Diario de una ninfómana
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Capítulo 4 CAPITULO 4

DESCONOCIDO

Espero pacientemente en el callejón que está detrás del intento de cafetería, el hijo de perra que se ha estado tirando a la mujer que hace tiempo es mía, puede que ella aún no lo sepa, me he mantenido lo suficientemente lejos, pero me cansé de esperar, esa hembra es mía, y nada va a impedir que la reclame ahora.

Me tocó irme por un tiempo, el imbécil de mi padre me envió hace unos años a Rusia, a que me entrenaran en las cloacas donde entrenan a los miembros que van a formar parte de la Bratva.

Allí me hice mi nombre, en esas jaulas mostré lo que era realmente yo, allí no era un hombre era la bestia que siempre me ha gustado ser. Aquel que carece de humanidad, de empatía, de compasión, allá era el demonio que mi padre engendró. Intentó deshacerse de mí, pensó que si me enviaba lejos iba a morir, subestimó mi capacidad, todo lo que soy.

Pensó que solo era un niño con algún trastorno mental, intentó por todos los medios arreglarme, pero le demostré, que yo soy superior, domestiqué a cada una de mis pesadillas, dominé cada uno de mis demonios, y ahora soy grande, soy mejor que toda esta partida de seres inferiores.

Hace meses que regresé, pero solo hasta hace unos días pude acercarme, Evangelina esperaba a otro hombre, uno con el que había estado mensajeándose, pero yo me encargué de que el hombre nunca pudiera llegar a la cita, en su lugar me presenté yo.

Me moría por decirle quien era. Moria por tirarla en mi hombro y correr con ella como un jodido cavernícola, pero no quería asustarla, así que solo le dejé ver lo que ella quería, un chico inexperto, que no sabia como follarse a su mujer, aunque me encargué de nunca me olvidara, me costó una hueva, no secuestrarla cuando terminamos. Simplemente, me alejé y no le di tiempo de nada más.

Hice que hackearan el correo del hijo de puta que pretendía ponerle las manos a lo que me pertenece y envié un mensaje diciéndole que no se pudo presentar, no voy a negar que me moría por ver que cara ponía.

Aun siento la sangre de ese bastardo en mis manos, el color que mas me gusta, brillaba cuando terminó la noche en un liquido espeso, que manchaba las palmas, no me costó nada arrancarle hasta su ultimo aliento, pero antes, le hice saber porque moría, intentó meterse con la mujer de otro y me importa una mierda si él no lo sabía.

Nadie la toca.

Nadie se la folla.

Nadie tiene el derecho de creer que puede llegar a ella.

Veo como el hombre de cabello negro y de unos 30 años comienza a apagar las luces del local. Yo sigo apoyado a la vieja pared de ladrillos rojos, con mi pie apoyado en la pared.

Esta noche me divierto un poco.

Cuando termina de cerrar todo el destartalado lugar. Tomo una bocanada de aire, y me dispongo a dejar salir a jugar a mis demonios.

Me acercó con cautela, cuando lo veo que cruza la calle y dobla hacia un callejón. Intento seguirlo a paso lento, como una pantera que está detrás de su presa, la adrenalina comienza a correrme por las venas, la emoción invade mi cuerpo.

Siempre me ha gustado la emoción de una buena caza.

Que la presa nunca vea venir de donde vino el ataque.

Es tan divertido.

Cuando noto que nadie está viendo acelero el paso, saco el pañuelo que llevo en uno de los bolsillos de mis vaqueros. Me acerco lo más rápido posible, uno de mis brazos lo inmoviliza y con la mano que tengo libre lo ahogo con el pañuelo.

-Dulces sueños, mariquita – Ronroneo.

El hombre me da pelea, pero aun cuando yo soy mas delgado, tengo mucha más fuerza, pasan unos minutos y su cuerpo se debilita, se relaja en mi agarre y pierde el conocimiento.

Nadie toca lo que es mío.

Y es momento que mi chica lo sepa.

EVANGELINA

No podía salir de mi asombro ¿Con quién diablos me había acostado? ¿Quién era ese chico, que me cogió como nunca? A pesar de su inexperiencia me había hecho sentir lo que muchos hombres, en muchos años no me habían hecho sentir, por lo general cada hombre que me he follado, nunca se ha preocupado por si yo me había sentido satisfecha o no.

Eran tan egotistas que solo se preocupaban por su placer, dejando aun lado mis necesidades.

Dejo el celular a un lado, llevo las manos a mi cabeza y me despeino, no puedo sacármelo de la cabeza, cada beso, cada caricia, hizo que mi cuerpo se estremeciera. Cierro mis ojos y me obligo a dormir, ojalá algún día lo vuelva a ver, quisiera volver a estar con él.

No sé que diablos me hizo, pero es la necesidad tan repentina que ha despertado en mi, la que me abruma.

Fue mas de lo que jamás, creí.

Sé que no soy una mujer cuerda, pero a la mierda la cordura, quien nunca ha tenido un poco de locura en su vida, realmente nunca ha vivido.

DIAS DESPUES

Me encuentro en mi apartamento, me he enfermado de todo en esta vida, pero la enfermedad que más me afecta es el aburrimiento, odio aburrirme, me aburro con una facilidad horrible.

Algunas de mis amigas dicen que es porque soy muy apasionada, muy visceral, y cuando algo nuevo ocurre en mi vida lo exprimo tanto y tan rápido que termino por agotarlo y por aburrirme de ello, desde hace uno días que no dejo de pensar en aquel chico, debo admitir que he intentado coger con otros hombres, pero no ha sido lo mismo, ya no me excitan como antes.

A veces puedo combatir el aburrimiento con la llamada de un amigo las personas lo hacen, si tienen pareja, que no es mi caso, pueden invitarla a ir a comer, al cine, etc. Siempre hay una salida y yo siempre que puedo echo mano de ella, pero hoy siento que es absolutamente imposible evitar el aburrimiento ¿Será por qué es ese día del año? Es 15 de agosto, día festivo, son demasiadas casualidades que ocurren el 15 de agosto. Tomó un sorbo del vaso de leche que tengo en la mesa – Sé sincera Evangelina, sabes que no es eso lo que te pasa – Me dije a mi misma.

No, debe ser porque es ese día, insistí, todo contribuye, para que sea extremadamente aburrido. Estamos ya a mediados de agosto, no hay nadie, todos se han ido de vacaciones, yo después de aquel encuentro, pedí unos días en la empresa, no quería verle la cara a Richard, también dejé de frecuentar a Mark, tenía que poner distancias entre ambos, ya que, no querían que los sentimientos que han desarrollado hacia a mí, me afectaran, no estoy lista para una relación a menos de que sea con... abrí mis ojos ¿Te estas volviendo loca Evangelina Li? ¿Qué está pasando contigo?

Me asomé por la venta, las calles están vacías, no quería mirar la tele, porque solo ofrece porquerías, tampoco puedo ir al cine, porque no se ha estrenado nada decente, este día es un asco.

Gruñí.

El reloj dio la 04:00 p.m. y no pasaba nada, no ha sonado el teléfono, revisaba a cada rato a ver si tenía un mail, pero nada. La tele seguía apagada y yo reposaba en el sillón, maldecía tanto el aburrimiento, la cereza del pastel, es el calor que hace en agosto. Como no tengo aire acondicionado las altas temperaturas no me lo están haciendo nada agradable.

Ya estaba al punto de gritar histérica cuando siento que tocaron la puerta, me sorprendí mucho, no espero a nadie y menos este día, me levanté con pereza del sillón y caminé hacia la puerta, la abrí, allí estaban Sebastián y Will, mis dos vecinos, dos tipos de lo más corriente, aunque no puedo negar que extremadamente bien educados, deduje lo que iban a pedir antes de que abrieran la boca, pero no me dieron tiempo, sencillamente estaban aburridos tanto como yo, que lo que buscaban era compañía.

Ya que no tenía nada mejor que hacer lo hice pasar

- ¡Sigan! – les dije, haciéndome a un lado para que ellos entraran al apartamento.

Vi como caminaron hasta el sofá y se sentaron, di un suspiro y caminé hacia la heladera y saqué un par de cervezas. Cuando me acerqué a entregárselas Will que es el más guapo y hablador las tomo en sus manos y me miró fijamente.

– Realmente, no venimos por las cervezas – Yo me lo quedé mirando confundida – No venimos tampoco a entablar una conversación contigo.

Yo los miré algo extrañada.

- ¿Entonces a que vienen? – Pregunté curiosa.

-Venimos a cogerte – Respondió Will. Me quedé de una pieza, realmente por unos minutos dudé, pensé que si no serían los más de 30° los que me estaban causando alucinaciones.

Al notarme un poco callada Will insistió, solo que está vez sirviéndose de sus más refinados modales.

– Lo haremos solo si tú estás de acuerdo – No había duda que estos tipos estaban muy calientes.

Me senté en el sillón y pensé, siempre tenía la mirada de Will y de Sebastián sobre mí. Caí en cuenta que desde aquella vez no cogía como Dios manda, después de todo no tenía otra cosa mejor que hacer.

– Hagámoslo – La verdad, necesitaba borrar a ese chico de mi mente y que mejor manera que cogiendo con dos tipos, necesitaba borrar cada caricia de mí, tenía que sacármelo de cabeza a como diera lugar.

Los cielos me han bendecido y nunca se puede despreciar una buena follada. Con eso mato dos pájaros de un tiro, me divierto un poco y intento borrar los recuerdo de las caricias de aquel chico.

            
            

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