Capítulo 5 Mes de mayo 2022; ante las dificultades, la fe

Que la vida no nos sorprenda con las dificultades, porque son pruebas para acercarnos más a Dios. Sabemos que a veces quebramos o torcemos nuestro camino porque pensamos que no podemos más, tras duras penurias en hallar solución a las dificultades. Lo que queremos entonces es resolver un tema espinoso que nos podría llevar a estar seriamente confundidos.

En el tránsito de salir bien librados de las dificultades es cuanto más se debe buscar a Dios, porque es quien creó todo y Él sabe lo tortuoso que puede ser una vida fuera de su sabiduría.

Al final tendremos mejor comprensión de cuánto nos hacen falta a veces las dificultades. Dios nos hizo a su imagen y semejanza para probar que tenemos la capacidad para salir bien librados de aquellas situaciones desfavorables, con sabiduría para sobreponernos del pecado, y finalmente encontrar el rumbo perdido.

En un texto de la biblia encontramos:

Lucas 15, 7

Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

No significa que no se vaya a tener dificultades al estar caminando de la mano con Dios, quizás hasta sean más grandes las dificultades, puede ser que tengamos pruebas mayores a superar al estar en sus caminos.

Acaso Moisés cuando fue llamado por Dios no encontró dificultades para realizar la voluntad de Éste.

Éxodo 4, 10 – 11

Entonces dijo Moisés a Yavé: ¡Ay, Señor! Yo no soy hombre de fácil palabra, ni en el pasado, ni desde que tú hablas a tu siervo, porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Yavé le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego?

Se entiende que el hombre solo tiene mejor desempeño tras las dificultades. Moisés, quien escribió los cinco primeros libros de la Biblia, el Pentateuco, es el hombre más importante del Antiguo Testamento. Y acaso no encontró innumerables pruebas para soportar los designios de Dios. Fue quien liberó de la esclavitud a los israelitas, de manos de los egipcios. En tales circunstancias, se puede afirmar que las pruebas son para dar mayor gloria a Dios, porque sus designios nos conducen por mejores caminos.

También se encuentra el relato en la biblia a Jesús, quien estando 40 días sin tomar alimento en el desierto fue tentado por el demonio.

Mateo 4, 1 – 11

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.

Tras pasar tres duras pruebas, empieza su camino a una vida en cumplimiento de la voluntad de su Padre. No obstante, podría decirse que Él es Dios, pero entendamos que es Dios hecho hombre, y las pruebas las pasa como cualquiera, como las pasaría cualquiera de nosotros.

Muchos podrían dar testimonio de cosas que les ocurrieron, si tan solo se tuviera fe que aquellas cosas que se libraron se consiguieron superar o concluir de buena forma porque Dios nunca se apartó de ellos.

Entonces se diría que las dificultades son buenas en cierto sentido; ciertamente sí, pero aquellas dificultades muchas veces nos llevan a apartarnos de Dios, es decir, nos llevan a cometer pecado. En este caso vendría a ser lo contrario; aquí es necesario decir: No, no es del todo cierto. Es aquí donde se debe entender que quien nos lleva a apartarnos es el enemigo, el maligno. Es decir, cuando no caemos, cuando vencemos, es porque dejamos que el espíritu de Dios actúe en nuestro corazón. Pero cuando no, sabemos quién ha actuado realmente. Entonces nos daremos cuenta de que Dios siempre busca sacar a relucir el espíritu que nos dio en la creación.

Hay textos en la biblia donde nos lleva a entender que el camino para salir de las dificultades y de las tentaciones es aquel sendero para ver la luz tras la oscuridad de las penurias, es decir, a través de la fe.

Hebreos 11, 3

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Gracias a la fe, Abraham tuvo una descendencia innumerable. Con esto logró cumplir los designios que Dios le encomendó, ya que tuvo que probar tener una fe inmensa y acaso eso no le trajo dificultades, Dios le prometió que su descendencia sería incontable como las estrellas del cielo.

Génesis 15, 5 – 6

Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Yavé, y le fue contado por justicia.

Sin embargo, la fe de Abraham se pondría a prueba en todo lo que haría y así fue.

Génesis 22, 1 – 2

Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.

A Abraham no le fue difícil cumplir la voluntad de Dios, pues tenía fe. Cualquiera que tuviera dudas no lo habría hecho, pero él lo hizo de forma natural, pues tenía la certeza de que Dios lo hacía por la promesa o por el pacto que había hecho de darle una descendencia incontable. Este designio era ciertamente alentador en todo cuanto le mandó hacer.

Dios no permitió que Abraham sacrificara a su hijo único, Isaac. Fue por su hijo que Dios cumplió su promesa de darle una descendencia incontable, que hoy llamamos cristianos.

Todos los textos de la Biblia indican que es la fe la que lleva a encontrar el camino de la redención de nuestros pecados.

Es por lo que ocurre todo en el camino a la salvación que encontramos que solo Dios puede liberarnos de nuestras culpas. Para terminar, diremos que la fe se manifiesta en las obras, pero las obras no nos salvarán, es la gracia de Dios manifestada en la fe.

Santiago 2, 18 – 23

Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras; muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.

Pablo indica que la fe se nos manifiesta por gracia de Dios.

Efesios 2, 9 – 10

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. En el evangelio del día que se escribió este relato menciona.

Juan 10 1 – 3

De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.

Nos relata que quien no lo reconoce como Hijo de Dios es un ladrón y salteador, y sabemos que ese ladrón enmarca a quienes no aceptan a Jesús. Nosotros somos las ovejas que Dios Padre pastorea, y conocemos su voz porque son palabras de fe, no por los sentidos, sino por los ojos del conocimiento del alma. Nos llama por nuestro nombre.

Juan 10, 4 – 5

Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

Sigue el evangelio, y aquí la voz es la fe. Las ovejas, es decir nosotros, reconocemos su voz por fe. Pero recuerden que la fe es por la gracia de Dios, así que el Espíritu Santo es quien nos otorgará este privilegio.

Juan 10, 6 – 7

Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

El evangelio continúa, indica que no entendían las palabras de Jesús, entonces les mencionó que Él es la puerta. Sabemos que a cualquier recinto se entra por una puerta. Toda cultura entenderá que solo por Él se entra al reino.

Por lo tanto, no crean en otro, ya que solo por Jesús entendemos el amor de Dios hacia la humanidad.

Entendamos que nada va a ser fácil. Las dificultades sobrevendrán. Si Dios es todopoderoso, de alguna forma podemos apoderarnos de su amor por fe para superar una y otra vez, día tras día, las dificultades.

Hay una parábola que muestra cómo Dios actuará para poder separar de nosotros el trigo y la cizaña. El sembrador salió a sembrar trigo, pero mientras lo hacía vino el enemigo y sembró cizaña. Cuando las semillas germinaron, los agricultores se dieron cuenta de que en la siembra había también cizaña. Entonces dijeron: "Arrancaremos la cizaña para que el sembrío dé solo lo que sembramos". Pero el sembrador dijo: "No, porque al hacerlo podrían también arrancar el trigo. Esperemos el tiempo de la cosecha, que es cuando separaremos la cizaña del trigo. Entonces se echará al horno la cizaña que sembró el enemigo".

El texto nos da claras luces del poder de Dios para separar de nosotros lo que sembró el enemigo. Sin embargo, esperará al final de los tiempos, cuando la cizaña, que es muy parecida al trigo, podrá ser arrancada, es decir, eliminada de nuestro espíritu. El enemigo la puso en el centro de nuestro corazón, y para quitarlo solo Dios tiene el poder de realizarlo. En todo instante es necesario que aceptemos que Él lo haga, es decir, que obre en nosotros. No quiere que se pierda ninguna planta de trigo. Quiere que hasta el más pequeño se salve. Claramente lo está diciendo: "No vaya ser que alguna planta de trigo también sea arrancada". Pero para eso debemos tener la fe de que así va a ser, y de que es el enemigo quien trunca este propósito. Jesús es quien nos hace reconocer al diablo.

En todo hay dificultad. Entiéndase que a veces es necesario sentir dificultad para aventurarnos a poner nuestro mayor esfuerzo. De modo singular, no se siente lo mismo al sentir el objetivo muy sencillo. Al sentirlo así, se pierde el interés o se siente que alguien más puede hacerlo, pues no se le toma mayor importancia al sentir ser catalogados de menor valía. Pero entendámoslo: Dios nos da dones según nuestra capacidad, y debemos ponerlos en práctica cada quien en servicio de nuestros hermanos.

No nos sintamos más que alguien, recuerden este otro texto bíblico.

Lucas 13, 1 – 5

En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.

Es claro decir aquí la vida que llevamos ahora es la que nos va a salvar, no importa ya el pasado, no importa lo que pudimos sentir al cometer pecado, no importa si las secuelas nos impiden ver, si nos arrepentimos Jesús va a encaminarnos nuevamente.

Juan 9, 1 – 7

Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.

Solo con la fe en Dios nos sobrepondremos a las dificultades; tengamos por seguro que, Dios carga con nuestras culpas, depositemos en Él nuestras cargas pues Jesús se las llevó con su muerte en la cruz.

                         

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