a su habitación. Sentí el impulso de asomarme y me dejé fluir. Cedí a mi deseo de poder verla llegar.
Su ventana estaba cerrada lamentablemente, me frustró al ver que solo quedé "humillado" ante ese gesto de curiosidad.
De repente mi madre entró en la habitación para intentar solucionar el inconveniente de antes.
- Hijo... - dice con un bajo tono de voz. Me da un fuerte abrazo, luego interrumpe el breve silencio entre ambos para informarme que se irán por unas semanas a un baile en el reino de Blackstone.
- ¿Baile? - Pregunté desconcertado.
-ya sabes cómo es el Rey Hegernald. Quiere ver a la versión vampiresa de la esposa de tu padre ¿Vienes con nosotros? -preguntó mientras me miraba con curiosidad. Ella sabía qué diría que no, yo solo estaba cuando había violencia, guerras y luchas, a diferencia de los momentos de celebración, ahí prefería no ir y perder tiempo.
-Estoy muy feliz por ti, madre, ya es hora de que formes parte oficialmente de este mundo, pero ya sabes mi respuesta- Le solté las manos y procedí a acostarse en mi cama.
-Sí, yo sólo pregunto por cordialidad.
Le regresé la mirada en forma de burla.
-Si necesitas cualquier cosa, ya sabes a quién llamar.
Sale de la habitación y se marcha junto con mi padre (quien solo me dice "adiós" desde lejos), al dichoso baile del reino.
Pasé algunos minutos recostado de la cama, pensando que hacer con tanta libertad. Por fin algunas semanas sin tener encima la presión de mis padres de cómo ser o comportarse, yo quería sentirme yo mismo por un momento. ¿Qué mejor forma de empezar que yendo al profundo bosque a cazar por mis propios medios?
Extrañaba cazar... correr muy rápido, atrapar a mis víctimas, por supuesto que no hablaba de humanos; tengo la orden directa del rey en cazar solamente animales, ahora los vampiros debemos vivir bajo las sombras; mezclados a ellos como uno más del montón.
Normalmente mi familia tiene una especie de trato personal con una doctora vampira del pueblo llamada Aurora Deméter, al salvarle la vida a la hija; Aubrey Deméter.
Ella agonizaba por un accidente de auto terrible, Aurora no pudo convertirla ya que son pocos los vampiros que logran el autocontrol, tal como lo hacía Lucius, mi padre tenía ese talento de convertir a personas sin terminar con sus vidas.
Hicieron un trato de poder brindarle sangre fresca e ilimitada a la familia cuando se encontrarán en el pueblo. Era más que una simple doctora, manejaba el hospital del pueblo, muy reconocida por todos y querida por sus múltiples actos de bondad, atenciones gratuitas para quien no podía costear y donaciones.
Aunque no se podía decir lo mismo de Aubrey; siempre rebelde, escapándose de casa y apareciendo meses después. Nunca pudo controlarla luego de su transformación.
Comenzó a llover, no hay más tiempo que perder, lo magnifico de Mistermed es que casi siempre llueve, no tengo que esperar que sea tan tarde para ser libre. La sensación climática perfecta para mí.
Continuaba caminando, no tenía la necesidad de correr como cualquier vampiro haría en esta situación, yo pensé en lo que me dijo mi madre. Eso de probar experiencias humanas también puede incluir tomarse una caminata tranquila.
Algo no se sentía normal, alguien estaba siguiendo mis pasos, respire profundo para absorber el aroma de quién esté acercándose de forma descarada. Por un momento pensé que sería Rebeca, quizá quería hablar conmigo nuevamente a solas... Ya estaba listo para girar y decirle que no me apetecía su compañía.
El aroma fue claro, no es Rebeca, es ella... Mi vecina; Venus.
Pero qué curioso, no pude evitar sonreír mientras caminaba un poco más de prisa a ver qué tan seguro es que me sigue a mí. No creo que esa chica extrovertida sea capaz de seguir a alguien a quien no conoce.
Luego de un par de minutos caminando sin mirar atrás pude entender que si me seguía. Voy directo a un busque oscuro y algo alejado del pueblo ¿Por qué carajos continúa siguiendo mis pasos? No sé quién está más loca, ella o yo por continuar con este juego.
« ¿Qué quieres de mí, Venus? ¿Te parece divertido seguir a un extraño al medio del bosque? Bien... Veremos qué haces.»
Camino un poco más rápido para perderla de vista y así cambiar su juego de aventura, ser yo quien la asecha.
Al perderla me detuve y escondí en un árbol, quería ver su reacción al no encontrarme, de seguro pensará que desaparecí.
Pasaron algunos minutos, demasiados para alguien que venía a paso apresurado. Escuché un grito ahogado, es... Es Venus.
Corrí rápidamente hasta donde la dejé por última vez.
-Maldita sea...- murmuré.
Un idiota vampiro está por hacerle daño.
Me lancé sobre él al ver cómo le hizo una herida al brazo de Venus, lo quité de encima de ella.
- ¡Déjala imbécil!- grité con fuerza.
- ¿Quién mierdas eres tú?- preguntó levantándose del suelo.
-Márchate ahora sí no quieres conocerme.
Él se me queda viendo con una sonrisa burlona.
-No me asusta conocerte, amigo esta es mi zona de caza... si quieres devorar humanos, es mejor que te busques otro lado- se puso en posición de ataque.
Me hervía la sangre al oír como ese idiota hablaba de Venus como si fuese un platillo.
-Ella no será tu cena hoy.
Procedí a avanzar contra él dejando caer todo mi peso en mi puño izquierdo haciendo que él cayera como una sandía de un séptimo piso a unos cuantos metros de distancia.
Mi fuerza, por supuesto, es mucho mayor a la suya, esto debido a mis constantes entrenamientos con otros vampiros incluso de mayor fuerza, velocidad y peso que yo. Estuve preparado toda mi vida para pelear en guerras con vampiros más fuertes que este idiota.
Aquel chico con identidad desconocida se levantó con dificultad, ya yo estaba listo para un segundo golpe con resultados mortales para él, pero me sorprendió que solo huyó con todas sus fuerzas.
Planeaba seguirlo; ese tipo es un peligro, pero no podía dejar aquí tirada a Venus a su merced.
Ella se encontraba tendida en el suelo, su olor a sangre no me parecía tan apetitosa como pensé que sería, no me detuve a pensar en eso; la tomé en mis brazos con delicadeza, seguía inconsciente. Podía escuchar sus latidos, pero no me parecía buena idea salir a la luz del atardecer, muchas personas salen a trotar o simplemente salen de sus trabajos. No puedo simplemente salir con ella inconsciente.
Al quitar mi mano detrás de su cabeza para apoyarla nuevamente en el suelo, la vi llena de sangre. Sentí una pequeña presión en mi pecho, mis manos comenzaron a temblar, no quería que Venus se muriera por mi culpa, por seguirme a este estúpido bosque.
En mi cabeza se vino el nombre de la doctora Aurora Deméter, ella es la indicada para ayudarme.
Saqué mi teléfono con las manos llenas de sangre, temblorosa y sin quitarle la mirada a Venus la cual todavía no reaccionaba.
Tantas décadas de entrenamiento fuerte, prácticas casi tortuosas y mortales para mí, pero solo basta con este momento, con ver a Venus en el suelo para doblegarme, para preocuparme tanto por esta chica cuyo nombre apenas conozco.
'' ¿Hola?'' Pregunta la voz de fondo al teléfono.
-Eh, s-soy... Cedric, el hijo de Lucius. - dije con la voz algo entre cortada.
'' sé quién eres ¿qué puedo hacer por ti?''
-Tengo una situación algo compleja aquí. - Miré el cuerpo de Venus mientras cada segundo se tornaba más pálida.
'' ¿Algún herido?'' preguntó ella sin entrar en detalles.
-será mejor que vengas al bosque de Mistermed, al norte de la calle donde vivimos. Dejaré la ubicación de mi teléfono encendida. - Colgué luego de confirmar que vendría y me apresuré a sujetar la mano fría de Venus.
«No te vayas a morir, por favor, quédate conmigo»
En mi mente imaginaba las mil y un formas de acabar con la vida de aquel idiota... memorice cada parte de su rostro en caso de que me toque buscarlo por todo el mundo, si a Venus le pasa algo yo tomaré venganza por mis propias manos.
Si ella fallece me encargaría de pagar todo el velorio, me tomaría unos días en construir alguna base escondida en este mismo bosque; un cuarto especial a prueba de ruidos, con todo lo necesario para torturar a un vampiro.
Seguido de eso me dispondría a buscar en cada rincón el rostro de aquel imbécil.
Lo voy a amordazar, y encerrar en la habitación que diseñé específicamente para él y así poder oír sus gritos suplicando clemencia, justo como me siento ahora.
Venus apretó un poco mi mano, con su mano fría, eso detuvo cada pensamiento negativo y desalmado que tenía en mi mente... me dio algo de paz, saber que aún tenía reacción.
Escuché el auto de alguien acercarse, esa es Aurora. Me levanté de prisa y eche una ojeada por los alrededores, en un par de segundos ya estaba ella en frente de mí.
- ¿La heriste tú?- preguntó de forma inmediata.
Yo negué con la cabeza, ella la tomó con cuidado y la llevo al auto, yo la seguí observando los alrededores para descartar que alguien nos viese.
-El aroma no es de uno de los que conozco, de seguro es uno de los solitarios.
-Así es, llegaron hace poco de otros continentes y están acabando con la tranquilidad de este pueblo.
-No tenía idea...
-Quería hablar con tu padre sobre esto, pero no están.
Aurora tenía una fuerza increíble para levantar a Venus sin mucha complicación, la acostó en el asiento de atrás de su auto y aceleró.
-No la llevaremos al hospital- ordenó ella.
- ¿No?- pregunté confundido.
-Por supuesto que no, conozco a su familia, no estarán tranquilos al ver el estado en el que está.
Miré a Venus, su cabeza reposaba en mis piernas, acaricié su cabello rojo para retirarlo de su rostro.
-La llevaremos a mi casa.
Ella asintió y continúo manejando.
Esos segundos dentro del auto parecían eternas horas, sentía el calor de la sangre de Venus en mis piernas, estoy algo paranoico por pensar que está a punto de morir... no parezco un soldado listo para la guerra fría. ¿Qué mierda me sucede?
Cuando termine con esto, buscaré a aquel imbécil.
Llegamos a mi casa, con mucha rapidez sacamos a Venus, está vez la tomé yo con cuidado, siguiendo las indicaciones de la doctora Aurora, la acosté en mi cama, mientras la doctora solo la revisaba, saco su maletín con varias cosas; le tomó el pulso, la tensión, le revisó las pupilas, la herida del brazo y de la cabeza.
- ¿La mordió?- pregunté desesperado por saber algo.
-No, es solo una herida. Si la hubiese mordido ahora estaría retorciéndose de dolor.
Luego de unos minutos de limpiar y sanar las heridas, se giró para mirarme.
-Estará bien.
Yo dejé salir todo el aire que mantuve comprimido en mi pecho mientras la revisaba.
- ¿Lograste ver el rostro del vampiro?- preguntó ella mientras le limpiaba la herida de la cabeza.
-Si...- Respondí presionando la mandíbula y los puños. Memorizando su olor y rostro.
-Esa plaga... Siempre se esconden en los bosques para atacar a personas que corren por la zona, he tenido que prender en llamas a varios cadáveres que llegan en pésimas condiciones, atacados por ellos.- Le coloca una especie de curita pequeña encima de la herida del brazo y una en la cabeza de Venus.
-Me encargaré de cazarlos uno a uno.
-Tienes que avisarle a tu padre.
- ¡No está bien lo que sucede en esos bosques!- Me alteré un poco.
La doctora Aurora me miró fijamente desconcertada, no conocía mucho de mí, pero estoy de acuerdo con que estoy actuando como un desquiciado por alguien que no conozco.
-Venus está bien, solo fueron golpes por el ataque físico, la sangre suele ser muy escandalosa y abrumadora. Déjala reposar, llévala a su casa y dale esto. - Me da un papel donde explica cómo tomarse las pastillas, el horario y eso.
Yo tomó el papel y le agradezco, algo avergonzado por mi actitud.
-Gracias por esto, no sabía a quién llamar, por cierto, ¿cómo sabes el nombre de ella?
-No hay de qué, está es mi vocación. Esa chica siempre iba de pequeña a mi consultorio, vacunas y demás, tiene un papá súper protector, es oficial del pueblo... querrá explicaciones específicas y un culpable sobre lo que le pasó. - Se levanta y comienza a recoger sus cosas.
-Yo me encargo... La dejaré aquí un momento, mientras soluciono eso ¿se recuperará pronto?- mientras le cubría con una manta hasta la cintura.
-Sí, solo fue el golpe que la dejó inconsciente, pero estará bien. Los golpes en la cabeza suelen ser delicados, mantenla bajo vigilancia.
- ¿Puedo pedirte otro favor? Espero que mis padres no se enteren de esto... No quiero asustarlos.
Me da la mano para despedirse de mí y me dice casi en susurros.
-No te preocupes, sea lo que sea que pasó, que excelente que estuviste ahí para protegerla. Es hija única.
Se marchó de la habitación con una sonrisa pícara.
Yo al principio no entendí con claridad en qué sentido lo dijo, ¿acaso piensa que me preocupo por ella por algo más? Por supuesto que no. Es su culpa por seguirme, yo solo hice lo que cualquiera hubiese hecho... socorrerla.
Me iré a su dirección para ver a una Venus aún sin abrir los ojos, sus latidos ya estaban normales, sea lo que sea que le dio la doctora, funcionó.