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Capítulo 6 Alumna de Melanie

Capítulo 7 anaranjado

Capítulo 8 El principio


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-Heiii te pusiste nerviosa por unos chicos- chilló risueña, asentí poco convencida pero era suficiente para que Bei no se preocupara, negó divertida -Eso esta bien, no lo puedes evitar toda tu vida, voy recoger los boletos- me recordó, y antes de poder debatir eso de que "no lo podía evitar" se fue dejándome ambas maletas.
-SI PUEDO, APUESTALO- le grite, no estaba tan lejos de mi, escuche su carcajada, la podía visualizar desde aquí cómo caminaba rápido hasta la casilla donde estaba una mujer no muy feliz, el cielo estaba nublado, y el olor a tierra mojada me hipnotizaba, el sonido de los autobuses pasar a toda velocidad a unos pocos metros de mí, en la entrada de la estación había un solo chico de seguridad que estaba metido en su celular. De resto la avenida y la estación estaba casi desiertas, una que potra familia o personas solas estaban dentro de la estación. Beian de espaldas parecía hablar animadamente con la mujer de la casilla.
-¿Qué las trae a este pequeño y anticuado pueblo- escuche la voz de alguien mayor hablarme por detrás, me tense, no me importaba si iba a parecer una completa imbécil sin educación pero no me atrevía a darle la espalda a Beian y perderla de vista. -Es raro ver a personas nuevas por este pueblo, solo turistas y ustedes no parecen turistas- habló de nuevo. Beian se giró con una sonrisa en la cara y ambos boletos en la mano, los alzó mostrándome.
-Lo siento, no me puedo girar- le conteste al hombre que por su voz suponía que era alguien mayor. No escuche una respuesta, ni pasos, así que intentando no ser paranoica
sujete ambas maletas y camine hasta Beian, le tendí la suya y me gire hacia donde estaba antes, pero para mi sorpresa en toda la calle no había señal de un hombre mayor o de alguien ≪no hay manera posible que se haya ocultado o corría cómo maratonista o me lo había imaginado todo≫ Beian le mostró lo pasajes al guardia y este nos dejo entrar, entre a la estación aún confundida pero intentaba no asustarme, tal vez era una cosa o era otra aún más lógica.
-No falta mucho para que llegue- hablo Beian dejando sus maletas y sentándose en una de las banquetas que estaban solas, deje la maleta a mi lado y me senté junto a ella, las montañas le daban un toque cursi a esta partida, o mejor dicho a este nuevo viaje.
-Fue en el lugar en el que más tiempo duramos sin escapar como delincuentes- suspire cansada y apoye mi cabeza en su hombro, desde su hombro mire cómo hacia un gesto nostálgico, estaba recordando seguramente lo que un día llamó hogar.
-Cierto, pero nosotras escapamos por gusto y ellos por necesidad- sonrió, y cerró los ojos apoyando su cabeza en la mía, cerré los ojos y respire profundo, ya no había ningún aroma a tierra mojada, pero si había frío y olor a gasolina por los autobuses. Abrí los ojos velozmente pero fue más un reflejo que por quererlo, mire a un punto fijo a lo lejos, en la estación en la punta opuesta a nosotros había dos chicos y una chica, no podía distinguir si habia visto sus caras o no porque estaban bastante lejos, pero si podía distinguir que constantemente cada uno giraba su cara hacia nosotras, mire hacia el frente, ya el autobús estaba estacionando, me moví un poco para que Beian quitara su cabeza de la mía, y eso hizo. Ambas nos levantamos y agarramos las maletas sin decirnos ni una palabra, ya habíamos pasado por esto tantas veces, que solo entrar en el autobús nos deprimía. Le tendí la maleta a la chica, que cómo de costumbre la agarro sin cuidado y la lanzó junto al otro equipaje, éramos las primeras en la fila pero detrás de nosotras no había más que tres personas, la chica hizo lo mismo con la maleta de Beian, ya no decíamos nada, y en el primer viaje habíamos aprendido a no llevar cosas de cristal o que posiblemente se rompa en ellas, entre en el autobús con Beian detrás, busque el lugar del medio y me senté, Beian acomodó su bolso arriba y se sentó a mi lado, los asientos estaban alfombrados y eran bastante grandes y altos cómo para sentirme cómoda y no ver lo que pasaba adelante. Beian acomodo su cabeza en mi hombro. y yo me recosté del asiento bastante cómodo, aunque pasó sin darnos cuenta y viéndolo desde afuera era bastante triste que nuestro lugar de confianza fueran estos autobuses de viajes, no se cuando paso pero en cuanto nos sentamos en estos asientos nos sentíamos seguras, Beian nunca me lo había dicho pero su semblante relajado lo demostraba.
-¿Crees que hacemos lo correcto? se sincera- la pregunta me había tomado con la guardia baja.
-Por algo estamos metidas en este autobús, si pensara que no fuera lo correcto no estaría aquí- le respondí con la mayor sinceridad, la mire solo un poco, tenia lagrimas corriendo por sus mejillas rosadas que resaltan por su piel morena, tenía los ojos cerrados intentando parar el llanto, pero sus pestañas estaban mojadas de lágrimas, esto era normal, éramos una bomba de tiempo de lágrimas, puse mi cabeza sobre la suya y fije mi vista en el pasillo del autobús esperando a que los demás pasajeros entraran, con el sentimiento de corazón roto una vez más por ver a Beian así, el autobús estaba bastante iluminado por las cortinas abiertas menos la de nosotras que seguramente Beian había tapado, no había música, y el suelo era de una alfombra decorada, cómo en los cines, espere a que se escuchara al menos una voces de personas entrando con mis pensamientos dispersos, pero no se escuchó ninguna voz, ni pasó nadie por el pasillo del autobús que podía visualizar, lo que me parecía raro, ya que cuando nosotras entramos había una cantidad de gente considerable detrás de nosotras esperando para entrar.