Capítulo 6 Loco

Punto de vista de Rufus:

Me senté perezosamente en mi silla, observando los desesperados intentos de Shawn por adularme, por lo que no podía evitar que toda la situación me pareciera divertida.

Con él como nuevo Alpha, el Clan Black Moon parecía destinado al desastre. No solo era tonto, sino que su falta de visión era evidente.

"Espero que los arreglos que hice para usted sean satisfactorios, Príncipe Rufus. Si hay algo más que necesite, por favor no dude en hacérmelo saber. Haré que se lo traigan de inmediato". Shawn continuó divagando.

Nunca me había encontrado con un hombre que hablara más que las mujeres más locuaces.

En vista de esto, me froté las sienes, sintiendo que se acercaba un dolor de cabeza.

"¿Otro ataque de esa enfermedad? Aún no ha anochecido", comentó Omar, mi lobo.

"Parece que esta vez llegó pronto", repliqué.

"Quizá deberíamos irnos ya", sugirió Omar.

"No, puedo arreglármelas. Irnos ahora solo atraería más atención".

Cada luna llena me acosaban insoportables dolores de cabeza, que amenazaban con hacerme perder el control.

Para no hacerle daño a nadie, había aprendido a encerrarme en mi habitación durante estos episodios.

Había aceptado asistir a esta ceremonia en nombre de mi padre, sin prever un ataque prematuro.

A pesar del dolor, decidí aguantar hasta que concluyera el banquete.

En este momento, sentía la cabeza como si miles de martillos la golpearan simultáneamente. El impulso primario de destruir todo a mi paso era cada vez más fuerte, por lo que necesitaba mantener el control y seguir siendo racional hasta que pudiera estar solo. Sin embargo, este Alpha entrometido se demoraba, poniendo a prueba mi paciencia.

"Príncipe Rufus, déjeme acompañarlo", insistió Shawn, poniéndose a mi altura.

Entonces suspiré y me volví hacia él. "Lo lamento, pero preferiría un poco de paz y tranquilidad", dije, intentando sonreír, aunque consciente de que mi tono distaba mucho de ser amistoso.

Ante esto, la cara de Shawn se puso roja mientras fruncía los labios y asentía enérgicamente.

"Por favor, vete", dije, mirándolo fríamente.

"De acuerdo, Príncipe Rufus", tartamudeó antes de salir corriendo.

Una vez que se fue, me dirigí de prisa a mi habitación; apenas capaz de contener a la bestia que llevaba dentro.

Punto de vista de Sylvia:

Aunque me desperté aturdida, el aire frío me hizo recuperar la sobriedad.

Al intentar moverme, me di cuenta de que no podía, pues tenía las manos y los pies atados a la estructura de una cama grande y estaba completamente desnuda. De hecho, me habían metido algo en la boca, amortiguando cualquier sonido que intentara hacer.

¿Qué estaba ocurriendo?

Observé mi entorno desconocido y me encontré sola en la habitación. Aunque intenté luchar contra las cuerdas, solo hizo que me apretaran dolorosamente las muñecas. Por lo tanto, lloré y grité, esperando que alguien cercano oyera mi angustia.

"¡Cállate!". Alguien golpeó la puerta y la voz que se escuchó era de un hombre, muy áspera y ruda.

"¡Qué lástima! Esa chica se veía tan atractiva", dijo otro hombre.

Entonces estiré más el cuello para oír la conversación.

"¿Lástima? Parece una seductora cualquiera, destinada a ser utilizada por muchos hombres tarde o temprano".

"Si no la hubieran enviado con el príncipe Rufus, podríamos haber tenido una oportunidad con ella. Solo pensar en su cuerpo me excita".

En ese momento, fruncí el ceño, asqueada por sus palabras.

"Es imposible que tengamos tanta suerte", dijo uno de ellos. "Es un regalo de nuestro nuevo Alpha y ya fue enviada a la cama del príncipe Rufus. Oí que él es vicioso, así que tal vez la chica no sobreviva la noche".

Entonces me percaté de que estos hombres eran los guardias de Shawn. Parecía que él se estaba vengando de mí por rechazarlo como mi pareja. Y, ¡se rebajaría a tácticas tan despreciables!

Aunque gemí, el sonido fue amortiguado. Volví a forcejear contra las cuerdas, pero la fricción me quemaba las muñecas.

En ese momento, una tercera voz habló desde fuera, la cual era profunda y de algún modo atractivo. "Pueden marcharse; no necesito guardias cerca".

"Sí, Príncipe Rufus".

Era él. ¡El príncipe Rufus! En vista de ello, el pánico se apoderó de mí mientras miraba alrededor de la habitación, desesperada por encontrar una forma de escapar.

Pero ¿cómo podría hacerlo si ni siquiera podía moverme? No me quedaba otra opción.