Los Besos de Jacob
img img Los Besos de Jacob img Capítulo 8 ¿Cómo te atreves a lastimarla
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Capítulo 10 ¿Por qué sigues aquí img
Capítulo 11 Te enseñaré un par de cosas img
Capítulo 12 Nada más que basura img
Capítulo 13 Emily, vete a casa img
Capítulo 14 Escoria img
Capítulo 15 ¡Felicidades! img
Capítulo 16 Estás despedida img
Capítulo 17 No puedes aplaudir con una sola mano img
Capítulo 18 Él nunca la perdonaría img
Capítulo 19 Nunca me traiciones Jamás se te ocurra traicionarme img
Capítulo 20 No tengo tiempo para juegos img
Capítulo 21 ¿Qué tal si jugamos un juego img
Capítulo 22 El que se enoja pierde img
Capítulo 23 El beso millonario img
Capítulo 24 ¿Estás en aprietos económicos img
Capítulo 25 ¿Has oído hablar del karma img
Capítulo 26 La verdad sale a la luz img
Capítulo 27 Flores amarillas img
Capítulo 28 No soy exigente con la comida img
Capítulo 29 ¿Por qué no me haces caso img
Capítulo 30 No me lleves la contraria img
Capítulo 31 Bésame img
Capítulo 32 Soñando despierta img
Capítulo 33 Tan ingenua como hermosa img
Capítulo 34 ¿Estás loco img
Capítulo 35 Spray de pimienta img
Capítulo 36 ¿Acaso hay alguna diferencia img
Capítulo 37 No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy img
Capítulo 38 Amantes furtivos img
Capítulo 39 Por favor, no te vayas img
Capítulo 40 ¡Me vengaré de él! img
Capítulo 41 El broche img
Capítulo 42 Es tu decisión img
Capítulo 43 Mi intención es estar contigo img
Capítulo 44 ¿Ya no me quieres img
Capítulo 45 No te pongas en contacto conmigo img
Capítulo 46 La estafa img
Capítulo 47 El Puente del Amor de Ciudad Haicheng img
Capítulo 48 La tormenta img
Capítulo 49 Desastres naturales img
Capítulo 50 ¿Quién es usted img
Capítulo 51 Si morimos, lo haremos estando juntos. img
Capítulo 52 Mentiras y más mentiras img
Capítulo 53 ¿Estás tratando de alejarme img
Capítulo 54 Es tu decisión img
Capítulo 55 Te lo prometo img
Capítulo 56 ¿Qué pasó con Emily img
Capítulo 57 ¿Ya te olvidaste de la promesa que me hiciste img
Capítulo 58 Yo también estuve hospitalizado img
Capítulo 59 El gemelo img
Capítulo 60 ¿Estaba rica img
Capítulo 61 Para él es loable morir por una mujer img
Capítulo 62 La cena de bienvenida img
Capítulo 63 El mismo vestido img
Capítulo 64 ¿Y si no quiero quitarme mi vestido img
Capítulo 65 Sigues siendo una mujer corriente img
Capítulo 66 ¿No usas sostén img
Capítulo 67 Engañándose entre sí img
Capítulo 68 Las joyas para la boda img
Capítulo 69 ¡Ponte de rodillas y pide disculpas! img
Capítulo 70 Llama a la policía img
Capítulo 71 ¿Sabes cómo se lastimó img
Capítulo 72 Jacob está convaleciente img
Capítulo 73 ¿Quién le dio permiso para tocarme img
Capítulo 74 Felicidades, lo lograste img
Capítulo 75 Jack, lo nuestro se acabó img
Capítulo 76 Te llevaré a casa img
Capítulo 77 Terminamos felices img
Capítulo 78 No me gusta ser la otra img
Capítulo 79 Un millón por daños emocionales img
Capítulo 80 Callejón sin salida img
Capítulo 81 Embarazada img
Capítulo 82 El aborto img
Capítulo 83 El niño solo puede ser mío img
Capítulo 84 ¿Te atreves a rechazarme img
Capítulo 85 Lo hiciste a propósito, ¿verdad img
Capítulo 86 La mudanza img
Capítulo 87 Señorita Emily está mejor img
Capítulo 88 Sentada en un banco a media noche img
Capítulo 89 ¡No descanses hasta que la encuentres! img
Capítulo 90 ¿Estás tratando de asustarme img
Capítulo 91 Nuestra hija no será aburrida como tú img
Capítulo 92 ¿Qué es lo que quieres de mí img
Capítulo 93 Alguna vez te amé img
Capítulo 94 ¡El bebé se está moviendo! img
Capítulo 95 Yo digo que estás a la altura img
Capítulo 96 La chincheta img
Capítulo 97 Jacob no vendrá img
Capítulo 98 Todas sus propiedades serán mías img
Capítulo 99 Educación prenatal img
Capítulo 100 ¿No estás embarazada img
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Capítulo 8 ¿Cómo te atreves a lastimarla

"No te lo tomes tan a pecho, Jack, no quiero que te hagas daño...". Rose aprovechaba cada instante para colmarlo de halagos. Ella había luchado hasta el final para convertirse en su amante, así que era obvio que no necesitaba de nadie para lograr lo que se proponía.

Jack no podía negar que el sensual cuerpo de Rose le inspiraba un deseo incontrolable, por lo que no tenía problema en prestarle atención. "¿Ahora qué quieres que te compre? ¿Ropa? ¿Joyas?", le preguntó él.

Por su parte, Emily nunca le había pedido nada lujoso; por el contrario, evitaba que Jack gastara mucho dinero en ella. Definitivamente ella era una mejor opción para convertirse en una buena esposa, pero ella lo había traicionado acostándose con otro hombre. ¡Los chupetones en su cuello eran la evidencia más convincente!

"No digas tonterías, en realidad solo me preocupo por ti", le dijo Rose aferrándose a su brazo como una niña mimada.

"¿En serio?". Jack entrecerró los ojos y bromeó: "Pensé que querías algo de mí, pero si no es el caso mejor olvida lo que te dije".

Sus palabras solo le causaron más ansiedad a Rose, por lo que le respondió rápidamente: "Otra vez leíste mi mente, de hecho sí quería pedirte algo pequeñito. Sé que me tratas muy bien, así que me vas a ayudar, ¿no es así?".

Jack no accedió de inmediato y, en cambio, levantó las cejas y le dijo: "Primero dime de qué se trata".

"Estoy participando en el concurso de la Asociación de Joyería Fina y he llegado a la ronda final, pero... no me siento del todo confiada, ¿puedes hacer algo para mí?".

"¿Emily también está participando en la competencia?".

Rose asintió con la cabeza y observó su expresión antes de decirle: "Jack...".

"Bueno, entonces todo dependerá de tu desempeño", dijo él burlándose mientras en su mente volvía a aparecer la imagen del rostro de Emily.

Con tal de vengarse de ella por su traición, Jack estaba dispuesto a ayudar a Rose en lo que deseara.

El tiempo pasó volando y la competencia final no tardó en llegar. Los diseñadores que calificaron a la final se hospedaron en las habitaciones del hotel que les asignaron con el propósito de evitar cualquier oportunidad de hacer trampa. Además, se adoptaron un conjunto de estrictas medidas para garantizar la equidad y la seguridad de la competencia. Algo como contratar a alguien que supliera a los concursantes en el desafío sería completamente imposible gracias a las medidas de seguridad que el comité había establecido.

Después de que Emily llegó a su habitación, dejó las maletas a un lado y se acostó en la gran cama para descansar un poco. Se puso nerviosa cuando pensaba en todos los famosos diseñadores de joyas que habían venido de todas partes del mundo para participar en el concurso.

Ella realmente quería ganar la competencia, ¿pero tenía siquiera la más remota posibilidad de sobresalir por encima de todos esos diseñadores tan talentosos?

"Clic". De repente el sonido de girar la perilla interrumpió sus pensamientos. Inmediatamente, Emily se puso en modo de alerta y se levantó de la cama para preguntar: "¿Quién es?".

Ella recordaba claramente haber cerrado la puerta con llave, por lo que la persona que estaba afuera no podría entrar...

Por sorpresa, la puerta se abrió desde afuera mientras Emily sostenía su propia llave en la mano. Cuando se terminó de abrir, sus ojos finalmente divisaron a un hombre de mediana edad parado en la puerta. El sujeto era bastante gordo y corpulento, tenía la cabeza calva y una gran barriga cervecera.

"¿Señor juez?".

El hombre parado frente a ella era Leo, uno de los distinguidos jueces de la competencia. Emily ya lo había visto antes y por eso logró reconocerlo, pero lo que la impresionaba era su apariencia, el sujeto era como una gran bola de carne parlante.

'¿Por qué uno de los jueces ha venido a mi habitación?', pensó ella. ¡Cualquiera habría pensado que estaría tratando de sobornarlo!

"Saludos, señorita Emily; he visto todos sus trabajos anteriores y puedo decir que usted es realmente talentosa...". Los ojos coquetos de Leo se clavaron en los de Emily, mientras cerraba discretamente la puerta tras él.

En seguida ella tuvo un mal presentimiento al respecto y le dijo: "Señor juez, se lo agradezco, pero creo que ahora no es el momento ni el lugar adecuado para que hablemos de esto. Si usted quiere platicar, deberíamos hacerlo afuera".

"Me temo que allá afuera hay muchas distracciones y no podremos entablar una charla fructífera entre nosotros". Mientras caminaba hacia ella, en el rostro de Leo apareció una sonrisa lasciva que se extendía de oreja a oreja.

Emily empezó a devanarse los sesos pensando en la forma más efectiva de deshacerse de él; sin embargo, Leo no le dio mucho tiempo para pensar, pues tan pronto como pudo se abalanzó sobre ella sin darle mayor aviso.

Completamente conmocionada, Emily se resbaló en su intento de huir de él, pero antes de que cayera al suelo Leo agarró su mano y la apretó con fuerza.

"Cariño, no huya. Mientras me haga feliz, le prometo que tendrá un lugar entre los tres mejores diseñadores", le dijo y luego la jaló de la mano dejando ver una mirada lujuriosa y un ardiente deseo en sus ojos.

"¡Juez Leo! ¡Por favor, compórtese!", le reclamó Emily tratando, sin éxito, de zafarse de su agarre. En ese punto solo podía mirarlo con enojo e impotencia.

"¿Comportarme? Usted fue quien dejó una nota en mi habitación, invitándome a venir aquí. ¡Usted es quien me suplicó que nos acostáramos!".

"¡No, yo no fui! ¡De ninguna manera le escribiría algo así!", refutó Emily enojada. ¡Ella sabía que seguramente todo esto era un malentendido!

"¡Basta de la difícil conmigo! Yo puedo convertirte en una superestrella. ¡No seas boba!".

Poco a poco, Leo fue perdiendo la paciencia, por lo que comenzó a agarrarla con más fuerza de las manos hasta que pudo inmovilizarle los brazos.

Pero Emily no se dejó y de alguna manera logró liberar su otra mano para darle una cachetada. El sonido de la bofetada fue tan fuerte que se escuchó como un trueno.

"¡Perra! ¡¿Cómo te atreves a pegarme?!". Leo estaba tan furioso, que parecía que sus ojos estallarían en cualquier momento; su rostro rechoncho borboteaba de la pura rabia cuando exclamó. "¡Voy a darte una lección para que aprendas!".

La expresión de vergüenza en el rostro de Emily fue reemplazada por una de ira, pues planeaba aplicar en él la misma táctica que había usado para lidiar con Jack. Pero en ese instante Emily escuchó un chasquido desde afuera. ¡Alguien afuera había pateado la puerta!

"¿Quién carajo se atreve a...?", maldijo Leo con furia, sin embargo, antes de que pudiera darse la vuelta para ver quién era, alguien lo golpeó con fuerza.

"Vete al diablo...", soltó, pero cuando detalló al hombre que le había golpeado, su expresión cambió drásticamente y titubeó: "Señor Jacob... ¿qué está haciendo usted aquí?".

Jacob miró a Emily y luego le echó un vistazo al hombre que estaba tirado en el suelo. Llamas de furia ardían en sus ojos, como si el día del juicio final estuviera por desatarse desde ellos.

"¿Cómo te atreves a ponerle una mano encima?".

La sequedad de su voz y la forma en que Jacob expresó hizo que Emily se espantara y palideciera como una muñeca de porcelana. Ahora ella realmente temía que todo el mundo se enterara de la vergonzosa aventura que había tenido con él.

Leo tampoco lucía muy bien y pequeñas gotas de sudor comenzaron a formarse en su frente. Sin embargo, no vaciló en atribuirle la responsabilidad a Emily: "Señor Jacob, esta... esta mujer me sedujo primero...".

Jacob ni siquiera lo dejó terminar su oración, pues apenas empezó a hablar lo volvió a embestir con todas sus fuerzas y lo pateó hasta que la mole de carne empezó a clamar por ayuda.

En el fondo de su corazón, ya Jacob consideraba a Emily su mujer. ¡¿Cómo iba tolerar que otro hombre la tocara!? La última persona que lo había hecho había sido su sobrino, Jack, pero desgraciadamente no podía matarlo así como así. En cuanto al patético hombre que tenía enfrente retorciéndose en el suelo, ¡no le importaba en lo más mínimo!

"Señor Jacob, por favor, deténgase...", suplicó Leo, olvidándose de su dignidad. Entonces, se arrodilló ante Jacob y le rogó que se detuviera, pero fue en vano, pues solo recibió otra patada como respuesta.

Emily no era más que una espectadora aturdida; estaba aterrorizada y no podía ni moverse, por lo que se quedó parada sin hacer nada. Ella nunca había presenciado tanta brutalidad en su vida; Jacob estaba actuando como una verdadera bestia salvaje.

"Señor... señor Jacob...", se atrevió a decirle. "¿Acaso sientes lástima por él?", dijo Jacob mirándola con los ojos entrecerrados. Su ojos punzantes penetraron en su alma como un cuchillo caliente cortando mantequilla.

Entonces, Emily tragó saliva y suplicó nerviosamente: "No, no es eso, señor Jacob, es que podrías matarlo... y estarás en problemas si lo haces...".

Jacob se detuvo por un momento para soltar una carcajada sombría.

Justo cuando Leo comenzó a relajarse, pensando que tendría clemencia de su parte, el lujoso zapato de Jacob pisó su mano regordeta, aplástandola con toda su peso.

            
            

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