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Capítulo 5 Desmayos, desmayos y más desmayos

A lo lejos escuche unas risas, abrí los ojos aturdida, «mala idea» la luz me cegó, así que los corre tan rápido cómo pude, desorientada, mi cabeza iba tan rápido que no conseguía atrapar ningún pensamiento, estaba en trance, sentí un gran dolor en mi costado izquierdo, gemí de dolor en cuanto me moví solo unos centímetros porque el dolor fue más fuerte, todo a mi alrededor quedó en silencio, abrí los ojos de nuevo, estaba mirando hacia un techo color carmesí, porque estaba acostada y todo vino a mi mente cómo flashes. Una cabeza apareció en mi campo de visión «la chica».

Sabía que si intentaba moverme, no iba a llegar a ningún lado, solo iba a lograr que ese dolor se intensificará.

-Está despierta- hablo la chica mirándome detenidamente. Mi respiración se aceleró, sentí mi cuerpo temblar, un frío intenso.

-Beian- murmuré con la poca fuerza que tenía.

-DUERMELA YA- gritó alguien desde adelante, sentí a alguien tocarme la mano, con dificultad moví la cabeza, quitando de mi vista a la chica, para tener a un chico sujetando mi mano derecha, sus ojos eran verdes. Sentí las lágrimas caer, una cayó arriba de mi ojo derecho por la forma en que estaba puesta mi cabeza, la desesperación, estaba tan indefensa...y no veía a Beian.

-Déjenme por favor- supliqué con la voz entrecortada, el chico acarició mi mano, todo se oscureció, pero aún veía un poco la silueta del chico.

-Te vamos a curar, Heibrid- fue lo último que escuché, antes de que la vista se me nublara y todo volviera a nada.

∆°∆°∆°∆

-¿No crees que es...? Ya sabes ¿Exagerado?- abrí los ojos con cuidado de nuevo, para que la luz (si había) no me cegara, esta vez sí estaba consciente de lo que había pasado, ya no sentía el dolor. Mi corazón empezó a latir muy rápido.

-Es una prueba- dijo otra voz, termine de parpadear por última vez, sí había luz, más que luz estaba en un campo abierto, «¿Estoy muerta?» mire hacia mi regazo, me percate de que estaba amarrada a una silla, mire a mi alrededor, escuchaba los latidos de mi corazón tan fuerte en mis oídos. Empecé a forcejear con las cadenas que sostenían mis manos pegadas a la silla de madera desesperadamente.

-AYUDA- grité desesperada, moviéndome, estaba en un espacio tan abierto pero estaba tan confundida, me sentía asfixiada, las lágrimas de impotencia empezaron a caer por mis mejillas. -POR FAVOR- grité tan fuerte que mi voz se quebró, mi respiración iba tan rápido que me hacía falta por más que respirara, las cadenas por mis movimientos bruscos estaban empezando a lastimarme, maldecía, bufaba y de vez en cuando gritaba desesperada con la voz ronca, pero me resisti a decir el nombre de Beian, algo de los simulacros de Melani era inolvidable «-no muestren que lo único que tienen es a la otra, puede ser una ventaja para ustedes, pero para ellos es su fuerte débil-» lo único que repetía en cada práctica -LES JURO QUE LA VAN A PAGAR MALDITA SEA- tire una amenaza, pero no había nadie, luego de un tiempo de hacer estos movimientos y lastimarme acepté que estaba sola, y que nadie me iba a ayudar. Grité una vez más, está vez más agobiada que los anteriores gritos... este gritó fue extraño, respire profundo, cada vez veía el sol bajando lo que me hacia que perdiera aún más la calma en cada segundo, y por primera vez en un muy buen rato, me acordé de las técnicas de Melani, me había quedado sin energías, así que solté todo el aire y sin pensarlo, me balancee y dejé caer mi peso hacia atrás cerré los ojos esperando el impacto, «por favor que no haya una piedra» sentí el golpe en mi cabeza y espalda, antes de poder hacer un movimiento más, abrí nuevamente mis ojos, mis lágrimas salieron aún más por la exasperación y desesperación de que la silla no se había roto, sentí el rústico tacto del pasto en mis piernas y espalda, estaba tan cansada, la luz se iba cada vez más, no tenía energía y cada parte de mi cuerpo estaba temblando, mis lágrimas salían en silencio. Grité una vez más con todo lo que podía, sentí una gran presión en mis piernas cómo si algo más que las cadenas las estuvieran apretando, intente mirar, pero no visualizaba mis piernas, solo el atardecer, el cielo y la vegetación que estaba muy cerca de mi, mire mis manos amarradas, escuché un «crack» solo por instinto moví mis piernas y para mí sorpresa estaban libres, algo en mi era diferente, algo dentro de mi era extraño, mire a mis manos paniqueada, y cómo esa noche, vi cómo las hojas de el césped crecían y se iban metiendo entre las cadenas y mis manos, hasta hacer ese «crack» me levanté sin esperar un segundo, quitando el césped de mis manos perpleja, todo se me vino encima, toda la adrenalina desapareció y con ello mi fuerza así que de nuevo, volví a perder la conciencia, pero esta vez lo último que sentí fue ser sujetada.

∆°∆°∆°∆

-Son unas idiotas, ¿por qué no dejamos que el ciclo de la vida siga su camino?- abrí los ojos soñolienta, la luz no me hizo nada por lo opaca que estaba, y frente a mí estaban los chicos del autobús, uno apoyado en la barandilla de en lo que parecía ser la cama en la que estaba acostada, y el otro con los brazos cruzados mirando al chico, quedando de lado a mi.

-Saber perfectamente que ese no és el ciclo de la vida, dejamos a la otra chica seguir su verdadero ciclo cómo humana, a ella no- habló el que estaba sujetando las barandillas de la cama, el chico que estaba de costado miró hacia donde estaba «Sus ojos» estaba tan iguales cómo la última vez que los vi, abrí la boca para hablar, pero solo salió un ruido extraño, el otro chico se giró hacia mí, no sentía estar atada o amordazada, solo estaba acostada en la cama cómo quién estaba tomando una simple siesta. -Yo no te recomiendo que la fuerces, solo vas a hacer tardío el proceso de curación- dijo el otro chico, con quien tropecé en la tarde, parpadee varias veces, pero seguían allí, el otro río dándose cuenta de lo que acababa de hacer.

-Creeme, ese truco jamás funcionó, ni para las brujas- dijo burlonamente el otro chico, me senté con miedo de que me hicieran algo, pero no, solo me miraban esperando a que hiciera algo, no me sentía débil, no cómo la última vez que me levanté, miré un poco a mi alrededor disimuladamente, las paredes eran de piedra y había ventanales grandes con cortinas grises.

-No estás secuestrada- me aseguro el chico lo miré directamente furiosa, él solo sonrío y se encogió de hombros, él otro todo los ojos ante su arrogancia, me levanté por completo de la casa «estaba bien» perfecta, podría jurar, así que cómo si fuera un reflejo solo corrí hasta la puerta que vi abierta, podría jurar que escuché una risa, unos centímetros antes de poder llegar a la puerta y salir de la nada apareció un chico en la mitad de esta fue solo un segundo pero mi mente ya tenía un plan «chocan, caen, te levantas y sigues corriendo», y sin poder frenar solo impacte contra el. Pero para mí mal plan y el microsegundo de planeamiento, el chico no se movió, fui yo, la que rebotó contra el y luego cayó al suelo sentada, el dolor del impacto asó a cosquilleo en segundos, mientras él me veía curioso con las manos cruzadas sobre el pecho desde arriba.

-¿Quién es?- preguntó y miró hacia los chicos que por los pasos estaban tras de mí, me deje caer hacia atrás, acostándome en el suelo y mirando hacia el techo, y en un punto de no poder más, solo deje mis lágrimas caer en silencio pero los veía a los tres, ninguno me miraba, se miraban entre ellos, el chico arrogante paso por un lado de mi, le dio un pico al chico con quien acababa de tropezar.

-La nueva- fue lo último que escuché antes de cerrar los ojos y no sentir nada.

                         

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