Pasión Turca
img img Pasión Turca img Capítulo 7 Mejorando su relación
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Capítulo 9 Una mala suegra img
Capítulo 10 Un norteamericano en Diyat img
Capítulo 11 Descubierta img
Capítulo 12 ¿Quién manda en casa img
Capítulo 13 En la cocina img
Capítulo 14 Un mal día img
Capítulo 15 Ceremonia y tradición img
Capítulo 16 Inapropiado img
Capítulo 17 Fiesta tradicional img
Capítulo 18 Sobrevivir entre tradiciones img
Capítulo 19 Barbarie img
Capítulo 20 Noticia inesperada img
Capítulo 21 Una propuesta incómoda img
Capítulo 22 Enamorados img
Capítulo 23 Un respiro en Mardín img
Capítulo 24 Desagradable sorpresa img
Capítulo 25 Una propuesta indecente img
Capítulo 26 Aceptada img
Capítulo 27 En casa img
Capítulo 28 Feliz noticia img
Capítulo 29 Tradiciones y creencias en el embarazo img
Capítulo 30 El pasado presente img
Capítulo 31 Enterándose del pasado img
Capítulo 32 Espectro img
Capítulo 33 Inocencia fingida img
Capítulo 34 El jefe de la tribu img
Capítulo 35 La traición de un padre img
Capítulo 36 Crueles img
Capítulo 37 Todo en contra img
Capítulo 38 Huyendo img
Capítulo 39 Cruzando fronteras img
Capítulo 40 Mentiras crueles img
Capítulo 41 Escandalizada img
Capítulo 42 Juegos de poder img
Capítulo 43 Obligado a casarse img
Capítulo 44 Un berrinche épico img
Capítulo 45 Nueva identidad img
Capítulo 46 Esperanza img
Capítulo 47 En el hospital img
Capítulo 48 Un sueño img
Capítulo 49 Nuevo hogar img
Capítulo 50 Acostumbrándose a su nueva identidad img
Capítulo 51 Una pareja feliz img
Capítulo 52 El vestido img
Capítulo 53 Regalo de bodas img
Capítulo 54 Intereses propios img
Capítulo 55 Sin respeto al jefe img
Capítulo 56 Un mal líder img
Capítulo 57 Rebelión img
Capítulo 58 Situación desesperada img
Capítulo 59 Único líder img
Capítulo 60 Entre el amor y la venganza img
Capítulo 61 El precio del honor img
Capítulo 62 Escape desesperado img
Capítulo 63 Horror inesperado img
Capítulo 64 Sentencia img
Capítulo 65 Ejecución img
Capítulo 66 Nuevas leyes img
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Capítulo 7 Mejorando su relación

Al regresar, la madre de Kerem se les quedó viendo al notar que entraban juntos y que por primera vez no estaban peleando.

Eso le agradó mucho, ya era hora que esa chica entendiera que su hijo era quien mandaba, su deber como esposa era solo obedecer, obedecer sin cuestionar.

Zeynep saludó rápidamente para después dirigirse a su habitación, Kerem se quedó con su madre.

-Veo que las cosas entre ustedes van muy bien, eso es bueno, así se acabarán los problemas, que con los que tienes con los miembros de la tribu, ya son suficientes.

Kerem no contestó, con sus cosas personales era muy reservado, en cuanto a los problemas del clan, no podía comentarlos.

Después de cenar, subió a su habitación, Zeynep había pedido que le llevaran la cena a la habitación, se había quedado dormida sobre la cama.

Kerem la cubrió con una manta, después se acostó a su lado, la noche para él fue muy larga, sentía la calidez del cuerpo que tenía junto a él, le dio la espalda a la chica, se resistía a cometer una locura, ella jamás se lo perdonaría.

Por la mañana, Zeynep se despertó muy temprano, era la primera vez desde que había llegado ahí, que sentía que había descansado, después de bostezar, estiró sus brazos.

Al voltear, se llevó el susto de su vida, Kerem estaba acostado junto a ella, solo tenía puesta la ropa interior, estaba casi desnudo.

Se encontraba acostado boca arriba, por lo que ella pudo observar perfectamente su erecci*n matutina, gritó y le dio un fuerte golpe con una almohada.

-¡Qué carajos! -Se despertó sobresaltado.

-Cómo te atreves a acostarte junto a mi casi desnudo, cúbrete, no estás mostrando esa cosa. -Zeynep cubrió sus ojos, mientras señalaba hacia la entrepierna de Kerem, él lejos de avergonzarse empezó a reír a carcajadas.

-Ja, ja, ja, ¿Cosa? Por Alá, no digas que no sabes como llamarle.

-Eres asqueroso. -Se levantó corriendo para encerrarse en el baño.

Kerem no paraba de reír, no tenía por qué cubrirse, después de todo era su esposo, al estudiar en la gran ciudad, se había vuelto más moderno que las otras personas en el pueblo.

Los matrimonios convencionales acostumbraban a tener relaciones bajo las sábanas, para que la mujer no se avergonzará, y para ser sinceros, eso le parecía aburrido.

Zeynep salió un poco después del baño, tenía puesto un vestido que aunque no era ajustado, era algo corto para su gusto, su madre pondría el grito en el cielo, la escaneo de arriba a abajo, se le veía lindo.

Las únicas mujeres que vestían así en el pueblo, eran las turistas, que visitaban la región para aprender sobre su cultura, y visitar las viejas construcciones.

Kerem se levantó para entrar en el baño, ella volteó enseguida hacia otro lado, ese hombre no tenía vergüenza alguna.

Lo esperó para bajar con él a desayunar, no quería tener que soportar ella sola a su querida suegra, cuando Kerem salió, ella escribía.

-¿Llamarás para que envíen mis documentos?

-Lo haré más tarde.

-¿Podría ser posible que me pidas me envíen mi computadora?

-Sabes que aun no pueden usar medios de comunicación, no me arriesgaré a que nos crees un problema.

-Puedo usarla sin internet, solo la quiero para hacer ahí mis anotaciones.

-Está bien, pediré que te la envíen, pero un técnico la revisará antes para que desinstale la tarjeta de red, prefiero no arriesgarme.

-Está bien.

Bajaron juntos a desayunar, la madre de Kerem puso el grito en el cielo al observar el corto vestido de la chica, y para colmo llevaba puesta unas sandalias sin usar calcetas, sus pies podían verse perfectamente.

La mujer empezó a abanicar su rostro, Kerem sabía muy bien qué era lo que seguiría.

-Hijo, cómo puedes permitir esto, está mujer viste provocativamente, de esa manera nos falta al respeto.

-Madre, está dentro de la casa, así que aquí puede usarlos, si tiene que salir, entonces debe cambiarse a algo más adecuado.

¿Salir? Zeynep estuvo a punto de carcajearse al escuchar aquello.

Desayunaron en silencio, el padre de Kerem no se encontraba, estaba en una reunión en casa de su tío.

Los ancianos del clan se reunían de vez en cuando para revisar el trabajo de sus descendientes, Kerem esperaba que su padre estuviera orgulloso de él.

Se esmeraba con cumplir con las leyes, aunque en algunas no estaba completamente de acuerdo, esperaba poder cambiar poco a poco las viejas y arraigadas leyes, sobre todo las que se referían a las mujeres.

-Hijo, espero que hoy no regreses muy tarde, tengo una sorpresa para ti, sé que va a agradarte.

-Lo intentaré, madre.

Kerem salió hacía sus oficinas, desde ahí manejaba los asuntos de la tribu, también se encargaba de la empresa de su familia, enviaban productos de la región a su sede en Estambul, por lo que ocasionalmente tenía que viajar hasta allá.

Zeynep subió a su habitación, ahí es donde pasaba sus días, afortunadamente era grande y con una amplia y preciosa terraza, desde ahí podía ver el hermoso atardecer.

Sentía nostalgia, esperaba tener la oportunidad de recuperar su libertad, recordó que en algún momento había leído que un esposos podía repudiar a su esposa.

En ese momento ella quedaba libre, aunque corría el riesgo de ser apedreada, sí había amistad entre las familias, podía tomarla otro hombre de la misma como esposa, o sí tenía suerte podía huir a algún país vecino.

También sabía que los hombres podían matar a sus esposas con cualquier pretexto, era como sí desde el momento del matrimonio, se convirtieran en sus dueños.

Recordó a su novio en Estados Unidos, tenía que estar muy preocupado por ella, era tan diferente, tan alegre, y amable, sobre todo, siempre procuraba que estuviera bien.

Kerem llegó dos horas antes de su llegada habitual, quería darle gusto a su madre, aunque no estaba del todo de acuerdo con ella, le tenía un gran cariño y respeto.

Al entrar en la sala de la casa, vio que su madre estaba en compañía de dos mujeres, una era más joven que la otra.

-Merhaba.

-Merhaba. -Respondió su madre al igual que las otras mujeres.

-Hijo, es mi amiga Nordum, y su hija Ayse.

Kerem las saludó educadamente, no estaba seguro de sí esa era la sorpresa a la que se refería su madre.

-Bueno, madre, te dejó en compañía de tus amigas, me retiró, con su permiso.

-Hijo, no seas maleducado, han venido a tomar el té con nosotros, voy a traerlo.

-Te acompaño a traerlo, amiga.

Las dos mujeres se retiraron dejando a Kerem en compañía de la chica, en ese momento el entendió de qué se trataba aquello.

-Me ha contado tu madre que has estudiado en Estambul, es un lugar que espero poder conocer algún día.

-Es una ciudad muy bonita, ojalá puedas visitarla algún día.

-Nos ha dicho que irás en unos días, mi madre me ha dado el permiso para acompañarte.

Kerem no podía creerlo, esa mujer quería que su hija lo acompañara, para después pedir que se casará con ella, por que viajar sola con un hombre que no fuera tu esposo, o de tu familia, estaba prohibido, sí el hombre no se hacía cargo, incluso podrían llegar a asesinarla.

-Lo siento, me acompañará mi esposa, y es un poco celosa.

-Pero eres el jefe del clan, tú mandas. -¿No se suponía que su madre quería para su segunda esposa a una chica pura y dócil? y ella no lo parecía.

-Así es, soy el jefe, y decido quién puede acompañarme.

Kerem estaba a punto de darse la vuelta, cuando Zeynep bajó a buscar un poco de jugo, para pasar hacia la cocina tenía que atravesar la sala, podía entrar por la parte de afuera, pero la sala era el camino más corto desde donde estaba.

-Mi amor, que bueno que bajas.

Zeynep notó que Kerem estaba sentado junto a la chica, le extrañó que le hablara de esa manera, él se levantó y la tomó por la mano.

-Ella es mi hermosa esposa, Zeynep, ella es Ayse. -Zeynep recordó que ese nombre era muy común en ese país, la chica le pareció muy linda.

-Hola.

-Merhaba. -La chica la saludó como consideraba correcto, Zeynep no le agradaba, la había visto el día de la boda, y sabía que estaba ahí obligada, mejor debería hacerse a un lado, y dejar el lugar de jefe a alguien que lo mereciera.

-Bueno, nos despedimos, no he visto en todo el día a mi esposa, y muero de ganas de estar a solas con ella.

Kerem se acercó a su esposa, para después besar su cuello, la contra chica enrojeció de pena, eso era demasiado atrevido, Kerem lo sabía, por eso lo había hecho, después de eso se despidió para dirigirse a su habitación.

Cuando su madre y la otra mujer regresaron a la sala, encontraron tan solo a la chica que estaba disgustada, Kerem no le había hecho el más mínimo caso, se sentía molesta, había pensado que siendo su segunda esposa, ella y su familia tendrían la vida resuelta.

            
            

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