RELATOS DE MEDIANOCHE
img img RELATOS DE MEDIANOCHE img Capítulo 4 Atiborrados parte 1
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Capítulo 6 Atiborrados parte 3 img
Capítulo 7 Atiborrados parte 4 fin img
Capítulo 8 La Diosa blanca parte 1 img
Capítulo 9 La Diosa blanca parte 2- fin img
Capítulo 10 Romance de invierno img
Capítulo 11 Los siete invocados parte 1 img
Capítulo 12 Los siete invocados parte 2 img
Capítulo 13 Los siete invocados parte 3 img
Capítulo 14 Los siete invocados parte 4 img
Capítulo 15 15 Los siete invocados parte 5 img
Capítulo 16 16 Los siete invocados parte 6-fin img
Capítulo 17 17 El exorcismo de Venicia Kaplan parte 1 img
Capítulo 18 18 El exorcismo de Venicia Kaplan parte 2 img
Capítulo 19 19 El exorcismo de Venicia Kaplan parte 3-fin img
Capítulo 20 20 La maldición de Derceto parte 1 img
Capítulo 21 21 La maldición de Derceto parte 2 img
Capítulo 22 22 La maldición de Derceto parte 3-fin img
Capítulo 23 23 Tormento parte 1 img
Capítulo 24 24 Tormento parte 2 img
Capítulo 25 25 Tormento parte 3 img
Capítulo 26 26 Tormento parte 4-fin img
Capítulo 27 27 Absolución espiritual parte 1 img
Capítulo 28 28 Absolución espiritual parte 2-fin img
Capítulo 29 29 Compromisos desacertados img
Capítulo 30 30 Desvaríos agonizantes parte 1 img
Capítulo 31 31 Desvaríos agonizantes parte 2 img
Capítulo 32 32 Desvaríos agonizantes parte 3 img
Capítulo 33 33 Desvaríos agonizantes parte 5 img
Capítulo 34 34 Desvaríos agonizantes parte 6-fin img
Capítulo 35 35 Invadidos img
Capítulo 36 36 La dulce nana parte 1 img
Capítulo 37 37 La dulce nana parte 2 - fin img
Capítulo 38 38 Las manos de la flor imperial parte 1 img
Capítulo 39 39 Las manos de la flor imperial parte 2 fin img
Capítulo 40 40 Los elegidos parte 1 img
Capítulo 41 41 Los elegidos parte 2-fin img
Capítulo 42 42 Elegido por la providencia img
Capítulo 43 43 La noche en que la nevada ascendió img
Capítulo 44 44 Decisiones equivocadas parte 1 img
Capítulo 45 45 Decisiones equivocadas parte 2 img
Capítulo 46 46 Decisiones equivocadas parte 3 fin img
Capítulo 47 47 Nunca te alejes de mí parte 1 img
Capítulo 48 48 Nunca te alejes de mí parte 2 img
Capítulo 49 49 Nunca te alejes de mí parte 3- fin img
Capítulo 50 50 Ilusión redentora parte 1 img
Capítulo 51 51 Ilusión redentora parte 2 img
Capítulo 52 52 Ilusión redentora parte 3-fin img
Capítulo 53 53 Ventana a la luz parte 1 img
Capítulo 54 54 Ventana a la luz parte 2 img
Capítulo 55 55 Ventana a la luz parte 3-fin img
Capítulo 56 56 La señora Bochkariova parte 1 img
Capítulo 57 57 La señora Bochkariova parte 2-fin img
Capítulo 58 58 La imagen parte 1 img
Capítulo 59 59 La imagen parte 2 img
Capítulo 60 60 La imagen parte 3 img
Capítulo 61 61 La imagen parte 4-fin img
Capítulo 62 62 El desequilibrado Sklar img
Capítulo 63 63 Utopía infernal parte 1 img
Capítulo 64 64 Utopía infernal parte 2 img
Capítulo 65 65 Utopía infernal parte 3-fin img
Capítulo 66 66 Metamorfosis redentora parte 1 img
Capítulo 67 67 Metamorfosis redentora parte 2-fin img
Capítulo 68 68 Los engendros del miedo parte 1 img
Capítulo 69 69 Los engendros del miedo parte 2 img
Capítulo 70 70 Los engendros del miedo parte 3 img
Capítulo 71 71 Los engendros del miedo parte 4-fin img
Capítulo 72 72 Villa Resol parte 1 img
Capítulo 73 73 Villa Resol parte 2--fin img
Capítulo 74 74 La bestia dormida parte 1 img
Capítulo 75 75 La bestia dormida parte 2 img
Capítulo 76 76 La bestia dormida parte 3-fin --FIN DEL LIBRO img
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Capítulo 4 Atiborrados parte 1

Escucha pasos inestables en la calle, y a pesar de las penumbras que lo protegen, se oculta tras los telones. Apenas lo ve pasar dando tropiezos, aguarda unos instantes a que se aleje. Mira por última vez su obra, y sonríe enigmáticamente, segundos después repliega las cortinas dejando el interior del local en exhibición a través de la vidriera.

Quita los cerrojos de la puerta principal dejándola entreabierta y con cuidado abandona el lugar por la del fondo, pero no contaba con que el borrachín estuviera en uno de los polvorientos callejones, que suelen ser, angostos, oscuros y desolados -quien como cada noche y muchos otros desempleados de plantaciones, este tampoco tiene un techo donde cobijarse, y busca dormir entre los fardos de desechos, alejado de inoportunos transeúntes o centinelas de guardia-. Se acerca a él, con pasos lentos y decididos. El otro lo mira con la vista nublada, pero lo reconoce a pesar de la escasa y lejana luz del farol que cuelga en la fachada de una de las calzadas más anchas, - ha visto de lejos al caballero en un par de ocasiones, sus atuendos y acento extranjero, resaltan entre los colonos.

- ¿Qué?... ¿Qué buscaba su...se... señoría a estas horas, en la... la casa de la patrona McCarthy? Mi, bo... Boca sería sellada, con un par de monedas y olvidaría lo avistado -concluye más envalentonado, pero apenas puede mantenerse en pie.

No recibe respuesta, se tambalea y busca apoyo en uno de los muros. Lo ve acercársele siniestramente, pero las fuerzas le abandonan y cae sobre unos malolientes bultos...

Las tenues luces de los faroles proyectan siniestras sombras sobre las sendas y algún que otro beodo durmiendo plácidamente, acurrucado junto a los grandes fardos amontonados y llenos de mercadería en los recovecos de las callejuelas, (mercancía que fue abandonada y se deteriora, ya que no puede ser transportada por las vigiladas aguas de la bahía hacia otros territorios). Han pasado tres horas desde la medianoche. Se acerca ya al año en que cesaron las protestas, asambleas y motines que colmaban al cercano puerto, producto de la implantada "Ley de Comercio" dictada por el Parlamento de Gran Bretaña. Cada cierto tiempo, parejas de vigilantes armados con sables, picas y mosquetes, recorren las estrechas calles. Otros, designados al astillero, también cumplen sus rondas de vigilancia, pero obedecen al tercer soberano británico de la Casa de Hannover.

El silencio de la noche es quebrantado porque uno u otro elegante carruaje, tirado por un solo caballo, sus ocupantes suelen ser gente influyente en la ciudad. Desde apartadas tabernas, alegres y bulliciosos colonos, quienes suelen frecuentarlas cada noche, las abandonan cantando a todo pulmón. "Los representantes de la ley, imponen respeto en la madrugada". Muchos de los uniformados llevan casacas rojas y muy poco tiempo en el lugar. Pero los residentes de Boston, andan expectantes y nerviosos. Veinte días atrás, el macabro hallazgo del asesinato de un notable ciudadano, (recorrió de boca en boca, toda la comarca).

Los claros del amanecer anuncian que la noche transcurrió en aparente calma, solo quebrantada por una escaramuza, en los callejones aledaños a las avenidas principales que conducen a los grandes y fastuosos edificios del vecindario. Varias carretas con jaulas y una decena de militares, sofocaron con mano dura a los implicados. La mayoría, embriagados hasta el cogote. -Dormirán en los calabozos- y serán soltados tras recibir multas de hasta diez chelines. Castigo que muchos de ellos no podrán pagar por el escaso trabajo en las plantaciones, la ciudad o el atracadero, entonces serán obligados a trabajar durante semanas, limpiando las fragatas británicas ancladas en la bahía...

-Jack, casi amanece, cuando nos releven, pasaré por el dragón verde, me tomaré una jarra de vino, un café bien cargado, comeré un trozo de mendrugo con potaje caliente. Y el camastro tendrá que soportarme hasta la tarde. En que deba volver al cuartel.

- Sgto. Wright. Su situación me causa envidia, yo tendré que llegar la cabaña y después de atender a los animales y las aves, tratar de que tres pendencieros críos me ayuden a trabajar en la huerta.

El sargento sonríe y continúan andando mientras contemplan a los designados, quienes ya están extinguiendo las luces de los faroles, y rellenándolos con más aceite. Un par de estrechos ramales, después, escuchan gritos alarmantes, que les despierta la curiosidad.

- ¡Mira! Algunos madrugadores corren hacia el establecimiento de la Sra. McCarthy. Veamos qué sucede.

- ¡Diantres! Justo terminando la ronda.

Se abren paso entre los espectadores. Las puertas del inmueble están abiertas, escuchan el constante murmullo de los presentes, pero sus ojos no se apartan de la grotesca visión. Frente a ellos, acomodada sobre un sillín de balancines, se mece la propietaria del lugar, sus extremidades están atadas al mueble, viste atuendos blancos, pero del cuello para abajo se han teñido de un oscuro color rojizo. Sus ojos, sin vida, parecen mirar a los presentes, bajo ella un gran charco de sangre se ha secado y a su alrededor, se mueve en el aire un repulsivo hedor que intenta salir por las puertas y expandirse fuera del local. Rápidamente, desalojan el lugar, obligando a los curiosos a permanecer en la calle.

- ¿Quién de vosotros ha descubierto lo sucedido? -pregunta el de más rango en la pareja.

- ¡Yo Sargento! La Sra. McCarthy. Estaba ofertando mercadería en abundancia y sus precios eran más aceptables que los de otros vendedores. Mi señora me ordenó viniese temprano, para poder hacer buenas compras, en su almacén.

- Comunicarle a su Sra. Blake. Que la propietaria de los almacenes, McCarthy, ya no venderá más. Ha partido a reunirse con sus antepasados. ¡Y ahora, todos permanezcan alejados, márchense, o aguarden en la calle!

Por ser el más joven de los dos, Jack sale corriendo en busca de un superior y otros militares. Cuando ya el sol aparece en su totalidad por el naciente...

Un cordón de uniformados impide el paso a la multitud que va creciendo, por entre ellos avanza una alta y delgada figura, apoyando todo el peso de su pierna izquierda en un reluciente bastón, viste atuendos civiles, -pero no lo es- bajo el tricornio muestra un rostro endurecido por los años, con pómulos prominentes y tez curtida, de cabellera nevada y larga, y barba rasa. No usa peluquín como muchos de su clase. Fue enviado desde el poblado de Longwood, un par de años atrás. Desde su llegada, y con el acento de los sureños, exigió ser llamado como el "Coronel Mcleod".

Se detiene a escasos metros, llevándose las manos a la cintura, donde un ancho cinturón, sostiene de un lado, un largo sable y del otro, una pistola con mecanismo de llave de chispa - muy usada en los últimos tiempos-. Tras mirar el cadáver detenidamente, se le acerca inclinándose a sus espaldas y con una mano le levanta el cabello. Después vuelve a detenerse frente a ella y roza el manchado vestido con el extremo del cayado, a la altura del abdomen siente un leve movimiento en su interior, rápidamente se voltea ordenando a los vigilantes quienes a su vez lo miran silenciosos.

- ¡Con premura! Buscad un gran baúl, meted el cuerpo dentro y llevarlo a la clínica del Dr. Morgan. ¡Y desalojad a estos fisgones! Desde hoy, el establecimiento de la Sra. McCarthy, está bajo pesquisa.

Un par de horas después, ya la noticia del hallazgo de la dueña y tendera, de uno de los más rentables almacenes de la vecindad, continúa corriendo de boca en boca. Propietarios de otros, ya especulaban que todo se debía a una venganza desde el más allá. Que el fantasma del fallecido Sr. McCarthy. -Antiguo fundador, dueño y hermano de la ahora difunta-, se había vengado de ella, por arrebatarle los bienes a su joven hija y heredera, enviándola a cursar estudios en Providence. Otro grupo, la mayoría compuesto por ricas hacendadas, se apresuraban camino a la iglesia buscando consultar al párroco.

Fuera del recinto del Dr. Una serie de espectadores se amontonan tratando de saber lo que ha sucedido, entre ellos una pareja de escritores y dibujantes pertenecientes al periódico local, decididos a no abandonar la calle, hasta ser informados.

Sin tiempo que perder, sacan el cuerpo de la caja, para introducirlo en una enorme tina llena de agua. Mcleod, otea a los dos subalternos que los acompañan, después al galeno.

- Señores míos, estamos ante un nuevo crimen, perpetrado por asesino, al que la población ha llamado "El zurcidor que atiborra a sus víctimas"

- Coronel ¿Qué le hace pensar eso? - le pregunta uno de los uniformados, retrocediendo unos pasos.

- Descubrí un oscuro agujero en su nuca, al levantarle el cabello, en sus piernas y bajo esos negros calcetines, hallará cortes limpios. El cuerpo de la difunta, también esconde algo en su interior... Dr. Morgan. Derrame en el agua, una buena cantidad de ese licor barato que oculta en las repisas. Lo que aflorará del cuerpo de la Sra. No debe abandonar la tina.

            
            

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