Capítulo 5 Intimidad en el hospital

Era bien sabido que cualquiera que osara desafiar a Darren enfrentaría un destino atroz.

El hombre ni siquiera se molestaba en ocultar su enojo: su sola presencia era suficiente para provocar escalofríos en cualquiera. La mayoría habría caído de rodillas, temblando de terror y suplicando clemencia.

Sin embargo, Verena no mostró señales de retractarse. Sus ojos desafiantes se clavaron en los de Darren, sin pestañear.

"Verena, ¿dónde chingados estás? ¡Sal!", resonó en ese momento la voz de Richard, desde la entrada.

"¡Será mejor que te prepares para la siguiente ronda de esta farsa de compromiso, mi querida futura sobrina política!", dijo Darren, cuya mueca de desprecio se profundizó al escuchar la voz del padre de la muchacha.

Estaba claro que no tenía intenciones de involucrarse en los planes de Verena, pues tras soltar un resoplido, salió por una puerta cercana.

'No cuento con su apoyo... Necesito un nuevo plan y rápido', se dijo la joven, conteniendo sus ganas de maldecirlo.

Pronto, Richard encontró el camino para llegar detrás del escenario y vio a Verena. El fracaso del compromiso y la humillación pública lo tenían al borde del colapso.

"Dime, ¿para qué sirves? ¡Ni siquiera puedes mantener la atención de un hombre!", escupió.

"Papá, aunque no lo creas, valgo más que eso. ¡No estoy en este planeta solo para seducir a los hombres!", exclamó la chica, imperturbable.

"¡No eres más que una decepción! Ve al hospital y trae a Eric de vuelta ahora mismo. Si no puedes hacer algo tan sencillo, ¡no te molestes en regresar a casa!", sentenció el hombre.

"Hoy viste la evidencia irrefutable, la infidelidad de Eric es clarísima. ¿Y todavía esperas que me case con él?".

"¿Qué hombre no comete errores? Mientras consigas el título de su esposa, no importa cuántas amantes tenga. Eric es el heredero de la fortuna de los Briggs. Tarde o temprano todo su patrimonio será tuyo, y tendrás una vida mejor de lo que jamás habrías soñado. Si no fuera por el golpe de suerte que hizo que te comprometieras con Eric cuándo eran muy jóvenes, ¿en dónde estarías?", contestó Richard, ignorado por completo las quejas de su hija; de hecho, no podía creer que fuera tan tonta.

Verena dejó escapar un leve bufido y forzó una sonrisa amarga, aunque sus ojos delataban el desprecio.

Desde su perspectiva, no existían los hombres buenos: ¡Richard y Eric probaban su punto!

Mientras tanto, Eric ya había conseguido que Shirley fuera internada en una habitación VIP del hospital.

"Eric, Eric...", susurró la joven convaleciente al despertar, lanzándose a los brazos de su amante.

"Todo está bien. Yo estoy aquí", respondió él para calmarla, abrazándola fuerte.

"Tengo miedo, Eric... ¿Cómo se filtró nuestro video privado? ¿Qué pasa si empiezan a atacarme en las redes?".

"No te preocupes, yo te protegeré".

"Eres demasiado bueno conmigo... Pero sé que arruiné tu compromiso. Quizás debería salir a dar la cara y decir que te seduje. Aunque eso no detendrá el escándalo, al menos así no te culparán", ofreció ella.

"Tontita, ¿por qué piensas eso? Olvídate del tema y concéntrate únicamente en recuperarte", respondió el hombre, sintiéndose profundamente conmovido por su consideración.

"Eric, eres tan bueno conmigo. Te amo más que a nadie en este mundo", soltó ella, envolviéndolo en sus brazos y sellando su declaración con un beso.

Shirley sabía exactamente cómo complacer a Eric, y pronto, la pasión se encendió entre ellos. Como estaban solos en la habitación, podían disfrutar de su amor sin interrupciones. Lo que no sabían era que Verena estaba parada en silencio afuera de la puerta, observando su íntimo momento.

Verena se sintió invadida por una mezcla de rabia y resignación al ver que Eric no era capaz de resistir la tentación ni siquiera en el hospital. Sin embargo, no los interrumpió; en cambio, sacó su celular y grabó un video, que le envió rápidamente a William. Acto seguido, le mandó un mensaje que decía: "Vine a visitar a Eric al hospital y fui testigo de algo absolutamente despreciable".

Estaba decidida a romper el compromiso y liberarse del control de los Fowler. No obstante, como Richard tenía como rehenes las posesiones de su madre, no tenía más remedio que esperar el momento oportuno para hacerlo.

Poco después, William llegó al hospital acompañado por su séquito. Entró sin anunciarse, interrumpiendo la escena íntima entre Eric y Shirley.

"Papá... ¿podrías tocar la próxima vez?", comentó Eric, arreglándose rápidamente la ropa.

"¡Eres una desgracia! Tú y esta mujerzuela dañaron la reputación de nuestra familia. ¡¿Cómo podrás ver a Verena a la cara después de esto?! ¡No me dejas más opción que hacerte entrar en razón a golpes!", estalló su furioso padre.

Los gritos de dolor de Eric resonaron por toda la habitación. Poco después, William lo sacó y lo aventó sin contemplaciones delante de Verena.

Acto seguido, le metió dos fuertes cachetadas a su hijo, quien tomado por sorpresa rechinó los dientes y soportó el castigo.

Eric fulminó con la mirada a Verena, seguro de que ella estaba detrás de la repentina aparición de su padre. No obstante, ella se hizo la inocente y fingió que no percibía el odio con el que Eric la miraba.

"William... Sobre el compromiso con Eric... ¿Podría anularse?", preguntó en voz baja, volteando a verlo.

"Verena, me encargaré de que este mocoso aprenda la lección. No te preocupes por nada, reprogramaremos su compromiso de inmediato. Es más, todos iremos a cenar juntos esta noche y durante la velada, Eric te pedirá una disculpa apropiada", dijo William, quien mantenía una apariencia civilizada, pero irradiaba un aire de autoridad.

Aunque esas palabras sonaban como una negociación, la chica sabía que no tenía más opción que obedecer.

De hecho, sentía una gran opresión en el pecho ante todo ello.

Era cierto que Eric y ella se conocían desde la infancia, pero dada la posición de los Briggs en Fledo, estos podían conseguir a cualquier mujer para casarla con su heredero. ¿Por qué insistían en que fuera ella?

Verena bajó la mirada, sin notar la emoción pasajera que cruzó fugazmente por los ojos de William. Una vez que se despidió, la expresión del patriarca se volvió sombría.

"Papá, ¿por qué no puedo casarme con otra persona? ¡Verena es absolutamente repulsiva!", se quejó Eric, aún adolorido por los golpes.

"No me importa lo que hagas después, ¡pero te casarás con Verena! Y además, le ofrecerás una disculpa sincera esta noche. ¡De lo contrario, congelaré todas tus malditas cuentas!", le advirtió con severidad William.

'¿Qué hace a Verena tan especial para mi padre? ¿Por qué me obliga a casarme con ella? Además, ¿ahora tengo que ofrecerle una disculpa?', pensó Eric, sintiéndose atrapado en una pesadilla sin salida.