Busque su asiento, según la habitación esta a la derecha en el segundo pasillo el tercer asiento, número 53 – 13
Cuando me senté noté que mi vecino del 51 no estaba y me vecina del 52 sí, aunque no veía su expresión, ni la observaba bien por que había poca luz, estaban comenzando a disminuir su intensidad porque comenzaría el evento dispuesto para hoy, así que me senté, supe que era mujer por su larga y hermosa cabellera, la misma que observe minutos antes en el ascensor, con mucho cuidado, amabilidad, en voz baja le pregunté la hora, porque había dejado mi celular en la habitación.
- Hola. Puedes decirme por favor la Hora...
Y ella volteó, GUAO, no había vuelto a pronunciar esa expresión, quedamos mudos, a ella le quedaron en sus labios la hora, nos miramos. Allí estaba mi Laura Marina, era ella, de inmediato comencé a escuchar un latido de corazón, no se si fue tan grande el mió como el de ella o si sólo era el mió, lo cierto era que sonaba muy fuerte.
Respondió:
- Hola
Ese momento me llamó alguien y pregunto no se qué cosa, solo respondí, quedo complacido, me interesaba más la persona que tenía justo a mi lado.
- ¡Hola!, que alegría verte, es un sueño que estés aquí, me informaron que asistirían otras personas, y ...
- Hola, igual me alegro de verte.
-No se que decirte, ¿Cuándo llegaste?
- Ayer, al mediodía.
- Que bien, vernos de nuevo y aquí...
- Si de nuevo...
No pudimos continuar, debido a que se dio inicio a la bienvenida.
En ese momento el orador se acerco al micrófono, solicitando completo silencio para dar inicio al evento.
Dejamos de hablar, cada uno se dispuso a escuchar al orador, yo de vez en cuando la miraba de reojo.
Parece mentira verla allí de nuevo, cada día más hermosa, sobre todo su cabello.
El orador comenzó dando la mas cordial Bienvenida y algunas observaciones que estaban en la carpeta que cada uno de nosotros tenia en nuestra habitación, note como mi vecino me observaba y luego miraba al frente, bien, que alegría verlo, después del embarque y no responder mis mensajes, allí estaba.
La introducción a la jornada fue realizada por el presidente de la misma, luego continúo la secretaria, nos ofreció sus números telefónicos, direcciones y otras alternativas en caso de necesitar cualquier información, recalcando lo importante de la puntualidad, el trabajo, la colaboración u otra necesidad que se presentará.
Asignaron los horarios de trabajo, los talleres e inclusive los grupos, estaríamos divididos por temas y por diversas profesiones, querían que el trabajo fuese fructífero, para que cada participante compartiera su experiencia y realizarán un trabajo mancomunado.
Así que, en la misma carpeta tendríamos los grupos, las horas, días, y cualquier otra información, explicaron que existía una biblioteca, que deberíamos tener un carnet, el cual lo entregarían a la mañana siguiente, justo al comenzar la primera mesa de trabajo. También dieron algunas orientaciones con respecto a las salidas del hotel, lugares recreativos, continuaron hablando de cosas tales como: las horas de las comidas, de algunas actividades que se realizaría extra clases, otras por las noches, sábados, domingos, feriados...
Por lo visto la jornada comenzaría y terminaría con todos las exigencias y esperando obtener excelentes resultados. Cuando finalizo la bienvenida eran las siete y media de la noche, nos despidieron y me volví a mi vecino.
- Bueno, comenzamos bien, OK, me alegro de volver a verte, nos veremos luego.
- A mi también me encanto, que harás, ¿podemos cenar juntos para conversar?
- OK, le dije.
Salimos del salón donde nos dieron la bienvenida llamado Einstein, hacia donde cenaríamos.
Mientras esperábamos turno, porque llegamos tarde para la primera tanda de la cena, nos recreamos con las pinturas que estaban en el pasillo, cada uno de nosotros ensimismado en nuestros propios pensamientos.
A medida que salían personas del comedor entraban otras, hasta que nos toco el turno. Nos sentamos y nos dieron la carta. De verdad teníamos hambre, yo ordene un plato árabe y él igual, comimos casi en silencio, terminamos y estamos de regreso al ascensor.
Había pocas personas en el salón de entrada, subimos y en el ascensor me dijo:
- Esta más bella de lo que recuerdo.
Lo miré, creo que se sonrojo, le dije.
- Gracias, de nuevo si rió como hace tiempo lo hizo.
- De verdad, te digo lo que estoy viendo.
- Gracias.
- Estuve pensando en ti antes de salir en el avión que me traería hasta aquí, creo haberte visto al llegar o cuando salí del almuerzo, incluso cuando me desperté creí escuchar tu voz y ver tu cabello al bajar el ascensor que no pude detener.
Me sonreí, y lo miré, de verdad estaba igual, quizás un poco cansado por el viaje o por otra cosa.
- Yo también creí verte, seguro que si nos vimos pero no entendimos.
- Si, seguro, a que piso vas
- Imagino que al que vas tú, porque estábamos sentados al lado y nos tienen ubicados por piso y por habitación- esta última palabra la pronuncie más despacio y más bajita.
- Quiere decir que estamos separados por una pared uno del otro, ya no nos separan las aguas...
- No, juntos pero no revueltos, dije, reímos.
Llego el ascensor al 5to piso, nos dispusimos a caminar, no detuvimos frente a mi habitación y con unas buenas noches y una sonrisa abrí la puerta y entre.
Laura Marina en su habitación pensaba.
Al fin sola, que susto, alegría no se que, debo quedarme tranquila, y verlo como a otro cualquiera, ahí está el problema no era otro cualquiera, ese hombre fue el que me dejo muchas noches pensando en él y embarcada cuando un día me envió mensajes hermosos con miles de promesas, halagos, luego no respondió mas, que se cree, que volveré a tomarle la palabra y ahora menos que estábamos tan lejos de todo y solos, incluso uno al lado del otro en las habitaciones, tan cerca.
Mejor no pienso más, me bañaré y luego leeré algo. Al colocarme la dormilona, me asome al ventanal y observe de nuevo a la pareja de ancianos, me gustaría verlos de cerca, mañana preguntaría en recepción si podría salir o si necesitaba un acompañante.
Por su lado Diego decía:
- Yo Diego García, aquí estoy tan cerca de la mujer que hace casi dos años me vuelve su esclavo, solo nos separa una pared, recordé la canción de Leo Dan."Esa pared que no me deja verte..." esta más hermosa de lo que recodaba, pero su mirada es mas severa y suspicaz, la observe mucho, es más muchísimo, mientras esperábamos turno para cenar, quizás esta un poco más delgada pero es bellísima.
Muy locuaz, lo pensado lo expresé, bueno es lo mejor que pensé, recuerdo su último mensaje, donde me escribió que debido a mi silencio ya no enviaría más mensajes, si supiera porque no continué...
Escuche una hermosa melodía y me asome al balcón, eran un par de ancianos tocando un instrumento y el sonido que escuchaba era bellísimo. Escuche que mi vecina abrió la ventana y quise asomarme pero estaba muy alto, me conformé con saber que la tendría para mi, dos meses, los cuales serían inolvidables.