-Si aún no lo sabes, esta charla no tiene sentido.
David se marchó sin darle chance a réplica.
Capítulo 7
Como casi todos los viernes, el equipo de penal se reunía en un amplio salón de actos a media mañana. Ross llegó con casi 15 minutos de retraso.
-Señorita Duval, este departamento es muy demandante, si usted entiende que no puede cumplir, nos avisa por favor- dijo Víctor.
-Lo siento- se disculpó ante la mirada acusadora de los demás. Aunque no se atrevió a mirarlo por la vergüenza, sabía que David la observaba en silencio, muy serio.
-¿Tienes todo listo para la audiencia del señor González?- le preguntó Julián, el experimentando director del departamento. Era un canuco alto y de muy mal genio. Siempre iba al "grano", no se andaba con rodeos. La dureza de su franqueza era legendaria.
-Lo tendré para mañana.
-La audiencia será el lunes. Yara, gestiona que se posponga por favor- le pidió el director a otra abogada del staff-. Y que se le asigne un abogado a la Dra. Duval para que la ayude, a ver si entonces logra prepararlo.
-Por supuesto Dr.- asintió la mujer.
Yara tenía el pelo largo y negro, en contraste con una piel muy blanca. A sus casi treinta y cinco años, era muy respetada en los tribunales por su personalidad imponente y su preparación. Siempre formalmente elegante.
Ross pasó casi el resto de la reunión sin escuchar nada. Se estaba sintiendo incómoda, era obvio que los demás eran personas con mucha experiencia y preparación, ella solo era una novata. Y además, no podía dejar de pensar en su hermana y David. Después de él irse de casa de sus padres, ella le confesó abiertamente su interés por él. Era mejor romper el compromiso y no tener que volver a pasar por lo mismo, decidió.
-David, debemos hablar- propuso al salir del salón, aprovechando que los demás se quedaban atrás.
-Los temas personales los trataremos después, si es algo relacionado con el trabajo pasa por mi oficina- explicó, girando la cabeza levemente para ver hacia atrás.
-Debe ser ahora- exigió entrecerrando los ojos.
Los demás del grupo empezaron a pasarles por el lado mirándolos de reojo.
-Cinco minutos, es lo máximo que te puedo dar ahora- dijo mirando su reloj-. Tengo otros compromisos que no pueden esperar- volvió a entrar al salón y ella lo siguió.
-Es... sobre mi hermana.
-¿Qué pasa con tu hermana?
-Este... me parece que está interesada en ti- soltó de sopetón.
David la miró con el ceño fruncido.
-¿Y? ¿Me estás ofreciendo a tu hermana a cambio de que te libere?- preguntó con la mirada severa.
-No, yo...- trató de negar moviendo la cabeza.
-Te recuerdo que tuviste la oportunidad de retractarte y no lo hiciste. No sé cuáles sean tus problemas familiares, pero entiendo yo que como hermana mayor tienes la responsabilidad de aconsejar bien a tu hermana. No tengo tiempo para entrar al juego de muñecas de las hermanitas.
-No es un juego, solo no quiero que seas un motivo...
David se impacientó y caminó hasta la salida, donde se detuvo y se presionó con dos dedos los lagrimales.
-Dile que los hombres de verdad no se arrebatan, que los hombres comprometidos se respetan, y el que pertenece a su hermana le es prohibido- y se marchó.
Ross pasó el resto de la mañana y parte de la tarde trabajando en el caso del señor González, tanto así que se le había pasado la hora del almuerzo y ya eran casi las cinco de la tarde.
Vía le anunció que Joel estaba ahí, y no tuvo más opción que tomarse un receso para recibirlo.
-Te traigo buenas noticias- le dijo al entrar.
-Qué bueno, ¿dime?- se recostó en su asiento, indiferente.
-Me enviaron ayudarte con el caso González, la audiencia se reenvío para el jueves. Tenemos todo el fin de semana para prepararlo.
-¡Qué demonios!- se levantó enfurecida.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué actúas así?- preguntó, aparentemente confundido.
-Es mi caso y ya casi lo tengo preparado. Salte de mi oficina, no voy a trabajar contigo.
-Te estás tomando muy en serio lo de ser la prometida del jefe- le acusó.
-¡Lárgate! ¡Prefiero renunciar, me oíste!- sentenció.
Y lo decía en serio.
Después de que su ex se fuera, dio vueltas en la oficina tratando de pensar en algo, y la conclusión siempre era la misma, pedirle a David que interviniera.
Pensando de más, salió en busca de él.
Justamente iba saliendo de su despacho en compañía de Víctor, Julián y Yara. Conversaban muy animosos.
-¡David!- llamó- Dr. Del Villar- repuso.
-Vamos a una junta ahora, te veo más tarde- le informó él sin detenerse.
Le molestó sobremanera que él siempre pudiera interferir en su vida, pero ella no.
-No acepto al Dr. Joel Torres como colaborador en el caso que estoy llevando- expresó, cuando ya el grupo le daba la espalda.
David se detuvo, y los demás con él.