Capítulo 5 Afecto inesperado

"¡Cariño!", exclamé. "¡Tengo algo importante que decirte!".

La sala de reuniones se quedó en completo silencio.

Caelan frunció el ceño, me miró con disgusto y me dio varios guiños.

A pesar de que era cortés, albergaba hacia mí la misma animosidad que Vincent.

Tras un breve silencio, se escuchó una voz en la sala de reuniones: "Déjala pasar".

Era Vincent.

Caelan abrió la puerta de mala gana.

Respirando hondo, entré a la sala.

Estaba llena de ejecutivos de primer nivel, vestidos con trajes impecables y relucientes zapatos. Estaban reunidos alrededor de la mesa de conferencias.

Una enorme pantalla iluminaba la habitación, con un alto directivo de mediana edad a un lado.

No muy lejos, la imponente figura de Vincent se reclinó en una silla y me dio una sonrisa.

Aunque sabía que era una sonrisa calculada, no pude evitar quedarme desconcertada.

Me recordaba la primera vez que nos vimos, me había saludado con esa misma sonrisa.

Aún recordaba sus palabras: "Buenos días, señorita Bailey. Soy Vincent Roberts".

Sabía que no tenía sentido recordar eso ahora, pero lo amaba mucho.

Estaba perdida en mi ensueño, pero la voz de Vincent me devolvió a la realidad.

"¿Por qué entraste así?", preguntó gentilmente.

Me encontré con su mirada.

Vincent entrecerró ligeramente sus amables ojos mientras recorrían mi rostro. Luego, su mirada se posó en mi pierna izquierda y se quedó paralizado.

Rápidamente, se puso de pie y se apresuró a rodearme con sus brazos con una expresión ansiosa: "¿Por qué tienes la pierna herida?".

Luego, se volvió hacia Caelan y habló urgentemente: "Llama rápido a un médico".

"Tengo algo que decirte...", empecé.

De repente, Vincent me envolvió en sus brazos y me quedé impactada.

Era la primera vez que me abrazaba de esa forma.

A pesar de sus muestras públicas de afecto, dudaba en estar abiertamente con él, a menos que fuera absolutamente necesario.

Luego, me sentó en su silla.

Bajo la mirada atenta de tantos altos ejecutivos, se arrodilló y acunó tiernamente mi pierna herida en su mano. Sacando un pañuelo, se secó cuidadosamente la herida antes de alzar su mirada para encontrarse con la mía. En ese momento, me sentí como si fuera la única mujer en su mundo.

"¿Te duele?", preguntó.

Me dolía.

Me dolía terriblemente.

Pero cuando lo miré a los ojos, respondí: "No, estoy bien...".

"Por favor, debes ser más cautelosa", declaró con una mirada firme y gentil. "Siempre eres tan distraída".

Me encontraba en trance.

De repente, alguien tocó la puerta.

Era Caelan, y a su lado, estaba un médico. "La reunión sigue en curso. Doctor Lambert, lleve a la señora Roberts a la habitación contigua".

Javier Lambert se acercó de inmediato y me tomó del brazo.

"¡No!", grité con los dientes apretados. En cambio, envolví mis brazos alrededor del cuello de Vincent. "Cariño...".

Vincent agarró suavemente mi brazo, lo frotó y dijo en voz baja: "Tengo asuntos importantes que atender".

"Por favor, tú llévame", supliqué.

Solo necesitaba unos minutos.

Sus ojos resplandecieron y dejó escapar una risita: "¿Me estás pidiendo que te lleve en brazos?".

Era una amenaza oculta.

Pero abracé su cuello, afirmé: "¡Sí!".

"No puedo resistirme a ti", bromeó sonriendo y me levantó. "Eres muy problemática".

Con mis brazos alrededor de su cuello, sonreí amargamente para mis adentros.

Me sentía afortunada por experimentar ese trato antes de morir.

La habitación contigua era una sala de reuniones más pequeña.

Vincent me puso suavemente en una silla y se volvió hacia Caelan y el médico: "Dejen el botiquín y déjennos solos".

Me dio un vuelco el corazón.