Capítulo 5 Un regalo

Punto de vista de Shawn:

La ceremonia estaba a punto de empezar y yo estaba vestido con mi mejor atuendo, observando a los bulliciosos hombres lobo que me rodeaban. Me sentía de maravilla. El poder y el estatus eran realmente cosas fascinantes.

Mientras estaba sentado con las piernas cruzadas, tarareando una melodía, apareció Mateo, vestido con ropas aún más exquisitas y lujosas que las mías. Caminó hacia mí, rodeado de varios asistentes, y mi corazón se hundió al instante.

A pesar de ser solo un Gamma, Mateo actuaba como si fuera el protagonista de la ceremonia y parecía que era él quien iba a asumir la posición de Alpha.

"Deja de encorvarte", dijo con desdén.

Obedientemente, me erguí. "Buenos días".

"A partir de hoy, serás el Alpha; solo espero que puedas hacer bien tu trabajo y no dejes que nada te distraiga de ello", expresó él, dándome una palmadita en el hombro. "Recuerda que los hombres lobo debemos valorar nuestros orígenes y agradecer el apoyo recibido. Nunca olvides quién ayudó a mantener nuestro clan vivo y próspero, y quién te dio la oportunidad de convertirte hoy en Alpha".

Sus palabras eran muy significativas, lo cual era una clara advertencia de no desafiar el control que él había establecido.

"Sí, siempre recordaré tu amabilidad y te la devolveré con mi vida. No te preocupes; no puedo quitarte lo que no es mío", respondí con una sonrisa, aunque por dentro me hervía la sangre.

El puesto de Alpha siempre había sido para mí. Por lo tanto, tarde o temprano, tendría que destituir a Mateo y reclamar todo lo que por derecho era mío.

"De acuerdo. Ni se te ocurra jugar ningún truco; te estoy vigilando", me advirtió él, devolviéndome la sonrisa.

Ante esto, asentí cortésmente, manteniendo una fachada de armonía. Satisfecho, se marchó, pero una vez que se fue, no pude contener más mi frustración y pateé un cubo de basura con rabia.

Mateo había aprovechado la oportunidad para avergonzarme en una ocasión tan importante, demostrando que no me tomaba en serio. Si me consideraba una mera marioneta, le demostraría que yo también sabía defenderme.

En ese momento, uno de mis subordinados se acercó con mucho cuidado.

Me senté pesadamente en una silla y pregunté, molesto: "¿Qué pasa?".

"Capturamos con éxito a Sylvia", informó en voz baja.

"Buen trabajo", respondí, de repente de mejor humor. "Ahora desnuda a Sylvia y déjala en la habitación preparada para el príncipe Rufus".

A pesar de ser una simple esclava, ella era una chica hermosa. Ofreciéndosela como regalo al príncipe no solo se ganaría su favor, sino que también le daría una lección a aquella loba desafiante. La idea de este plan mejoró considerablemente mi humor.

"Pero señor, ¿no va a acostarse con ella primero? Probablemente todavía sea virgen. Debe de ser una experiencia maravillosa", sugirió el subordinado con una sonrisa obscena, procurando evitar el contacto visual directo conmigo.

"¡Idiota! ¿Por qué iba a darle al príncipe un regalo usado? ¿Acaso quieres morir?", le pregunté, dándole una palmada en la nuca, y luego caí en la reflexión. Tenía que admitir que estaba un poco preocupado. ¿Y si el príncipe trataba a Sylvia como había hecho con la esclava anterior y la torturaba hasta la muerte? Si eso ocurría, no tendría mi turno con ella.

"Señor, el príncipe Rufus está aquí", dijo mi subordinado, tocándome suavemente el brazo y sacándome de mis pensamientos.

Miré hacia delante y vi al príncipe Rufus Duncan entrando en la sala de banquetes; tenía un traje plateado perfectamente entallado, y sus facciones apuestas, pero frías, hacían que los que estaban a su alrededor se estremecieran con cada movimiento. Algunos hombres lobo estaban destinados a ser reyes, y él era, sin duda, uno de ellos.

"Príncipe Rufus, me alegro de que haya podido venir. Soy Shawn Gibson, el futuro Alpha del Clan Black Moon", dije, acercándome a él, con tono halagador.

Sin embargo, no respondió, limitándose a mirarme con frialdad. Tal vez para él, yo era indistinguible de cualquier otro hombre lobo en la habitación.

Sonriendo torpemente, le indiqué que tomara asiento. "Debe estar cansado después del viaje, así que por favor, siéntese".

Más allá de dar un discurso y convertirme en el nuevo Alpha, este banquete se convirtió en mi oportunidad de intentar impresionar a Rufus. Pero a pesar de mis esfuerzos, él permaneció indiferente y difícil de abordar. Sin embargo, aunque ahora actuaba con indiferencia, todavía tenía que hacer mi mejor esfuerzo para halagarlo; estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para ganar poder.

Cuando el banquete llegaba a su fin, me acerqué a él con una brillante sonrisa.

"Príncipe Rufus, le prepararé una habitación que creo que le gustará. Hay un pequeño regalo esperándolo", le susurré ambiguamente, guiñándole un ojo para asegurarme de que entendía mi insinuación.

Y, al no ver respuesta por su parte, añadí: "Bueno, espero que pase una gran noche".