Capítulo 5 CUARTO CAPÍTULO

Salí de aquel lugar con el doble del dinero acordado y la carpeta de terciopelo, el "correo" me dijo que que sólo por estudiar la oferta y las posibles opciones ya me había ganado un buen pellizco, que no perdía nada ni había ningún tipo de compromiso, si la rechazaba en aquel momento me podía ir sin problema, pero que mejor me llevara y estudiara bien las opciones del sujeto, que insisto, era complicado, muy complicado, por eso insistió en que lo hiciera yo, ya que la única persona comparable en discreción y éxito se había retirado del "oficio", habíamos vuelto a quedar en el plazo de 10 días para darle una respuesta, aunque él ya me había echo llegar la duda en cuanto al monto a recibir en caso de aceptar, por el momento y solo por estudiar las opciones y condiciones que habían expuestas en la carpeta se me hizo entrega de otra bolsa de deporte con medio millón de euros, si aceptaba el trabajo habría otra con el triple del dinero y dependiendo del tiempo y forma, habría otro pago de no menos que el doble del segundo pago.

A la idea del retiro le vino muy bien está oferta, pero no era una oferta común y no lo digo por quién era, o quizá sí, ya que era alguien a quien conocía desde pequeño.

Pero quería desconectar por el momento del oficio y aunque el "correo" me invitó a pasar un rato con Irina o con cualquier chica del club, deseché el ofrecimiento pero no la idea, así que mientras me alejaba del lugar rebusqué entre la agenda del móvil hasta localizar el número de Rocío.

Rocío era alguien a quien acudía de vez en cuando, tenía media melena ondulada de color castaño a juego con sus ojos, bajita y bien proporcionada.

La conocí hará unos veinte años, ella era señorita de compañía, aunque siempre me dijo que sólo lo hacía para costearse los estudios nunca dejó de ejercer, era la mujer con la que me hice hombre por decirlo de forma suave y, aunque me prendé de ella, nunca me atreví a decírselo aunque creo que ya lo sabía, pues acudía dos o tres veces por semana a la agencia en la que trabajaba para poder tener su compañía.

Poco tiempo después inicié junto a otros compañeros un duro entrenamiento que algunos meses después nos llevó (sólo a unos pocos) a ser parte de un grupo militar de élite secreto financiado por la Unión Europea y mis encuentros con ella fueron mermando aunque no desaparecieron del todo, ya que las veces que gozaba de algún permiso la buscaba, también me vi con otras mujeres, pero no era lo mismo, ella tenía algo que me atrapaba y me sigue atrapando a día de hoy.

Después de confirmar que me encontraría con ella más tarde llamé a la única persona que podía ayudarme a tomar la decisión del posible nuevo trabajo, aunque era un poco friki, era el mejor haciendo su trabajo y siempre encontraba alguna razón para que mis víctimas tuvieran que serlo, ya que yo no soy un asesino a sueldo común, si no encuentro un motivo para que esa persona merezca perecer, no aceptaba el trabajo aún sabiendo que otro lo haría.

El friki tardó unos cuantos tonos en responder y cuando descolgó ya conocía mi número a pesar de ser un número oculto.

-"que tal? Soldado, cómo te está tratando la vida?"- y soltó una risotada que me pareció forzada y exagerada.

-"corta el rollo, Rico, tengo lo tuyo y además más trabajo, podemos vernos el lunes?"- le dije de forma más autoritaria de la que hubiera querido.

-"que cojones haces? Tío, cómo se te ocurre decir mi nombre, no ves que podría estar pinchado el teléfono?"- contestó alzando la voz pero a la vez intentando contenerse y bajando la voz cuando iba terminando la frase

-"carallo, que carácter, yo pensaba que a un genio cómo tú no podían hacerle esas cosas, en fin, cambio de tema, el lunes por la mañana en el mismo lugar de la última vez?"- le respondí en tono burlón mientras se me escapaba una sonrisa.

-"vale, de acuerdo, luego te mando un mensaje y te concreto la hora, pero no será pronto, los lunes me gusta descansar, chao"- y colgó sin poder decir nada más.

Todavía faltaba un rato para encontrarme con Rocío pero también un camino largo, así que sin más dilación me fuí a casa a ducharme y volví a la carretera para enfilar el camino hacia Rocío.

                         

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