Emma
img img Emma img Capítulo 2 Ladridos lejanos
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Capítulo 6 Señores Valencia img
Capítulo 7 Espíritu libre img
Capítulo 8 Una obra de arte img
Capítulo 9 Impresión img
Capítulo 10 No estaba sola img
Capítulo 11 Solamente por él img
Capítulo 12 Acorralados img
Capítulo 13 Revelaciones img
Capítulo 14 ¿Qué vas a hacer img
Capítulo 15 Dudas img
Capítulo 16 Uniendo fuerzas img
Capítulo 17 No estás solo img
Capítulo 18 Encerrada en un laberinto img
Capítulo 19 Sufrir hasta la muerte img
Capítulo 20 En marcha img
Capítulo 21 Seguridad img
Capítulo 22 Sintonía img
Capítulo 23 Sin culpa img
Capítulo 24 Corazón img
Capítulo 25 Fuerza img
Capítulo 26 Vivir sus vidas img
Capítulo 27 Nuevo amanecer img
Capítulo 28 Incertidumbre img
Capítulo 29 Su nombre era Robert img
Capítulo 30 El santuario de Robert img
Capítulo 31 Confesión img
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Capítulo 2 Ladridos lejanos

Sobre su escritorio había un archivo que contenía la temida propuesta de Navidad, pertenecía a la cadena de malls del país, eran más de cien sucursales. Antes de abrir el archivo, Simón empezó a rememorar aquella noche, con tan solo diecisiete años respondió la llamada del oficial que informo el fatal accidente, Laura con tan solo doce años se encontraba adornando el arbol a la espera de la llegada de sus padres, ambos se encontraban a cargo de su niñera que vio la expresión fria del joven en el telefono.

Cortó la llamada y corrió al segundo piso para ahogar un grito desesperado en su almohada mientras su mundo reventaba en mil pedazos, la niñera lo siguió sin Laura y lo consoló sobando su espalda.

Al otro día apareció su tía para encargarse de todo, ambos niños quedaron varados hasta que Simon tomó la decision de hacerse cargo de la vida de ambos, Laura pequeña aun, nunca supo el dolor que cargaba su hermanito. Simon sacudio bruscamente la cabeza para limpiar sus recuerdos y se concentró en lo que tenia en frente.

Recien habían acabado las fiestas patrias y ya era tiempo de preparar la Navidad. Este año el motivo era cigüeñas, ¿cigüeñas? ¿que tienen que ver con la Navidad?, se preguntaba mirando por el inmenso ventanal que tenía ante él.

De pronto se abrió la puerta, era Sandra, su fiel secretaria.

- Señor, buenos días. Le traje su cafe.

- gracias- miró su reloj de pulsera- son un cuarto para las nueve. Quiero que él equipo creativo y también los de taller estén en quince minutos en la sala de reuniones por favor.

- no hay problema, los voy a citar de inmediato.

Faltaban cinco minutos para las nueve cuando se abrieron las puertas de tres ascensores de los que bajaron alrededor de quince personas, todos iban con libreta en mano y fueron directo a la sala de juntas después de saludar a Sandra uno por uno.

Simon habia tomado una esfera de cristal navideña que conservaba como objeto preciado en su oficina, la observaba entre sus manos mientras la giraba, recordando las calidas manos de su madre, podia sentir ese día, sus olores, las texturas, ella trajo esa esfera desde londres, se la dió antes de ir a ese maldito viaje que le quito la vida, si solo su padre no hubiera sido tan avaro. Ese trato que hizo, no significaba nada comparado con sus vidas. Sabia muy bien que en esas fechas el trafico era peligroso, no valia tanto esfuerzo.

-Señor -dijo Sandra, interrumpiendo sus pensamientos mientras retiraba una taza de café humeante de su escritorio-. Todos están listos para la reunión.

-Gracias, Sandra -respondió Simón, intentando mantener la compostura, la llamada de Laura lo había hecho perder el control de sus emociones como siempre.

Cuando todos estaban en sus asientos, entró Simón serio y con mucha calma, saludo con un buenos días y procedió a tomar el centro de la sala, sintiendo el peso de su posición. Miró a su equipo y, por un momento, vio el reflejo de su juventud en sus ojos. "¿Cómo puedo hacerles entender el verdadero significado de la Navidad si yo mismo no lo siento?", se preguntó.

- Este año la propuesta de los Malls es "CIGÜEÑAS" , se preguntarán ¿que tiene que ver con la Navidad?, yo me pregunto lo mismo. Pero si algo he aprendido en la vida es que cada desafío presenta una oportunidad y tengo fé en ustedes y sus capacidades.

Hoy me tomaré el día para pensar en una idea y mañana a las diez de la mañana, espero sus propuestas en esta misma sala. Se levanta la sesión y nos vemos, les recuerdo que contamos con veinte días para presentar el proyecto.

Nadie dijo una sola palabra, todos se miraron y se fueron retirando poco a poco.

Simón giro para ver a Sandra.

- Sandra, hoy no recibiré llamadas, estaré ocupado. Hasta luego- Sandra asintió, viendo como su jefe se marchaba triunfal hacia el ascensor con admiración.

Mientras conducía camino a casa por la gran ciudad pensaba en cómo encajar las cigüeñas con la Navidad pero lo único que veía eran nubes, nubes con bebé, cigüeñas con traje rojo y verde, santa vestido de ginecólogo y soltó una carcajada, ¿a quien se le podría imaginar algo así?, pero una luz cruzo su mente cuando la cara de su madre aparecio ante él, sus rizos dorados, ojos celestes como el cielo que le sonreia en aquel rayo de luz.

Simón se encontró a sí mismo conectando su pasado con el presente. Inspirado por la fuerza y el amor que había encontrado en su familia extendida, finalmente tuvo una revelación.

-¡Lo tengo! -golpeo el volante con su mano en señal de triunfo-. Las cigüeñas representan la esperanza y el renacimiento. Navidad nos ofrece una oportunidad para encontrar luz en la oscuridad, para renacer, ¿pero como junto ambas cosas?.

Al llegar a casa en cuanto abrió la puerta Jackie salto sobre él, sacandolo de sus pensamientos de un solo golpe y casi cae al suelo. Anita, su ama de llaves se asomó desde la cocina riendo.

-¡Don Simon!, llegó temprano.

-Hola Anita, sí, tengo cosas que hacer.

-Bien, le preparo un almuerzo rápidamente.

-ok, voy a cambiarme y vengo-dijo miestras jugueteando con su fiel compañero- ¡vamos campeón!- exclamó invitándole a seguirlo.

Su dormitorio era inmenso, con una hermosa vista del cerro del cual era dueño, tenía un balcón lleno de plantas y flores hermosas. Se colocó ropa deportiva y fue a la cocina, Anita aún preparaba unos fideos con ensaladas.

Luego de un rato le sirvió el plato frente a él en el mesón isla de la cocina, él comió con rapidez, agradeciéndole a Anita y fue raudo a trotar junto a Jackie sin reposar nada, las cigüeñas no paraban de aparecer en su mente.

Mientras ascendía con determinación por el sendero empinado, Simon sentía cómo la brisa fresca de la tarde le golpeaba el rostro. Pero su tranquilidad se vio interrumpida abruptamente cuando Jackie, su leal compañero de cuatro patas, desapareció entre la densa vegetación.

"¡Jackie!", llamó Simon, girando sobre sus pasos en un intento frenético por localizarlo. Sin embargo, cada rincón parecía oscurecerse más, dificultando su búsqueda. Abatido, regresó a su hogar con la esperanza de encontrar al can esperándolo allí. Pero, para su desaliento, Jackie no estaba por ninguna parte.

Con el atardecer pintando el cielo de tonalidades anaranjadas y moradas, Simon observó desde la ventana de su estudio cómo los últimos rayos de sol se desvanecían en el horizonte. La soledad de la noche comenzaba a envolver la mansión, y el silencio era ensordecedor.

Unos ladridos lejanos rompieron el silencio nocturno, resonando en los oídos de Simon como un eco de esperanza. Sin perder un segundo, se puso su sweater y se precipitó hacia el exterior, guiado únicamente por el sonido intermitente de los ladridos. A medida que se adentraba en la penumbra, una sensación de inquietud se apoderaba de él, pero estaba decidido a seguir los ladridos hasta encontrar a Jackie.

Con cada paso que daba, la oscuridad se intensificaba, y Simon se encontraba cada vez más alejado de la seguridad de su hogar. Sin embargo, algo en su interior le decía que Jackie estaba cerca. Y justo cuando pensó en darse por vencido, una luz titilante en la distancia capturó su atención, sugiriendo que la noche aún guardaba secretos por revelar.

            
            

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