Capítulo 4 TERCER CAPÍTULO

Recorrí la carretera que llevaba a las afueras del pueblo zigzagueando en sus interminables curvas, hasta dar con el camino secundario que me llevaba hasta mi encuentro con el "correo", dejando atrás las vistas al mar mientras me encaminaba por el camino boscoso hasta llegar a un gran claro dónde se ubicaba el prostíbulo que regentaba por la puerta principal y una cochambrosa casucha por la parte de atrás, era en la segunda dónde tendría lugar nuestro encuentro en el que iba a recibir el dinero, según decía él, era porque nadie sospecharía que en ese lugar tuvieran encuentros de negocio con todo sucio y medio caótico.

Al llegar al lugar vi salir a dos grandullones y quedarse parados frente a la puerta mirando fijamente en mi dirección, estaba claro que me esperaban, pero preferí quedarme unos segundos en el coche para terminar de escuchar la canción "welcome to the jungle" de Guns N' Roses que estaba sonando, una canción así no podía dejarse a medias, mientras los "porteros" seguían con sus ojos fijos en mi dirección, al terminar la canción y bajar del vehículo el más grande de los dos dio un paso hacia mi, era calvo y moreno de piel, calculé que debía medir al menos 2 metros y pesaría más de 120 kilos, su cabeza totalmente redonda con dos orejitas pegadas al cráneo, nariz chata y gruesos labios, vestía todo de negro, con un pantalón de pinza y zapatos a juego y una camiseta ceñida, que a pesar de lo corpulento que es se notaba que era fuerte, vamos, que era capaz de ponerle las dos orejas en el mismo lado a cualquier persona a la que le diera un guantazo, un poco retrasado se encontraba su compañero, que vestía igual pero además portaba una americana color beige, aunque era menos corpulento se le notaba un cuerpo musculoso y bien trabajado, con el pelo rubio engominado hacía atras, dos ojos marrones grandes destacaban en una cara cadavérica, con una nariz puntiaguda que lo hacía feo de cojones, era casi de mi misma altura, lo que me llevó a imaginar cómo saldría de allí si hubiera algún problema, sin duda, lo mataría a el primero.

Al ir acercándome a ellos, me abrieron paso para que entrara, lo justo para que pasará entre ellos, mientras el grandullón se ponía unas gafas de sol redondas, el "feo" me miraba fijamente, cómo si intentará intimidarme, sonreí al pasar por delante de él, me imitó dejando ver unos dientes desaliñados que me recordaron a cierto camarero, aunque aquel no era tan feo y además me caía bien, contaba chistes malos pero tenía cierta gracia, me coloqué las gafas de sol intentando minimizar lo que iba a ver al entra y al sobrepasar la puerta el "feo" se atrevió a ladrar.

- "cuídate esa sonrisa, no vaya a ser que la pierdas"- su voz era casi tan desagradable cómo su cara

- "no deberías meterte con él"- escuché decir al grandullón - "no lo conoces, no sabes de lo que es capaz, pero para que vayas sabiendo, si llega el momento en el que os vayáis a enfrentar, no cuentes con mi ayuda, que lo sepas"-

Me interne en la pocilga aquella y era peor de lo que recordaba, los dos perros guardianes me seguían hasta que el grandullón ordenó a su compañero al que llamó Billy que vigilase afuera, que salió cabreado maldiciendo por haber delatado su nombre y porque, según decía, no había nada que vigilar allí.

El "correo" apareció acompañado de una, mmmm, digamos camarera escueta de ropa cargada con una cubitera pequeña y dos vasos, él cargaba una bolsa de deporte, en la que intuía que estaba el pago por mi trabajo, en una mano y en la otra una carpeta y una botella de Chivas 20 años al que ya le faltaban un par de tragos.

Se sentó, o mejor dicho, se dejó caer en un butacón del que no se sabía si tenía más años o suciedad incrustada, dejó la carpeta en una mesita frente suyo y empezó abrir la botella del preciado licor,la chica que lo acompañaba dejó lo que llevaba en la misma mesa y se quedó parada a un costado del butacón, el le dió un manotazo en el culo y le dijo que se retirará, que seguro que tendría trabajo en el club.

- "es Irina, trabaja en el club y no sabes lo bien que trabaja"- decía soltando una risotada mientras cogía unos cubitos de hielo y lo repartía entre los vasos - "perdona, Que despistado soy, tú vas a querer hielo?"- me miró fijamente mientras sostenía los cubitos en la mano.

- "no bebo, gracias, además, no voy a estar más tiempo del necesario, me das ya lo mío?"- pregunté en tono serio ya que tenía ganas de salir de allí e irme a casa a descansar.

- "joder que serio!!!, no te vendría mal pasar un rato con Irina, además, tranquilo sabes que pago siempre y aquí mismo tengo tu dinero"- señaló la bolsa de deporte que había traído - "pero tengo otro trabajo y claro, quiero que lo haga el mejor ya que se trata de un asunto delicado y..."

-"y a mí que explicas"- le corté

- "yo hice mi trabajo y sólo he venido por la pasta"- el gorila de la puerta se puso en tensión y dió un paso al lado, taponando la puerta dando a entender que no me iría hasta que el o su jefe quisiera, arqueé una ceja mientras miraba al "correo" entre sorprendido y enfadado.

- "tranquilo hombre, sólo es una oferta para que la puedas estudiar y así ahorrar tiempo, vamos, echa un vistazo, sin ningún compromiso"-

Tiró la bolsa de deporte a mis pies dando a entender que ya era mío y lo otro era una cuestión aparte.

Tampoco perdía nada, así que me acerqué a la mesita y recogí l carpeta, de terciopelo azul, me pareció una cursilada, aunque no dije nada y alternando mi vista entre el "correo" y la carpeta fuí echando un vistazo, aunque no deje que se notara, hubo un grado de sorpresa al descubrir quién podría ser la próxima víctima, una ficha exhaustiva del personaje y varias fotos, así como todos los movimientos importantes que solía hacer a diario y los que destacaban en los próximos días, meses e incluso alguno d gran relevancia en el próximo año, no era alguien cualquiera, era alguien de primera línea, tan importante como conocido y eso lo hacía más interesante, peligroso y caro.

            
            

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