Lágrimas de la Luna: Bailando con los príncipes licántropos
img img Lágrimas de la Luna: Bailando con los príncipes licántropos img Capítulo 4 Te recordaré
4
Capítulo 9 ¿No es emocionante img
Capítulo 10 Deberían arrojarla a la calle img
Capítulo 11 Clayton abogó por mí. img
Capítulo 12 La mujer que me creaba problemas img
Capítulo 13 Entrenamiento vergonzoso img
Capítulo 14 Práctica con los dildos img
Capítulo 15 Deseo por Makenna img
Capítulo 16 Bryan era un pervertido img
Capítulo 17 La elegí primero img
Capítulo 18 Lucha entre príncipes img
Capítulo 19 Castigo img
Capítulo 20 Los tres príncipes pelearon por ella img
Capítulo 21 Ordenada a servir a Clayton img
Capítulo 22 Llegada a la villa de Clayton img
Capítulo 23 Clayton perdió el control de repente img
Capítulo 24 Estaba enamorada de Clayton img
Capítulo 25 Entrada forzosa img
Capítulo 26 El maniaco brutal img
Capítulo 27 Violación img
Capítulo 28 El Príncipe Clayton te echó img
Capítulo 29 Fingió esas marcas img
Capítulo 30 Querían desnudarla img
Capítulo 31 Discúlpate con ella img
Capítulo 32 El misterioso Dominic img
Capítulo 33 Me has hecho desearte aún más img
Capítulo 34 No podía simplemente rendirme img
Capítulo 35 La queja de Kristina img
Capítulo 36 El favor de Dominic img
Capítulo 37 La provocación de Jessica img
Capítulo 38 Jessica se lo buscó img
Capítulo 39 Competición de escalada img
Capítulo 40 Prácticamente está muerta img
Capítulo 41 La recompensa de Bryan img
Capítulo 42 Ni ganar ni perder img
Capítulo 43 El accidente img
Capítulo 44 La ganadora img
Capítulo 45 Llevándola lejos a la fuerza img
Capítulo 46 Otra tortura img
Capítulo 47 Clayton me vio en un estado lamentable img
Capítulo 48 La preocupación de Clayton img
Capítulo 49 El castigo de la perdedora img
Capítulo 50 Condiciones img
Capítulo 51 ¿Sabes el precio que debes pagar img
Capítulo 52 El lado diferente de Alicia img
Capítulo 53 Encerrados en el baño img
Capítulo 54 Una mujer encantadora img
Capítulo 55 ¿Qué quieres img
Capítulo 56 No puedes esperar img
Capítulo 57 Lo disfrutaba así img
Capítulo 58 Lista para ver la diversión img
Capítulo 59 Nunca sentí tanta vergüenza img
Capítulo 60 Más avergonzada img
Capítulo 61 Una aliada img
Capítulo 62 Devolviéndole la ropa a su dueña img
Capítulo 63 Clayton sabe cocinar img
Capítulo 64 Clayton no era como los demás img
Capítulo 65 Una doncella holgazana img
Capítulo 66 Otra provocación img
Capítulo 67 Lo siento img
Capítulo 68 Somos amigas img
Capítulo 69 Eres solo mía img
Capítulo 70 Un problema con mi vestido img
Capítulo 71 Mi vestido está dañado img
Capítulo 72 Darle una lección a Makenna img
Capítulo 73 Nadie está ahí img
Capítulo 74 Mi impresionante vestido img
Capítulo 75 Calumniada en público img
Capítulo 76 Demostró su inocencia img
Capítulo 77 Clayton me defendió img
Capítulo 78 La provocación de Jessica img
Capítulo 79 Mi anillo img
Capítulo 80 El favoritismo de Bryan img
Capítulo 81 Jessica estaba avergonzada img
Capítulo 82 Dominic llegó para provocar problemas img
Capítulo 83 Clayton me protegió img
Capítulo 84 Bailar con Clayton img
Capítulo 85 Otros castigos img
Capítulo 86 Disfrutar su agonía img
Capítulo 87 Pagar un alto precio img
Capítulo 88 ¿Puedo besarte img
Capítulo 89 Hacer el amor voluntariamente img
Capítulo 90 La gentileza de Clayton img
Capítulo 91 Seducir a los hombres apropiadamente img
Capítulo 92 Aprender de las prostitutas img
Capítulo 93 Una doncella secuestrada img
Capítulo 94 Una solución para salvarla img
Capítulo 95 Capturar a las dos mujeres img
Capítulo 96 Salvan a Lily img
Capítulo 97 Demostrar su aprendizaje img
Capítulo 98 Dura como una tabla img
Capítulo 99 ¿Kristina estaba detrás del Barrio Rojo img
Capítulo 100 Tener sexo en un auto img
img
  /  2
img

Capítulo 4 Te recordaré

Punto de vista de Bryan:

La mujer sobre mi hombro estaba petrificada, como si tuviera tanto miedo que ni siquiera pudiera moverse. Mi amenaza había dado en el blanco.

¡Qué cobarde!

Estaba disgustado por su debilidad. Las criaturas patéticas como ella deberían considerar un honor que yo quisiera terminar con su lamentable existencia en la cama.

Seguí avanzando mientras ideaba cómo deshacerme de ella. De repente, escuché un leve sollozo reprimido.

Tal vez intentaba aguantar las lágrimas para no hacerme enojar más. Su delicado cuerpo temblaba contra el mío. Con cada estremecimiento, su suave piel rozaba mi hombro. Una sensación extraña se apoderó de mí.

Caminé más lento. Su dulce fragancia parecía serenar a mi irritable lobo. Si bien resultaba inesperado, sentí... una extraña paz.

Interesante.

Esa chica tal vez era diferente, pero eso no cambiaba mis intenciones. En todo caso, su singularidad haría que el juego fuera mucho más divertido.

Una sonrisa maliciosa se extendió por mi rostro mientras apretaba provocativamente su voluptuoso seno. La mujer se estremeció al instante y sus sollozos se hicieron más fuertes. Para mi deleite, el placer me recorrió.

Solté una risa que se escuchó por todo el pasillo. "No tengas miedo", resoplé. "Deberías considerarte afortunada de haber llamado mi atención".

Luego, la levanté más alto sobre mi hombro y seguí caminando erguido mientras tarareaba con satisfacción. Su llanto silencioso no hacía más que aumentar mi retorcida alegría.

Sin embargo, cuando me acercaba a la esquina, apareció una figura y me bloqueó el paso.

Me detuve y fruncí el ceño. Entrecerré los ojos con fuerza al ver que era Dominic Reeves, mi hermano pequeño y el segundo príncipe del reino.

"¿Qué quieres?", escupí con una mirada gélida.

"Baja a esa mujer", murmuró como si fuera una orden. "Si nuestro padre llega a enterarse, todos sufriremos las consecuencias".

Sus palabras me irritaron tanto que hice una mueca. No pude resistirme a burlarme de él. "Nunca me has vencido en nada, tu lobo no es rival para el mío. ¿Quién te crees que eres para interponerte en mi camino?".

Mi padre tuvo tres hijos, entre los cuales estaba yo. Habíamos nacido en los licántropos, donde el poder corría por nuestras venas como un reguero de pólvora. De los tres, Dominic había sido el último en despertar a su lobo. Sin embargo, a pesar de su demora, era más fuerte que la mayoría. Pero aun así no podía evitar mirarlo con desprecio.

En nuestra manada, el respeto se ganaba con la fuerza, y mi hermano parecía interesarse más en complacer a nuestro padre que en afirmar su dominio. Y eso lo hacía débil a mis ojos, un tonto que no merecía estar conmigo.

El rostro de Dominic permaneció exasperantemente tranquilo, como si no le importaran mis burlas. "Papá no te dejará sabotear la prueba y yo no permitiré que me arrastres contigo. Suéltala".

Sus palabras fueron como una bofetada que encendió la furia dentro de mí. Tenía ganas de destrozarlo ahí mismo.

Pero no lo hice.

Dominic siempre había sido el obediente perrito faldero de nuestro padre, ansioso por seguir sus órdenes. Si hubiera seguido adelante y matado a la mujer que llevaba sobre el hombro, mi hermano habría sido el primero en protestar.

Así se habría ganado el favor de nuestro padre, convirtiéndome a mí en el tonto que cayó en su trampa. No pensaba darle esa satisfacción.

Apreté los dientes y reflexioné sobre mi próximo movimiento. Con un gruñido de frustración, arrojé a la mujer al suelo.

No era más que otra perra, no valía la pena.

La mujer cayó y lanzó un grito lastimero. Tenía los ojos muy abiertos por el miedo y las lágrimas brillaban en sus mejillas como gotas de lluvia. Se parecía a un conejo asustado, indefenso y tembloroso.

Por unos instantes, sentí algo extraño en el pecho, una mezcla de lástima y otro sentimiento que no podía nombrar. No podía apartar la vista de su hermoso cuerpo, de sus sensuales curvas.

Aunque estaba acurrucada debido al miedo, intentando hacerse pequeña, podía distinguir las tentadoras curvas de su figura, especialmente su delicado pecho. Esa imagen despertó algo salvaje en mí.

Todavía sentía el calor de su piel en mi palma, junto con su suave y dulce aroma. Mis dedos se crisparon mientras recordaba la suavidad de su cuerpo, y una idea empezó a arraigarse en mi mente.

Esa mujer era impresionante, una verdadera belleza. Matarla sería un desperdicio, una vergonzosa pérdida de algo tan exquisito.

Con un fuerte resoplido, extendí la mano y agarré su barbilla para obligarla a mirarme a los ojos. "¿Cómo te llamas?", pregunté en un susurro burlón.

Sus ojos abiertos estaban aterrorizados, pero eso solo hacía que el momento fuera más delicioso. "Makenna... Makenna Dunn", tartamudeó entre sollozos.

"¿Makenna Dunn?", repetí, dándole palmaditas en la mejilla.

Pero ella estaba tan aterrorizada que ni siquiera se inmutó, solo me miró con los ojos muy abiertos y llorosos. El miedo que veía en ellos ensanchó mi sonrisa.

"Te recordaré", murmuré inclinándome lo suficiente para que escuchara cada palabra. "No pienses que esto ha terminado. Voy a volver".

Con una risa cruel, di media vuelta y me alejé.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022