Realmente quería agradecerle al dueño del hotel por haber sido tan amable con ella. ¡Si tan solo le permitieran conocerlo! Siguió pensando en eso mientras tomaba una ducha rápida y se vestía con la misma ropa del día anterior. Eso le recordó que tendría que ir a comprar algunas cosas, ya que no podía ir a su casa a buscar sus pertenencias.
Después de un abundante desayuno, estaba lista para irse y abordar el cúmulo de problemas que la esperaban en su nueva vida; comenzando por encontrar un apartamento. Scarlett tomó el ascensor para bajar al vestíbulo. Podría haber salido fácilmente del hotel sin pagar la noche de hotel, pero ella nunca haría eso, así que se dirigió hacia la recepción y la encargada que estaba parada detrás del mostrador la saludó.
"¡Buenos días, señorita!".
"Hola. Me quedé en una suite VIP y deseo avisar que la desocuparé. Quiero pagar la cuenta, por favor".
"¡Claro, señorita! Su apellido es Devins ¿verdad?".
"¡Sí!".
"Permítame un momento".
La mujer revisó su computadora e imprimió la factura de Scarlett para entregársela.
"La cena y el desayuno de esta mañana son una cortesía del hotel, así que solo tendrá que pagar la habitación, señorita".
Scarlett asintió y revisó el total. En cuanto lo vio, un débil gemido quiso salir de sus labios, pero logró controlarse. Tal y como lo esperaba, una sola noche en ese tipo de suite era muy cara. Su papá la iba a matar, pero ahora no podía hacer otra cosa más que pagar. A continuación, ella abrió su cartera y sacó su tarjeta de crédito.
La recepcionista la deslizó por la terminal de cobro una vez, pero fue declinada. Sin decir nada, la volvió a pasar, pero sucedió lo mismo, así que miró a Scarlett para comunicárselo.
"Señorita Devins".
"Dígame".
"Lo siento, pero... Parece que su tarjeta fue declinada. ¿Tiene algún otro método de pago?".
Scarlett frunció el ceño, pero rápidamente sacó otra tarjeta. La recepcionista realizó la misma dinámica, pero tampoco funcionó. Una a una sacó todas las tarjetas de los diferentes bancos que tenía, pero pasó lo mismo con cada una de ellas. Lentamente, la chica se dio cuenta horrorizada de lo que estaba pasando y jadeó. Seguramente, su padre había cancelado todas sus tarjetas.
"¿Señorita?", volvió a decir la recepcionista.
Scarlett empezó a sudar frío, ya que no tenía idea de qué iba a hacer. Estaba parada en ese vestíbulo con una deuda de mil dólares que no podía pagar. El dueño del hotel había tenido la amabilidad de salvarla de su humillación e incluso le ofreció una cena y un desayuno de cortesía, lo menos que podía hacer era pagar su habitación.
En ese momento, Ryke salió del ascensor seguido de sus guardaespaldas y caminó hacia la salida, cuando notó una figura familiar parada en la recepción. Inmediatamente, él se detuvo en seco y entrecerró los ojos mirando en esa dirección. Sin duda, reconoció ese vestido de verano que abrazaba todas las curvas de ese cuerpo pequeño que le era tan familiar. Se rio entre dientes, sabiendo que Scarlett se había metido en algún tipo de problema otra vez, ya que enseguida notó que sus hombros estaban encorvados bajo el peso de la vergüenza. Él se volvió hacia sus hombres.
"Vayan ustedes primero, yo tengo un asunto que resolver".
"Sí, señor".
Ellos siguieron sus órdenes, mientras él caminó con confianza hacia donde estaba Scarlett. La recepcionista fue la primera en ver a su jefe, por lo que abrió mucho los ojos al darse cuenta de que estaba acercándose a la recepción. Ella estaba a punto de decir algo, pero Ryke presionó su dedo índice sobre sus labios indicándole que se quedara callada y ella así lo hizo. Todavía no quería que Scarlett supiera que él era el dueño del hotel.
Ryke se apoyó en el mostrador y la observó girar la cabeza hacia él, acomodándose unos mechones rubios detrás de su oreja. Sin embargo, la conmoción pasó por sus ojos cuando ella lo reconoció.
"¡Qué...!".
Ryke la interrumpió, dirigiéndose a la recepcionista:
"¿Puedo saber cuál es el problema?".
"B-buenos días, señor. La señorita quería pagar la noche que pasó en la suite, pero... Sus tarjetas han sido declinadas".
Entonces, Scarlett intervino apresuradamente. "Eh... No hay nada de qué preocuparse. Si me dan un minuto, llamaré a uno de mis amigos para que me haga una transferencia y...".
"No hay necesidad. Yo pagaré tu cuenta".
Scarlett levantó una ceja, confundida.
"¿Disculpa?".
Ryke se encogió de hombros, con la tarjeta en la mano: "No te preocupes, yo pagaré. ¿No te parece extraño que nos volvamos a encontrar aquí después de que... después de lo que pasó entre nosotros ayer? Si te preguntaras qué está sucediendo, verías que es una señal del destino. Lo menos que puedo hacer es ayudarte a salir del apuro. Considéralo como una disculpa de mi parte".
Scarlett lo escuchó, al tiempo que reflexionaba sobre sus palabras. Al menos, él se estaba sintiendo mal por acostarse con ella, pero se le hacía muy raro que un hombre que se dedicara a cobrar por pasar tiempo con las mujeres tuviera los medios para pagar una noche en la suite presidencial. Así que lo detuvo antes de que pudiera darle su tarjeta a la recepcionista.
"La cosa es que... No te molestes, ya que mi cuenta es un poco cara...".
"Está bien, yo puedo cubrirla".
Él ni siquiera pidió ver la factura. A continuación, le entregó su tarjeta a la recepcionista, quien la pasó por la terminal de cobro y esta funcionó de inmediato. Scarlett estaba muy sorprendida mientras lo veía firmar los documentos de salida en el mostrador. Una vez que todo estuvo arreglado, ella le agradeció a la recepcionista y se alejó detrás de él. Ella no dijo nada hasta que salieron por la puerta y llegaron a la calle, que en ese momento estaba muy concurrida. Scarlett se volteó hacia Ryke, mientras se acomodaba una vez más los mechones sueltos de cabello detrás de las orejas. Estaba demasiado avergonzada como para mirarlo a los ojos.
"Te juro que no acostumbro a hacer esto. Es decir, no ando durmiendo en hoteles sin dinero suficiente para pagar la habitación".
Cuando Ryke sonrió, el corazón de Scarlett se aceleró al ver un atractivo hoyuelo en cada una de sus mejillas. ¡Maldita sea! Ese hombre era impresionantemente guapo. Se tomó el tiempo para mirarlo de verdad, sin la ira y la tristeza que había sentido el día anterior. No solo era atractivo, sino que también vestía un costoso traje gris que demostraba lo rico que era. 'Debe de ser uno de los más cotizados acompañantes masculinos', se dijo a sí misma. Eso tenía sentido, pues tenía un gran encanto. Probablemente era muy popular entre las mujeres mayores.
"Sé que no es uno de tus hábitos", respondió él. "Entiendo que a veces suceden cosas como esta, pero, en cierto modo fue bueno, porque así pude hacer algo para que aceptaras mis disculpas".
Scarlett se encogió de hombros haciendo un puchero. Por muy guapo y generoso que fuera, a ella le parecía que era demasiado pronto para perdonarlo por haberle robado la virginidad. La sonrisa de Ryke se amplió, pensando que ella se veía adorable con ese mohín en la boca. Le dieron unas inaguantables ganas de besarla, pero rápidamente ahuyentó ese pensamiento.
"¿Quieres que te lleve a algún lugar?", preguntó él.
"¿Ahora?".
"Sí. Mi coche está en el estacionamiento".
La chica estaba a punto de rechazar su oferta, pero cambió de opinión al recordar que sus tarjetas estaban canceladas.
"Uf... Está bien...", respondió con impotencia.
Se sentía nuevamente en una situación de lo más extraña. ¡El joven con quien pasó la noche la estaba ayudando! De cualquier manera, ella no tenía muchas opciones, así que lo siguió hasta el estacionamiento donde se llevó una nueva sorpresa cuando él se detuvo frente a un espléndido automóvil Maybach, del tipo que solo se veía en las películas.
"¡Guau!", exclamó ella suspirando, mientras deslizaba los dedos sobre el toldo del auto. "¡Debes tener mucho dinero!".
No obstante, Ryke descartó sus palabras con un movimiento de la mano: "¡No! Para nada. Este auto es... De un amigo".
Scarlett levantó una ceja. Un amigo, ¿eh? Lo imaginó con una de sus muchas novias que le doblaba la edad. Probablemente era ella quien le había regalado ese auto a cambio de sus favores. Ryke abrió la puerta, invitándola a subir y el olor a cuero nuevo se apoderó de su nariz. La chica estaba impactada por los interiores tan lujosos de ese coche. A pesar de que su padre también era un exitoso hombre de negocios, nunca había tenido algo así. Tenía que reconocer que era el automóvil más lujoso en el que se había subido.
Entonces, él se acomodó en su asiento y puso el motor en marcha. Scarlett lo observó tan discretamente como pudo. Al extender sus poderosas manos para empezar a conducir, se le subió la manga del saco, por lo que se quedó al descubierto un costoso Rolex en su muñeca izquierda. Scarlett respiró hondo y miró por la ventanilla. Siempre había tenido una gran debilidad por los hombres detrás del volante...
Cuando salieron del estacionamiento, él preguntó: "¿A dónde quieres que te lleve?".
"Al Edificio Quarry, por favor".
"Bien. ¿Podrías poner la ubicación en el GPS?".
"Oh, no es necesario. Está en Williamsburg".
"Sí, pero yo no estoy familiarizado con esa área".
Scarlett se quedó muy sorprendida de oír eso, ya que Williamsburg era uno de los barrios más famosos de Nueva York, pues estaba lleno de discotecas, bares, salones y restaurantes. Era el lugar perfecto para alguien de su profesión, ¿cómo era que no estaba familiarizado con él? Ella negó con un movimiento de cabeza e ingresó la dirección del edificio Quarry en su GPS, para comenzar a leer las instrucciones.
A continuación, se recostó en el respaldo de su asiento y se volvió hacia la ventanilla del auto para mirar la calle. En ese momento empezó a temer el encuentro con su padre, ya que hacia allá era adonde se dirigía, al Edificio Quarry, el lugar donde estaba su oficina. Scarlett iba a confrontarlo para hablar sobre sus tarjetas de crédito, y no podía controlar sus nervios. ¿Qué pasaría si él decidiera quitarle su apoyo económico? Nunca hubiera creído que su padre le haría algo así, pero, al parecer, apenas lo estaba conociendo, ya que, desde el día anterior, él se había convertido en una persona completamente diferente. Ella ya no sabía de qué sería capaz.
"¿En qué estás pensando, mi linda damisela?".
Scarlett se burló del apodo y volteó a ver la sonrisa de suficiencia en el rostro de Ryke. Era evidente que él rebosaba de felicidad al haber recuperado su atención. Podría haberle dicho lo que realmente estaba pensando, pero había otras cosas que a ella le causaban una gran curiosidad.
Quería saber qué había pasado la otra noche entre su apuesto acompañante y Megan. ¿Cómo se desarrollaron las cosas? ¿Lo planearon juntos desde el principio? ¿Sabía él que su amiga le estaba tendiendo una trampa?
"Estaba pensando en... Ya sabes... Esa noche. Cuando tú y yo...".
"¡Ah!", respondió él, humedeciendo sus labios. "¿Has recordado todo?".
"En realidad, no me acuerdo de nada. Es como si no hubiera pasado, porque me drogaron. Tú lo sabías, ¿o no?".
"Bueno, me di cuenta de que no estabas en tu sano juicio, solo supe eso".
"Ajá. ¿Cuánto te pagó?".
"¿Disculpa?".
"¡Megan! ¿Cuánto te pagó mi amiga para que te acostaras conmigo?".
Scarlett notó la expresión de horror en su rostro, pues, al parecer, él no tenía idea de lo que estaba hablando. Ryke lanzó una risa nerviosa y preguntó. "¡Ja! ¿Quién d*ablos es Megan?".
"La chica que te pagó para que te acostaras conmigo. ¡Dios! Deja de hacerte el tonto, es muy molesto, ¿de acuerdo? Perdí mi virginidad esa noche y lo menos que puedes hacer es ser honesto conmigo. No es gracioso que finjas no estar enterado de nada".
"En serio, no tengo idea de lo que estás hablando. Nadie me pagó nada"
"Ah, okey. Entonces, ¿un acompañante masculino se acostaría con una chica al azar y no pediría dinero por hacerlo? Quiero decir, ¿no es eso lo que haces para ganarte la vida?".
El miedo se apoderó de ella cuando la expresión de Ryke pasó de una divertida confusión a la más pura de las rabias. Él volteó a verla apresuradamente y luego regresó los ojos hacia el camino, con las cejas fruncidas.
"¿Acabas de llamarme pr*stituto?", gruñó levantando la voz.
"Pues sí. Así se llama a las personas que se dedican a lo mismo que tú".
"Está bien, escucha, creo que estás un poco confundida. Esa noche, me encontré contigo por casualidad, no estaba planeado, ni mucho menos. Vi a un tipo extraño entrar en tu habitación y supe que algo andaba mal. Nada parecía correcto así que lo seguí y lo vi a punto de agredirte. Como estabas tan borracha, yo no podía permitir que eso sucediera. Le di una paliza y lo eché, pero tú caíste en mis brazos en cuanto me viste. Traté de ayudarte pero...".
"¡Ja! ¡Basta! Al menos intenta que tus mentiras sean un poco más convincentes. ¿En qué tipo de escenario el tratar de ayudarme termina con nosotros dos en la misma cama para que yo te entregue mi virginidad?".
"Tú fuiste quien estaba encima de mí. Siento lo que pasó ¿de acuerdo? No estoy tratando de encontrar una excusa para lo que hice, pero realmente traté de llevarte a un lugar seguro. Sin embargo, tú estabas muy caliente. Eso fue todo. Literalmente me estabas rogando para que te satisficiera y... ¡Maldita sea! Tal vez yo también estaba un poco cachondo. No podía decirle que no a una chica bonita, pero no tenía idea de que eras virgen. No fui lo suficientemente fuerte y me rendí a tus encantos".
"¡Ah! ¡Entonces fui yo quien se aprovechó de ti! ¿Es eso lo que estás diciendo?".
"¡Yo no dije eso!".
"¿Sabes qué? Gracias por traerme, déjame bajar aquí, yo caminaré el resto del trayecto".
"Mi*rda, ¿por qué eres tan desesperadamente terca?".
"Te pedí que me dejaras bajar del carro ¿No me oíste?".
Ryke obedeció y se detuvo. Entonces, Scarlett saltó hacia la banqueta y cerró la puerta detrás de ella. Caminó apresuradamente, azotando sus pasos sobre la banqueta para desquitar su ira. ¡Ese vil hijo de p*ta! No podía creer que la estaba culpando por lo que pasó esa noche. No podía estar diciendo la verdad, era imposible. Él no era otra cosa más que un pr*stituto barato, que trataba de salir del problema mintiendo.
Muy pronto, Scarlett llegó a la oficina de su padre, pues se había bajado del auto a tan solo unos cuantos metros de distancia. En su terquedad, ella se negó a mirar hacia atrás, pero sabía que Ryke todavía no se iba; de cualquier modo, decidió entrar al edificio.
"¡Bueno, bueno, bueno! El destino quiso que nos volviéramos a encontrar, Scar".
Ella gimió ante el molesto sonido de la voz de Megan. ¿Terminaría algún día esa pesadilla?