Según Mónica, cualquier hombre pagaría una fortuna por tenerme incluso mataría. Bueno, decía eso cada vez que intentaba convencerme para prostituirme. Jamás lo hice, eso nunca sucederá. Puede que esté muy necesitada económicamente, pero mi cuerpo no será tocado por cualquier hombre. ¡No señor! Eso sucederá cuando yo lo decida, quizás algún día conozca el amor de un hombre y me entregue, aunque dudo eso suceda, no tengo idea si pasare este año. Negando dejo de lado esos pensamientos.
Lo único que haré por desgracia es mostrar mi cuerpo con bailes exóticos, nada más. La necesidad te obliga a cometer hasta los actos más vergonzosos. Necesito estar bien oculta, Sobre todo después de ese acontecimiento tan trágico, tengo miedo de vivir en las calles de nuevo o no estar en un lugar protegido. Yo estuve a punto de matar a un infeliz que quiso abusar de mí. Las ganas de vomitar me abruman cuando recuerdo sus manos sobre mi cuerpo, sus ojos brillando por la lujuria. Nunca he podido borrar esas imágenes de mi cabeza son recuerdos que me persiguen día a día, es como un maldito recuerdo que no me permite vivir libremente.
-Quiero probarte y hacerte mía hasta que supliques que me detenga, te traigo unas ganas que no me dejan en paz, te vengo vigilando desde hace meses y creo que es momento de realizar mis sueños, eres una diosa y un delicioso manjar que no deseo desperdiciar, solo déjame darte unos cuantos dólares para que no andes mendigando -decía ese asqueroso hombre que jamás sacare de mi mente.
Sus asquerosos labios resecos estaban en mi cuello, sus manos tocaban mis pechos. Las náuseas se intensificaron ante la cercanía de éste malnacido. Le supliqué que me dejara en paz, pero él no quiso. No tuve más opción que apuñalarlo con mi vieja navaja que guardaba en mi bolsillo. Al ver la sangre en su pecho lo empujé de mi cuerpo y corrí intentando escapar, pero me atrapo de nuevo y fue en ese momento en el que apareció Mónica en mi ayuda.
Tan sólo pensar en ese desgraciado se me estremece el cuerpo. Sé que la herida fue profunda y el jamás me lo dejará pasar, buscará venganza. Conocí a ese enfermo en ese momento y sólo espero que éste muerto o en la cárcel pudriéndose como debe ser.
Al terminar de vestirme con poca ropa para la presentación, salgo con mucha vergüenza a bailar en la tarima donde se encuentra un tubo. El bullicio y los aplausos retumban en mis oídos. La música no tarda en reproducirse y cierro con fuerza mis ojos mientras pienso en porque lo estoy haciendo y sé que puedo hacer esto.
Empiezo a mover mis caderas de manera sensual, frotándome contra el tubo. Ignoro las palabras obscenas de hombres y sigo bailando. Alguien intenta tocarme, pero el mesero lo aparta diciéndole que eso está prohibido, muchos de ellos se acercan y dejan muchos dólares encima de mis pies, mientras me muevo al compás de la música rap.
En todo momento me concentro en la música, y me digo a mí misma que esto es mejor que permanecer sola e insegura en la calle. Pronto terminará, lo sé. Éste trabajo tiene ventajas. Si la paga es muy buena como ha dicho Mónica, ahorraré dinero y luego me iré a un lugar lejano donde nadie me conozca, empezare una nueva vida, con diferente nombre, hare mi tratamiento para poder seguir adelante y un día no muy lejano conocer el amor de un hombre, no pierdo las esperanzas.
Cuando finalizo mi baile, bajo de la tarima, Mónica aparece toma todo el dinero mientras da su discurso de siempre, entro al camerino, bebo un sorbo de agua, mientras resoplo varias veces por el cansancio de hacer esto todos los días, como una rutina del nunca acabar. Limpio todo el maquillaje de mi rostro, me quito el vestuario para ponerme mi ropa, al momento que lo hago, entra el amigo de Mónica, me observa de cabeza a pies, me siento incomoda, coloco mi mano en la secadora y lo sostengo en mi mano, si él se acerca le hare pedazos su cabezota, ni que crea que me dejare por él, varias veces me espía, me acosa incluso me ofrece prendas y lujos del cual no aceptó, no seré su puta, eso jamás.
-Puedo saber que te trae por aquí- replico mostrándole la secadora, el sonrió negando, abrió la puerta y salió, pero antes me apunto con el dedo índice. Solté el aire que estaba estancado en mi pulmón, cierro la puerta con llave, rápidamente me pongo mi ropa y mi sandalia, antes de salir del camerino me recrimino del porque no me alejo de este lugar, sinceramente no tengo seguridad mientras ese malnacido del amigo de Mónica me esté acosando todo el tiempo, su cercanía me causa repugnancia, asco y ganas de matarlo por cerdo, como es posible que a él le interese una jovencita del cual le duplica o triplica la edad.
Al salir del club, Salí para tomar aire, observé a uno de los chicos que hace los mandados por las noches, le sonrió acercándome a él.
-Hermosa Belle, en que puedo ayudarte. -reí golpeando al escucharlo llamarme como lo hacen los franceses.
-Digamos que me vengas a llevar por la mañana a la Plaza, espero no me cobres tanto-susurre apenada.
-Lo que tu pidas Madeimoselle Belle.
Sonreí asintiendo por su forma de hablarme.
Me quede una hora sonriendo como casi no suelo, al escuchar a los chicos del mandado contar un poco de las locuras que cometen al hacer las compras de sus clientes, luego entre a mi cuarto, claro con miedo e inseguridad como siempre, ya que no puedo confiar en esa mujer tampoco. Ore y me quede dormida con un profundo cansancio.
Al día siguiente desperté temprano, me duche, cepille mis dientes, luego me vestí como un relámpago antes que despertara Mónica, ya que sabía que me pondría hacer algo ella sabiendo que era mi día libre, al salir del club, Gerardo el chico del mandado ya estaba esperándome, me subí en la motocicleta y sonreí al sentir el viento soplar en mi dirección. Después de una hora llegue a la Plaza, Gerardo esta vez no me cobro el mandado, pero me notifico que lo esperara para que otro mandado no me cobrara más de la cuenta a lo que asentí, le dije la hora en que viniera por mí y que lo esperaría en este mismo punto.
Camine por todo el lugar observando y admirando todo, compre un collar con dije de diamantes falsos color fosforescente, luego pase por el gran jardín, si tuviera un móvil les tomaría fotos a todas las flores sin embargo no tengo uno, dándome por vencida decido ir por el parque mientras camino alguien pasa empujándome a lo que caigo sentada, junto a mí una chica de cabello negro con rules, al levantar su cabeza sus ojos verdes estaban rojitos de seguro de tanto llorar.
-Kristel, estas bien-Replico un hombre acercándose a la chica, la ayuda a levantarse, ella me observa, extiende sus delicadas manos y me ayuda a levantarme, el tipo me observa por un breve segundo, sus ojos son verdes y su piel es clara al igual que el de la chica.
-Alex, estoy bien, disculpa chica, estas bien-inquiere la chica observándome con una bella sonrisa, asentí para luego dirigir la mirada al tipo que ahora está en una llamada.
-Kristel, debemos irnos. -La chica asintió, el hombre tomo su mano y se la llevo, pero ella no dejo de verme, me sonrió sincera.
La vida es tan insólita, vemos cosas de las cuales a veces el mundo está bien y mal, esa chica se veía de una clase social alta, pero era cosa que es difícil de ver en las niñas adineradas y el tipo que de seguro es algún familiar ni siquiera sonrió, se notaba engreído con un porte formal que hasta daba miedo dirigirle la mirada, dudo que sea humilde, debe ser tosco y prepotente. Negando decido seguir mi caminata por toda la plaza.