Capítulo 10 ¡Lo siento por la tardanza!

Mirándolo fijamente, Finley replicó: "¡Mentiroso! Esos... Son solo rumores...".

Bryan sonrió ante la mirada estupefacta de su esposa y dijo: "Cuando el río suena es porque piedras trae, ¿no?". Enseguida, se dio la vuelta para irse.

"Pero ya es demasiado tarde para arrepentirse", agregó, mientras abría la puerta y salía.

Al escuchar el ruido de la puerta al cerrarse, Finley recobró el sentido y gritó: "¡Bryan Turner! ¡Regresa! ¡No me importa si te gustan los hombres! ¡Hicimos un trato!"

Sin pensarlo dos veces, saltó de la cama, corrió hacia la puerta, la abrió y persiguió a Bryan. No obstante, se detuvo en seco cuando escuchó que él ordenaba a su asistente que enviara algunos hombres a su casa...

Sintiendo que su sangre hervía por tanta rabia, Finley regresó a su habitación, cerró la puerta de golpe y murmuró enfurecida: "¡Imbécil! ¿Cómo te atreves a traicionarme?".

Después de todo, era obvio que él solo se casó con ella para obtener el secreto de la receta.

Mientras tanto, Bryan, que escuchó perfectamente las palabras de su esposa, se quedó mirando la puerta de su estudio en silencio.

"Señor, ¿es consciente de lo que está diciendo?", Harry interrumpió sus pensamientos, sintiendo que su jefe había perdido la cabeza.

"¿Qué opinas?", le preguntó Bryan.

"B-bueno, señor...", tartamudeó Harry, sintiendo ganas de golpearse la cabeza contra la pared.

"¿Los deseas? Puedes divertirte con ellos..."

"No, gracias, señor. No me gustan los hombres...", contestó, sin dudarlo. Al mismo tiempo, seguía sin poder asimilar lo que estaba sucediendo. De hecho, creyó que toda la servidumbre no podría pegar el ojo esta noche debido al impacto.

A la mañana siguiente, una voz fuerte interrumpió el sueño de Finley.

"¡Señorita Keith! ¿Por qué está durmiendo aquí?"

Antes de que Finley despertara al 100%, la voz aterrorizada de Kate inundó sus oídos.

"¿No sabe que el Sr. Turner tiene una severa misofobia? La última mujer que intentó meterse en su cama fue echada a la calle. Mantenga la cabeza baja y trabaje con diligencia. De lo contrario, ni siquiera sabrá cómo ha muerto. No debió haber puesto los ojos en el jefe. Le puedo presentar a otros..."

Mientras Kate hablaba, Finley fue llevada a una habitación de invitados cercana.

Al llegar, ella sonrió con impotencia, pero hizo un esfuerzo por despejar la mente. Después de todo, deprimirse no era una opción.

Hoy se llevaría a cabo el Concurso Anual de Fragancias en la Ciudad Capital. Los perfumistas de todo el mundo estaban ansiosos por saber quién sería el ganador del codiciado trofeo dorado. Al fin y al cabo, no solo estaba en juego una gran suma de dinero, sino que incluso se garantizaba fama y prestigio.

Debido a sus antecedentes y buena apariencia, muchos creían que Tricia, la heredera y perfumista principal del grupo Keith, sería la afortunada, así que en este momento era la concursante más halagada.

"¡Tricia, estoy seguro de que ganarás! ¡Eres demasiado talentosa!"

"¡Así es! Espero que no te olvides de nosotros, los pobres, cuando estés en la cima".

"Bueno, aún nada está dicho. Puede que haya alguien mejor que yo", contestó Tricia. Sin embargo, en el fondo sabía que la victoria sería suya. Su ego se incrementó cuando imaginó el día en que se convierta en la Sra. Turner. Los jueces tendrían que ceder a sus caprichos si querían seguir sobreviviendo en una industria dominada por la familia Turner.

"Oye, falta alguien", dijo un concursante.

"¿Quién? ¡Ah, tal vez sea tu hermana, Tricia! Escuché que ella también participó", contestó una chica.

"Shh... ¿No te enteraste? La inútil hermana de Tricia es tan idiota que fue eliminada en la primera ronda".

"Oh, lo siento".

Tan pronto como escuchó la palabra "hermana", Tricia sintió una ira incontrolable. Todavía tenía un gran moretón en la cabeza a causa del golpe en el ataúd. Además, en su interior, sabía que el concursante estaba equivocado. ¡Esa p*rra también podría llegar aquí en cualquier momento y competir con ella! Al final de cuentas, el hecho de que haya realizado algunos saboteos para evitar su presencia, todavía no garantizaba nada.

"¡Basta! ¡la recién llegada es Lemon!"

"¿Lemon? ¿En serio? ¿No estás bromeando? Me encantó el aroma de verano que creó el año pasado...", la chica dejó de hablar cuando vio que la expresión de Tricia cambió. "Pero aún así es muy inferior a ti, Tricia".

Mientras tanto, alguien en la multitud le susurró a su compañera: "Eso puede no ser cierto. Escuché que Lemon se unió a la final solo con presentar una receta. Puede que la suerte de Tricia cambie en un abrir y cerrar de ojos...".

"Lo sé. Aunque Lemon no haya lanzado muchas fragancias, cualquier aroma que lance será la sensación del momento".

Al escuchar los susurros, Tricia estuvo a punto de estallar en furia, cuando un alboroto cerca de la entrada llamó su atención.

Bajo la escolta de muchos guardaespaldas musculosos, el hombre de sus sueños entró, luciendo un traje oscuro. Su rostro frío e indiferente lo hacía parecer aún más atractivo.

Ante las miradas encaprichadas e intrigantes de todos, Bryan sintió molestia en su corazón, pero procuró no sacarla a flote.

Tricia soñaba despierta mientras veía pasar a Bryan. Con orgullo, pensó para sí misma: "Él es mi futuro esposo. Una vez que estemos casados, caminaré de su brazo..."

De repente, un anuncio interrumpió sus pensamientos.

"¿Ya está presente el concursante número 701? Por favor, confirme su presencia a cualquiera de nuestro personal. Repito..."

Ante esto, los susurros no se hicieron esperar.

"¿No es ese el número de Lemon? ¿Aún no ha llegado?"

"Si no aparece antes de que el presentador haga su anuncio, quedará fuera de la competencia".

Tricia oró en silencio para que Lemon cayera en un agujero y no apareciera.

"¡Lo siento por la tardanza!", dijo alguien de repente, justo cuando el anfitrión iba a declarar el inicio de la competencia.

"Soy la concursante número 701".

Bryan miró fijamente a la joven, sin entender qué estaba haciendo ella aquí.

Luego, se fijó en el vestido negro que resaltaba su figura y arrugó el entrecejo.

Sintiendo la mirada ardiente de su esposo, Finley giró la cabeza y esbozó una sonrisa.

"¡Hola, cariño!"