Pasión Turca
img img Pasión Turca img Capítulo 8 Eres igual a ella
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Capítulo 9 Una mala suegra img
Capítulo 10 Un norteamericano en Diyat img
Capítulo 11 Descubierta img
Capítulo 12 ¿Quién manda en casa img
Capítulo 13 En la cocina img
Capítulo 14 Un mal día img
Capítulo 15 Ceremonia y tradición img
Capítulo 16 Inapropiado img
Capítulo 17 Fiesta tradicional img
Capítulo 18 Sobrevivir entre tradiciones img
Capítulo 19 Barbarie img
Capítulo 20 Noticia inesperada img
Capítulo 21 Una propuesta incómoda img
Capítulo 22 Enamorados img
Capítulo 23 Un respiro en Mardín img
Capítulo 24 Desagradable sorpresa img
Capítulo 25 Una propuesta indecente img
Capítulo 26 Aceptada img
Capítulo 27 En casa img
Capítulo 28 Feliz noticia img
Capítulo 29 Tradiciones y creencias en el embarazo img
Capítulo 30 El pasado presente img
Capítulo 31 Enterándose del pasado img
Capítulo 32 Espectro img
Capítulo 33 Inocencia fingida img
Capítulo 34 El jefe de la tribu img
Capítulo 35 La traición de un padre img
Capítulo 36 Crueles img
Capítulo 37 Todo en contra img
Capítulo 38 Huyendo img
Capítulo 39 Cruzando fronteras img
Capítulo 40 Mentiras crueles img
Capítulo 41 Escandalizada img
Capítulo 42 Juegos de poder img
Capítulo 43 Obligado a casarse img
Capítulo 44 Un berrinche épico img
Capítulo 45 Nueva identidad img
Capítulo 46 Esperanza img
Capítulo 47 En el hospital img
Capítulo 48 Un sueño img
Capítulo 49 Nuevo hogar img
Capítulo 50 Acostumbrándose a su nueva identidad img
Capítulo 51 Una pareja feliz img
Capítulo 52 El vestido img
Capítulo 53 Regalo de bodas img
Capítulo 54 Intereses propios img
Capítulo 55 Sin respeto al jefe img
Capítulo 56 Un mal líder img
Capítulo 57 Rebelión img
Capítulo 58 Situación desesperada img
Capítulo 59 Único líder img
Capítulo 60 Entre el amor y la venganza img
Capítulo 61 El precio del honor img
Capítulo 62 Escape desesperado img
Capítulo 63 Horror inesperado img
Capítulo 64 Sentencia img
Capítulo 65 Ejecución img
Capítulo 66 Nuevas leyes img
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Capítulo 8 Eres igual a ella

Diyat era uno de los pocos pueblos donde no existía ningún avance en cuanto a la autonomía de las mujeres, era solo ahí y en en los pueblos vecinos, en otras partes, las mujeres empezaban a hacer rebeliones para exigir los derechos que se les negaban.

Cualquier hombre podía matar, violar, y sentirse dueño de cualquier mujer a la que le tocara la mala suerte de ser su esposa, muchas de las veces en matrimonios obligados, incluso menores de edad eran obligadas a casarse con hombres mayores.

Zeynep se arrepentía una y mil veces de haber viajado a un lugar como ese, pensaba que sí no hubiera ido, la habrían buscado e intentado llevar a la fuerza, pero al estar en Estados Unidos, donde hay leyes que protegen a las mujeres, tal vez hubiera podido salvarse.

Kerem la soltó de la mano en cuanto dieron la vuelta a la sala, ya que la chica no podía verlos.

-Me debes una, te salve de tu enamorada.

-No te debo nada. -Parecía que su mal humor había regresado.

-Perdón, se me olvidaba que eres el gran jefe.

Kerem no hizo caso, entró para darse rápidamente un baño, se vistió con un tipo de pantalones extraños, una camisa, y encima una especie de saco sin mangas, se calzó unas botas que quedaron por fuera del pantalón, que de arriba era bombacho y de abajo un poco ajustado.

-¿Qué es lo que te divierte? -Se sintió molesto al darse cuenta de la expresión de la chica.

-Nada, no hagas caso. -A la chica le parecía divertida su ropa, no estaba acostumbrada a ver a un hombre vestir de esa manera.

-Soy el jefe, hoy hay una reunión importante con los jefes de otros clanes.

Zeynep ya no dijo nada, él salió para dirigirse al lugar de la reunión, su padre iba con él.

En el lugar, la reunión se llevaba a cabo en un amplio salón, no había muebles, sólo una gran alfombra que cubría todo el piso, y algunos almohadones para que los asistentes se sintieran más cómodos.

Ese día hablaron sobre los problemas que tenían los diversos clanes con las peleas familiares por las tierras, familias enteras habían muerto debido a ese problema, era un tema muy delicado las herencias.

Además de que cada vez eran más frecuentes los crímenes de honor.

-Debemos implementar nuevas leyes, o al menos cambiar las que ya están, a este paso nos quedaremos sin mujeres en el clan.

-No harán caso, lo hacen por que es una cuestión de honor, sabes bien que si no se lava la honra de la familia, las personas del pueblo les niegan el habla y les suspenden todos los servicios, ni alimentos pueden comprar.

-Entonces hay que organizar reuniones con los hombres del pueblo para hablar con ellos, y advertirles que se cambiarán las leyes, y que tienen que acatar todos los cambios.

Kerem se esforzaba por hacer un cambio para su pueblo, Diyat se estaba hundiendo, las personas no permitían que llegara la modernidad a ellos.

Su propuesta fue rechazada definitivamente por todos los miembros de los clanes vecinos.

-La decisión unánime es que se respeten nuestras leyes, no pueden cambiarse, se han respetado a través de los años, ¿Quienes somos nosotros para cambiar lo que decidieron nuestros antepasados? Además sí una mujer de mi familia o mi tribu comente alguna falta, es justo que pague, por eso se les educa desde pequeñas para no caer en faltas, las que lo hacen, es porque poco les importa respetarnos.

Kerem no podía creer lo que escuchaba, tomó uno, y muchos más tragos de una bebida con hielo que le llevaban, era Arak, que al mezclarse con hielo adquirió un color lechoso, era una bebida fuerte.

Perdió la cuenta de cuantos tomó, no acostumbraba a beber tanto, cuando su padre vio que ya estaba muy bebido, decidió despedirse para llevarlo a casa.

En la habitación, Zeynep dormía tranquilamente, Kerem entró sosteniéndose de las paredes para no perder el equilibrio.

Estaba cansado de tantas responsabilidades, se paró frente a la cama, para después desvestirse completamente, cuando la chica se dio cuenta, estaba sobre ella, pudo darse cuenta de su aliento alcohólico.

-Kerem, ¿Qué es lo que pasa? Por favor suéltame.

-Eres igual o peor que ella, también terminarás abandonandome, pero antes voy a enseñarte quién manda, si te vas te llevarás mis caricias grabadas sobre tu cuerpo.

Zeynep luchó por resistirse, pero Kerem tenía demasiada fuerza, estaba a punto de hacer algo que en su sano juicio jamás haría, rompió la fina bata que cubría el cuerpo de la chica.

Besó, incluso mordió algunas partes de su frágil cuerpo, cubrió su boca para que callara sus gritos, penetr* en su interior de una sola vez, con mucha fuerza.

Ella sintió como la invasión le provocaba un gran dolor, como hierro ardiente, la embistió una y otra vez hasta sentirse saciado, cuando hubo culminado, simplemente se dio la vuelta, enseguida se quedó profundamente dormido.

Zeynep no hacía más que llorar, ¿Qué clase de monstruo era Kerem? Se levantó enseguida para dirigirse al baño, al pararse estuvo a punto de caer, sus piernas difícilmente le respondían.

Pudo notar que un delgado hilo de sangre escurría por sus piernas, colocó sus manos sobre su vientre, hizo un gran esfuerzo para llegar al baño.

Entró en la cabina de ducha, abrió el agua caliente, y así la dejó caer sobre su cuerpo, el agua le quemaba la piel, pero era más grande el dolor que estaba sintiendo dentro de su alma.

Cuando Kerem despertó por la mañana, sintió un terrible dolor de cabeza, no recordaba nada, ni siquiera cómo había llegado a la casa, vio que el lugar de Zeynep estaba vació, quizás había decidido dormir de nuevo en el piso.

Se levantó para darse un baño, cuando salió de la ducha, puso atención en el piso, había gotas de sangre, pensó que Zeynep se había cortado con algo, se vistió rápidamente.

Al salir, escuchó los sollozos de la chica, no lograba ubicar de donde provenían, se dio cuenta de que se escuchaban dentro de un armario, al abrirlo, Zeynep estaba sobre el piso, con sus manos la chica abrazaba sus piernas fuertemente.

Zeynep, al sentirlo cerca de ella, empezó a gritar fuertemente, él intentó tranquilizarla, al tocarla, se dio cuenta que ardía en fiebre.

La tomó entre sus brazos para llevarla al hospital, afortunadamente un par de años atrás había mandado construir uno, de lo contrario tendrían que viajar a la ciudad más cercana.

-Suéltame, por favor no me hagas daño, no lo hagas. -Kerem pensó que estaba desvariando debido a la fiebre, pues aun no recordaba nada.

Al llegar al hospital, al tratarse de la esposa del jefe dos médicos se acercaron de inmediato, la llevaron a una habitación para revisarla, Kerem esperó fuera, casi una hora después, los médicos lo llamaron.

-Señor Ozturk, el asunto es muy serio, ¿Su esposa ha estado con usted durante la noche?

-Lo estaba, ella no sale de casa.

-¿Alguien ha entrado?

-Cómo debe usted saber, mi casa es de las más vigiladas, imposible que entré alguien extraño, los guardias no están dentro de la propiedad, pero vigilan toda la cuadra.

-Su esposa está muy lastimada, ha sido cruelmente abusada.

En ese momento Kerem sintió una terrible opresión en el pecho, entendió porque había gotas de sangre en el piso, y el miedo que Zeynep sintió al verlo.

-Atiendanla de la mejor manera, y de esto, ni una sola palabra a nadie, o tendrán crueles consecuencias para ustedes.

Los médicos palidecieron, procedieron a hacer su trabajo en completo silencio, Kerem los observaba mientras estaba recargado sobre la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho, ¿En qué clase de monstruo se había convertido que hacía eso?

Zeynep permaneció dormida por los dos días siguientes debido a la fiebre, de vez en cuando se quejaba y suplicaba.

-Por favor,,,ya, para Kerem.

Kerem se encontraba solo con ella en ese momento, sus padres lo habían estado acompañando, habían ido a la casa para descansar, regresarían más tarde.

El turco golpeó fuertemente con su puño la pared varias veces, el médico entró en ese momento, al verlo lo detuvo, se estaba haciendo daño.

-Señor, se lastimara seriamente la mano.

Lo merezco, soy un monstruo inhumano. -El médico supo inmediatamente porque lo estaba diciendo.

Revisó y vendó su mano con cuidado, después de todo se trataba del jefe, Kerem era muy respetado.

Al médico le extrañó que se hubiera atrevido a lastimar de esa manera a su esposa, sabía que ayudaba a todo el pueblo, su tribu para él era lo más importante.

Zeynep despertó poco después, Kerem dormía a su lado, estaba sentado sobre una silla, con la cabeza apoyada sobre la cama donde estaba ella.

Sintió un fuerte desprecio, su sola presencia le provocaba náuseas, pero no podía enfrentarlo.

Se había dado cuenta de que era capaz de las peores atrocidades, no quería terminar azotada en la plaza del pueblo.

Tampoco podía denunciar, el era el jefe, además de que en lugares con costumbres tan arraigadas como ese, si la mujer denunciaba una violación, en el mejor de los casos era llevada a la cárcel.

                         

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