El precio del deseo
img img El precio del deseo img Capítulo 4 II
4
Capítulo 6 IV img
Capítulo 7 V img
Capítulo 8 VI img
Capítulo 9 VII img
Capítulo 10 VIII img
Capítulo 11 IX img
Capítulo 12 X img
Capítulo 13 Once img
Capítulo 14 Doce img
Capítulo 15 Trece img
Capítulo 16 Catorce img
Capítulo 17 XV img
Capítulo 18 XVI img
Capítulo 19 XVII img
Capítulo 20 XVIII img
Capítulo 21 XIX img
Capítulo 22 XX img
Capítulo 23 XXI img
Capítulo 24 XXII img
Capítulo 25 XXIII img
Capítulo 26 XXIV img
Capítulo 27 XXV img
Capítulo 28 XXVI img
Capítulo 29 XXVII img
Capítulo 30 XXVIII img
Capítulo 31 XXIX img
Capítulo 32 XXX img
Capítulo 33 Treinta y uno img
Capítulo 34 Treintay dos img
Capítulo 35 Treinta y tres img
Capítulo 36 Treintay cuatro img
Capítulo 37 xxxv img
Capítulo 38 Treinta y seis img
Capítulo 39 Treinta y siete img
Capítulo 40 Trienta y ocho img
Capítulo 41 Treinta y nueve img
Capítulo 42 CUARENTA img
Capítulo 43 Cuarenta y uno img
Capítulo 44 Cuarenta y dos img
Capítulo 45 Cuarenta y tres img
Capítulo 46 Cuarenta y cuatro img
Capítulo 47 Cuarenta y cinco img
Capítulo 48 Cuarenta y seis img
Capítulo 49 Cuarenta y siete img
img
  /  1
img

Capítulo 4 II

Hanna

Nos quedamos en un incómodo silencio, cargados con un pasado compartido que ninguno de los dos había anticipado encontrar de esta manera, mientras el bullicio de la fiesta continúa a nuestro alrededor, ajeno a la tormenta emocional que se está gestando entre nosotros.

Entonces, el timbre cálido y familiar de la voz de mi madre corta el aire tenso, trayendo consigo un respiro momentáneo en la atmósfera cargada de emociones. Me giro hacia ella, forzando una sonrisa mientras lucho por mantener la compostura.

-¡Hanna, llegaste! -exclama mi madre con alegría, acercándose para abrazarme con efusión.

El abrazo de mi madre es reconfortante, pero no puedo apartar la mirada de Mark, cuya presencia sigue ejerciendo sobre mí un magnetismo irresistible. A pesar del torbellino de emociones que me invade, no puedo negar la atracción que siento por él, una chispa ardiente que parece arder entre nosotros con una intensidad imposible de ignorar.

Mark, por su parte, permanece inmutable, su mirada fija en mí con una mezcla de sorpresa y cautela. Aunque en este momento el destino cruel me obligue a ser parte de su vida, no puedo ignorar la atracción que siento por él, una fuerza magnética que desafía toda lógica y razón.

-Estoy arrepintiéndome de haber llegado -le confieso a mi madre.

-Hija, no digas eso. Me has hecho falta, cariño-responde Rebecca.

-Eso no parece, madre. Desde que me fui, no me buscaste.

-No hablemos de esto frente a Mark.

-Se supone que él conoce todo de ti y te acepta tal como eres. Si no, no se habría casado contigo.

-Hanna, no discutamos ahora. Disfruta de la fiesta -insiste, tratando de mantener la calma.

Pero no estoy dispuesta a dejar pasar la oportunidad de expresar mis sentimientos.

-No me apetece seguir en tu fiesta. Iré a descansar al hotel. Solo quería saludarte y desearte una feliz vida, de mi parte y de papá.

-Creí que te quedarías aquí. Tu habitación sigue intacta, está arreglada y limpia -responde con firmeza.

Mark me observa de cerca, y aunque intento resistirme, mis ojos se encuentran con los suyos, atrapados en una red invisible de emociones que no puedo ignorar. En ese instante, el bullicio de la fiesta se desvanece, y el mundo parece reducirse a este espacio entre nosotros. Recuerdo las palabras que compartimos aquella noche, cómo nuestras almas se conectaron con una intensidad que me asusta recordar. El deseo, la pasión desenfrenada, todo vuelve en un torrente que amenaza con derrumbar mis defensas.

-Gracias, pero no creo que sea prudente que viva en esta casa... con tu nueva familia.

-¿Qué dices? -La voz de mi madre corta el aire como una navaja, su ceño fruncido refleja el enojo que crece en su interior. La decepción en su mirada me golpea como un puñetazo en el estómago.

-No te hagas la buena de la película, mamá. -Las palabras salen de mis labios más duras de lo que pretendía, pero no me detengo-. Estoy aquí porque me obligaste, como siempre, manipulando hasta obtener lo que quieres. Pero no esperes más de mí que un par de horas de cortesía en tu boda. -Mis ojos vuelven a Mark, y una oleada de emociones encontradas me sacude. Me esfuerzo por mantener la compostura mientras ruedo los ojos de regreso a ella-. Sé feliz, si puedes.

-No me hagas esto, no frente a él -dice, suplicante, con una fragilidad que rara vez muestra.

-Lo siento, pero este hombre y yo no podemos compartir la misma casa.

-Si lo haces por tu padre, déjame decirte que...

-No metas a papá en esto. -Mi voz tiembla ligeramente al mencionar a mi padre, pero me obligo a seguir-. Él está feliz por ti y por Emma. Yo solo... estoy tratando de asimilar el final de lo que pensé que era mi familia.

-¡Por Dios! Deja de envenenarte tanto, Hanna. -Su desesperación se mezcla con la rabia, y veo cómo lucha por mantener el control.

Me mantengo firme, aunque mi corazón late con fuerza, un pulso de dolor y determinación que apenas puedo contener. La mezcla de ira y tristeza se enreda en mi pecho, sofocándome, pero me niego a ceder. Sin más preámbulos, doy media vuelta, la rabia en mis pasos amortigua los murmullos de la fiesta que quedan atrás. Mientras me alejo, una ola de soledad y desolación me envuelve, pero no miro atrás. No puedo. Las lágrimas amenazan con brotar, pero las contengo con la misma fuerza con la que contengo todo lo que siento por Mark, todo lo que quiero y no puedo tener.

La determinación y el dolor son mis únicos compañeros mientras me dirijo hacia la salida, sabiendo que este es solo el principio de una batalla que no estoy segura de poder ganar.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022