Capítulo 4 Medidas desesperadas

Antes no había notado la lesión en mi pierna izquierda, pero ahora estaba sangrando hasta machar mis medias.

No tuve más remedio que quitarme las medias y aplicar presión en mi pierna con pañuelos. Pero el sangrado persistía a pesar de cambiar los pañuelos más de diez veces.

Mi paciencia se agotó y me volví a sentir mareada. Luego, saqué el medicamento y tomé una pastilla antes de llamar a Elin.

"¡Kaitlin!", exclamó ella con emoción. "¿Vincent aceptó?".

"Todavía no he hablado con él. Elin, necesito hacerte una pregunta".

El entusiasmo de mi hermana desapareció y preguntó con impaciencia: "¿Qué pasa?".

"Si, hipotéticamente, Vincent aceptara invertir en nuestra empresa pero yo tuviera que morir..., ¿qué pensarías?".

Elin no dijo nada durante un buen rato.

En mi mente, comencé a contar.

Uno, dos, tres...

Ocho segundos después, mi hermana finalmente respondió: "Kaitlin, ¿entiendes lo que significa una quiebra?".

Me quedé callada.

"Significa que todos los empleados perderán sus trabajos de la noche a la mañana. Todos tienen hipotecas o préstamos para un apartamento o un auto. ¡Sus hijos tienen que ir a la escuela y los ancianos de sus familias necesitan atención médica! ¡Pueden perder su fuente de ingresos en solo una noche! Y alguien tendrá que ser responsable por eso", declaró Elin solemnemente.

Tras una breve pausa, agregó: "La última vez, Alec Harvey asumió la responsabilidad. Debes recordarlo, ya que cayó a tu lado en ese momento".

Al escuchar eso, intenté hablar con una voz serena: "Entiendo".

"No te preocupes", dijo Elin, más tranquila. "Solo espero que hagas lo mejor posible. No hables de muerte. Solo intenta convencer a Vincent. ¿No te amaba mucho? ¿Has dado tu mejor esfuerzo?".

"Yo...".

"Por supuesto, puedo adivinar lo que estás pensando. Quinientos millones es una pequeña cantidad de dinero, pero lo invertirás en nuestra familia, no en la familia Roberts. No te preocupes, no tienes participación en el Grupo Bailey. No te toca el turno a ti de tomar medidas drásticas. Los altos ejecutivos como yo estaremos al frente".

"No quise decir...".

"Me alegra que no quisieras decir eso", interrumpió Elin. "Kaitlin, el Grupo Bailey facilitó tu relación con Vincent y tu actual estilo de vida. Deberías considerarlo. Sin la empresa, ¿cómo podrías hacer que Vincent siga enamorado de ti?".

Cuando salí del baño, vi a la secretaria en el teléfono con una sonrisa encantadora: "De acuerdo, señor Roberts. Me aseguraré de recordarlo".

Después de colgar, ella me preguntó con una sonrisa: "Señora Roberts, ¿necesita que alguien la lleve de regreso?".

"No, gracias. Quisiera entrar y hablar un poco más con él".

"El señor no se encuentra adentro", respondió la secretaria con vergüenza. "Señora Roberts, si desea decirle algo, lo mejor es que hablen en casa".

"¿Dónde está?", pregunté.

"No es apropiado que se lo diga", dijo ella con vacilación.

"En ese caso, buscaré en todas las habitaciones hasta encontrarlo", declaré firmemente.

"Bueno...", la secretaria se veía desconcertada ante mi determinación. "Está en una reunión, así que se demorará al menos tres horas. Será mejor que vaya antes al hospital".

"Gracias".

La sala de reuniones estaba en el piso dieciséis.

Ahí el pasillo estaba silencioso, con varias salas de reuniones alineadas.

Cuando encontré la más grande, me acerqué a la puerta, respiré hondo y toqué.

Caelan Dawson, el asistente de Vincent, me abrió.

Al verme, se sobresaltó visiblemente, susurrando: "¿Qué está haciendo aquí? Tiene que marcharse rápido...".