Capítulo 4 El video

La ceremonia de compromiso se había retrasado una hora, y la tensión en el aire era casi asfixiante.

Verena escuchó algunos fragmentos de la frenética búsqueda que William había iniciado para encontrar a Darren, quien estaba detrás de ella.

"Saldré primero. Tú sal cuando puedas", le dijo la chica al tío de su prometido, antes de irse.

Apenas Darren se quedó solo y con la puerta cerrada, una pizca de malicia brilló en sus ojos. No podía olvidar el día en que lo expulsaron de Fledo, ni la amarga muerte de su madre.

En aquel entonces, él era un niño no deseado, despreciado por todo. Y a pesar de su corta edad, entendía que las familias Briggs y Fowler eran las responsables de su miseria y juró que las haría pagar. Darren era producto de una agresión sexual: su padre, borracho, violó a su madre. Ella era la única verdadera víctima en esa tragedia.

Él sabía que la muerte de su madre y su expulsión de Fledo eran obra de los Fowler. Por lo tanto, no sería amable con ellos ni con los Briggs. Esa era la razón por la que estaba aferrado a que Eric y Verena se comprometieran, aunque ellos se mostraban renuentes. Antes de salir, enmascaró su odio con su típica actitud fría.

William tenía miedo de preguntarle a Darren dónde había estado. Por su parte, este ignoró los intentos de conversación de su interlocutor y se dirigió al salón, en donde ya había iniciado la ceremonia de compromiso.

En el escenario, los novios parecían estar pasando un mal momento. Eric lucía una expresión amarga, como si lo hubieran arrastrado allí en contra de su voluntad. Verena, por su parte, mantenía la cabeza baja, con una actitud aparentemente resignada, como si esperara algo.

'Ella me dijo en más de una ocasión que no está interesada en comprometerse con Eric, pero está ahí, sin hacer nada. ¿Acaso ya se resignó a su destino?', pensó Darren mientras la observaba, pues sentía que algo no andaba bien.

A pesar de que apenas la conocía, sospechaba que detrás de su tranquila imagen escondía muchas cosas.

'¿Qué tal que planeó que nos acostáramos desde el principio?', reflexionó el hombre con una mueca en el rostro, mientras hacía girar las cuentas de su pulsera sobre su muñeca, y clavaba sus duras pupilas sobre la chica.

Aparentemente Verena sintió que él la veía, pues volteó para encararlo y le sostuvo la mirada, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa.

¡De repente, la gran pantalla detrás de los novios se iluminó!

"Eric... Ah... Se siente tan bien...", gimió una voz coqueta, llenando el aire, acompañada de una escena subida de tono, en la que Eric y Shirley se fundían en un abrazo íntimo.

Parecía que el hombre en la pantalla no sabía que lo estaban grabando, pues aceleró el ritmo de sus embestidas, mientras soltaba algunas vulgaridades; por su parte, la mujer volteó a ver directamente a la cámara.

Aunque corto, el video no dejaba lugar a dudas. Apenas terminó, la sala estalló con jadeos y murmullos de sorpresa.

"¿Puedes creerlo? ¡Eric ya tiene una amante y aún ni se ha casado! Pobre Verena... debe estar destrozada", comentó uno.

"¿Quién era la mujer del video? Seguramente sabe que Eric está a punto de comprometerse, ¿verdad?", comentó otro.

"Oye, ¿viste eso? ¡Daba la impresión de que el miembro de Eric es algo pequeño, si sabes a qué me refiero!", se sumó un tercero.

"¡Basta! ¿Quién es el responsable de esto?", gritó Eric, con el rostro encendido de furia, tratando de imponerse sobre el creciente alboroto.

William, igualmente sorprendido por lo que había presenciado, volteó a ver al hombre que estaba a su lado.

"¿No sientes vergüenza?", escupió Darren con frialdad.

"¡Apaguen ese video! ¡Ahora mismo!", ordenó William, levantándose de un salto.

La pantalla se apagó de inmediato, pero el ambiente seguía cargado de tensión. Los rostros de los Briggs y los Fowler se pusieron sombríos.

"Eric, ¿cómo pudiste hacerme esto?", soltó Verena, con los ojos llenos de lágrimas.

"¿Quién querría comprometerse con una simplona como tú? Amo a Shirley, ¡y tú no le llegas ni a los talones!", exclamó Eric, aprovechando la oportunidad para sacar su frustración.

"Si tanto me detestas, ¿por qué no cancelas nuestro compromiso ahora?", le preguntó Verena.

"¡Cállate!", rugió William, metiéndole una fuerte cachetada a su hijo. "No me importa de quién estás enamorado. ¡Seguiremos con tu ceremonia de compromiso como habíamos planeado!".

"¡Papá!", protestó Eric, lleno de furia, mientras a su alrededor se desataba el caos.

Shirley, al ver cómo golpeaban a su amado, se acercó rápidamente para defenderlo. "Señor Briggs, por favor no culpe de esto a Eric. Yo tengo la culpa. Mi amor por él no tiene límites".

"¡Lárgate!", exclamó William, pateándola, pues esas palabras habían aumentado su furia.

Shirley tropezó y se desplomó en el suelo. Eric, visiblemente preocupado, corrió a su lado.

"¡Shirley! ¡Shirley! ¡Alguien, llame a una ambulancia!", exclamó, levantándola en brazos y abandonando el salón con ella.

Con la partida de Eric, la fiesta de compromiso tuvo que posponerse. William, tratando de salvar las apariencias, se disculpó rápidamente con los invitados y con la familia Fowler, pero no dirigió ni una sola palabra a Verena, quien seguía de pie, sola y humillada, sobre el escenario.

Verena se retiró en silencio. Mientras se quitaba el vestido, una voz escalofriante rompió el silencio.

"Tú planeaste todo esto. ¡Querías sabotear a Eric!".

"¿Por qué haría algo así?", preguntó la joven, volteando desconcertada.

"Tuviste algo que ver con el video, ¿no?", insistió Darren.

"Por supuesto que no. ¿No te diste cuenta del ángulo? Está claro que fue la mujer que se acostó con él quien lo grabó".

La verdad era que Verena no tenía ninguna relación directa con el video: era Shirley quien lo había grabado.

Esta última no podía soportar que Eric se comprometiera con otra persona, pues su sueño era casarse con una persona adinerada, incluso si tenía que dañar su reputación o su imagen en el proceso. Sin embargo, había sido Verena quien consiguió que Shirley grabara y reprodujera el video.

"¿Crees que esto romperá el compromiso?", preguntó Darren, mirándola con frialdad.

Verena bajó la mirada, había tenido la esperanza de que así fuera, pero tal vez había pecado de ingenua.

Al instante siguiente, levantó la cabeza y sus labios se curvaron en una sonrisa; en ese momento, sus ojos eran tan encantadores como los de un zorro. Era fácil ignorar su rostro simplón cuando miraba fijamente a alguien.

"Creo que ya te diste cuenta de que no le gusto a tu sobrino. ¿Por qué no me ayudas a cancelar el compromiso?", le dijo.

"¿Por qué debería?".

"Porque así te debería un favor y un día que necesites ayuda, te apoyaré sin dudarlo".

"¿Qué podrías ofrecerme? ¡Prepárate para casarte con mi maldito sobrino!", sentenció Darren.

"Solo quiero escapar de este compromiso. Si no me ayudas, ¿estás listo para que salga a la luz la verdad de lo que ocurrió anoche?", le cuestionó ella.

"¿Crees que alguien te creerá? ¡Con esa cara asustas a cualquiera!".

"Sí, no soy exactamente una belleza, pero anoche no te importó", rebatió ella, tocándose el rostro.

"¡Entonces este era tu plan!", escupió Darren.

'Esta mujer es bastante valiente. No se acostó conmigo por casualidad. Lleva bastante tiempo teniéndome en la mira', pensó el hombre.

"¿Importa eso? Lo disfrutaste. Y al final, eso es lo único que cuenta", respondió Verena, sin negar la acusación.

Darren permaneció en silencio, incapaz de refutar sus palabras.