Capítulo 4 4. Una cosita bien hecha por Dios

SUSANA ZAMBRANO.

Hoy está siendo un día raro, el almuerzo con las chicas se canceló porque a Mónica la llamaron unos familiares y salió de volada. Rocío y yo sin querer dejarla por fuera decidimos cancelarlo y hacerlo el fin de semana, no lo dejamos en cena debido al compromiso que tengo.

A mi jefe no le hizo nada de gracia que acatase órdenes de su primo. Entre ellos hay una guerra, pero que es más por parte de Alejandro que de Iker. Cuando me hizo pasar a su oficina una vez más me reprendió y me dijo cuales eran mis funciones para con él (Iker Sánchez), no tanto para con la empresa.

Negar que a veces me pierdo mientras me habla sería un crimen... porque lo cierto es... que fantaseo con él. Todavía no puedo creer como no recuerdo nada de esa jodida noche. El tequila me borró la memoria y ahorita me arrepiento de eso porque no tengo ni puta idea de como es en la cama... aunque sí que mi cuerpo sabe como es.

Recordar el escozor entre piernas me hace ruborizar, veo hacia los lados, asegurándome que nadie me vea fantaseando con uno de los miembros de la Junta Directiva de Laboratorios Sánchez Martínez. Pego un respingo en mi silla cuando veo a una pelirroja con una bolsa de Relojes Rolex en sus manos, camina apresuradamente en dirección a la oficina de mi jefe.

Me levanto, la voy a saludar, pero su mano en señal de stop me interrumpe.

-No necesito ser anunciada, Iker sabe bien quién soy -su aire prepotente y mirada arrogante me pone la sangre a hervir, ¿ésta quién es?

Abre la puerta de la oficina de mi jefe, éste está concentrado en el monitor de su computadora. Levanta la mirada con ganas de asesinar a quien osa a interrumpirlo, su ceño se frunce al ver a la mujer pelirroja, luego dirige su mirada azulada hacia mí.

Levanto mis hombros y me excuso.

-Disculpe, Lcdo. La señorita no me dio tiempo de anunciarla.

La tía voltea indignada, abre la boca y sé que nada linda va a salir de ella.

-Pero, ¿tú quien te crees que eres, empleada? -respiro profundo. La mujer voltea a ver a mi jefe-. ¿no piensas ponerla en su sitio, amor?

¿Amor? ¿qué demonios? ¿tiene novia?

Trato que el desconcierto no se note en mi rostro.

-Iker, estoy esperando... -gruñe dando pisadas fuertes.

-Señorita Zambrano, puede retirarse -el hecho que no aclare el amor de parte de ella, me pone a imaginar un montón de cosas-, Paula y yo tenemos asuntos que resolver -le dedica una mirada feroz a ella.

Asiento y salgo de la oficina.

Voy a mi puesto de trabajo con un revoltijo de pensamientos, ¿quién es esa mujer? ¿novia? ¿esposa? ¿amante? ¿quién jodidos es Paula?

Muerdo mi labio inferior... debatiéndome si preguntarle a Rocío.

-¡Bingo! -murmuro para mí cuando se me ocurre buscar en internet.

Si son pareja en alguna foto deben salir juntos. Su mirada arrogante no me gustó para nada, por lo que me imagino debe ser una tía pija.

Una hora después mi jefe sale con Paula Ríos, quién me ve con mirada victoriosa. Es la hija de uno de los hombres más ricos de España, con empresas de índole internacional...

Vaya que si es de gustos refinados el ogro Sánchez... lo que hace preguntarme, ¿cómo terminó follando conmigo en el baño de un bar?

Ladeo la cabeza, no debo pensar en eso. Me obligo a entender el informe enviado por parte de contabilidad y luego redactar el resumen que debo presentarle a mi jefe antes de mi ida.

Mi móvil vibra. Sonrío al ver un mensaje de Ivanna.

Ivanna: Al salir del trabajo te vienes a todo gas al depa, el vestido está esperando por ti, guapa.

¡Ostras!

¡El jodido vestido!

Sofía, Ivanna y Ana (mis amigas), me dijeron que no me preocupara por eso y me lo tomé literal porque no me acordaba del vestido.

-Que San Valentín de mierda... -me quejo para mis adentros, pero sigo trabajando.

Faltando media hora para salir paso por la oficina de mi jefe. Llegó hace una hora solo, por lo menos no tuve que ver la cara de aquella insufrible mujer...

«No te mientas». Murmura una voz dentro de mí.

Paso a su oficina una vez me da su aprobación. Está como todo un Dios, de espaldas hacia mí, maravillando mi vista con su más que prieto trasero. Se voltea, este tío es...

«Una cosita bien hecha por Dios». Susurra esa voz dentro de mí.

Tiene un trago en la mano, le da un sorbo mientras me ve de arriba abajo, erizando mi piel. Con esa aura que lo rodea de seguridad y poder camina hasta su puesto. Yo todavía no hablo, pareciera que lo hubiese olvidado...

Carraspeo.

Él sigue atento a mí, esperando que le explique los informes que están en la carpeta marrón que tengo en mis manos. Apagando las sensaciones de mi cuerpo, le hablo sobre cada detalle que leí en cada uno de ellos, la conclusión a la que llegué y el resumen del informe que elaboré.

Me da sus puntos de vista, concordando con lo que redacté. Me dice que despeje su agenda para la primera semana de marzo, viajaremos a Barcelona. Siento una puntada en el pecho, pero me mantengo firme, lo menos que necesito es traer fantasmas del pasado a mi presente. Pasamos reunidos en su oficina durante treinta minutos ultimando detalles del jueves, viernes y la semana próxima, además de la gala.

Me despido de él, estoy por salir de su oficina cuando su voz grave cargada de... ¿deseo? Susurra:

-Feliz San Valentín, Señorita Zambrano.

Quedo patitiesa, a parte de Rocío y Mónica es el único que me ha dado un feliz san Valentín. Su mirada profunda queda a la espera de una respuesta.

Toma otro sorbo de su trago, me dejo embobar por el movimiento de su nuez de Adán.

«¡Susana Reacciona!». Exclama esa voz dentro de mí.

Joder, este tío es un peligro para el sexo femenino, hasta para los especímenes de su mismo sexo.

-Feliz día, Lcdo.

Salgo de allí con el corazón acelerado. Pero mi quijada casi llega al piso cuando veo un enorme arreglo floral de rosas rojas en mi escritorio, ¿en qué momento sucedió esto? ¿y quién me lo envió?

Solo pocas personas saben donde trabajo... y no creo que mis amigas lo hayan enviado. Me acerco y tomo la nota elegante. Me llevo las manos a la boca sin poder creerlo... leo nuevamente.

Querida Señorita Zambrano,

No podía dejar pasar este día sin desearle un feliz San Valentín.

Disfrute su tarde.

I.S.

¿QUÉ DEMONIOS?

Veo hacia su puerta y luego hacia la tarjeta elegante que tengo en las manos. ¿es de quién yo creo que es?

Estoy tentada a tocar su puerta nuevamente, pero la llamada de Sofía me detiene:

-Tía te estamos esperando desde hace veinte minutos... ¿dónde te has metido?

¿Veinte minutos?

¡Joder!

Exclamo para mis adentros cuando me fijo la hora en el reloj, ¿en qué demonios se fue el tiempo?

«Observando al jefe que quieres follarte». Susurra esa voz en mí.

Pasé más tiempo del esperado en su oficina...

-¿Susana?

-Si, si, tía. Voy para allá, me compliqué en el curro, pero ya voy de salida.

En estos momentos no tengo tiempo para pensar en este detalle, mejor dicho, no quiero hacerlo porque sé que me voy a envolatar con cosas que tal vez estoy viendo mal. Agarro mi cartera, mi móvil y el enorme arreglo.

***

El departamento de mis amigas parece una boutique, hay vestidos por doquier, unos más elegantes que otros. Solo tres llamaron mi atención desde el momento en que los vi... pero no creo que sea adecuado para una gala benéfica.

Los tres tienen aberturas. El vestido el blanco es de seda elegante, dejando al descubierto la parte de los hombros, ceñido a la cintura y cae, con una abertura en la pierna izquierda de lo más sensual.

El vestido de color nude con brillantes es mucho más sensual, es manga larga, tiene un descote en la espalda y una abertura en la pierna izquierda. Este vestido si no puede usarse con bragas o se notaría... no pienso andar con el coño al aire. Me encanta este vestido, pero no es para la ocasión.

Y finalmente el vestido rojo. Uff... si el color nude me mató este me re mató... la tela es roja con transparencias, brillantes rojos por doquier, tiene un profundo escote en v, dejando al descubierto la zona en el valle de los senos y la parte de adelante mis piernas.

-Susi, este es un vestido de mil veces sí -me dice Ivanna mientras Ana y Sofía le dan una chequeada a los otros.

Me veo en el espejo de cuerpo completo. Este vestido está de infarto, pero no sé si sea apropiado, el blanco es elegante para ese tipo de galas, pero este...

-De los tres este es el que mejor te queda, luces como una diosa -expresa mi amiga, como si Sofía me estuviese leyendo la mente, me acaloro por su cumplido. Ana toma el cepillo de peinar y le habla como si fuese un micrófono.

-Señores y señoras, con ustedes Miss España 2024, la señorita Susana Zambrano -una sonrisa se dibuja en mis labios. Definitivamente este vestido es algo que usaría una Miss en la noche final, cautivaría a los jueces de inmediato-. Que se escuchen esos aplausos, señores.

-Con este vestido el guapote de tu jefe sí que va a quedar rendido a tus pies, Susi -suspiro... las tres se ven y luego me ven a mí.

-¡NO NOS ESTÁS CONTANDO ALGO PERRA! -exclaman a coro.

-Venga, por Dios, que bulla es esa...

-Que bulla ni que leches... echa el cuento que tienes atragantado -despotrica Ivanna.

-Olé tu... siempre de mal hablada -se queja Sofía.

No sé como las cuatros nos entendemos con tan sola una mirada cuando las cuatro tenemos personalidades distintas, sobre todo Ivanna y Sofía. Ambas son polos opuestos.

-Estamos esperando, Susana Zambrano. -veo a Ivanna, quien espera fervientemente que le responda.

-Creo que tiene novia -una mueca se dibuja en mis labios-. Es una tía pija e insoportable como todas.

Les cuento el pequeño altercado que tuve con ella hasta lo que sucedió en la oficina de mi jefe y, por último, lo que encontré en mi escritorio. Las tres chillan como locas cuando les enseño la tarjeta. Me la arrebatan de la mano y la leen en voz alta, eso me ruboriza ocasionando que se burlen de mí.

-¿y qué que tenga novia? -la veo abriendo demás los ojos.

-¿Es en serio Ivanna?

Ella alza sus hombros.

-Ni que fueses a follar con ella... aunque... pueden hacer un trío. Eso a los hombres los vuelve loco -¿cómo terminamos hablando de sexo? -. además, sí que te lo has follado, solo que tu mente lo borró, no me explico cómo no puedes recordar una puñetera mierda de esa follada asombrosa.

-¿cómo sabes que lo fue? -cuestiono con el ceño fruncido.

-Tía, ni el sonido del bar apaciguaba tus gemidos en el baño.

¿Qué?

Las otras dos rompen a reír, mientras que yo... mientras que yo me quedo sin palabras. Ana de pronto frunce el ceño

-¿Dónde están las flores?

Eh...

-En el coche.

-¡¿QUÉÉÉÉ?! ¿ESTÁS LOCA? -levanto mi ceja.

Ana sale corriendo con las llaves de mi auto.

-El calor las va a marchitar Susi, la inteligencia te persigue, pero tú eres más lista que ella. -se burla Ivanna. Sofía me pasa un cojín y se lo lanzo a mi otra amiga.

Me termino de decidir por el vestido de color rojo, con unos tacones color nude. Ivanna no acepta que sea en calidad de préstamo y me lo termina reglando junto a los otros dos, alegando que más adelante los necesitaré y pueda que tenga razón.

A las nueve de la noche salimos del piso de las chicas y nos vamos a cenar, a brindar por nuestra amistad, por estos ocho años que llevamos conociéndonos.

            
            

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