¿Será que igual que todos los chicos del pueblo, tuvieron miedo de su padre?
Se quedó sumergida en sus pensamientos unos instantes, cuando de repente alguien llamó a la puerta.
Todos se miraron uno al otro, como tratando de encontrar una respuesta.
El padre de Miranda le hace una señal a la señora Robinson para que atienda.
Ella se puso de pie enseguida y se dirigió a cumplir con su encomienda.
Al abrirla se encontró con Allister parado tras ella.
Se tronaba los dedos y parecía muy nervioso.
Sentía que no le saldría la voz, pero se armó de valor y logró pronunciar sus primeras palabras.
Buenas noches señora Robinson, ¿se encuentra el señor Robinson?
Un poco asombrada y confundida, afirmó con la cabeza.
Si joven, esta en el comedor, ¿gusta pasar?
Si, por favor.
Ella abre completamente la puerta y le hace una invitación con la mano.
El padre de Miranda había identificado la voz de Allister y ya se había puesto de pie para recibirlo.
¿Para que soy bueno Joven Corner?
¿Paso algo en los plantios?
No, no, todo está perfecto. El motivo de mi visita es otro.
Me gustaría hablar con usted un momento, si me lo permite.
Claro que si joven,será un gusto.
Nos disponiamos a cenar ¿nos quiere acompañar? Y cuando terminemos hablábamos de lo que usted guste.
¡Claro! , no se que es lo que su esposa preparo, pero huele delicioso.
Siéntese señor, ahorita le sirvo, dijo la señora Robinson mientras tomaba un plato de la cocina.
Allister tomó asiento en la única silla que estaba vacía, junto a Miranda.
Los jóvenes se miraban uno al otro con evidente nerviosismo,hecho que no pasó desapercibido por Noah y Aby los hermanos de Miranda.
La señora Robinson se acerca a Allister y posa sobre su lado de la mesa un plato de humeante puchero.
Así que ¿usted es el jefe de papá? Pregunto Noah en tono sarcástico.
No directamente, contestó Allister. Me gusta mucho visitar los plantios, pero la fábrica es mi responsabilidad, dijo mientras le daba un sorbo a su puchero.
Era una escena entrañable, Allister era un chico solitario, y llegar a la casa de los Robinson y sentirse tan bien recibido en el cálido ambiente familiar lo hiso sentir muy bien.
¿Ahí conociste a Miranda? Preguntó Aby
Eh, si ahí la conocí.
¿Qué estudiaste?
Estudié ingeniería en alimentos.
¿En donde?
En la universidad de Princenton.
¿En donde queda eso?
En Nueva Jersey
¿Hablas inglés?
Inglés, alemán, italiano y un poquito de francés.
Wow dijo Aby con los ojos muy abiertos.
¿Tienes carro?
¡Aby! La reprendió Miranda, ya son muchas preguntas.
Estaba tan apenada, su hermanita de 10 años interrogaba con mucha curiosidad a Allister y no sabía en dónde iva a parar este cuestionario.
Allister sonrió,no te preocupes, no me molesta.
Aby le causaba mucha ternura y no le molestaba para nada que ella preguntara tanto.
Si tengo carro, bueno tengo muchos.
Entonces ¿porque viniste a caballo? Dijo con los ojos entrecerrados.
Allister Soltó una franca carcajada, le hacia mucha gracia el ingenio de Aby, en realidad le caía muy bien.
Porque me gustan los caballos, dijo sonriendo.
Bueno muchachita, si ya terminaste tu cena, es hora de irse a la cama, dijo el señor Robinson en tono serio.
Joven Corner, ¿me acompaña a la sala?
Si claro señor,¡vamos! Lo sigo
Ambos se pusieron de pie y se dirigieron a la sala.
¿Pueden dejarnos solos por favor?
Todos se levantaron de la mesa y se dirigieron a sus respectivas habitaciones, excepto la señora Robinson que se quedó recogiendo la mesa.
Bien joven , usted dirá. ¿Que se le ofrece?
Verá...yo,... a mi.... es decir...
Allister estaba muy nervioso, Miranda le había advertido que su padre tenía un carácter un poco difícil, y sabía que esa noche se estaba jugando el todo por el todo, si algo salía mal no volvería a ver a Miranda.
Trataba de encontrar las palabras exactas para no ofender a su futuro suegro, sabía que el menor error podría hacerlo enojar y ese sería el fin.
Así que después de un ligero tartamudeo por fin logró decir la frase completa.
A mi, me gustaría conocer a su hija.
¿Que? Dijo molesto el señor Robinson mientras se ponía de pie.
El Señor Robinson comenzó a alterarse, ya que tenía múltiples prejuicios sobre la gente adinerada, más al nivel de los Corner.
Por eso pensaba que un chico como Allister que tenía todo en la vida, solo quería divertirse con su hija. Y pese a que el fuera su jefe y dueño de todo no estaba dispuesto a permitir que pasara por encima de la dignidad de su familia
Allister al ver su reacción con los ojos muy abiertos tambien se puso de pie y movía las manos tratando de calmarlo.
No, no, no me malinterprete señor, soy un hombre serio, es por eso que eh venido a pedirle permiso para cortejar a su hija.
Quiero hacer las cosas bien, por eso vine a buscarlo, se que son una familia decente y mi intención no es ofenderlos, si no todo lo contrario. Yo, lo respeto y por eso decidí venir a hablar con usted.
Su hija me interesa y mucho, y me honraria si usted me da permiso de visitarla y salir con ella.
Un silencio largo se apoderó de la habitación.
Allister sudaba frío, mientras que el señor Robinson se quedó sumergido en sus pensamientos unos minutos.
El ambiente estaba muy tenso, no podía sentirse más incómodos.
Allister pensaba lo peor, sentía que en cualquier momento el señor Robinson lo sacaría a patadas.
Miranda esperaba en su cuarto, tenía la cara pegada a la puerta con la esperanza de escuchar algo, pero fue en vano.
De repente, escucho la voz de su padre llamándola con voz fuerte y firme.
El pasillo que lleva de su cuarto a la sala le parecía interminable, y los pies le temblaban, tenía la sensación de que en cualquier momento caería al piso.
Al llegar a la sala, su padre tenía un semblante sombrío y Allister con cara de sufrimiento sudando frío.
Con la cara clavada en el suelo dijo con voz entrecortada, aquí estoy papá, no podía esconder que estaba nerviosa.
Miranda, el señor Corner vino a hablar conmigo para pedir mi permiso para cortejarte.¿Que tienes que decir sobre eso?
Miranda explotaba en sus adentros,! No puede ser! Nos descubrió, jamás me dará permiso, no me permitirá volver a verlo.
Con la mirada clavada en el suelo, balbuceo, papá, yo...
¿Estas de acuerdo? ¿También te gustaría tratarlo? ¡Habla niña! Dijo su padre con evidente desesperación.
No estas obligada a hacerlo si no quieres, así que no tengas miedo, solo di lo que quieres.
Si papá, si, me gustaría tratarlo para conocerlo más. Sintió alivio al saber que su papá no se había dado cuenta que Allister la visito en su casa el sábado pasado. Ya que esto en su comunidad era mal visto y no quería avergonzar a su padre.
Bueno, si ella está de acuerdo, solamente voy a pedirle una cosa.
Sea puntual en los horarios, esta es una casa decente y ella debe estar aquí a la hora que yo le indique. Si usted y ella son capaces de respetar eso, no tengo más que decir, les doy mi aprobación.
Esta es una casa decente, por eso le pido que respete a mi hija y que no anden por ahí dando espectáculos, recuerde que es mejor no hacer cosas buenas que parezcan malas.
Y usted mija, compórtese, que no se le olvide todo lo que le enseñamos su madre y yo.
¿De verdad papá? ¿Me das permiso?
El Señor Robinson asintió con la cabeza.
Miranda sonreía con los ojos muy abiertos, no podía creer que por primera vez su papá le dio permiso para salir con un chico.
Hija, solo déjame pedirle una última cosa más al joven Corner.
Lo que usted quiera señor.
Por favor cuídela mucho. Y por lo que más quiera, no la haga sufrir.
Le prometo cuidarla con mi vida señor, dijo Allister feliz mientras estrechaba su mano.
Ahora me gustaría pedirle su autorización para llevar a Miranda a conocer mi rancho el sábado por la mañana. Claro, si ella acepta.
Si ella acepta ir, por mi no hay problema.
Miranda, ¿te gustaría ir a conocer mi rancho el sábado? Pregunto Allister mientras tomaba su mano.
Si, si quiero ir.
Se miraban a los ojos con una ternura, que si fueran dibujos animados, brotarian corazones de sus ojos.
Bueno, tengo que irme, vendré por ti el sábado a las 9:00 am, ¿te parece bien?
Si, me parece bien.
Muchas gracias por recibirme señor Robinson y sobre todo gracias darme la confianza, no lo defraudaré.
Eso espero joven Corner, eso espero.
Toma la mano de Miranda y le da un cálido beso en la mano como despedida.
Ella sé sentía caminando sobre nubes, cada día le costaba más trabajo estar lejos de él.