Mi trato con el millonario ruso
img img Mi trato con el millonario ruso img Capítulo 2 Capitulo 2
2
Capítulo 6 Capitulo 6 img
Capítulo 7 Capitulo 7 img
Capítulo 8 Capitulo 8 img
Capítulo 9 Capitulo 9 img
Capítulo 10 Capitulo 10 img
Capítulo 11 Capitulo 11 img
Capítulo 12 Capitulo 12 img
Capítulo 13 Capitulo 13 img
Capítulo 14 Capitulo 14 img
Capítulo 15 Capitulo 15 img
Capítulo 16 Capitulo 16 img
Capítulo 17 Capitulo 17 img
Capítulo 18 Capitulo 18 img
Capítulo 19 Capitulo 19 img
Capítulo 20 Capitulo 20 img
Capítulo 21 Capitulo 21 img
Capítulo 22 Capitulo 22 img
Capítulo 23 Capitulo 23 img
Capítulo 24 Capitulo 24 img
Capítulo 25 Capitulo 25 img
img
  /  1
img

Capítulo 2 Capitulo 2

Acaricio su cuello, bebiendo su aroma.

Mis dedos rozan la suave piel de sus brazos y su cuerpo se estremece. Los bajo lentamente y trazo el patrón de su sujetador. Su respiración se entrecorta y su cabello cae sobre mi regazo. Echa la cabeza hacia atrás.

A ella le gusta y mi boca se abre en una sonrisa. Paso mi dedo por su estómago desnudo y delineo el largo de su falda. Es ajustada. De poliéster. E increíblemente corta. En cuestión de segundos, estoy en su muslo.

-Abre las piernas -le susurro en el cuello, dándole un mordisco juguetón.

Ella gime pero mantiene las piernas cerradas. "No... no puedo", tartamudea, con voz inestable. "N-no deberíamos hacer esto".

Mis dedos se deslizan por debajo de sus muslos, bajo el dobladillo de su falda, y cuando mi mano roza la tela de satén de sus bragas, ella gime. El sonido me llena de un hambre salvaje, una necesidad primaria que me desgarra las entrañas.

-¿Por qué no? -murmuro con voz baja y cargada de deseo.

"Yo... podría perder mi trabajo", sostiene.

"¿Qué pasa si me dejo con los ojos vendados, hmm?" Yo sugiero.

"Yo... nunca antes había hecho algo como esto".

-¿Adivina qué? Yo tampoco -la animo, tomando el elástico de sus bragas en mi mano y retorciéndolo hasta formar un nudo antes de soltarlo. Golpea contra su piel y ella salta, luego gime suavemente. Su cuerpo tiembla contra mí, su respuesta es lo más excitante que he experimentado en mi vida.

Hace una pausa, respirando pesadamente. Puedo decir que está luchando consigo misma, dividida entre su deseo y su moralidad, entre el calor feroz entre sus piernas y la voz en su cabeza que le dice que no haga esto.

-¿Me lo prometes? -murmura con deseo, como un adicto que necesita una droga. Me doy cuenta de que quiere que la convenza de esto porque quiere tener un poco menos de miedo.

La aprieto contra mi pecho, nuestros cuerpos se fusionan mientras respiro profundamente, saboreando el momento. Mis dedos, todavía temblando ligeramente, trazan el contorno de su coño sobre sus bragas.

"Lo mantendremos en secreto", prometo, en voz baja y llena de promesas. "Nadie más necesita saberlo, solo tú y yo. Esto no irá más allá de esta habitación y mi venda permanecerá puesta todo el tiempo".

Le paso la mano por el muslo y disfruto de su temblor. Es tan receptiva, tan sensible. Me muero de ganas de explorar cada centímetro de ella, de encontrar todos los lugares que la hacen gemir y gemir.

-Esto es sólo por esta noche -murmuro contra su piel-. Mañana, tú volverás a tu vida y yo volveré a la mía. Sin compromisos.

Es mentira y ambos lo sabemos. No podré olvidarla, la stripper que me hizo caer de rodillas. Pero las palabras parecen tranquilizarla y se relaja en mis brazos con un suspiro.

"Sólo por esta noche", repite suavemente.

Vuelvo a pasar mis labios por su cuello, bajando hasta llegar a la hinchazón de sus pechos. Ella jadea mientras tiro hacia abajo de la parte delantera de su sujetador, liberándolos. Tomo un seno en mi mano, lo masajeo suavemente y hago rodar el pezón entre mis dedos.

"Oh, Dios mío", gime, arqueándose ante mi toque. El ruido que hace hace que mi polla se contraiga y se tense contra mis pantalones.

"Hermosa", murmuro. Puedo imaginarla claramente en mi mente, piel suave y pezones rosados, caderas delgadas y piernas largas. Anhelo verla correctamente, deleitar mis ojos con su belleza, pero la venda sigue puesta. Hay algo embriagador en esta oscuridad que intensifica cada sensación.

Paso mi otra mano por su muslo, apartando sus bragas. Está empapada y gimo ante la prueba de su deseo. Lentamente, deslizo un dedo en su calor, maravillándome de lo apretada que está.

"Por favor", gime, balanceándose contra mi mano. Agrego otro dedo, estirándola delicadamente.

-Shhh, te tengo -murmuro. Con la mano libre, desabrocho el cinturón y los pantalones, liberando mi polla. Estoy duro como una piedra y dolorido, pero no la tomaré hasta que esté lista.

Bombeo mis dedos a un ritmo constante hasta que están empapados. Me inclino y capturo su boca en un beso. "¿Estás lista?", pregunto.

-Mm-hmm -murmura ella.

Con una mano en su cadera, me posiciono en su entrada, empujando lentamente.

Me detengo un momento y contengo la respiración al sentir su resistencia. Frunzo el ceño. Pensé que ya estaba lo suficientemente mojada, así que ¿por qué sigue tan apretada?

-Quieres esto, ¿no? -pregunto de nuevo. Rezo para que su respuesta sea sí, porque no quiero parar.

-Sí, por favor. Sí -suplica ella.

Sonrío y empujo mi pene un poco más adentro. Ella gime, en parte de dolor y en parte de placer. Empiezo a hacer círculos con mi pene dentro de ella, tratando de llegar más profundo. Un escalofrío recorre mi columna vertebral mientras mi pene se pone más duro que nunca.

Está tan increíblemente apretada que me toma unos momentos entrar completamente. No puedo evitar dejar escapar un gruñido bajo, tanto por el placer como por la intensidad del momento.

Mientras empujo más profundamente, ella deja escapar un jadeo agudo y sus dedos se clavan en mis hombros.

-Estás tan apretada -murmuro, empezando a empujar, todavía encontrándola apretada a pesar de la humedad.

-No sé si haga alguna diferencia, pero yo... soy virgen -susurra.

Me quedo paralizada, con el corazón acelerado. La comprensión de que es virgen, un hecho que acaba de revelar con voz temblorosa, me recorre el cuerpo. Quiero salirme, tranquilizarla, arreglarlo. Pero no hay vuelta atrás. No quiero que recuerde su primer intento como un intento fallido, que se vaya pensando que algo anda mal con ella.

Y la verdad absoluta es que mi cuerpo está fuera de control. Todo el deseo que he estado tratando de contener ahora me está ahogando.

Tengo que ser amable. No hay forma de evitarlo. No es solo una desconocida, también es inexperta.

-Seré gentil -murmuro-. Si te duele demasiado, solo dime que pare, ¿de acuerdo?

-Mm-hmm -susurra, ahora haciendo círculos alrededor de mi polla con su coño, tratando de atraerme más profundamente.

Entonces ella quiere que continúe.

Empiezo a empujar suavemente. Puedo notar que está tensa, todavía tratando de acostumbrarse a la sensación de mi polla dentro de ella. Mientras empujo más profundamente, ella suelta un jadeo agudo y sus dedos se clavan en mis hombros. A pesar de sus nervios, no puede evitar arquear la espalda para recibir mis embestidas.

Su cuerpo comienza a adaptarse y puedo sentir que sus músculos comienzan a relajarse. Todavía está apretada, pero ahora se siente como un guante cálido y húmedo envolviéndome. No puedo evitar gemir, la sensación de su coño agarrándome me provoca escalofríos en la columna.

Empiezo a moverme más rápido, mi ritmo se acelera. Sus gemidos se intensifican.

Puedo decir que se está acercando, por la forma en que gime y se balancea contra mí, sus uñas clavándose en mi espalda. Estamos en el mismo barco. Estoy tan cerca. La tensión aumenta durante lo que parece una eternidad. Quiero soltarme, pero tengo que aguantar. Necesito asegurarme de que está bien y de que esto no es demasiado para ella.

Me agacho y agarro sus caderas, controlando el ritmo y la profundidad de mis embestidas.

Sus gemidos se hacen cada vez más fuertes. "Oh, Dios mío. Oh, Dios mío", dice una y otra vez. "No pares".

Puedo sentir su cuerpo deslizándose hacia arriba y hacia abajo por mi polla con cada embestida, la humedad de sus paredes internas deslizándose contra mi eje, volviéndome loco.

Ahora está gimiendo, su respiración es superficial y rápida. Una necesidad febril de liberación me invade y sé que no podré contenerme por mucho más tiempo. Quiero sentirla correrse a mi alrededor, saber que le he dado esta experiencia.

-Ven a verme -gimo.

Su cuerpo comienza a temblar y siento que sus brazos tiemblan alrededor de mi cuello mientras sus muslos se aprietan alrededor de los míos. Agarro sus caderas con más fuerza, embistiendo más rápido, tratando de seguir su ritmo. Sus gemidos se hacen más fuertes y más urgentes, el sonido de su nombre en mis labios.

Su cuerpo se convulsiona y ella deja escapar un gemido agudo.

"Ya voy", gime ella, con la voz cargada de éxtasis.

Esa fue la chispa que necesitaba. Con un último empujón, me solté.

-Mierda -gruño, mi polla palpita dentro de ella mientras me dejo llevar, mi semen se derrama en sus profundidades. Siento que sus músculos se tensan a mi alrededor, ordeñándome hasta secarme, y empujo con más fuerza, queriendo darle todo lo que tengo.

Cuando el último de mis orgasmos se desvanece, me retiro y me dejo caer contra el sofá.

-¿Estás bien? -pregunto, extendiendo la mano en la oscuridad para alcanzarla. Siento su cabello en mis manos y lo paso suavemente por su hombro.

-Sí -susurra-. Gra...gracias.

Por un momento, no puedo responder, demasiado abrumado por las consecuencias de la experiencia más intensa de mi vida.

Paso mis dedos por su cabello sedoso, quitándole el sudor y los mechones sueltos de la cara. Ella sigue jadeando, recuperando el aliento al igual que yo.

-No tienes que agradecerme. Eres increíble -digo las palabras contra su frente, sintiendo el calor de su piel y la humedad de su cabello bajo las yemas de mis dedos.

"No sabía que sería así", confiesa, con la voz apenas audible, temblorosa por la intensidad de nuestro acto amoroso.

Sonrío para mis adentros, sabiendo que ese momento debe haber sido inimaginable para ella, pero para mí fue perfecto. Me inclino y capturo su boca en un tierno beso. Estoy a punto de preguntarle si quiere otra ronda cuando escucho carcajadas estridentes fuera de la puerta.

Son mis hermanos diciéndome que el tiempo se acabó.

Para mi fastidio, Hada se hace a un lado. "Me... mejor me voy", dice, y antes de que pueda reunir el coraje para pedirle que se quede, escucho que se abren las cortinas.

***

Mis hermanos irrumpieron en la habitación, abucheando y gritando.

-¡Se acabó el tiempo, cumpleañero! -grita Justin. Led y Rod se acercan y me rodean el cuello con sus brazos.

"Y bien, ¿cómo estuvo?", preguntan al unísono.

Simplemente me encojo de hombros y mantengo una cara seria.

"Fue un baile erótico. Fue como tenía que ser".

"Bueno, estuviste aquí mucho más tiempo del que pagamos, pero lo cubrimos", sonríe Nelson.

-Entonces, ¿fue un buen baile erótico? -Rod mueve las cejas.

-¿Tanto tiempo pasó? -pregunto, mirando a Rod con el ceño fruncido-. Debo haberme quedado dormida.

-Dice que se quedó dormido -me guiña un ojo Nelson y le tiro una almohada.

-¿Estás seguro de que no pasó nada más? -pregunta Led con una tranquila determinación en el rostro. Puedo ver cómo giran las ruedas de su cerebro.

-Sí -asiento con severidad-. No pasó nada. Como dije, fue solo un baile erótico.

-Bueno, en ese caso, nos alegra que lo hayas pasado bien. Ahora, sigamos con las celebraciones -dice Rod, y los chicos me sacan a rastras de la habitación.

***

Me pongo una sonrisa y continúo la fiesta con mis hermanos.

Pero mi mente sigue yendo a Hada. Me pregunto dónde estará ahora, qué estará haciendo y si también estará pensando en mí.

Ridículo. Apenas conozco a la chica. Fue una distracción agradable para una velada, nada más.

Aun así, no puedo dejar de preguntarme. No puedo contener el deseo de buscarla, de perderme de nuevo en su dulzura.

Cada vez que pasamos por una de las salas privadas, trato de echarle un vistazo. Me pregunto si estará con otro cliente y pensarlo me llena de ira.

Después de unos cuantos disparos, recuerdo su situación y la utilizo para satisfacer mi profundo deseo de volver a verla. Corro al baño y saco unos cuantos miles de dólares de mi billetera. Los ato con una goma y luego me dirijo al gerente.

-Hola -pregunto-. ¿Está Hada por aquí? Olvidé dejarle propina.

"Se fue por la noche", dice, para mi decepción.

-Dale esto, ¿quieres? -respondo desanimado.

Y entonces me obligo a despedirme de este capítulo. De todos modos, era una ilusión pensar que ella se quedaría y esperaría a que la encontrara.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022