Capítulo 5 Will

Will Ferreira

Extraño mis tierras, extraño a mi gente, mi cultura. Creo que es muy difícil abandonar todo aquello a lo que te has acostumbrado, dejar todo de repente e irte por obligación.

En España hay muy buenas universidades, pero mis padres se empeñaron en que viniera a Estados Unidos porque así perfeccionaría el ingles, además las oportunidades de estudiar acá no siempre se dan, y para hacerlos felices, me había decidido a venir. Eso fue el año pasado, pero mis planes se habían estancando con la muerte de mi padre, me dolió muchísimo, el era como esos padres que parecen amigos. Me aconsejaba, se divertía conmigo, parecía un hermano, la verdad, pero todo fue tan repentino.

Le detectaron un tumor cerebral, y con una caída que tuvo, se desató una fuerte hemorragia que no pudieron detener y para cuando llegué al hospital, ya había muerto.

Llore como niño, no me pude despedir y decirle cuanto lo amaba, aunque Se que el lo sabia, pero aun así quería que lo escuchara por ultima vez.

Recuerdo que durante los 4 primeros meses me deprimí tanto que solo vivía encerrado, casi sin comer, no quería hablar con nadie, solo miraba a través de la ventana, recordando todas las veces en las que nos divertíamos juntos. Mis hermanos, fueron los que se dedicaron a la empresa familiar, yo no tenia cabeza para nada, a ellos también les afectó un poco toda la situación, pero no tanto como me afectó mi.

Cuando llegó el quinto mes, mi madre comenzó a insistir para que saliera, pero la verdad es que no me apetecía hacerlo, mi rutina era; dormir, comer, asearme, y de nuevo a la cama.

Al 6to mes, mi madre llegó nuevamente a la habitación a insistir para que retomara mis planes de estudios, y justo cuando le iba a decir que no, las lágrimas recorrieron su rostro. Estaba tan perdido en la nada, en mi soledad, en mi tristeza, que no me puse a analizar que estaba hiriendo a mi madre cada vez que me veía en este estado.

No tengo hijos, pero imagino que se debe sentir terrible el hecho de ver a tu hijo destrozado, y todavía peor cuando perdiste a la persona que amabas y pasarías el resto de tu vida con el.

Por lo que decidí, levantarme, comencé a hacer ejercicios. Empecé en un gym cerca, y descubrí que si me gustaba, tanto que lo tomaba como una salida para mis problemas. Transcurrieron un par de meses y mi cuerpo comenzó a endurecerse, por lo que me esforcé y pasó el tiempo, hasta que mi cuerpo tomó la forma que quería.

Me di cuenta que muchas chicas me buscaban solo por la apariencia física, y no me gusta la superficialidad, por lo que no les prestaba mucha atención, quizás también veían un poco de la fortuna familiar.

Fueron pasando los días y por mas que me hacia el fuerte con mi madre y todos los que me rodeaban, los recuerdos me abarcaban, por lo que decidí partir a Nashville, lugar que mi padre quería que fuera, porque conocía a una pareja que recibían estudiantes y mas si el les tenia Confianza, por lo que no lo dudé mas, así me despejaría un poco del dolor que sentía.

Volví a enviar mi solicitud de estudios y al aceptarme por el rendimiento académico de mi instituto, realice las pruebas y quedé. Al principio fue duro por el cambio, pero ya estoy bien, ya me acostumbre a todo aquí y las personas que me recibieron, que son los señores Jones, fueron muy amables conmigo, me encariñé rápido.

Lo que nunca me imaginé, fue que el destino me pusiera a mis futuros suegros al frente, si, porque desde que vi a Ana en esa cafetería me atrajo, y cuando comencé a convivir con ella, supe que era la chica que quería en mi vida. Me llamarán tonto, pero con ella fue como un flechazo a primera vista.

Su carácter, su cabello rizado disparado por todas partes, su actitud segura y el que me dijera las cosas a la cara porque simplemente no le importaba quien era yo.

Y ahora que veo que se sonroja y que mis palabras y yo completamente causamos algún efecto en ella, no me rendiré, seguiré hasta que reconozca que si hay química entre nosotros.

-Gracias por el desayuno Will- me dice mi futuro suegro

-No se preocupe señor Jones, siempre me ha gustado la cocina, aprendí muy bien de mi padre que fue chef.

-Oh, no sabia. Nosotros iremos a hacer ejercicios al parque, si quieres nos acompañas, así conoces un poco.

Quisiera, pero debo hacer algo que no puedo si ellos están aquí

-no se preocupe, vayan sin mi, que luego yo recorro el lugar, o le digo a Ana que me ayude con eso- me río internamente, porque aprovecharé todo el tiempo que puedo con ella

Ellos asienten y se van.

Creo que su padre no debe ni imaginarse que su hija me atrae, el señor Jones sin necesidad de conocerlo, se que es un hombre que es sobreprotector con Ana, por lo que me iré con cuidado.

Me voy a mi habitación y voy por mi maleta, tomo unos chocolates Harsheys que traje y los llevo a su cama, y coloco un nota que se la hará sonrojar, cuando me voy a salir de la habitación, me lo pienso mejor, no la puedo dejar allí, se que cualquiera puede venir y verlo, por lo que decido dejarlo en uno de sus cajones, abro el primero y me encuentro con que es el cajón de su ropa intima.

Sonrío al ver que tiene bragas de hello kitty, y la sonrisa no se me va imaginando lo furiosa que se pondrá al darse cuenta que me metí a su habitación y vi sus bragas. Añado algo mas a la nota que dejaré y salgo.

Ahora si saldré a dar un vuelta, porque no se a que hora llega, y no quiero estar aquí para cuando lo haga, capaz y no se aguanta y me abofetea.

¿por que hago esto? Ni yo mismo lo se, creo que es algo inmaduro para un hombre de mi edad, pero esa fiera me gustó desde el primer día, incluso después de la escena de la cafetería. Y quien pensaría que me la encontraría después y viviría en su casa. La vida es muy irónica y llena de sorpresas.

He tenido otras chicas en mi vida, pero nunca nadie ha llamado mi atención como ella, es decidida, caprichosa, consentida y muy hermosa. Me encanta ver esa nariz perfilada, sus curvas, y su cabello; muero por enredar mis dedos en ellos y así acercarla a mi y besarla. Aunque primero, haré que ella me lo pida, yo me convertiré en su capricho, así como ella se ha convertido en el mío.