Capítulo 5 DIVORCIO

Daniel estaba a punto de golpear al imbécil frente a él, sus nudillos empezaron a ponerse blancos por la fuerza, era como si le hubiera alcanzado un rayo.

-Gonzalo, ¿qué haces de pie...?

Antes de que pudiera terminar la frase, Valeria divisó a su esposo en la puerta, se veía molesto, puso mala cara al verlo, ellos no tenían nada de que hablar.

-¿Qué haces aquí, Daniel? Ya firmaste los papeles del divorcio, eres feliz al fin.

Daniel soltó una risa fría, y su mirada cayó sobre la mujer como una daga.

-¿Al parecer llegué en el momento equivocado, no es así mi amor? Interrumpí algo -murmuro.

Los ojos de Valeria se volvieron sombríos, jamás imagino que él insinuaría algo como eso, respiro profundamente para tratar de calmarse.

-Supongo que estás aquí por lo del divorcio, habla con tu abogado, él tiene los documentos, entre nosotros no hay mucho que decir en realidad.

-Valeria no estoy de acuerdo con todo esto, eres mi esposa, vendrás conmigo.

Daniel iba a tomar la mano de su esposa para sacarla a rastras del lugar, no estaba de acuerdo en que se quedara en la casa de ese imbécil, pero Gonzalo se cruzó en su camino, impidiéndole el paso.

Daniel le lanzó una mirada amenazante al hombre que en ese momento consideraba su enemigo.

-Si no quieres perder tu trabajo, será mejor que no te metas en esto.

Daniel amenazó a Gonzalo para que se quitara de su camino, pero paso todo lo contrario, parecía que sus amenazas no surtían efecto.

-Señor Walton, me temo que no es tan fácil, uno de mis clientes es su padre, además tengo mis contactos, ella no quiere irse con usted.

Después de años trabajando con el señor Walton, había ampliado su red de contactos, por lo que no podía ser amedrentado con facilidad, además Daniel no estaba tratando a su esposa como era debido.

Un destello de frialdad pasó por los ojos del señor Walton, ese imbécil se las iba a pagar tarde o temprano.

Valeria se puso en medio de los dos al notar que ninguno de ellos estaba dispuesto a retroceder, no quería que su amigo terminara involucrándose en esa situación.

-No es necesario que involucres a personas ajenas. Hablemos.

Valeria dio un paso en dirección a su esposo, podía notar como su sonrisa se ampliaba, estaba acostumbrado a obtener lo que deseaba sin mucho esfuerzo.

-¿Estás preocupada por tu amiguito? -Hablo haciendo énfasis en sus palabras -Tan solo me fui por un mes y ya estás buscando un remplazo, ¡Eres realmente increíble esposa mía!

Valeria ignoró las palabras de su esposo, se dirigió a Gonzalo, qué estaba a punto de explotar.

-Estaré afuera, no te preocupes, debo de arreglar esto lo más pronto posible, regreso luego.

Gonzalo estaba inquieto, no confiaba en Daniel, pero ellos eran pareja a fin de cuentas, y no le correspondía intervenir en sus asuntos, asintió con la cabeza y regreso a la cocina.

-Aquí no, hablemos afuera.

Valeria salió por la puerta molesta, acaso no era suficiente con Nicolle, tenía que ir a fastidiarla a ella.

No iba a negar que su esposo se veía realmente atractivo, cualquier mujer caería rendida a sus pies, pero ella era la excepción en ese momento.

-Dime, ¿qué es lo que necesitas?

Daniel la tomo bruscamente del brazo y empezó a llevarla a rastras en dirección a su coche.

-¡¿Qué crees que estás haciendo?! Suéltame en este momento, te lo ordenó.

-Eres mi esposa, puedo hacer lo que quiera contigo mi amor.

Valeria estaba tan furiosa, se iban a divorciar, pero ese tipo seguía comportándose como si ella le perteneciera, como si se tratara de un maldito objeto.

Incluso seguía careciendo por completo de modales, ¿cómo pudo haber sido tan ciega en el pasado?

Daniel ni siquiera se molestó en responderle a su esposa, la metió en el auto por la fuerza, luego se subió al otro lado y arrancó el motor.

El hombre conducía a toda velocidad, la imagen de ese hombre intentando proteger a su esposa no se borraba de su mente, en cuestión de minutos, estaban en la mitad del camino.

Valeria apretó los dientes y lo fulminó con la mirada, no iba a tolerar ese comportamiento departe de Daniel.

-¡Déjame salir Daniel! ¿Qué diablos crees que haces?

-¡Abróchate el cinturón! Será mejor que tengas una buena explicación para todo esto.

Daniel tenía un agarre firme en el volante,

tan apretado que le resaltaban las venas de sus manos, lo que demostraba la rabia que le estaba recorriendo en ese momento.

Valeria no se movió, lo miró con indiferencia, quizás el amor por el hombre junto a ella, estaba muriendo lentamente.

-Cuando mencioné el divorcio, no fue

por un simple capricho, ni por enojo como lo piensas, en este momento es lo que deseo, nuestro matrimonio es un desastre y lo sabes.

El Lamborghini negro se detuvo de golpe al lado de la carretera, Valeria se asustó un poco, pero se quedó quieta.

Escucho a su esposo soltar una risa irónica.

-¿Quieres divorciarte de mí y quedarte con ese imbécil? ¡Te advierto que abandones esa idea lo antes posible! Nunca te daré el divorcio.

-¿Realmente estás loco? Estas con mi propia prima, mi sangre, acaso no tengo derecho a querer alejarme de ti.

-Estoy no tiene nada que ver con Nicolle, no la involucres en esto.

Valeria soltó una risita burlona, no podía creer que su esposo dijera algo tan ilógico, Nicolle tenía todo que ver en ese asunto.

-Cómo que no tiene nada que ver, es tu amante desde hace un año, me trague la amargura y dolor todo este tiempo, pero no pienso seguir haciéndolo.

Después de que Valeria dijera esas palabras, reinó el silencio dentro del auto.

Pasó un buen rato antes de que Daniel

finalmente, le dirigirá la mirada a su esposa y como siempre, estaba cargada de indiferencia.

-¿Quién eres tú para cuestionarme de esa manera? Te encontré en la casa de otro hombre, Valeria.

-Tú vives metido en la cama con Nicolle, así que no te hagas la víctima Daniel.

Daniel golpeó el volante con fuerza, en que momento su esposa había cambiado tanto.

-Ese no es asunto tuyo y lo sabes.

-Entonces firma el divorcio y termina de una vez con esto.

-No estoy de acuerdo.

Valeria frunció el ceño, no sentía ánimo de seguir con esa discusión sin sentido, estaba algo cansada de lo mismo.

Daniel sentía celos, al verla tan callada, imagino que debía de estar pensando en Gonzalo, tomo el rostro de su esposa entre sus manos, tomándola por sorpresa.

Estampó sus labios contra los de ella, eran suaves y carnosos, sabía a fresas, su labial favorito.

Su teléfono empezó a timbrar, eso lo hizo volver a la tierra en cuestión de segundos, miro la pantalla, se trataba de su amante.

Sus ojos recorrieron los labios rojos de su esposa, no quería responder, pero se trataba de la mujer que amaba.

-¿Qué pasa Nicolle, estás bien?

-Resbale por las escaleras y me torcí el tobillo -sollozo la mujer -necesito ir al hospital, duele mucho.

Daniel guardó silencio por unos minutos, no podía dejar sola a su novia, ella lo necesitaba, Valeria podía regresar a la mansión caminando o tomar un taxi, ese no era su problema.

Gracias a ella estaban en esa situación tan complicada.

-No te preocupes, voy enseguida.

Al finalizar la llamada, Daniel volvió a mirar a su esposa, se dio cuenta de que ella miraba por la ventanilla, se veía realmente distraída.

-Nicolle sufrió un accidente, debo de ayudarla, llama un taxi.

Su esposa ni siquiera le presto importancia a sus explicaciones, por el contrario, salió y cerró la puerta azotándola.

-Te aconsejo firmar el divorcio, no quiero más de esto, estoy realmente cansada, vete a fin de cuentas, ella siempre resulta ser más importante.

Un nudo se formó en la garganta de Valeria, Nicolle siempre iba a estar en medio de ambos, era mejor alejarse por su propio bien.