Esposa Virgen del Millonario
img img Esposa Virgen del Millonario img Capítulo 3 No.3
3
Capítulo 6 No.6 img
Capítulo 7 No.7 img
Capítulo 8 No.8 img
Capítulo 9 No.9 img
Capítulo 10 No.10 img
Capítulo 11 No.11 img
Capítulo 12 No.12 img
Capítulo 13 No.13 img
Capítulo 14 No.14 img
Capítulo 15 No.15 img
Capítulo 16 No.16 img
Capítulo 17 No.17 img
Capítulo 18 No.18 img
Capítulo 19 No.19 img
Capítulo 20 No.20 img
Capítulo 21 No.21 img
Capítulo 22 No.22 img
Capítulo 23 No.23 img
Capítulo 24 No.24 img
Capítulo 25 No.25 img
Capítulo 26 No.26 img
Capítulo 27 No.27 img
Capítulo 28 No.28 img
Capítulo 29 No.29 img
Capítulo 30 No.30 img
Capítulo 31 No.31 img
Capítulo 32 No.32 img
Capítulo 33 No.33 img
Capítulo 34 No.34 img
Capítulo 35 No.35 img
Capítulo 36 No.36 img
Capítulo 37 No.37 img
Capítulo 38 No.38 img
Capítulo 39 No.39 img
Capítulo 40 No.40 img
Capítulo 41 No.41 img
Capítulo 42 No.42 img
Capítulo 43 No.43 img
Capítulo 44 No.44 img
Capítulo 45 No.45 img
Capítulo 46 No.46 img
Capítulo 47 No.47 img
Capítulo 48 No.48 img
Capítulo 49 No.49 img
Capítulo 50 No.50 img
Capítulo 51 No.51 img
Capítulo 52 No.52 img
Capítulo 53 No.53 img
Capítulo 54 No.54 img
Capítulo 55 No.55 img
Capítulo 56 No.56 img
Capítulo 57 No.57 img
Capítulo 58 No.58 img
Capítulo 59 No.59 img
Capítulo 60 No.60 img
Capítulo 61 No.61 img
Capítulo 62 No.62 img
Capítulo 63 No.63 img
Capítulo 64 No.64 img
Capítulo 65 No.65 img
Capítulo 66 No.66 img
Capítulo 67 No.67 img
Capítulo 68 No.68 img
Capítulo 69 No.69 img
Capítulo 70 No.70 img
Capítulo 71 No.71 img
Capítulo 72 No.72 img
Capítulo 73 No.73 img
Capítulo 74 No.74 img
Capítulo 75 No.75 img
Capítulo 76 No.76 img
Capítulo 77 No.77 img
Capítulo 78 No.78 img
Capítulo 79 No.79 img
Capítulo 80 No.80 img
Capítulo 81 No.81 img
Capítulo 82 No.82 img
Capítulo 83 No.83 img
Capítulo 84 No.84 img
Capítulo 86 No.86 img
Capítulo 87 No.87 img
Capítulo 88 No.88 img
Capítulo 89 No.89 img
Capítulo 90 No.90 img
Capítulo 91 No.91 img
img
  /  1
img

Capítulo 3 No.3

-No vale la pena hablar de las otras, ahora tú tienes las de ganar diez millones de dólares, te quiero a ti, Victoria. Cuando estoy seguro de algo, nunca me equivoco, solo necesito tu respuesta -agregó ladeando una sonrisa.

-Lo voy a pensar.

-Siendo así, espero verte aquí en dos días. Que todo vaya bien en tu regreso a casa -mencionó, pero algo le decía que expresaba lo contrario.

-Vale. Está bien, aquí estaré.

-Te avisaré entonces la dirección a la que debes ir, a uno de mis hoteles -agregó, y le guiñó un ojo.

Tragó duro.

Nada bueno se avecinaba. Se lo temía. Incluso afuera, seguía sintiéndose prisionera de aquel sitio. Y por alguna razón, ya se miraba encadenada a aquel hombre.

Mientras se alejaba de la propiedad, una mansión enorme de tres plantas, se notaba a lo lejos, un hombre se atravesó en su camino.

-Señorita, por órdenes del señor Ansarifard debo llevarla a casa -le habló.

-No, no es necesario, tomaré un taxi.

-Es una orden, por favor, sígame.

-Ya dije que no iré a ningún lado, me iré así como llegué, ¿de acuerdo?

Pero no, se debía hacer como dijo ese Rashid. Acabó en la parte trasera de un auto negro, a regañadientes, se imaginó de lo peor de camino a casa. Pero nada de lo que pensó, ocurrió.

Al llegar a casa y encontrarse sola, lloró mucho, la visita a donde ese hombre no le sentó bien. Ahora que estaba en su hogar, uno que en realidad ya no le pertenecía, porque solo era cuestión de unas semanas para que el banco se quedara con la casa, se puso a llorar. Tal vez si un empleo digno le diera la remuneración que necesitaba, entonces no estaría en esa situación, pero lamentablemente no tenía opción, porque lo que recibía de empleada en un sitio normal, se quedaba corto.

-Hola, pequeño. -saludó al gato que se acercó a ella de inmediato, un peludo blanco y negro muy cariñoso -. Ya no me siento sola, tu recibimiento me hace sentir mejor.

Lo acarició un rato, antes de ir por una ducha. Debía pensar bien las cosas, no era una decisión irrelevante. Dos días era poco tiempo. Se fue a la cama con el tema en la cabeza, al día siguiente siquiera comió antes de irse al hospital. Su visita matutina le hizo bien a su madre, quién se alegró de verla, el cáncer la tenía mal, apresada en sus garras, pero cada vez que veía a su hija, volvía a sonreir, y se sentía más viva que nunca.

-Mamá...

Era una mujer morena, de ojos enormes, ahora debajo habían surcos oscuros, y aunque el brillo de su mirada se apagaba con cada día que pasaba, seguía regalando el destello sincero en una sonrisa.

-Cariño, ¿ya has comido?

-Sí -le mintió, no quería preocuparla, lo mejor era que su madre estuviera tranquila -. ¿Cómo te sientes?

-Feliz de verte. Sabes que no hay nada más importante que verte mi amor. ¿Has logrado encontrar un empleo?

-La verdad es que...

-Vale, sí lo has encontrado -se apresuró en decir, y ella no se atrevía a desmentir, porque miró su hermosa sonrisa y no quiso borrarla.

-Sí, mamá. Y vamos a estar bien. Ya lo vas a ver, nuestra situación va a cambiar -continuó tocándole el cabello.

-Dame un abrazo, ven -la rodeó con cariño, ese incondicional cariño maternal la ayudó a tomar la decisión "correcta" -. Sabes que quiero verte feliz, que estés bien, no quiero irme dejándote...

-No, mamá, no vas a morir, por favor, no sigas -expresó entre lágrimas.

-Debemos estar preparadas para lo que sea -le recordó, mientras contenía el llanto.

-Yo no pierdo la esperanza, además no puedes dejarme sola.

-Si por mí fuera, me quedaría una vida entera contigo.

-Lo sé.

-Mírame -le tomó la barbilla e hizo que la viera -. No te preocupes.

-Mamá, tengo el dinero para tu tratamiento, por eso estoy segura de que no vas a dejarme, no lo harás -informó dejando a su madre estupefacta.

Dentro de los planes de Victoria no estaba decirle a su madre tal cosa, pero ya lo había soltado, porque estaba resuelta a aceptar la propuesta del árabe. Sabía que de todos modos podría costear todo, pero algo le decía que ese hombre se echaría para atrás si ella le negaba un hijo.

-¿Cómo lo has conseguido? No me digas que has ido al banco por un préstamo...

-No, nada de eso, mamá. Es decir... Ha sido de otro modo, pero no es lo importante ahora.

-Sí es importante, cariño. Cuéntame. -le tomó la mano.

-De acuerdo -suspiró, pero ya estaba pensando en una mentira -. Yo me topé con una señora muy especial, le he contado mi situación y se ofreció en pagar todo a cambio de que trabaje un tiempo con ella, es todo mamá.

-¿Qué? Eso es un milagro, Victoria. Te creo, a veces no se nos cruzan personas, sino angeles en nuestro camino para ayudarnos.

Pero en realidad el único que apareció en su vida fue Rashid, el mismísimo diablo. Se contuvo, antes de soltar la verdad. No podía decirle a su madre a lo que estaba dispuesta. Aún así, tendría que hacerlo después, su madre no era tonta, mucho menos ciega como para no darse cuenta de un embarazo. Ya se las arreglaría más adelante para ponerla al tanto de lo que iba a pasar, pero no aún que nada era un hecho.

-De acuerdo, te voy a dejar descansar, lo necesitas, mamá.

-Quiero que te quedes otro rato conmigo, cielo. Pero sé que tienes razón, debo descansar. No tardes en volver. -le dejó un beso en el dorso.

-Está bien, te amo.

-Y yo a ti.

Mientras atravesaba el pasillo su teléfono empezó a sonar. Era un remitente desconocido, por eso se tardó más en responder.

-Diga.

-Victoria, habla Rashid. Solo quería saber que estás pensando sobre lo que hablamos.

-Ya lo pensé, sí, lo pensé mucho y creo que aceptaré.

-¿Crees o estás segura por completo? Dime.

-De acuerdo, estoy completamente de acuerdo, acepto. -explicó, mientras se sentaba en la sala de espera.

-Bien, ha sido la decisión correcta. -aseguró antes de colgarle.

Mientras ella se quedaba mirando la pantalla de su móvil con un nudo en la garganta, por su parte, Rashid sonreía, a la vez que se acercaba a su minibar y se servía un vaso de whisky.

Le dio un sorbo.

-Estás en mis manos, Victoria. Siempre gano, siempre -emitió victorioso, a solas en su oficina, satisfecho con la llamada que hizo.

No solo se trataba de un bebé, de dinero, de un heredero, porque esa joven virgen significaba más, el árabe lo sabía.

Otra vez, volvían las cosas a su lugar.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022