Capítulo 3 ENTRE MORTALES

Το ταξίδι αρχίζει

"Comienza el viaje"

El portal irradiaba un resplandor mágico y nos transportó a la Tierra, específicamente a un bosque en las afueras de la ciudad.

El cielo estaba nublado, y la humedad era notable.

-¡Qué maravilla! -exclamé, frustrada-. Ahora tendremos que caminar hasta nuestro destino.

-Tranquila, Lia, esto nos dará tiempo para repasar el plan -me tranquilizó Ethos.

-¿Lia? -lo miré confundida.

-Sí, es una abreviatura de tu nombre, y suena lindo -sonrió, contagiándome de su energía.

-Entonces te llamaré Et.

-Me parece bien.

-¿Cuál será nuestro plan? -pregunté a Ethos, quien levantó los hombros en respuesta.

-Aún no lo sé, pero lo más importante será mantener en secreto nuestra verdadera identidad como dioses, pasar desapercibidos y cumplir con nuestra misión.

-Lo tendremos que averiguar sobre la marcha, ¿no? -respondí en tono sarcástico-. Supongo que deberíamos empezar a caminar. ¿Por qué no usas el collar que Atenea te dio?

-Buena idea -Ethos tomó el collar en su mano y una tenue luz brotó de él, haciendo que flotara en el aire.

-¿Los mortales no verán la luz? -pregunté, curiosa. -. Creo que se espantarían.

-Es mágico, será imperceptible para ellos.

-Perfecto -dije, siguiendo la luz flotante-. En este momento, desearía tener mis alas.

-Tienes que esperar hasta cumplir los diecisiete, ¿verdad?

-Así es.

-Qué mala suerte -bromeó Ethos.

-Me alegra que encuentres divertido mi sufrimiento -respondí con ironía.

-Miremos el lado positivo: estando en la Tierra, los años pasarán más rápido.

---

Después de caminar durante casi una hora, finalmente llegamos a nuestro destino: una hermosa comunidad de casas en las afueras de la ciudad, cerca de lo que parecía ser Londres.

Después de pasar varias casas, la luz del collar desapareció, indicando que habíamos llegado.

Nos encontramos frente a una casa de dos pisos, con una fachada antigua, paredes blancas y altos pilares. Estaba rodeada de varias plantas y había un pequeño banco junto a la puerta principal. Nos apresuramos y tocamos la puerta.

Después de unos minutos, una niña, de al parecer diez años, abrió la puerta.

-Hola, cariño -le dije, sonriendo-. ¿Están tus padres en casa?

-Por ahora no están, pero si quieres, puedo tomarles un mensaje.

-Sí, verás, nos dijeron que esta es la dirección de la famila Morrison. Somos estudiantes de intercambio -expliqué, entregándole una carta con toda la información falsa sobre el intercambio.

La niña sonrió ampliamente, como si recordara algo.

-¿Ustedes son Amelia y Héctor?

Ethos se acercó a nosotras. -Axelia y Ethos -corrigió.

La niña soltó una risita.

-Lo siento, será mejor que entren. Está empezando a hacer frío -se frotó los brazos para calentarse. Asentimos y la seguimos al interior.

-Mis padres no tardarán en llegar. Salieron a comprar algunas cosas para darles la bienvenida. Así que por favor, siéntense -nos indicó un gran mueble que se encontraba en el vestíbulo, justo frente a una acogedora chimenea.

Al sentarme, la calidez de la chimenea me envolvió y agradecí el cambio de temperatura.

-¿Cómo te llamas? -preguntó Et, sonriente.

-Addelyne, pero pueden llamarme Addy.

-Mucho gusto, Addy. A mí puedes llamarme Et.

-Y a mí puedes llamarme Lia.

La niña nos regaló una sonrisa.

- ¿Quisieran algo para tomar? ¿Jugo, café, quizás un té? -sus ojos nos observaron expectantes.

-Agua es suficiente para mí, gracias -pidio Et.

Ahora la mirada de la pequeña se encontraba sobre mi

-Yo estoy perfecta así, gracias -le ofrecí una pequeña sonrisa en agradecimiento.

-Listo, entonces vuelvo en un segundo.

Mientras la pequeña salía de la habitación, me di la tarea de observar aquel lugar, el cual era tan distinto a mi hogar.

Nunca había estado en el mundo humano sola, y mucho menos había estado tan cerca de ellos. Me acerqué a la chimenea para observar los retratos que se encontraban adornando el lugar.

"Parecen ser una buena familia."

Me dediqué a ver uno a uno cada retrato.

-Esas fotos son del cumpleaños de papá. Esa vez fuimos a esquiar y Matt se fracturó el brazo cuando intentó bajar la montaña el solo -soltó una pequeña risita mientras entregaba a Ethos el vaso con agua -. Él ni siquiera sabía esquiar, y solo lo hizo para intentar impresionar a unas chicas.

-Imagino que no le funcionó -comentó Ethos mientras le daba un sorbo a su agua.

-Para nada. Después de que los socorristas lo ayudaran a salir de la nieve y que lo llevarán a la enfermería del complejo no quiso salir de su habitación el resto de la semana que estuvimos allá.

No pude evitar reír. Los humanos son interesantes.

---

Mientras disfrutábamos de una agradable conversación, el sonido de unas llaves nos interrumpió.

Habíamos estado esperando alrededor de quince minutos, y durante ese tiempo pude darme cuenta de lo dulce que era Addy.

Nos contó que su hermano mayor, Matthew, tenía nuestra misma edad y asistiríamos juntos a la misma escuela. Según sus palabras, Matthew tenía un carácter "especial", lo que sea que eso significara.

La puerta principal se abrió y entraron tres personas: primero un hombre de unos treinta y ocho años, con cabello castaño y ojos azules; luego una mujer de aproximadamente la misma edad, con cabello rubio y ojos verdes ("Ya puedo ver de dónde Addy sacó su belleza, es igual a su madre, excepto por los ojos que heredó de su padre"), y finalmente un joven con ojos verdes y cabello castaño, presumiblemente Matthew.

Matthew dejó algunas cosas en la cocina y luego subió al segundo piso, desapareciendo de nuestra vista.

Al percatarse de nuestra presencia se acercaron.

-Mamá, papá, ellos son Axelia y Ethos -nos presentó Addy.

-¡Oh! ¡Bienvenidos a nuestro hogar! -saludó alegremente el hombre.

-Sean bienvenidos a nuestra humilde morada-dijo la mujer-. Mi nombre es Coraline y él es mi esposo, Augusto.

-Soy Axelia, un gusto conocerlos -estreché su mano.

-Y yo soy Ethos, pero pueden llamarme Et -sonrió.

-Qué nombres tan interesantes -comentó Augusto, sonriéndonos amablemente.

-Espero que se sientan como en casa en nuestro hogar -nos ofreció Coraline una cálida sonrisa-. Por favor, síganme y les mostraré su habitación.

Nos llevó al segundo piso, donde había cinco puertas.

-Esta es la habitación principal -señaló la puerta frente a las escaleras, junto a otra que tenía el nombre "Addelyne"-. Como habrán notado, esta es la habitación de Addy. Al final del pasillo está el baño -prosiguió caminando por el pasillo, y justo enfrente de la habitación de Addy había otras dos puertas-. Esta es la habitación de Matthew, nuestro hijo mayor -aclaró-. Y esta será su habitación.

Abrió la puerta y nos mostró el interior. La habitación tenía dos camas individuales separadas, un armario y una cómoda. Era una habitación sencilla pero acogedora.

-Lamento tener que hacerles compartir habitación, pero es lo mejor que podemos ofrecerles -se disculpó Coraline.

-No se preocupen -dijo Et, pasando su brazo alrededor de mi cuello-. Estamos en familia.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022