Por Ti, No Me Arrepiento
img img Por Ti, No Me Arrepiento img Capítulo 10 Más cerca
10
Capítulo 16 Evitándolo img
Capítulo 17 Reemplazada img
Capítulo 18 Char, ¿a dónde vas img
Capítulo 19 Conocidos img
Capítulo 20 Quiero conquistarte img
Capítulo 21 Prométeme tres cosas img
Capítulo 22 La subdirectora Yun img
Capítulo 23 Vete de aquí img
Capítulo 24 Cuatro ochos img
Capítulo 25 Te violaré img
Capítulo 26 Quedarse dormida img
Capítulo 27 No hay manera de que te escapes img
Capítulo 28 Tienes dos opciones img
Capítulo 29 El entrevistado especialmente arreglado img
Capítulo 30 Lenguas de pato img
Capítulo 31 Jax tuvo una rabieta img
Capítulo 32 Ser madrastra img
Capítulo 33 Tu papá es tan malo img
Capítulo 34 ¿Qué pasa con nuestra felicidad futura img
Capítulo 35 Dos perros adorables img
Capítulo 36 ¿Soy tan molesto para ti img
Capítulo 37 Latido del corazón img
Capítulo 38 No dije que quería ver tu cuerpo desnudo img
Capítulo 39 ¿Ahora quieres negarlo img
Capítulo 40 ¡Quién crees que soy! img
Capítulo 41 ¿Quieres que Charlene sea tu madre img
Capítulo 42 Me acosté con Milton img
Capítulo 43 El asesinato en el baño img
Capítulo 44 Video Chat img
Capítulo 45 Beso de despedida img
Capítulo 46 Una perra intrigante img
Capítulo 47 ¿Consideras que tu virginidad es una carga img
Capítulo 48 En el supermercado img
Capítulo 49 Charlene sería su madrastra img
Capítulo 50 Me lastimaste el corazón img
Capítulo 51 La voz de Jax img
Capítulo 52 Crecerás en diez años img
Capítulo 53 ¡Tortura a un hombre soltero así! img
Capítulo 54 Quiero comerte vivo img
Capítulo 55 Buscando a Charlene img
Capítulo 56 ¡Choque su auto! img
Capítulo 57 ¡No te debo una explicación! img
Capítulo 58 No vales el nombre de mi familia img
Capítulo 59 Una reversión para Charlene img
Capítulo 60 Más humillación img
Capítulo 61 Las manzanas de los ojos de Robert img
Capítulo 62 Contacto inminente img
Capítulo 63 Una vez, te amé img
Capítulo 64 Finalice su compromiso img
Capítulo 65 ¡Fuera de mi vista! img
Capítulo 66 ¿Por qué se había preparado ella misma img
Capítulo 67 ¡Fuera! img
Capítulo 68 Me caes bien img
Capítulo 69 Deja la medicina aquí img
Capítulo 70 Encerrarte en mi mundo img
Capítulo 71 ¿Necesito casarme con él por sus actos desinteresados img
Capítulo 72 Ya no está empleado img
Capítulo 73 Una orden directa del superior img
Capítulo 74 Nada más que una zorra arrogante img
Capítulo 75 El invitado quisquilloso img
Capítulo 76 Una fuerte bofetada en la cara img
Capítulo 77 Si su amiga pudiera ver el futuro img
Capítulo 78 Finalmente aprendiste a defenderte img
Capítulo 79 No soy la tonta heroína de la serie de televisión img
Capítulo 80 Tolerar el acoso img
Capítulo 81 Pagarte por salvarme img
Capítulo 82 No eres mi tipo img
Capítulo 83 ¿Estás casado img
Capítulo 84 ¡El anfitrión es muy adecuado para mí! img
Capítulo 85 : ¿Quieres mentirme img
Capítulo 86 Un beso indirecto img
Capítulo 87 Brazos rotos img
Capítulo 88 Les deseo a los dos una vida larga y feliz juntos img
Capítulo 89 Matarte y suicidarme img
Capítulo 90 Carta siendo aplastada nuevamente img
Capítulo 91 capitulo 91 capitulo img
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Capítulo 10 Más cerca

Cuando terminaron de comer, Charlene se levantó para limpiar la mesa, Robert la siguió y, a su manera torpe y extraña, la ayudó.

El pequeño Jax se levantó también y, con los ojos abiertos como platos por la concentración, como si su hazaña requiriese todo su esfuerzo, tomó un plato y lo llevó a la cocina.

"¡Wow, Jax! ¡Qué bueno eres por ayudarme! ¡Lo hiciste genial! Ojalá tuviera un hermanito pequeño como tú".

Al escuchar estas palabras, el plato que Robert sostenía tembló ligeramente. Volvió la cabeza bruscamente para mirar a las dos figuras en la cocina. Algo no iba bien.

Charlene quería que Jax fuera su hermano pequeño, pero...

"Jax tiene solo cinco años, creo que no es muy apropiado que sea tu hermano pequeño. ¿No sería mejor si fuera tu hijo?".

No había terminado de hablar cuando se encontró con la mirada de Charlene, fulminándolo con indignación.

Él soportó la mirada acusatoria antes de continuar: "Bueno, es que eres bastante más mayor que Jax", arguyó en su defensa.

No se había dado cuenta de que estaba cavando su propia tumba con cada palabra que decía.

Charlene lo miró enarcando las cejas. ¿Le acababa de decir vieja? Bufó y puso los ojos en blanco. ¡Los hombres eran tan estúpidos!

Miró a Jax y dijo, con la sonrisa más dulce que pudo esbozar: "Jax, a partir de ahora seré como tu hermana mayor. Llámame Charli".

Jax asintió levemente, como para expresar su aprobación.

Robert se quedó de una pieza ante la respuesta de su hijo.

Sabía que era un niño inteligente, pero no lo conocía tan expresivo como ahora. Usualmente se quedaba totalmente inmutable ante cualquiera que no fuera de la familia.

Pero ahora había asentido a Charlene con una convicción que lo sorprendió.

Quizás para otras personas, el movimiento hubiera sido imperceptible, pero Robert conocía a su hijo como la palma de su mano y sabía lo que había visto.

Su cerebro iba a mil por hora ante esta pequeña muestra de desarrollo y su corazón se llenó de esperanza. Robert miró ahora a Charlene. Ella le sonreía a Jax, completamente ajena a la importancia de lo que acababa de ocurrir.

Robert retornó sus ojos a Jax.

"Jax, es hora de irnos a casa".

A las palabras de su padre, Jax extendió un pequeño brazo y se aferró a la blusa de Charlene, como temiendo a separarse de ella.

Charlene sintió el tirón y miró hacia abajo. Al ver la fuerza con que Jax se aferraba a ella se sintió profundamente conmovida.

El pequeño rostro seguía tan inexpresivo como siempre, pero ella entendió lo que su acción significaba.

"Jax, no seas terco, ya hemos molestado suficiente a Charlene".

Pero el pequeño, sin poner atención a los argumentos de Robert, hizo un puchero y abrazó con ambos brazos la pierna de Charlene, hundiendo su rostro en ella. Era una clara resistencia a marcharse.

A Charlene se le hizo un nudo en la garganta, no podía ser más evidente

que el pequeño confiaba en ella, que la quería incluso. La conciencia de sus sentimientos puros hizo que se conmoviera aún más. Sintió como si ella y ese pequeño estuvieran tan unidos como si fuesen realmente familia, y, por un momento, se sintió más cercana a él de lo que jamás se había sentido a sus parientes de sangre.

Charlene se acuclilló y tomó el rostro de Jax gentilmente entre sus manos, mirándolo a los ojos con inusitado cariño.

"Jax, hazle caso a tu padre, necesitas ropa y otras cosas para poder venir a quedarte. Hoy debes volver a tu casa, pero, si quieres, puedes venir a verme mañana. Entonces podemos ir a comprar lo que necesites y podrás quedarte a vivir conmigo el tiempo que quieras. ¿Sí? ¿Qué te parece?"

Jax le clavó una mirada inquisitiva, como si sopesara la verdad de sus palabras.

Charlene le propinó un juguetón pellizco en la nariz.

"No te preocupes. Te lo prometo. Es más, ¿cruzamos meñiques?".

Charlene extendió su dedo meñique hacia Jax, que lo miró, extrañado.

Nadie le había enseñado lo que era 'cruzar meñiques'.

Tras un momento de cavilación, la imitó, extendiendo hacia ella su propio dedito. La miró de nuevo, como inquiriendo qué seguía.

Ella sintió una punzada de lástima atravesarle el corazón. Charlene entrelazó su meñique con el del pequeño.

"¡Listo! Ahora debes decir: 'promesa de meñique', y así puedes estar seguro de que no te mentiré.

Jax continuó con los ojos clavados en ella, su mirada ahora teñida de asombro.

Charlene esbozó la más grande de sus sonrisas y apretó el pequeño dedo con inmensa gentileza entre los suyos. Luego, imitando un semblante serio, dijo:

"Queda sellada nuestra promesa, no hay manera de que la rompa, así que no te preocupes más y ve a casa con tu papá, ¿de acuerdo? ¡Ah! Y recuerda que tú tampoco puedes romper tu promesa, así que te espero mañana sin falta. Tendré listas unas alitas de pollo y refrescos. ¿Te parece?".

Después de seguir mirando a Charlene en silencio por unos cuantos minutos más, Jax comenzó a disminuir la fuerza con que se afianzaba a ella, hasta finalmente soltarla y tomar, con resignación, la mano de su padre.

No le quitó los ojos de encima, incluso cuando ella los acompañó a la puerta para despedirse.

Antes de separarse, ella se había inclinado para besar a Jax en la mejilla.

Los ojos del niño se iluminaron ante la cercanía de Charlene y un inocente rubor le cubrió las mejillas.

Robert avanzó hacia el elevador con su hijo de la mano.

"¡Ding!".

El timbre del elevador se escuchó por todo el pasillo.

Entraron tan pronto se abrieron las puertas y Robert levantó la mano para apretar el botón.

De pronto, Jax soltó su mano y corrió hacia Charlene, que aún los veía marcharse desde el marco de su puerta. Se puso de puntillas y se aferró de nuevo a ella.

Charlene se acuclilló, preocupada.

"¿Qué pasa, Jax?".

Sus mejillas estaban rojas como manzanas y sus ojos brillantes como dos escarabajos. Entonces, Charlene sintió el suave y cálido toque de unos pequeños labios, posándose fugazmente sobre su mejilla.

Inmediatamente después, Jax volvió al ascensor, que se cerró, alejándolos de su vista.

Robert había observado este acontecimiento con grandísimo interés. Charlene se había llevado la punta de los dedos hacia la mejilla y se acariciaba el lugar donde Jax la había besado, con la boca abierta por la sorpresa. El padre no pudo reprimir una sonrisa.

Cuando su hijo había entrado de nuevo al elevador, estiró su delgado dedo y presionó el botón para descender al primer piso.

El ascensor ya había desaparecido hacía un buen rato, pero Charlene seguía como paralizada en el marco de la puerta. Seguía sintiendo el dulce contacto de los labios del niño sobre su mejilla y tampoco podía olvidar la sonrisa en el rostro de Robert. El corazón le latía con fuerza.

¡Oh, él no debería sonreír así! ¡No debería sonreírle así a nadie! No cabía duda de que Dios favorecía a la gente atractiva. ¡Pero no debería permitirles maltratar así el corazón de una pobre chica como ella!

Esa noche, Charlene tuvo sueños desconcertantes.

Soñó que estaba atrapada en un incendio, buscaba desesperadamente una forma de escapar, pero las llamas, seseantes e incontrolables, se habían esparcido por doquier.

El humo comenzaba a llenarle los pulmones. Desesperada, luchaba por respirar cuando, de pronto, una inesperada brisa acarreó un aroma a bosque. Una figura caminaba hacia ella, a través del caos de fuego y humo. Se trataba de un hombre. Su rostro era indistinguible, pero el agradable olor a lluvia y madera se fue haciendo más fuerte mientras más se acercaba. Ya no sentía el calor abrazador de las llamas, y su olor la había hecho adormecer: estaba salvada.

Cuando Charlene se despertó, ya era de mañana. En ese dudoso estado entre la vigilia y el sueño, le pareció aún percibir el aroma a bosque en el ambiente.

De pronto, ató los cabos y, consciente de a qué, o más bien, a quién la remitía ese olor, se cubrió el rostro con las manos.

Esa noche... la noche en que la habían drogado... ese era el olor que la había consolado. No recordaba nada claramente, pero podía juntar suficientes fragmentos como para evocar que el aroma que despedía la silueta en sus sueños era el mismo aroma de Robert.

Era él, había soñado con él.

Quería que se la tragara la tierra.

Charlene se levantó y comenzó a alistarse para el trabajo.

Hoy iba a filmar para "Early Voice of Entertainment". Había planeado repasar el guion anoche, pero la visita de Robert y Jax habían implicado un cambio de planes.

Llegó temprano a la empresa para repasar el guion y familiarizarse con el nuevo estudio.

Después de la reunión matutina, el asistente del proyecto le presentó el orden del día.

"Filmamos en 20 minutos, Charlene, si quieres retocarte el maquillaje o la ropa, te recomiendo que lo hagas de una vez".

"De acuerdo. ¡Gracias!".

Después de agradecer cordialmente al asistente, Charlene partió rumbo al estudio.

El director del proyecto la miró y asintió, satisfecho.

"Magnífico, ¡justo lo que buscábamos para el programa! Ahora prepárese, por favor. Trataremos de grabar en el menor número de tomas posibles así que procure hacerlo bien a la primera, ¿de acuerdo?".

"Así lo haré, gracias por recordármelo", murmuró Charlene mientras caminaba hacia el escenario. Se preparaba mentalmente para el rodaje cuando:

"¡Un momento!".

El director dirigió una mirada funesta hacia los pies de Charlene y comenzó a murmurar, indignado, al primer asistente.

Charlene estaba confundida.

"¿Hay algún problema?".

"Ejem... Bueno, mire, como es usted la conductora, su apariencia es esencial para el programa, y temo decir que sus zapatos no son adecuados. Sus pies están fuera de cuadro pero, si por alguna razón aparecieran en cámara, es necesario estar preparados. Le pediré a los asistentes que le traigan un par de tacones altos. Puedes usarlos para esta sesión".

Charlene soltó una carcajada y sacó la lengua. Se veía adorable.

            
            

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